Por Mario Higonet
Cuando comenzamos los argentinos así titulados en páginas oficiales a transitar el mes de Mayo en nuestros espacios cotidianos, regulares y/o habituales, ejercitamos de manera natural los recursos memorísticos con un anclaje en el 25 como el día de la Patria, teniendo además registrados un Cabildo, una Primera Junta, un ex Virreinato, y otras figuras con una particular relación a esa fecha establecida como inicial en el calendario histórico nacional.
Merced a mis preferencias históricas hago una breve referencia al respecto, exponiendo que ese suceso tuvo como escenario la estratégica ciudad-puerto Santa María del Buen Ayre, cabecera de un reciente Virreinato del Río de la Plata (1776) cuyo regente era en esa época el virrey Cisneros representando a la Junta de Sevilla. Habían ocurrido en otras ciudades: Chuquisaca y La Paz ciertas insurrecciones de vecinos exigiendo mayor potestad y favorecidos por la invasión napoleónica a las tierras de un decaído imperio hispano. Algunos criollos porteños –hijos de españoles nacidos en estas latitudes- destacados en la sociedad citadina comenzaron a efectuar reclamos liberales, comerciales y políticos a las autoridades virreinales en reuniones dentro del Cabildo, edificio reconocido como casa de gobierno –tenía una cárcel de anexo- frente a la plaza y al puerto, cercano a la Iglesia. También hicieron reuniones secretas en la Jabonería de Vieytes y en casa de Rodríguez Peña, logrando con el apoyo de Cornelio Saavedra jefe del cuerpo de soldados Patricios –héroes de las invasiones inglesas- una convocatoria de Cabildo Abierto –léase asamblea popular- para el martes 22 del 1810. Luego de varios debates entre un número escaso de vecinos, faltaron unos cuatrocientos quizá por temor a las amenazas de French y Beruti, y de exposiciones distintas la mayoría votó a favor de una nueva junta de gobierno. Al día siguiente se hizo saber la resolución y la convocatoria de diputados provinciales, mientras que el jueves 24 a propuesta del síndico Leyva conformaban una nueva junta encabezada por Cisneros, con cuatro vocales entre ellos Saavedra y el respaldo del obispo Lué y Ruega. Cuando el pueblo supo de esta decisión hubo una protesta general en la plaza y movilizaciones de algunos vecinos –así considerados solo españoles y criollos- como Belgrano, Moreno, Chiclana y Castelli quienes exigieron la renuncia de Cisneros. El viernes 25 a partir de la hora 9 en la mañana comenzaron en casa de gobierno otras discusiones con respecto a la formación de una nueva junta, mientras una multitud convocada en la plaza por French y Beruti activistas repartiendo escarapelas como símbolos de un nuevo gobierno, expresaba “el pueblo quiere saber de qué se trata” cantando bajo la lluvia. Finalizado ese día y un marco de largas discusiones dentro del Cabildo se acordó la integración de un nuevo cuerpo ejecutivo, la Primera Junta integrada por dos militares, cuatro abogados, dos comerciantes y un sacerdote, su presidente fue Saavedra. Algunos vecinos pudieron saber de esas nuevas autoridades y escuchar la exposición del presidente, aunque una mayoría no pudo saberlo porque las campanas no sonaron silenciadas por el obispo contrariado de los revolucionarios. Comenzaba desde ese 25 de Mayo con aquellos sucesos particulares acaecidos en la ciudad aún pequeña una historia oficial donde se construiría con fuertes diferencias, muchas batallas y distintas ideologías una Nueva Patria cuya identidad en ese marco y luego de muchos años adquiría rasgos argentinos.
Nuestra denominación nacional obedece a las tierras del argento –plata mineral- así reconocida allá por los años 50 del siglo XIX por algunas autoridades federales y unitarias de las Provincias des-Unidas del Sur organizando una nueva república, con un modelo agro-exportador regulado por el imperio industrial británico. En estos recordatorios clásicos se mencionan varias figuras destacadas como Patriotas pero omiten a muchos habitantes, en su mayoría jóvenes que dejaron su vida luchando por una patria sin formas ni fronteras–es cierto, en aquel entonces obligados- a pesar de no ser reconocidos o identificados con ese adjetivo. Hay historias regionales donde se reconocen actuaciones heroicas de personajes con roles protagónicos en la construcción de nuestro país, que no deben ser obviados en la agenda nacional siempre al sostén de nuestro cotidiano quehacer
Finalizando esta particular reseña quiero hacerles saber porque he seleccionado este término Patria como encabezado además al respaldo de una algo anecdótica referencia histórica. Desde ese hecho histórico mostrado en distintas formas y en un escenario clave como es la Escuela, se fue explicando “de que se trata”; hay una patria grande con un nombre de proyección internacional Argentina que cuenta además de grandes y distintos espacios geográficos con diversos instrumentos que le identifican y por los cuales se nos enseña debemos reconocerlos, cuidarlos y/o defenderlos. También es bueno reconocer hay una Patria Chica donde nacimos –nuestros pagos-, vivimos junto a los nuestros y a pesar de algunas diferencias regionales forma parte de esa patria nuestra con una estructura que se consolidó en un proceso histórico cuyo puntapié inicial en carácter oficial seleccionó aquel 25 de Mayo de 1810.-