La Senadora Higonet como presidenta de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, presentó esta gran iniciativa de la Presidenta que se aprobo por unanimidad.
A continuación transcribimos el discurso de la Senadora Higonet en la Sesión del día de ayer.
Como siempre digo, no me gusta ver la foto, sino que hay que ver la película, entender el contexto del cual estamos hablando y por qué estamos llegando a la segunda etapa de un plan de inclusión previsional.
La primera etapa se dio con la ley 24.476, aprobada en diciembre de 2004 y modificada luego por el decreto 1.454 de 2005, en un contexto en el que el 40 por ciento de los adultos mayores se encontraba en una situación totalmente desprotegida, sin poder acceder a un haber jubilatorio. Además, en una situación de país con tasas de desocupación, de desempleo y de pobreza muy elevadas y que todos conocemos.
En este caso, estamos hablando de un Estado presente que entiende que tiene que hay que hacerse cargo, que tiene que acompañar y que de alguna manera tiene que facilitarle a la tercera edad un derecho tan importante como la jubilación.
Ni hablar del importe del haber jubilatorio. Todavía recuerdo a mi madre yendo a cobrar su jubilación y viniendo con las moneditas y separando para poder pagar cada una de sus cuentas y esto era todo lo que tenía.
A partir de allí, de esta decisión, de esta ley, de este primer plan de inclusión previsional el cual permitía regularizar las deudas en un plan de moratoria de hasta sesenta cuotas, considerando el plazo de cortes hasta donde se debían en septiembre de 2003, se permitió ingresar a 2.700.000 nuevos jubilados. Esto significó un 45 por ciento del total de los beneficiarios del SIPA. ¿Qué significa esto? Que de cada cinco personas que se jubilaban, uno lo pudo hacer por el plan de la moratoria, de otra manera hubiera quedado totalmente afuera.
Esto significa una inversión del 35% del total de la inversión previsional. Esto es, en 2003 se destinaba el 4,2 del producto bruto al pago de los haberes. Hoy es el 8,5 por ciento.
Podemos decir –a junio de 2014– que son 6 millones los jubilados que tenemos.
En algún momento se pensó que esta moratoria iba a producir el no incentivo al empleo formal, pero esto no ocurrió. Hoy tenemos más o menos 9.200.000 personas que aportan cuando en 2003/2004 hablábamos de 6 millones.
Todos los números muestran cuáles han sido las características de las condiciones por el que hoy estamos hablando de una segunda etapa. Hoy necesitamos ampliar este plazo, podemos pensar con este proyecto que uno de los elementos centrales es ampliar el plazo a diciembre de 2003 inclusive, lo que permitiría contar que casi 500 mil personas, más de 470 mil personas podrían acceder a la jubilación, a este derecho tan importante.
Además, no hablemos de lo que sucedía antes de 2003 ó 2004 cuando un jubilado tenía que ir a un médico o a la farmacia, ni hablar de que pudiera acceder a una obra social que le pudiera dar una respuesta que hoy sí, a través del PAMI, están teniendo.
¿Cuál es otra de las características de este proyecto que hoy se nos presenta? Además de ampliar el plazo, como ya les dije, hasta diciembre de 2003 inclusive, permite que aquellos que tenían una pensión u otro beneficio, por ejemplo, una jubilación provincial, y que antes no podían acceder a la moratoria, hoy puedan hacerlo.
Hoy sí pueden, siempre que el importe que esté recibiendo sea por debajo de la jubilación mínima. ¿Cómo se va a calcular esto? Así como la movilidad jubilatoria permite los incrementos, así se va a dar la variación de la cuota. A partir de la ley de movilidad jubilatoria que fue aprobada en marzo de 2009, automáticamente, por índices determinados de acuerdo a parámetros económicos y de seguridad social cambian los valores del haber jubilatorio dos veces por año, en marzo y en septiembre. Esto también va a modificar el valor de la cuota, va a dar la garantía de sustentabilidad de este sistema además de todo el beneficio que significa para todos los jubilados, esto se da automáticamente, no necesita de una decisión o de otra ley.
Acordémonos que desde 2003 hasta la sanción de la ley de movilidad jubilatoria se dieron doce aumentos consecutivos y desde 2009 hasta junio de 2014 podemos hablar de un incremento de las jubilaciones en un 300%. Si lo llevamos al 2003, cuando hablaba de estos montos vergonzosos que cobraban nuestros pobres jubilados, hablamos de un incremento del 550 al 617%, según los montos, en los haberes jubilatorios.
¿Cómo se va a calcular esta cuota? Se tendrá en cuenta el aporte que corresponde al capital, según la categoría en autónomos. Luego se calculará la tasa de interés resarcitorio, de acuerdo con el artículo 37 de la ley 11.683, que es la de procedimiento fiscal, y se aplicará el 50% de ese interés. El total de esa suma se dividirá en 60 cuotas, aplicándose a cada cuota el interés de la financiación, que es del 1,35 por ciento. Lo que también está establecido es que ese interés que se aplicará tiene un tope del 30 por ciento. Esto es lo que va a tener que pagar quien ingrese a la moratoria.
¿Cómo tiene que hacer el interesado? Primeramente tiene que estar inscripto en la AFIP. Con la clave irá a la ANSES para que analice su situación patrimonial y socioeconómica. O sea, van a analizar los ingresos de la persona y del grupo familiar. Esta es otra característica que ha sido corregida en función de la experiencia de la primera moratoria. Lo veo al senador Roldán, que cuando le comentamos que ingresaba este proyecto dijo que pueda ser que se tenga en cuenta esta circunstancia porque hemos visto situaciones para analizar en cuanto a sí en algunos casos tendrían que haber entrado o no en la moratoria.
Sí me parece importante –lo remarco– algo que dijo el licenciado Bossio con relación a algo que escuchamos muchas veces en la calle. Seguramente a más de uno nos pasó. Me refiero al planteo de que es una jubilación “trucha” y por qué estos que nunca han aportado hoy pueden hacerlo. Se trata de un sentimiento mezquino, un argumento que duele a los oídos pero que algunas veces hemos escuchado. Me quedo con la respuesta muy clara que dio Bossio: los fondos de donde salen las jubilaciones se alimentan también por impuestos, como ganancias, IVA y combustibles.
Los impuestos son aportados por todos. Si hay alguien que más devuelve al circuito productivo todos sus ingresos son los jubilados, como todas las personas de nuestras clases sociales más bajas. Todo esto es el circuito económico retroalimentario. Por eso estamos convencidos de que va a contribuir a sustentar los fondos del sistema y va a garantizar que este sistema pueda seguir funcionando.
Otra de las características es que el viudo o viuda del titular va a poder acceder siempre y cuando que quien falleció haya estado inscripto previamente.
Estas son las características fundamentales. Una vez que se tenga el alta del beneficio, tendrá que aportar previamente una o dos cuotas, que será fijado en la reglamentación. Al respecto remarco lo que nos dijo el licenciado Bossio de que todavía no pueden informar con seguridad cuántas cuotas serán porque están estudiando que no vuelvan a aparecer aquellos gestores –no vamos a generalizar porque siempre hay gente responsable–, esos intermediarios que en el camino de facilitar las cosas a nuestros mayores, que muchas veces no saben a qué lugar ir o cómo manejarse con números –seguramente todos conocemos alguna historia–, les hicieron los trámites pero luego se quedaron con el retroactivo de nuestros pobres jubilados, dicho sin ningún sentido de menoscabo sino con el sentimiento de respeto y consideración que cada uno de ellos necesita. Por eso es que va a ser determinado en la reglamentación. Una vez que se aporten estas primeras cuotas se da el alta del beneficio y luego va a seguir cobrando. Y de cada una de estas cuotas se le va a descontar lo que corresponde a la cuota de la moratoria.
Este es el sistema. Así funciona y así es el proyecto que hoy estamos considerando. Y como ya dije, el cálculo que se hace es que estimativamente permitiría a unas 500.000 nuevas personas adultas poder acceder al beneficio. ¿Por qué? Porque las condiciones siguen siendo 60 años para mujeres, 65 para hombres y 30 años de aporte.
Aquí me detengo. Porque fueron varias las inquietudes que nos han hecho llegar con relación a aquellos regímenes especiales, preguntándonos qué va a pasar. Acá hemos tratado la ley de los peones rurales, donde establecíamos que el límite de la edad para jubilarse era 57 años y el del trabajador de la construcción era 55 años. Esto también ingresa en esta moratoria. Nos hemos comunicado con la Dirección Legal de la ANSES y nos han confirmado que esto va a ser aclarado. Porque ya se entiende, dado que les corresponde las generales de la ley de jubilación general, pero van a ser considerados en particular en la reglamentación para que no haya ningún tipo de duda ni de planteo.
Como decía, a pocos días de que nosotros presentáramos este proyecto acá y de que pudiéramos escuchar al licenciado Bossio responder cada una de las preguntas que los senadores pudieron hacerle, recibí una carta –seguramente a muchos de ustedes en sus provincias, en sus lugares, les debe pasar– de alguien que tiene ya más de 60 años pero a quien le faltan sus años de aporte y que había escuchado con mucha alegría y mucha emoción que nuevamente le daríamos la posibilidad de la moratoria. Ella decía: “Nací en octubre de 1953. Espero poder festejar mi próximo cumpleaños con dignidad, con una sonrisa; dormir en paz, poder pagar mis cuentas.”
Por eso, señor presidente, no tengo dudas de este nuevo proyecto, de esta nueva posibilidad que estamos dando a quienes merecen este derecho absoluto. Y con total alegría voy a dar mi voto positivo y acompañar al Ejecutivo en esta decisión de un Estado presente nuevamente dando y facilitando los derechos que todos merecemos.