Casi las seis de la tarde en Buenos Aires y como acordamos llega Gastón a la confitería de Belgrano, imposible no verlo venir por la vereda con su más de dos metros de altura sobresaliendo al resto del común de los transeúntes de la calle Juramento.
Ingresamos, nos sentamos en el fondo de salón al lado de un grupo de señoras que jugaban a las cartas mientras tomaban un té y miraban con asombro la figura de Gastón.
Había estado pensando los días anteriores que preguntarle? algo que todavía no haya dicho en otro medio, pero se hace muy difícil, si lleva apenas unos días que llegó y fue uno de las figuras del Seleccionado Argentino Campeón de Vóley Sub 23 más solicitada por los medios nacionales para notas, entrevistas, reportajes en radios, diarios, programa de tv, algo impensado hasta hace unos días cuando se estaba embarcando junto a sus once compañeros y todo el equipo técnico para viajar a Egipto a “hacer el mejor papel posible” como dice él.
Mientras nos pedimos un café, comenzamos a hablar sobre su familia, pilar fundamental para que Gastón hoy pueda contarnos su historia, hijo de Guillermo oriundo de Mendoza que llego hace casi 25 años a trabajar a Guatraché y Marcela de General Campos, pero que tomaron a Guatraché como su lugar en el mundo, en el año 95 nace Gastón, el primero de los tres hijos varones que componen la familia junto a Tobías e Iván.
Su infancia y adolescencia esta signada de buenos recuerdos, siempre me gustaron los deportes, dice Gastón “me iba a las dos de la tarde de mi casa y regresaba a las diez de la noche” si bien se considera amante del futbol e hizo también algo de hándbol, nunca antes había jugado al vóley, es más, recuerda “yo le decía a mi mamá que mi sueño era ser arquero de Boca y jugar en la Selección, hoy el destino me dio otra cosa y no me arrepiento de nada”, su sonrisa deja al descubierto la felicidad que está viviendo y no es para menos viene de levantar nada más ni nada menos que la Copa del Mundo en Vóley por primera vez.
Tomo el café y Gastón continua dándome detalles de aquel momento que le cambió la vida, “yo jugaba en Pampero al fútbol y creo que teníamos fecha libre, justo estaban los Juegos Deportivos Pampeanos y le faltaba uno en vóley para completar, me llamaron y yo dije… me mando y fui”, su participación por aquella instancia no pasó desapercibida y una semana después estaba convocado para una captación de talentos en el CENARD (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) con la sencillez que lo caracteriza, Gastón recuerda como uno de los mejores de su vida, ese día que viajo a Buenos Aires con su papá, el profe David Klobertanz y Gonzalo Díaz que ya estaba en Capital pero lo acompaño en ese momento.
No fue un camino fácil de recorrer el de Gastón, alternaba viajes a Capital Federal, tuvo que atravesar por duros entrenamientos, concentraciones, estudios, su primera competencia fuera del país, más precisamente el Sudamericano en Ecuador, y después de un año y medio me dice, “recuerdo ese día porque me pelee con mi mamá, les dije, me quiero ir a Buenos Aires, quiero jugar allá y me vine al Club Ciudad, no fue una decisión fácil yo tenía 16 años y me faltaba uno de estudio, la verdad que el cambio fue muy grande, al principio extrañe mucho, pero internamente sabía que el sacrifico valía la pena porque yo estaba en busca de un sueño, y se iban dando los resultados, primero fue el Sudamericano, después fue el primer Mundial y sabía que iban a llegar mejores momentos, y fue así, hoy disfruto de haber sido el capitán del primer seleccionado de Vóley Argentino Campeón del Mundo”, aunque son tantas cosas juntas las que está viviendo en tan poco tiempo que dice, “Yo no caigo todavía, me parece que estoy soñando mi propio sueño, es más, cada noche cuando me acuesto a dormir no dejo de pensar en ese momento único y mágico, el momento en que me entregan la copa, ser el primero en tocarla y levantarla es como si hubiera tocado el cielo con las manos”.
Si bien ahora es todo felicidad no fue todo color de rosa para Gastón “En 8 meses cambio mi vida, a principio de año estaba mal física y psíquicamente, estuve envuelto en una situación injusta después de jugar otro torneo con la Selección, sabía que había sido por haber consumido carne en mal estado, pero me dolió muchísimo todas las cosas que se dijeron en ese momento, hasta pensé en dejar el vóley, estaba muy angustiado, pero por suerte con la ayuda de mi familia pude seguir adelante y no dejarme estar, los entrenadores confiaron en mí y trabaje duro, trabaje mucho para ponerme en forma y sacarme ese peso de encima”.
Dejamos atrás ese trance duro por el que tuvo que atravesar y volvemos a lo lindo, su llegada a Ezeiza, que dejó casi sin prensa a más de un jugador de fútbol de la Selección Argentina que venía para las eliminatorias porque el centro de atención era la Selección Argentina, pero la de Vóley Sub 23 Campeones del Mundo en Egipto, “Me sorprendió el recibimiento de la gente y mucho más que esté mi familia esperándome, no sabía nada que iba a estar, la verdad disfruté mucho ese momento, además la vi a mi mama llorar de emoción, eso me hizo recordar aquel día que viví cuando me fui de casa en busca de este sueño, el de antes fue un llanto de tristeza, el de hoy, de inmensa alegría por los logros obtenidos”.
Antes de despedirnos, me firma la camiseta de la Selección Argentina que vamos a sortear entre los seguidores de la red social Instagram de Diario Sur Digital y me dice “Quiero agradecer a toda la gente de Guatraché y de toda La Pampa que han seguido los partidos y a los que han enviado mensaje, algunos todavía sin contestar, pero ya lo voy a hacer, en estos días estaré por allá, seguro que me van a esperar con algún asado”, se ríe cómplice Gastón, no es para menos, seguramente el recibimiento será como se merece un Campeón del Mundo”.
Después de una hora de charla y como par ir terminado le pregunto qué mensaje le diría a los chicos que hoy practican vóley o quieren hacerlo, dice “yo tengo una frase de cabecera, es la que siempre me digo y le digo a los que me preguntan y es, siempre hay que soñar, porque los sueños se hacen realidad” y hablando de sueños le digo cuál es tu próximo sueño? “Ser campeón del mundo es algo hermoso, sé que soy joven, pero si hablamos de sueños porque no soñar con estar en un Juego Olímpico o jugar en la Volleyball World League” dice Gastón.
Nos despedimos, le agradezco su amabilidad y su tiempo para poder encontrarnos, esa sencillez que lo caracteriza cada vez que le pido una nota, porque sigue siendo ese Guatrachense que deja siempre muy bien representada a la localidad de Guatraché, la provincia de La Pampa y la Argentina en cada partido que juega y mientras camino pienso en todo lo que hablamos y creo que los resultados cuando lo que se hace, se hace con trabajo, sacrificio y superación, siempre se dan, como en la historia de Gastón Fernández.