Jorgistas y disidentes: un sindicalismo pampeano inorgánico y dividido


Jorgistas y disidentes: un sindicalismo pampeano inorgánico y dividido

La unidad parece ser una ficción en el sindicalismo pampeano por las diferencias y la falta de organicidad. Los vaivenes internos del PJ llevaron a la división en la última década, lo que se refleja hoy en el núcleo jorgista.

Norberto G. Asquini 

El sindicalismo peronista pampeano tuvo como premisa mantenerse unido a pesar de las divisiones nacionales dentro de la CGT. Se podía tener a las regionales sin actividad, pero la lógica provincial se sostenía para que las confrontaciones “de afuera” no afectaran las convivencias locales.
Pero en los últimos años esa realidad provincial se ha visto perturbada porque los sindicatos comenzaron a ganar cierto protagonismo desde su fortalecimiento en la era kirchnerista y sobre todo porque en su actividad político-partidaria quedaron atrapados por la interna del PJ provincial.

 Divididos.

Esa es la lógica que impera hoy. Ambas regionales de la CGT, la de Santa Rosa y la de General Pico, agrupan solo un grupo de gremios alineados con el gobierno de Oscar Mario Jorge. En mayo pasado los mandatos de sus comisiones se vencieron. Desde entonces, y tal vez antes, no hay una conducción orgánica ya que muchos de los sindicatos quedaron “afuera” y afirman que la regional está en acefalía porque se debe votar nuevas autoridades para que sean legítimas. Estos son más de veinte sindicatos que en mayo pasado presentaron una nota al secretario general de la CGT oficial, el metalúrgico Antonio Caló, para que normalice la regional santarroseña y convoque a elecciones. En General Pico parece haber un movimiento similar. Pretenden hacer un plenario en el que se definan las autoridades y cuentan con que son mayoría. Pero desde el otro lado, los que hoy tienen la conducción formal de las regionales, están estudiando convocar a elecciones y presentar una lista propia. En esa puja y ante la falta de unidad nacional, la incertidumbre es la norma en lo local. Tanto que en el sector disidente se agrupan sindicatos que responden a Caló como a Hugo Moyano, y algunos se acercan porque son vernistas o marinistas en contra de los jorgistas.
Este segundo sector tiene referentes como Jorge Lezcano, de UPCN, y Roberto Robledo, de la Uocra, por nombrar algunos. Ambos dirigentes han sido partícipes de los vaivenes políticos del PJ. En 2010 el segundo perdió la conducción de la CGT a manos de la intervención robledista. El primero soñó con el proyecto presidencial de Moyano y las grandes ligas, hoy se une a los disidentes.

 

No son los únicos.

La división por posicionamientos nacionales, y sobre todo provinciales, no solo afecta a los gremios peronistas. La CTA también está partida en torno al gobierno nacional, y también sobre la postura a tomar ante la administración provincial. Por un lado están los “combativos” con ATE, Luz y Fuerza La Pampa y los Judiciales en la central opositora al gobierno kirchnerista conducido por Pablo Micheli; por el otro el respaldo a política generales pero con tono crítico de Utelpa, alineado con la CTA de Hugo Yasky.

 

Peso relativo.

El sindicalismo por sí solo no gana elecciones. Es un apoyo corporativo para las listas del PJ y cuenta con un aparato que asiste en las elecciones a las estructuras partidarias con recursos, ya sean éstos importantes o mínimos. También sirve para posicionar a alguno de sus referentes dentro del partido. En su momento ese camino lo tomaron Lezcano como diputado provincial o Robledo, primero como legislador provincial y luego como nacional. Pero el PJ también ha sabido prescindir de este actor, ya que su incidencia es menor, como ocurrió en la lista de 2011 armada por Carlos Verna y encabezada luego por Jorge. En ésta estuvo el mercantil Daniel Lovera, pero como dirigente que representa al vernismo, no como sindicalista.

 

Gremialistas y funcionarios.

Los vaivenes políticos internos en el PJ llevaron a que en los últimos años un grupo de sindicatos se encuadraran con el jorgismo y retuvieran las conducciones de las regionales a pesar de las presiones del resto de los gremios. La UTA se quedó con la secretaría general de la regional santarroseña, pero el actor central de este sector es el mercantil Rodrigo Genoni. Muy cercano al gobernador por su amistad con su hijo, cuenta con llegada al gobierno y con ambiciones políticas futuras. De hecho, logró un cargo en el Consejo Provincial del PJ. Este sector ha conseguido ocupar lugares entre los funcionarios jorgistas: Genoni es vocal del IPAV, el taxista José Boccalatte director del EPRC, Luz y Fuerza Mercedes colocó el delegado santarroseño de la Subsecretaría de Trabajo y el titular del gremio de trabajadores de la televisión en General Pico, Pablo Leavi, es delegado del organismo en esa ciudad. Este último, secretario general de la regional piquense, también con mandato cumplido, se acercó al kirchnerismo desde donde apoya al gobernador Jorge.

 

El desempate.

Hoy las regionales están desmovilizadas, como ocurre desde hace un tiempo, ya que no hay actividad orgánica a raíz de la división que las atraviesa. Por un lado, los sindicatos jorgistas que se asumen como autoridades, por el otro los sectores que reclaman una nueva conducción vía una normalización.

Unos quieren quedarse con la CGT, otros reclaman su apertura y el llamado a elecciones. Algunos acompañan al gobierno provincial, otros parecen estar en la vereda de enfrente y están quienes tratan de mantener un equilibrio o intentar mantenerse neutrales, como Camioneros o Utedyc.

En todo este escenario, hay lógicas nacionales que condicionan las provinciales, y viceversa. El sindicalismo peronista de La Pampa parece el reflejo, y tal vez lo sea más de lo que muchos piensen, del presente del PJ pampeano, donde la norma es la división. Tal vez el “desempate” se produzca en 2015 tanto en el justicialismo nacional como en el provincial y esto saque del quietismo y la incertidumbre actual a los sindicatos. O tal vez, no.

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