El cantante y compositor bahiense habló de su último proyecto discográfico, que presentó anoche en la Capital Federal.
“Los años locos es un álbum que tiene las raíces en los viejos discos de cantautores, con historias, mucha ficción y riqueza en cuanto al texto; al mismo tiempo es muy luminoso porque las melodías son en tonos mayores, armonías simples y tiene algunos géneros que no solía hacer, como el vals peruano y folklore”, sostuvo el compositor, cantante, escritor y humorista bahiense Diego Perdomo, más conocido como Zambayonny.
“Estas canciones tienen un aire de alegría y de felicidad, pero se respira todo el tiempo una cosa medio apocalíptica que tiene que ver con lo que fue la opulencia económica de la década del 20: estamos bailando contentos pero sabemos lo que va a venir. Sin ir más lejos, hace un tiempo… y todas las analogías están regaladas ahí”, explicó el escritor.
El toque de humor como denominador común para “quitarle solemnidad” a las canciones que hablan “sobre lo que nos pasa a todos” resultó en su carrera una receta infalible.
“Si hablás de lo que te pasa a vos o de lo que le pasa a la gente cercana, vas a estar abarcando mucho porque a la mayoría nos va igual, buscamos lo mismo y nos duelen las mismas cosas, entonces me lleno de charlas, de la intuición y, sobre todo, de la observación”, reveló.
Evitando cualquier tipo de rótulos, Zambayonny nunca se quedó en un mismo lugar.
“Pasé por el pop, el rock, la parodia, el humor, lo escatológico, le cambié la letra a temas conocidos; decido la cuestión estética según el proyecto”, expresó.
Si bien Los años locos acentúa un profundo cambio de contenido que comenzó en 2011 con El búfalo de agua, su álbum anterior.
“Un disco mío siempre marca un antes y un después, de verdad lo creo. En muchos casos después no pasa nada, o sucede algo que no esperaba, pero en cada álbum uno cree que el público se renueva, cambian los lugares para tocar y que te va a conocer más gente”, afirmó el artista.
Autodefinido como “ingenuamente optimista”, Zambayonny aseguró que “no hay escuela que enseñe a ser artista. Se puede estudiar música, pero para hacer canciones y sobre todo letras, hay que ser autodidacta. Es prueba y error. No queda otra que aprender lo que puedas de los referentes para encontrar tu estilo propio”.
Y en ese sentido disparó: “Yo creía que lo tenía a los 15 años pero estaba muy equivocado y no sé si lo encontré todavía. Tengo una voz y lugares que me quedan cómodos al escribir. Cuando escribo una novela o una canción voy a un terreno donde me siento cómodo y eso lo aprendí con el oficio, con los años”.
Así como el contenido, el continente también mutó.
“Cuando era más chico agarraba una guitarra en la pizzería y hacía una canción de corrido. Ahora laburo de una forma más caótica. Tengo muchas melodías e ideas apuntadas y algunas estrofas que, durante las presentaciones, recopilo, armo y grabo. Trabajo el disco como un conjunto”.
Pero aunque se jacte de desordenado, a menudo aflora en él un registro exhaustivo de su actividad.
“Sé perfectamente por qué está cada canción en el disco, por qué la elegí entre tantas otras y por qué la escribí. Del mismo modo que grabo un disco, tengo guardado cada show que hice y, también, tengo apuntada cada canción que canté”, confesó Zambayonny.
Así fue cómo se cuidaron los detalles de Los años locos y también se plasmó una dinámica de venta diferente, que evitó a las disquerías, porque “entrás a comprarte un disco y terminás llevándote una licuadora”, expresó entre risas el compositor.
La novedad de este disco radica en el autógrafo.
“El formato CD va por el mismo camino que el vinilo y el casete. La aparatología nueva, como tablets y netbooks, ya no incluye lectora de CD. El disco es autografiado para que sea una pieza de colección para quien le interese el combo de algo material, porque si no es simplemente la canción en formato digital”, subrayó el artista bahiense.
Anoche presentó oficialmente su producción en el porteño Niceto Club, repasando también sus clásicos, a lo largo de un show que, dividido en tres bloques, no dejó de lado su set acústico.
Agencia Télam