A días de las primarias

Estructura o sorpresa: ¿qué se pone en juego en las PASO de La Pampa?
La estructura contra el voto espontáneo en el FpV y el Pro-Frepam. El PJ tradicional contra el kirchnerismo y sus consecuencias para octubre. Los proyectos personales de Marino y Mac Allister y la primacía del bipartidismo.

Norberto G. Asquini –

Las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias, que se realizarán el próximo domingo, tienen características muy diferentes a las internas pampeanas: una campaña corta, votan todos los empadronados, sirve a la hora de sufragar el nivel de conocimiento que tenga el candidato y los medios tienen su peso en esto, y también muchos ciudadanos o ciudadanas no saben qué o a quién se vota, más allá de los presidenciables. De allí a que el vernismo-marinismo insista en diferenciar una boleta azul de la otra con la de sus competidores.

Verna y la estructura.

En La Pampa se presentan ocho listas. En dos frentes habrá competencia entre boletas: en el Frente para la Victoria (FpV) y en Propuesta-Frepam. Una característica común es que en ambas disputas, para generalizar, se juega la estructura contra el voto espontáneo. Veamos: en el FpV está la lista del PJ tradicional, del vernismo-marinismo, contra la kirchnerista. Esta primaria está condicionada por lo ocurrido en la interna del PJ del 5 de julio, donde Peronismo Pampeano se impuso y ahora tiene ventaja, pero hay elementos nuevos a considerar.

El vernismo-marinismo tiene la estructura del PJ. La interna dividió aún más las aguas con el kirchnerismo y en esa estrategia, la competencia es la “provincia contra la Casa Rosada” o “Verna contra Cristina”. El candidato a gobernador, el senador Carlos Verna, se puso al frente a la campaña y apuntó para polarizar y diferenciar aún más ambos sectores directamente a La Cámpora. Lo señala como lo ajeno al peronismo, lo impuesto por Nación o la “peor cara” del kirchnerismo.

Verna se puso al frente de la gira y los actos para empujar a sus precandidatos que no tienen el mismo poder de adhesión ni conocimiento . Frente a una votación obligatoria, donde la militancia es relativa por los tiempos escasos de campaña y el desconocimiento hacia lo que se vota y de los precandidatos, el PJ tradicional tiene para hacer valer su territorialidad. No solo en los bastiones como General Pico y Quemú Quemú y su maquinaria electoral, sino también con la suma de intendentes jorgistas que dieron su apoyo a la boleta vernista-marinista, o al menos se declararon prescindentes en estos comicios.

Los K y la esperada sorpresa.

Del otro lado en el FpV está la lista del kirchnerismo, cuyo rostro en los afiches es el de la candidata de La Cámpora, pero que reúne a todo el arco de agrupaciones que siempre estuvo con los Kirchner. Este espacio está debilitado en cuanto a apoyos después de la interna: algunos intendentes le sacaron el cuerpo a la campaña y hasta el gobernador Oscar Jorge prefirió no comprometerse públicamente. Tiene a favor que su postulante es más conocida mediáticamente que el que encabeza la otra lista y de ser la única alternativa que representa al proyecto nacional en las PASO frente a las otras siete nóminas. Este sector espera el voto espontáneo de apoyo al gobierno nacional, de aquellos que no participaron en las internas del 5 de julio.

Los porqué de un pedido.

En medio de la campaña, en los últimos días arreciaron desde el vernismo-marinismo los discursos combativos y los reclamos para que se baje la lista K. ¿Por qué se exige esto? ¿Por qué, si se ganó la interna, y están en condiciones como piensan de derrotarlos nuevamente, no dan ese último paso? ¿Por qué pedirle a Fabián Bruna que no apoye a la otra lista, siendo consecuente con lo que postuló durante las internas del PJ? Hay hipótesis. El argumento más explícito, es un llamado a la unidad, a no seguir dividiendo las aguas con una nueva interna cuando hay que afrontar las generales y darle el lugar a los que ganaron el 5 de julio. Pero hay otras que no son tan manifiestas. Esta elección, aunque no lo parezca y tenga otros objetivos, también tiene consecuencias de cara a las generales de octubre. Por un lado, el vernismo-marinismo analiza la posibilidad de que el voto espontáneo y de apoyo a CFK o al proyecto nacional pueda dar la sorpresa. ¿Qué pasaría si la lista K gana o al menos saca una buena cantidad de votos? Mostraría que Verna no está tan fortalecido y que se pueden fugar en octubre respaldos para la otra lista K, la no justicialista del Frente Provincial de la Victoria. De perder la boleta K, muchos de esos apoyos pasarían a la versión provincial del FpV alentando una tercera alternativa en las generales, aunque no cuente con muchos de los votos peronistas. Esa boleta se convertirá en octubre en la única que representará el proyecto nacional de CFK contra todo el resto del arco político provincial -salvo el PJ con la boleta de Scioli-Zannini, aunque no es lo mismo-. Y quedaría al salto de ocupar lugares en la Cámara de Diputados provincial como tercera fuerza, ya sin representación camporista por dentro del PJ.

Vamos por la postura contraria: de imponerse el domingo la lista vernista-marinista por sobre la boleta K y también a la del Pro-Frepam, el 25 de octubre sería un trámite nuevamente para el peronismo. Acá también va a tener su peso el arrastre de la boleta de Scioli. Y enterraría la experiencia de La Cámpora en La Pampa.

Dilemas del frente opositor.

La otra lista en la que compiten dos boletas es la de Propuesta Frepam. Ambas están bien diferenciadas: la UCR versus el PRO. Juan Carlos Marino contra Javier “Colo” Mac Allister. La estructura del partido tradicional contra la popularidad del candidato recién llegado a la política. El radicalismo unificado también observa que puede llegar a haber un voto sorpresa hacia Mac Allister, como ocurrió en las legislativas de 2013, sobre todo en las principales ciudades. Frente a esto, tiene un candidato conocido y que hizo una buena campaña en cuanto a recursos y visibilidad, pero la ventaja del radicalismo reside en la estructura territorial que tiene en el interior de la provincia. “Un cura en cada pueblo”, reza el dicho.

Hay dos lecturas más para hacer de esta interna. Más allá de los partidos, los precandidatos se juegan proyectos personales. De ganar Marino, se convertirá nuevamente en un polo de poder interno en el radicalismo y en el Frepam para equilibrar a futuro a Francisco Torroba. De imponerse Mac Allister, confirmará lo sucedido en las urnas hace dos años en cuanto a los apoyos hacia su persona y dará cuenta del crecimiento de su espacio. El que pierda de los dos, estará en problemas a futuro, aunque Mac Allister tiene dos años más de mandato en el Congreso.

La otra cuestión es ver en la sumatoria de votos totales del Pro-Frepam, cómo quedará respecto al PJ para octubre. Aunque no son comparables, será una muestra de cuánto le falta a Torroba para intentar competirle a Verna la gobernación. La diferencia comenzará a marcar, aunque muy parcialmente, si la distancia es escasa o irremontable. Aunque la lectura no es lineal: seguramente la competencia del FpV tendrá mayor atracción porque dentro de ella se juega el conflicto de proyecto nacional sí o no.

La primacía del bipartidismo.

Vamos a otra lectura más. Hay una cuestión que también medirán las PASO de cara a octubre. Es la primacía del bipartidismo en La Pampa. El FpV y el Pro-Frepam englobarán al oficialismo y a la principal fuerza de oposición reforzada. En esta segunda opción además de la UCR y el PRO, están incluidos otros cuatro partidos minoritarios, de centroizquierda a centroderecha. Al FpV y al Pro-Frepam irá el grueso de los votos, porque hay competencia interna y porque tienen los dos presidenciables con mayor adhesión (Scioli y Macri) que atraerán más adhesiones que el resto.

Por fuera quedarán otras alternativas: Pueblo Nuevo del peronismo marginal con la boleta de Massa; el GEN con la de Stolbizer -a la que otros sectores apoyarán como radicales o socialistas, pero dejando afuera el tramo provincial-; el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS); y el Partido Socialista Auténtico (PSA). Allí se disputará alrededor del 10% de los votos totales que quedan por fuera del PJ y del Frepam sumado al PRO, como mostraron las primarias y generales de 2011 y 2013.

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