Por Mario A. Higonet.
En el día de hoy, a partir de la hora 11 -aunque ingresé al estadio Roca en Villa Soldatti una hora antes y recorrí todo el parque-, el equipo argentino de dobles, integrado por el Flaco Chela y Eduardo Schwank enfrentó a sus pares de Rumania, por la instancia de octavos de finales de la Copa Davis –identificada con la famosa ensaladera de plata-.
Con un marco espectacular de gente, por supuesto, todos hinchas de la selección argentina, y que disfruté como uno más, pude observar un lindo partido, definido en tres sets por la pareja local quien se mostró muy segura, regular y efectiva en momentos claves de este encuentro internacional.
Es una experiencia muy especial para alguien que disfruta del deporte, poder vivirla desde dentro y observar a escasos metros de la cancha polvo de ladrillo, un partido de escala internacional donde el equipo representa a nuestro país, en un torneo con una historia muy rica y legendaria.
Por supuesto que haber ganado tiene otra dimensión, de placer y de prestigio para nuestro equipo tenístico encabezado por Nalbandian, quien ganó el día viernes y por “Pico” Mónaco, quien le dió el segundo punto a la selección al ganarle a Hanescu, el rumano número 1. Ellos también estuvieron en el campo de juego, acompañando como se acostumbra a los que jugaron el match de dobles, y se fueron del campo de juego junto al técnico, ovacionados por todo el público que terminó -terminamos- cantando y agradeciendo a estos jugadores, que dan siempre algo más en este tipo de encuentros.
Hago el cierre repitiendo fue una experiencia única y posible, que me había puesto como desafío, y pude hacer para agregar a mis recuerdos favoritos; además llamé a mi querida radio en el horario de comienzo, para hacerle saber a nuestra audiencia lo que estaba sintiendo al poder presenciar en vivo y en directo, un evento deportivo de categoría mayúscula y distinta y que además le dio otro párrafo de importancia al tenis argentino. Gracias.-