Luego de la demostración de fuerza del Vernismo

Luego de la demostración de fuerza del Vernismo

PJ pampeano: el juego de lo relativo y de lo nuevo-viejo.
El acto del vernismo y su multitudinaria puesta en escena. La disputa de lo nuevo y lo viejo, según quien la interprete, y el juego de lo relativo: las coaliciones heterogéneas, las leyes electorales, los pases y las presiones.

 Norberto G. Asquini

El viernes el vernismo hizo una demostración de fuerza en Santa Rosa. Luego del lanzamiento del jorgismo en el Club Estudiantes, quería manifestar su poderío dentro de las filas del justicialismo pampeano en el mismo escenario. Fue un acto multitudinario y parte de la interna se juega milímetro a milímetro y cada movimiento parece restar o sumarle a cada sector. Algunos ya tienen su pálpito sobre lo que ocurrirá el 5 de julio, hacen sus pronósticos o sus convicciones le señalan que el precandidato que ellos han elegido es el ganador. Pero al analizar el escenario en todo su conjunto, la incertidumbre es lo que despunta en el fondo de la olla de la especulación.

El despliegue de recursos fue importante detrás de la postulación de Carlos Verna. En política, todo es cuestión de perspectiva y eso va también para el acto del viernes. Fue masivo y con todo el folclore peronista, pero fue armado durante veinte días. Hubo dirigentes que pagaron sus apoyos para mostrar cuerpo propio y quienes fueron convencidos de la posible vuelta de Verna al gobierno. Hubo caras que recordaron los años noventa y todo lo que eso implica, pero también un fervor peronista que no siempre se observa.

Lo nuevo y lo viejo.

Todo está dispuesto para una interna que parece definir un nuevo ciclo. Porque lo que se define, en última instancia, es quién se queda con el poder en el justicialismo y quién quedará afuera. La disputa es cuál coalición quedará en pie. Para el ganador es todo, para el perdedor intentar mantener un espacio y una identidad en los tiempos que vienen. El resto es solo relativo.

El paradigma que se pretende instalar desde lo discursivo entre ambos sectores es el de lo nuevo-lo viejo. Cada precandidato intenta mostrar qué representa su permanencia dentro del peronismo pampeano. El senador Carlos Verna va con ventaja: es el candidato preeminente porque su postulación está lanzada desde hace tiempo y su figura es más conocida. El secretario de Asuntos Municipales, Fabián Bruna, es el postulante en ascenso con el respaldo de quienes hoy detentan el poder: la presidenta y el gobernador.

Verna disparó que el modelo está agotado y que hay que superarlo: es el del PJ de Jorge después de ocho años de gobierno -y por añadidura la gestión de Cristina Fernández- y la representación de una provincia estancada. Lo nuevo es su regreso a la gobernación para cambiar ese estado de cosas.

Bruna afirma que el justicialismo, y la provincia -para el peronismo son sinónimos-, han superado los viejos personalismos de los años 90 y se debe dar una renovación que esté acorde a los nuevos tiempos luego de doce años de gobierno de los Kirchner y la transformación generada en el país. Otra vez, lo viejo y lo nuevo frente a frente.

Pero todo es relativo y aparente: Verna fue parte del modelo que considera agotado y Bruna responde a un personalismo como el que discute, por dar solo dos ejemplos de lo que se quiere graficar.

Coaliciones multicolor.

Todo será usado para esta interna, a favor y en contra. Lo que hay de novedoso es que ambos sectores en disputa, el jorgismo y el vernismo, ya no son representaciones homogéneas. Son coaliciones electorales. Los intendentes no definen todo hoy, divididos en sus apoyos. En ambos espacios hay un núcleo de la línea que detenta el poder, pero que adosan otros sectores y agrupaciones para fortalecerse. Lo heterogéneo marca la realidad del PJ. La disputa y la fragmentación no solo han llevado a este presente marcado por la interna, sino que la definen. El jorgismo suma a gremios y al kirchnerismo y quiere hacerlo con Comunidad Organizada y el lezcanismo. El vernismo lo hizo con el marinismo, el robledismo y con el intendente de Santa Rosa.

Esto le sirve a Jorge-Bruna y a Verna para ir armando un rompecabezas de apoyos y posibles votos, porque ninguno se sabe triunfador de hecho. Verna tiene atado General Pico, pero en Santa Rosa tuvo que aliarse con la gestión larrañaguista porque no hace pie. Jorge y Bruna buscan un candidato propio en General Pico fuera del PJ con peso para enfrentar al vernismo. Las circunstancias están llevando a que Jorge, aunque no quiera, deba ser el precandidato a intendente en Santa Rosa para apuntalar las posibilidades de su línea. Es un clamor extendido de los propios. En el interior, algunos confían estar mitad y mitad en los pueblos.

Pases e intereses.

Los “pases” también intentan definir la interna. El vernismo quiere demostrar que se está desgajando el gobierno de Jorge con la suma de algunos funcionarios a sus filas. Algunos ya se fueron, hay unos más que esperarían el momento oportuno, afirman desde la Plural. Del otro lado, señalan a los marinistas que decidieron apoyarlos, como el diputado provincial de ese sector que podría llegar a ser vicegobernador.

Si el PJ es una fuerza heterogénea que busca rumbo, esto hace aflorar las contradicciones hacia el interior de cada sector. Hay intereses cruzados en juego. Un sector del kirchnerismo permanece en la gestión con Luis Larrañaga, aunque éstos no apoyen a Verna. El marinismo, después de defenestrar al jefe comunal lo apoya por descarte.

Colectoras y disputa.

Lo legal también se fuerza. Jorge convocó a elecciones provinciales y decidió que no haya listas de adhesión o “colectoras”. Para el mandatario, es para ordenar la oferta electoral ante un vacío en la ley y está dentro de sus atribuciones. Para el vernismo, se extralimitó al legislar en materia electoral. Va de nuevo lo relativo: Jorge no quiere colectoras en Santa Rosa, u otros lugares, que acumulen votos para Verna; Verna necesita colectoras en la capital ante la posibilidad de perder apoyos en un espacio que le ha sido esquivo.

Y la permanente dialéctica entre lo nuevo y lo viejo: las leyes electorales han sido usadas, y forzadas, por los oficialismos para mantener el poder en sus manos. Lo hizo Marín con su re-reelección en 1999, ayudó para que Jorge volviera a ser candidato a gobernador ante el renunciamiento de Verna en 2011. Kirchner ha utilizado adelantamientos de fecha, listas colectoras y candidaturas testimoniales, y hasta realizó una reforma política.

Aducen, unos y otros, que el dilema de colectoras sí o colectoras no es una cuestión de dar mayor participación y promover la democracia. Es solo un argumento retórico: para lo único que valen o dejan de valer es para retener el poder.

Presionados.

No hemos hablado de las presiones hasta el momento en esta columna. La interna del PJ lo define todo, y en ese marco muchos llegan a los límites de lo permitido. De lo nuevo a lo viejo, no son una novedad porque estas metodologías siempre fueron utilizadas, ahora se acrecientan frente a la votación decisiva. Hagamos una lista que no agota la cuestión: un diputado provincial del vernismo que aprieta a un intendente jorgista -un hecho relativizado por la relación previa entre ellos pero que los antecedentes de exabruptos del legislador lo condenan-; los empleados echados por Larrañaga; las denuncias de fondos que no llegan a las comunas opositoras al gobierno provincial; los integrantes del gobierno que debieron dejar sus puestos por definirse a favor de Verna, según afirma ese sector; los funcionarios que no pueden ir a actos a 25 de Mayo porque el intendente les envía sus patotas; el precandidato a intendente jorgista en Catriló que es amenazado en un encuentro por varios vernistas para que “se baje”; o la sorda disputa en la Anses entre La Cámpora y el marinismo. Todo define campos enfrentados, separa a unos de otros.

La única certeza.

Lo nuevo y lo viejo son, en sí mismos, apariencias. Son términos relativos porque dependen de la visión de quien los interprete. La única certeza en este entramado es que la organización vence al tiempo, como indicaba Juan Domingo Perón en “Conducción Política”, su manual para dirigentes. La estructura, el aparato, son las que definen elecciones, y sobre todo las internas. Eso es, finalmente, lo que pesará el 5 de julio.

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Las negociaciones entre la UCR y el PRO

Las negociaciones entre la UCR y el PRO

El acuerdo cerrado, la disputa por lo nacional  y un único ganador.
Esta semana empiezan las negociaciones, pero el acuerdo está cerrado, ante la presión de los tiempos. Quedan solo 20 días para armar el frente. Salvo que estalle lo nacional: este martes hay reuniones entre los pampeanos y Sanz, y luego con el macrismo, por las boletas al Congreso. 

Norberto G. Asquini

Quedan veinte días para cerrar frentes electorales en la provincia para las votaciones de octubre, apenas treinta para armar las listas de diputados, intendentes y concejales en toda la provincia, y recién los enviados de la UCR y el PRO comenzarán a delinear en estas horas los trazos de una posible “gran alianza” que intente contener a la mayoría de la oposición y rompa el techo del 40% de los votos para intentar derrotar al PJ.

No es fácil en tan poco tiempo, y con tantos intereses en juego, conformar a todos. Sobre todo porque el armado será un rompecabezas en el que las piezas deberán encastrar bajo presión.

Apenas comenzadas las negociaciones empezaron los problemas. El radical Francisco Torroba pretende cerrar con todos los partidos posibles, sumar los votos necesarios para enfrentar al PJ. Y el PRO quiere hacer valer su espacio ascendente desde 2013 de la mano del diputado Javier “Colo” Mac Allister.

 

Pelea por el senador.

La semana pasada Torroba y Mac Allister hablaron. Allí surgieron las primeras alarmas para el radicalismo. El PRO pretende quedarse con el cargo de senador que pone en juego la UCR -algo a lo que buena parte del radicalismo se opone- a cambio de que el candidato a gobernador sea Torroba. Estos afirman que hubo un acuerdo nacional con Mauricio Macri que determinó que las provincias que tengan senadores y diputados de la UCR mantendrán esa prioridad en el armado. Pero desde el PRO le responden, en forma contundente, que cada jurisdicción hará su armado propio sin interferencias nacionales.

Por lo pronto, una delegación de los máximos exponentes del radicalismo pampeano se reunirá el martes con Ernesto Sanz para aclarar la cuestión, y que presione para que en La Pampa los legisladores queden para la UCR. Acto seguido vendrá una reunión con el PRO a nivel nacional en el mismo sentido. Torroba ya quiere desentenderse del problema y que los costos políticos los pague Sanz, lo que le permitiría eliminar de las listas a los competidores internos no deseados sin esfuerzo propio. Lo legislativo nacional es un problema para él, que quiere concentrarse en la boleta provincial, pero al mismo tiempo necesita entregarle esa prenda al PRO para que acepte firmar un acuerdo en el cual la boleta provincial pueda ir enganchada a varias boletas presidenciales (Sanz en la primaria, Stolbizer, tal vez Massa), no solo la de Macri que es en sí un problema, una cuestión que es el centro de la estrategia electoral de Torroba.

Torroba pretende que Sanz se haga cargo de esa negociación nacional y acuerde con el PRO tanto permitir la postulación del “Colo” como bajar a los propios -en una especie de depuración interna que lo favorezca a futuro-, y se haga cargo de los costos políticos de la decisión de perder el senador.

En ese marco estaría dispuesto a dejarle abierto el juego a Mac Allister para que vaya a una primaria contra un postulante radical a cambio de evitar que lo acompañe en la fórmula a gobernador. No le da confianza un vice como Mac Allister con juego propio, y lo prefiere lejos. Pero también podría conseguir algo que hoy no tiene gracias a ese intercambio: financiamiento para la campaña.

 

El vetado.

Los negociadores empezarán a juntarse a partir de hoy. Pero ya hay problemas. Los radicales vetaron a uno del PRO, el ex legislador y ex intendente de Macachín, José Luis Orozco, esposo de Josefina Díaz. Ambos se sumaron a las filas de Mac Allister molestos porque en la UCR no le dieron el espacio que dicen representar. Para los radicales es indigesto tener que negociar con un ex correligionario que “se pasó” de bando apenas unos meses atrás. El problema con los vetos tempranos es que dan una muestra de lo que puede ocurrir después, cuando se tengan que armar listas y repartir cargos. Qué pasará, por ejemplo, si Mac Allister decide que Josefina Díaz integre una nómina.

Pero el acuerdo, decimos en el título, está cerrado. ¿Por qué? Con los tiempos encima, en lo provincial ya no hay margen para nada. Nadie puede armar una boleta en tan poco tiempo. En esta situación, Torroba ha sido el más inteligente: los arrinconó a todos con los tiempos y su capital electoral y les impondrá los nombres que él quiera.

 

Problemas.

Desde el PRO ya se advierte que solo pretenden lo que les corresponde, y que si el acuerdo fracasa será producto de la “soberbia” radical. Ser parte de la boleta a legisladores nacionales y algunos diputados provinciales es la meta. Desde la UCR quieren ser los grandes electores y ponerle condiciones. Mac Allister tiene una gran coincidencia con Torroba: no quiere ser vicegobernador y desde la Ciudad de Buenos Aires lo impulsan para senador, el cargo que realmente le interesa a Macri para reforzar la presencia legislativa a partir del 10 de diciembre. El ex futbolista es el “pollo” del jefe de Gobierno porteño al que muestra en cuanta actividad pública realiza y preferiría verlo en la Cámara Alta.

Hay otros problemas generados por esta negociación. Mac Allister había sumado al jefe comunal de Intendente Alvear, Eduardo Pepa, a sus filas. Tenía su nombre como posible vicegobernador. Torroba también lo sondeó a espaldas del ex futbolista para que lo acompañe como vice, ya que lo prefiere al alvearense. El intendente, sabedor de que sería usado por los dos dirigentes para lograr sus respectivos objetivos, no quiere ser segundo en una lista que va a perdedor. Pretendería lo seguro, antes que volverse a su casa.

 

El gran ganador.

Torroba aspira alto, pero parece mirar la política con una concepción de intendente. Su estrategia es la de la acumulación de poder personal, más que de la construcción general, ya hemos dicho. Un juego en el que hay un solo ganador. Negocia con el PRO pero habla con sus aliados en Propuesta Federal por detrás, como el MID y el Mofepa. Le pone frenos al socialismo que tiene candidatos propios en las dos ciudades principales, y al Fregen, hoy reducido a su mínima expresión, tratando de contenerlos con promesas. Está cerca de lograr su objetivo: en treinta días muchos de los actores que están en el arco opositor al PJ no tendrán capacidad para armar listas competitivas por sí mismos si no es sumándose a esa alianza. Ni el PRO, ni los pocos radicales disidentes, ni los demás partidos pueden tener una boleta completa de gobernador y diputados en ese plazo. Y quedan las de intendentes y concejales. Son entre 200 y 300 nombres que solo juntos se pueden conseguir.

Torroba hace y deshace producto de manejar los tiempos y dejarlos a todos sin juego propio a esta altura. Solo escapan las listas locales, sobre todo en Santa Rosa y General Pico, donde el candidato a gobernador pisó cualquier postulante emergente para no tener presiones y producto de esa misma estrategia se quedó sin nombres propios competitivos. En todo este esquema, la ruptura del acuerdo que se va tejiendo sería improbable, aunque nunca hay certezas.

Algo cierto es que todavía perdura y sobrevuela, a pesar de tener entre manos la concreción de una alianza amplia de la oposición, el “síndrome de eternos segundos”. Que se dispute el nombre del primer senador, y no los dos primeros, se ponga énfasis en los nombres de la lista de diputados provinciales o no haya precandidatos competitivos en Santa Rosa y General Pico delata que no hay conciencia de ganador. Algo en lo que debería trabajar el radicalismo, sobre todo, para ser verdadera alternativa de poder. Todo es cuestión de convicción, pero en este caso flaquea.

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¿Peronismo, pejotismo, kirchnerismo? Identidad del PJ pampeano

¿Peronismo, pejotismo, kirchnerismo? Identidad del PJ pampeano

DISCURSOS Y CAMPAÑAS
¿Peronismo, pejotismo, kirchnerismo? Identidad del PJ pampeano.
La disputa por el poder en el PJ pampeano reaviva una cuestión siempre latente: ¿quién representa mejor al peronismo? Las consecuencias de la lógica de exclusión planteada en esta interna. 

Norberto G. Asquini

En las próximas elecciones, luego de doce años de gobiernos de los Kirchner, no solo estará en juego la sucesión de CFK, sino cuestiones más profundas. Lo que en verdad se pone en cuestión con el voto a presidente, y su perfil, es la continuidad de un rumbo político que tomó el país o su reversión -ya sea drástica o gradual- a partir de diciembre. Es lo que plantea el sociólogo Edgardo Mocca. La cuestión ordenadora, desde su visión, de la disputa de octubre será la permanencia o no del rumbo de gobierno de estos años.

Ejes y discursos.

En La Pampa, uno de los ejes de la campaña en el PJ es ese, adoptado por el jorgismo, aunque siempre prime la lógica provincial. Que el precandidato de Compromiso Peronista, Fabián Bruna, hable de mantener las conquistas del gobierno de Cristina Fernández y que él sea parte de esa continuidad es la complementación en su discurso, de la postura que habla de renovar al justicialismo pampeano de los “viejos” dirigentes. De ahí su apego al kirchnerismo.
Desde el otro lado, el relato tiene similitudes en sus planteos. Para el senador Carlos Verna, su regreso a la gobernación sería “volver a poner las cosas en su lugar”. Retomar políticas públicas que se “torcieron” con los ocho años de Oscar Mario Jorge, en muchos casos por su encolumnamiento con la Casa Rosada.
Para el jorgismo y el kirchnerismo, el vernismo-marinismo es una etapa del PJ pampeano que hay que superar; para los segundos, el otro sector es la implantación en la provincia de una línea “ajena” a las raíces del peronismo provincial.
Ambos discursos tienen una lógica local, pero remite también a lo nacional porque en última instancia, sus proyectos están vinculados con lo que ocurra a nivel país.

El más peronista.

Esta división en dos sectores bien definidos, que se saldará en parte en las internas del 5 de julio -aunque no se sabe en qué medida, ya que la semilla de la fragmentación está instalada en el PJ desde hace una década-, muestra también dos caras del justicialismo pampeano.
Y como siempre cuando se confronta al interior del peronismo, también está latente una cuestión en juego: quién es el más peronista, o quién representa mejor a ese movimiento. Tarea difícil de discernir, porque su labilidad da cuenta de que hay diferentes concepciones para una misma identidad.

Dos sentidos.

El jorgismo se muestra como la renovación frente al PJ “tradicional”. No es solo una pretensión generacional sino de ideas y hasta metodologías, según su concepción. Se inscribe en esto en una línea nacional que toma al kirchnerismo como una nueva etapa del peronismo, o su cara actual. De hecho, la disputa entre sus presidenciables es mostrar quién es el mejor garante del rumbo del proyecto de país, hasta para Daniel Scioli.
Es que a nivel nacional el kirchnerismo, en esta campaña, será el peronismo “realmente existente” por su condición hegemónica en el PJ nacional, según Mocca. Es el oficialismo frente a las manifestaciones disidentes -Sergio Massa, pero también otras expresiones menores como Rodríguez Saá, Duhalde o De la Sota-. El perfil que tomará el FPV como manifestación partidaria del kirchnerismo se definirá en las PASO de agosto cuando se tenga al candidato.
Por el otro lado, Verna es la manifestación provincial de ese “peronismo crítico” al kirchnerismo. Provincializa el eje del debate y contrapone modelos locales, pero también queda atrapado en la referencia nacional. Para ese peronismo, la experiencia K está en retirada. Y sus manifestaciones locales son sectores ajenos al tronco justicialista que hay que desarraigar. “Nosotros somos peronistas, ellos son kirchneristas”, afirmaba un dirigente al autor de la nota apenas terminó el acto de Bruna en el Club Estudiantes.
Profundicemos más en las dos lógicas bien encontradas: para el sector K, el vernismo-marinismo representa el capítulo local de la instauración nacional neoconservadora y en lo provincial el PJ tradicional y verticalista. Para los otros, el kirchnerismo duro es un sector periférico, que sobrevive por sus espacios institucionales y totalmente ajeno a las “raíces históricas” del peronismo pampeano.

Etapas que se cierran.

Para el jorgismo, el vernismo es una etapa superada en lo provincial, y ese sector debe confirmar esa superación con su triunfo. Es el “pejotismo” del que renegaban los Kirchner, el de los caciques del interior, más allá de que ambos presidentes hayan tenido que sostenerse en esa estructura de poder.
Para el vernismo-marinismo se viene una nueva etapa, haya o no un fin del ciclo kirchnerista. Puede ser con un presidente del arco neoconservador, como Mauricio Macri o Sergio Massa, o uno justicialista, como Scioli. Pero esa experiencia estaría cerrada.
¿Quién representa, entonces, al verdadero peronismo? La politóloga María Victoria Murillo, en una entrevista para la revista El Estadista, afirma que “el peronismo es ganar”, parafraseando a un viejo dirigente del movimiento. Por un lado, esa idea expresa que por su labilidad, el peronismo adopta el rumbo que le fija el que tiene el poder o se adapta a los cambios de orientación. En La Pampa, a partir del 5 de julio seguirá a Verna o lo hará con Bruna. Será un PJ “convencional” o uno “renovador”. Ese es uno de los puntos centrales que se juega a futuro.

Voto y exclusión.

Pero también “peronismo es ganar” da cuenta de un valor inherente a esa identidad política. El PJ tiene una estructura territorial y la sabe usar. Es un partido de gobierno y el votante peronista vota peronismo. ¿Se mantendrá esa concepción arraigada en La Pampa, pero que ha comenzado a declinar, luego de la interna de julio?
Más allá de sus fortalezas estratégicas -Verna su posicionamiento social, Jorge y Bruna su aparato estatal- cada conductor de las dos líneas en disputa no ejerce un predominio absoluto sobre el justicialismo. Sus sectores no son homogéneos y ambos necesitan aliados para confrontar. Ambos sobreentienden que de imponerse uno sobre el otro, son dos proyectos de poder que no pueden convivir a futuro en un mismo gobierno. Está presente una lógica de la exclusión que se plantea en los discursos, y que ya se está dando en los hechos en el marco de la interna en marcha. Y que no es nueva: la sufrió el marinismo en su momento.
En este marco, ya han comenzado las presiones y las purgas, aunque sean puntuales. Una cuestión totalmente natural de la “real politik”, sobre todo cuando se juega el poder, y cuando se sabe que no va a ser compartido. Habrá que observar si esa concepción se profundiza a futuro. Sus consecuencias no se medirán solo en octubre en la general, sino también en una futura administración.

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La oposición pampeana: la distancia que hay del “sacudón” a la duda

La oposición pampeana: la distancia que hay del “sacudón” a la duda

Norberto G. Asquini

La división del PJ hace soñar a la oposición. Una alianza Frepam-PRO es por ahora especulación, pero no imposible. La estrategia del “avance permanente” de Mac Allister y Torroba en la puja de pragmáticos y principistas.
La oposición al PJ pampeano se está moviendo pensando seriamente en ser alternativa al PJ en 2015. Tal vez más pronto que en elecciones anteriores, pero envuelta todavía en muchos dilemas. En ese marco se ha comenzado a delinear los posibles escenarios futuros, más allá de que todavía estén envueltos en un mar de especulaciones. El horizonte que observan es prometedor para sus cuentas: se afirman en el posicionamiento público que tienen sus principales referentes, Francisco Torroba en el Frepam y Javier “Colo” Mac Allister en el PRO. Y en una cuestión central a sus hipótesis que es la fragmentación del peronismo que puede esta vez, según sus cálculos, jugar a su favor: desde el panorama nacional en el que puede haber dos boletas de ese signo en las presidenciales de 2015, la kirchnerista y la massista, hasta la división del PJ pampeano y lo que se pueden considerar algunos signos de su debilitamiento. Que el intendente de Santa Rosa, Luis Larrañaga, no haya conseguido los avales para su lista partidaria, sea quien fuese el culpable, es una clara muestra para la oposición de ese escenario. Además, la oposición está ante el aliciente de que las próximas serán votaciones ejecutivas sin reelección, por lo que hay un aire de cambio en el ambiente que favorece la movilización.

Alianzas amplias.
Frente a este panorama tan complejo para el PJ, los referentes partidarios han tanteado una posibilidad a futuro para intentar fortalecer sus chances: alianzas más amplias. Hubo reuniones, apenas exploratorias, entre Mac Allister y el torrobismo, entre el torrobismo y un sector del PJ con nombre y apellido, y entre esa misma corriente y Mac Allister. Una alianza podría sumar más votos de los que se pueden conseguir cada uno por su lado -aunque en política uno más uno no siempre es dos-, pero también hay muchos condicionantes y resistencias para lograr amalgamar fuerzas tan distintas. Por ahora, son meras especulaciones de algunos dirigentes, sobre todo del radicalismo.

El “avance permanente”.
Mac Allister se muestra todo lo que puede y su estrategia es la del “avance permanente”. El viernes caminó un barrio en Santa Rosa, ciudad que había empapelado con su rostro, lo hizo dos veces más en General Pico y llegó a Intendente Alvear. Después se reunió con uno de sus equipos técnicos. Tiene a favor que su figura está instalada y ha logrado un amplio conocimiento en el electorado. Le sobran recursos y le falta poder territorial. Y cuenta a priori con la boleta presidencial de Mauricio Macri que en las generales puede arrastrar votos sumada a la suya. Pero tiene la limitante de que en su armado nuevo no hay dirigentes con peso propio. Afirma que se siente el malestar del peronismo y espera que muchos busquen una alternativa fuera del marco partidario.
“Falta mucho para cualquier decisión”, afirma sobre una alianza. Hablar ahora de un frente nuevo, cuando todavía faltan definiciones importantes -¿habrá desdoblamiento en La Pampa? ¿Quién será el candidato del PJ?- es desgastarse en una pelea sin frutos y perder tiempo valioso. A fin de año, con un panorama más claro, será otra cosa. Una alianza con el radicalismo ha sido sondeada, puede tentar, pero tiene sus consecuencias: la UCR ha sabido aliarse a terceras fuerzas emergentes para fortalecerse, de un lado y del otro del arco ideológico, las que después han declinado hasta casi su extinción en ese “abrazo de oso”, como ocurrió con el Mofepa y el Fregen.

Del otro lado.
El Frepam también se mueve. Hay reuniones de afiliados en varios pueblos y dirigentes que recorren el interior. El panorama actual ayuda a ese clima: los tiempos de cambio potencian las aspiraciones. Como ocurrió en 2007, cuando Cristina Fernández y Oscar Jorge fueron como candidatos del peronismo, y donde se polarizó la elección en La Pampa entre el PJ y el Frepam, aunque no le alcanzó a los segundos.
Hay una gran referencia, Torroba, al que las encuestas lo sitúan como el principal candidato, una adhesión a su figura más que a una fuerza política, motivado por su gestión como intendente de Santa Rosa y ratificada por los números de la elección legislativa de 2013.
El diputado entiende que puede ser la oportunidad de dar “el sacudón” en la política provincial, hegemonizada por el PJ durante más de tres décadas. Por eso piensa en ampliar el Frepam, como también lo considera el senador Juan Carlos Marino. Su visión es estratégica, pensando en la gobernación. Pero hay una limitante para cualquier avance concreto: las dudas que corroen sus planes ante la falta de certezas. Hasta que no aclare el panorama, no sabe si será candidato a gobernador o a intendente de Santa Rosa. Tal vez hasta piense en ocupar la banca de senador, pero de hacer esto sería decepcionar las expectativas puestas en él por muchos radicales.

Liderazgo y condiciones.
Ha cambiado en algo la actitud en algunos dirigentes radicales. El panorama interno del PJ los ha puesto a considerarse como una alternativa de poder. Torroba observa que el internismo especulativo -el pelearse por “el cargo” en la Legislatura- y el síndrome de los “eternos segundos” -que incentiva la pelea interna- deben dejarse atrás si se piensa en la posibilidad de ser gobierno. Esto ha castigado liderazgos competitivos.
Muchos esperan que se ponga el traje de un verdadero conductor y adopte finalmente el personaje del que va a ser el más votado, sumarle al liderazgo electoral el liderazgo partidario. O sea: lograr consensos amplios bajo su figura, mostrar amplitud en el armado por sobre una actitud de facción para encolumnar las filas radicales y distribuir premios, amortiguar molestias y administrar pretensiones. Pero muchos temen que mantenga en sus decisiones la esencia del internismo radical que carcome las posibilidades electorales. Que su visión de “círculos” y “entornos” generada por una estrategia de línea minoritaria obstaculice su potencialidad como conductor de un proceso electoral.

Pragmáticos y principistas.
Pero aunque la de Torroba sea la figura casi indiscutida, hay limitantes para cualquier estrategia en conjunto. Por un lado, la indecisión sobre su futuro genera incertidumbre en el resto, y por otro, las resistencias a modificar el marco frepamista.
Hay dos posturas en el Frepam sobre esto último: los pragmáticos, que buscan ampliar la alianza y apuntan a sumar al PRO para ganar “como sea” la provincia; y los principistas, que hablan de sostener el perfil ideológico del armado opositor pampeano. En estos últimos encontramos desde el socialismo hasta varios sectores radicales. En esta postura también está el ingrediente de los intereses personales de algunos dirigentes que temen quedar afuera en las listas de un nuevo frente. Desde el socialismo los reparos tienen un sentido más genuino anclado en lo ideológico, aunque no son taxativos; entres los radicales muchos se olvidan de que las alianzas que se promovieron ante determinadas coyunturas electorales han sido más motivadas por la conveniencia que por la afinidad de las ideas. Entre estas dos vertientes es que se piensa en nuevas incorporaciones.

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Carta Abierta a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner

Carta Abierta a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner

CARTA ABIERTA

Señora Presidente

Cristina Fernández de Kirchner

 Me dirijo a usted en carácter de ciudadano regular -no como hermano de una funcionaria nacional- creo con un comportamiento ético  que me ha permitido advertir no es muy conveniente ejercitarlo, con el propósito de solicitarle a modo de exigencia una respuesta urgente y positiva para lograr revertir esta situación de riesgo que atraviesa desde hace unos tres  años mi vida.

Puede parecer impertinente o egoísta esta requisitoria, pero su objetivo inmediato además de lograr alternativas terapéuticas para mi es poder hacerlo efectivo en todas las personas con enfermedades complejas, muchas de ellas limitadas en recursos monetarios y con temor a realizar reclamos públicos. Estoy también utilizando un recurso político esgrimido por la agrupación que hoy Ud. encabeza y en su momento lo expusiera su difunto esposo: la transversalidad. He aprendido y/o aprehendido  en mi accionar de afiliado  activo muchos años dentro del P.J., una estructura política que respalda,  justifica y proyecta el accionar de personas como usted  otorgándole una facultad de poder con la que están  dirigiendo  nuestro país hace muchos años, se le llama “decisión política”.

Saben quiénes me conocen, también otras y distintas personas a través de varios espacios periodísticos esta enfermedad calificada como neuromotora limita toda mi motricidad en miembros superiores e inferiores. Dado mi perfil particular y compromiso como docente, una situación con tenores de violencia –hoy algo natural-  en un colegio sumado la actuación a mi entender poco solidaria del cuerpo directivo, a mediados del año 2011 aparecieron los primeros esbozos de esta enfermedad. Efectué todas las recomendaciones médicas profesionales, también concurrí al Fleni –una institución destacada y especializada-  donde fui atendido con cierta formalidad quizá por estar cubierto con una obra social. Dentro de este cuadro y al  tener escasos recursos comprobé con una profunda decepción la pálida  atención y la complejidad administrativa existente, además una pronunciada ausencia de mejores recursos en los ámbitos de salud pública.

Le escucho en varios de sus discursos oficiales mencionar adjetivos identificados como símbolos por el Justicialismo: Solidaridad, Justicia Social, por ello le exijo los ponga en ejercicio de inmediato. Con esa herramienta de potestad que usted puede utilizar y le permite tomar distancia de nuestras realidades donde el factor económico nos diferencia y nos caratula pobres, debe al menos en casos especiales y con recursos de Nuestro Estado atendernos para poder seguir en pie a pesar  seamos ciudadanos discapacitados.

Considerando  convivimos en un sistema democrático con algunos rasgos empresariales, en el cual algunos funcionarios beneficiados con su ejercicio regular a veces prolongado lo aprovechan para obtener sumos beneficios, también donde la justicia se muestra ausente, algo distraída para nosotros –existen muchos ejemplos de su accionar efectivo en casos que involucran a personas con un buen nivel económico-, hago esta exposición pública como un debido recurso ciudadano para que “el pueblo sepa de qué se trata”. Quedo al aguardo de su pronta y positiva respuesta, le saludo muy atte.-

Mario Alejandro Higonet

DNI 12540928

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