Homenaje a Carlos Alberto “Pelado” Davit – 19/11/2005
NUESTROS MUERTOS QUIEREN QUE CANTEMOS
Debieron Transcurrir treinta años para que la Historia autorice a la memoria. Para que madure el luto y un pueblo se arme del mínimo coraje que le permita recordar.
Exactamente, el 19 de noviembre, se cumplieron treinta años del asesinato de Carlos Alberto Davit.
El “Pelado”, como le decían sus compañeros, era un muchacho simple, hijo de una familia campesina de antiguas raíces regionales, que hizo su secundario en el Instituto Alberdi, de Guatraché y que, un años después y, con tantos sueños como cualquiera, se fue a seguir la carrera de Contador Público, en la Universidad Nacional del Sur.
Transcurría la década del setenta y la necesidad de participar para mejorar la Universidad, era compartida por todo el alumnado. Buena parte de aquella juventud, dispuesta a terminar con el autoritarismo de los diversos dictadores, decidió organizarse.
Carlos Davit integró, entonces, el Centro de Estudiantes de Economía, El Club Universitario, donde funcionaba el comedor estudiantil y fue militante de la Juventud Universitaria Peronista.
En el año setenta y cinco, la AAA, al mando de José López Rega, estaba en plena actividad y Bahía Blanca era uno de los centros de mayor violencia represiva.
Carlos Davit fue llevado, en la noche del 18 de noviembre, de la pensión donde vivía y sus restos aparecieron, en la madrugada siguiente, colgados de un puente de la, aún no inaugurada autopista que, actualmente, une Bahía Blanca con Punta Alta.
El último sábado, sus familiares y amigos, recordaron aquella historia siniestra. Para eso llegaron compañeros del militante asesinado, provenientes de diversos puntos del país y se autoconvocó su promoción del secundario, que, junto a la Juventud Peronista, descubrieron una placa en un espacio público que se construyera para recordarlo. Fue muy emotivo el momento en que, entre todos y balde en mano, se procedió a llenar el encofrado que, una vez habilitado, será parte de aquel espacio, en cercanías del Instituto Alberdi, donde Carlos hiciera su secundario.
Más tarde, en el Cine Club Pampero, se proyectó un video, se pudieron escuchar historias en boca de muchos de sus compañeros de estudios y militancia y, finalmente, el grupo Amarcanto, interpretó una canción referencial a la vida trunca de este hijo del pueblo, que fue entonada por una concurrencia, visiblemente emocionada.
Guillermo Herzel.
Homenaje a Charlo – 15/01/2010
En el marco de los festejos por el 20º aniversario de FM Del Pueblo -90.9- de Guatraché, el viernes 15 de enero por la noche se realizó un merecido homenaje al cantante, musico y compositor de tangos, Carlos Perez de la Riestra, mas conocido como Charlo, nacido en una estancia cercana a la localidad pampeana, en 1907.
La actividad comenzó con la emisión de un video en pantalla gigante sobre la vida de Charlo, y su ligazón con la localidad y la región, para luego continuar con la actuación del interprete local Darío Prost ante un público amante del 2×4 que acompañó entusiasta el evento realizado en el Cine-Teatro Pampero de Guatraché.
A continuación, la hija de Charlo, la escritora Leticia Walkyria Perez de la Riestra, pronunció unas emotivas palabras de agradecimiento que conmovieron y arrancaron aplausos en los numerosos asistentes.
Una pareja de la vecina ciudad de Darregueira nos deleitó con tres piezas exquisitamente bailadas, para posteriormente dar paso a la entrega de una placa recordatoria a la hija de Charlo, por parte del HCD y la Municipalidad local, en nombre del intendente, Leonardo Schenkel, y también la entrega de presentes y recordatorios por parte de integrantes de la emisora a los participantes del evento.
Como no podía ser de otra manera, al final llegó la actuación de Juan Carlos Corzo e Hilda Susana con el acompañamiento de una guitarra, quienes le sumaron a la velada inolvidables tangos de la autoría del homenajeado.
Hilda, con su voz plena de matices y Juan Carlos, con una exquisita ejecución vocal, mucho sentido y profesionalidad, se pasearon por tangos clásicos y milongas, que eran solicitadas por el público anfitrión, y por lo que merecieron los últimos aplausos de la noche.
Sin dudas, un homenaje inolvidable y por demás merecido, hacia un hijo de nuestra tierra.