El intendente Jorge Cabak había negado que hubiese protección política para “La Chicho Schow”. Raúl Lobo, el denunciante de la trata, aseguró que el jefe comunal “les llevaba la libreta sanitaria a cualquier hora con tal de que la chica no perdiera de trabajar una noche”.
   
Raúl Alberto Lobo, el hombre que denunció el caso de trata de personas en un cabaret de Macachín, le apuntó directamente al intendente Jorge Cabak, después de que éste salió a negar que haya existido protección política para ese local nocturno.

“Él les llevaba la libreta sanitaria a cualquier hora con tal de que la chica no perdiera de trabajar una noche”, afirmó. Además, Lobo afirmó que el jefe comunal garantizaba que no hubiese controles para sortear las exigencia de la ordenanza aprobada para regular la actividad.

“Lo llamaban por teléfono y Cabák les solucionaba todo. Les daba el okey para que sigan trabajando”, aseveró.

Lobo y su mujer, Patricia Mariel Gil, se fugaron del cabaret “La Chicha Show” de Macachín hace un mes y medio. Habían venido hace cinco años y medio de Tucumán, para trabajar en el mantenimiento del local y ella como encargada.

Contaron cómo los dueños poco a poco presionaron a la mujer para que ejerciera la prostitución. Y revelaron que el cabaret funcionaba como un punto de una red de trata de chicas de otors países.

El propio Daniel De Luca, que regenteaba el cabaret, reconoció a El Diario que “iba a Tucumán a buscar mujeres para ser alternadoras” y se ufanó de los contactos que tenía en Paraguay por la misma actividad.

La Justicia Federal investiga la supuesta trata desde el mes de marzo. La fiscal Marta Odasso ya pidió que se citen a Lobo como testigo y también a los nombres involucrados en su denuncia.

Después de que el intendente Jorge Cabak intentó despegarse del escándalo en declaraciones a El Diario, Lobo profundizó sus revelaciones sobre el vínculo entre el poder político y el negocio de la prostitución. Uno de los dueños del cabaret, inclusive, sería “Dito” Blas, un ex concejal del PJ.

“Me trató de fiolo”, se ofendió Lobo cuando leyó las declaraciones de Cabak a El Diario. “Es una cosa de la que él se tendrá que atener a las consecuencias. Se va a comer una demanda. Una cosa es decir algo y otra cosa problarlo”, alertó.

Lobo se mostró sorprendido de que Cabak haya dicho que no tenía relación con los propietarios del cabaret. “Dice que no conoce a (Daniel) De Luca y toda esa gente. El firmaba las libretas a cualquier hora de la tarde, a las diez de la noche, él mismo iba a verlo al Turco (Greer) y a llevarle las libertas con tal de que la chica no perdiera de trabajar una noche”, afirmó.

“Lo llamaba por teléfono y el estaba a la orden”, añadió.

Lobo se refiere a las libertas sanitarias que las alternadoras debían completar para trabajar en el cabaret. “Se hace todo el trámite en el hospital y la policía. Pero tienen que llevar su firma. Había veces que no llegaban y lo llamaban por teléfono y Cabak aparecía a cualquier hora y llevaba la libreta firmadita para que no se perdiera esa noche la mujer”, reveló.

“Se las llevaba él mismo al Turco o el remisero que dice De Luca que tenía para  hacer los trámites, Oscar Moya, de Macachín, pasaba por la casa de Cabak y retiraba las libretas y las llevaba”, aseguró.

-¿Eso a usted se lo contaron o le consta? -preguntó El Diario.
-Yo lo vi. Así como lo ví a Cabak comiendo asado en el quincho de De Luca. Yo sé muchas cosas, son cinco años y medio que me comí metido ahí adentro.

–La fiscal federal pidió que lo citen a declarar como testigo.
-No vamos a tener problema ninguno de los dos en declarar.

-¿Qué relación tiene el intendente Cabak con De Luca?
-Ellos tienen una amistad bastante estrecha, una buena relación. El “Turco” Julián se llenaba la boca hablando del intendente. Lo llamaba cuando había cualquier problema y le solucionaba las cosas para que sigan trabajando. Cuando había problemas por el tema de la ordenanza, que si hubieran exigido que se cumpliera en tiempo y forma, hace rato que el cabaret se hubiera cerrado, lo llamaron.
Estaban viendo todos los planos, pero en ningun momento se hizo la reforma. Cuando leí la ordenaza y ví todo lo que había que hacer, me dijeron: “No vamos a hacer nada”.
Lo llamaban por teléfono a Cabak y le daba el okey para que siga trabajando el cabaret.

-¿Qué reformas tenían que hacer?
-Y… te imaginás que estaba funcionando con todas las paredes recubiertas por dentro con madera. El cielo raso de madera. Era totalmente riegoso por el tema del fuego.
Tenía que tener dos baños y el de hombres no estaba en condiciones y el de mujeres estaba afuera.
Había una serie de cosas, de requisitos, que el local tenía que cubrir para ser habilitado. Lo llamaban a él y les decía: “Quedate tranquilo”. Y no aparecía jamás el inspector.

-¿Cabak le decía “quedate tranquilo”?
–En cinco años y medio, nunca entró un inspector, no aparecían. Lo llamaban por teléfono y Cabak solucionaba todo.

-¿Cuando ustedes se fueron el cabaret estaba en funcionamiento, había mujeres?
-Nos vinimos cuando terminaron las vacaciones de invierno. Había una mujer, una dominicana, que vivía en el pueblo, tiene marido. Y en el local había dos mujeres, de Paraguay.
Eran las tres que trabajaban en ese momento. No tenían mujeres… no se consiguen. Por eso ejercieron presión sobre mi mujer.
(El Diario) 

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