El reto, los amigos  y el choque de los  “dos mundos”

El reto, los amigos y el choque de los “dos mundos”

Por Norberto G. Asquini

El Congreso provincial del PJ no solo dejó el encendido discurso del gobernador Carlos Verna y su convocatoria a la unidad interna. También hubo entrelíneas otros mensajes. Solo hay que intentar interpretarlos en su contexto. Y mostró cómo ya se están perfilando los dos polos de una elección legislativa en 2017 que, se pronostica, se nacionalizará en La Pampa a favor y en contra de la gestión macrista.

El reto y la estrategia

El intendente de Ingeniero Luiggi, Oscar Zanoli, afirmó días antes del congreso a un medio que hay quienes lo quieren como candidato a diputado nacional en 2017. De un dirigente que es parte del riñón vernista, esto pudo ser visto como el lanzamiento virtual de su postulación. Fue el secretario de la Gobernación, Juan Ramón Garay, el que le dio un baño de realidad al jefe comunal afirmando que el vernismo no tiene candidato. Garay es voz autorizada para hablar por el gobernador. Operador, “broker” del poder, Garay es uno de los alfiles del mandatario. La desautorización a Zanoli fue en parte mostrar una estrategia: no se puede dividir al PJ y menos con una candidatura prematura. Todavía no es tiempo. Si se lanza un nombre, todos van a tener las mismas pretensiones. En Verna, como en las distintas líneas del justicialismo, prima la idea de sostener la unidad y conformar una sola lista. Aunque cueste mucho armarla cuando todos pidan su parte, con o sin derecho.

 

Los amigos y las posibilidades

El otro mensaje fue apenas una oración en el discurso de Verna, pero hubo quienes le prestaron atención. “No vamos a elegir a los amigos sino a los mejores”, afirmó el gobernador. En la lista del PJ del “todos unidos”, podría no ser un vernista el que encabece y ese lugar sería la prenda de unidad para contener a otros sectores.

Allí estaría anotado Compromiso Peronista, que con sus diferencias, ha apostado a la gobernabilidad. La palmada de Verna al excandidato a gobernador Fabián Bruna no fue lo único que mostró la presencia del sector en el salón del congreso. En el cónclave estuvieron, entre otros jorgistas, los cuatro diputados provinciales y el intendente de Toay, Ariel Rojas, haciendo presencia. En ese marco, una de las posibilidades de un acuerdo interno en el PJ podría ser que el postulante al Congreso nacional en 2017 salga de ese sector. De hecho, desde sus filas se afirma que el diputado que se debe renovar fue el candidato de Compromiso Peronista, aunque después haya tomado otro rumbo.

La línea jorgista comenzó a rearmarse y a reinstalarse para asomar en el PJ y anotarse para 2017 y 2019. Una necesidad de sostenerse frente a las otras líneas luego de la debacle de 2015. No tiene la estructura del vernismo en la gobernación o del marinismo en Diputados, o del robledismo y el lezcanismo en los sindicatos. Pero cuenta todavía con influencia. Hay intendentes y concejales que apoyan, aunque no lo hagan explícito. Sus dirigentes buscan reorganizarse, pero todavía sin conductor dado que el exgobernador Oscar Jorge es un referente de consulta, pero ya no de definiciones. Hoy podría decirse que tendría una conducción “colegiada”.

Esta línea tiene dos diferencias con las otras. Por un lado, sin lugares en la gestión, debe hacer más política para perfilarse. Y por el otro, es la única que exterioriza su reivindicación a las políticas del proyecto nacional y popular de los gobiernos de Kirchner. Aunque ya no se la mencione a la expresidenta Cristina Fernández.

 

Choque de dos mundos

Las elecciones de 2017 todavía no tienen un escenario definido, pero están ahí nomás. El presidente Mauricio Macri ya habla de que Cambiemos las ganará. Con una economía que todavía no arranca, uno de los factores que lo ayudarían a enfrentar ese escenario es el estado de dispersión del peronismo, y todavía los buenos porcentajes de imagen positiva que tiene, según las encuestas.

El discurso de Verna dejó en claro que las próximas elecciones en La Pampa seguramente se configurarán en torno a dos polos, “dos mundos” bien diferenciados: quienes estén a favor y quienes estén en contra de Macri. Esos comicios, como toda instancia legislativa, se nacionalizarán. El discurso del PJ va en ese sentido, opositor al gobierno nacional, anteponiendo los derechos pampeanos y la falta de respuesta hacia la provincia, como también en las consecuencias de sus medidas económicas. En eso hay consenso interno. Llevando inclusive a poner en contradicción a los representantes locales de Cambiemos, con el tema del río Atuel.

Del otro lado estará Cambiemos-Propuesta Federal (PRO y aliados) que buscará el voto a favor del presidente, pivoteando en que todavía falta mucho por hacer y que se necesita un Congreso con mayoría propia. De ser este el eje estructurante de la competencia electoral de 2017 en la provincia, la UCR en el Frepam disputará el mismo electorado, pero desde un lugar más incómodo. El radicalismo pampeano es opositor al PJ y respalda la gobernabilidad de Macri a nivel nacional, aún con críticas, pero en La Pampa enfrenta al PRO. De ahí que en la UCR se llegue a buscar que se provincialicen las elecciones para evitar esos tironeos que podrían desperfilar a esa fuerza frente al macrismo. Esa boleta podría restarles apoyos al elegir el votante al “mejor representante” del gobierno nacional. Si va en ese camino separada del PRO, entonces continuará la alianza con el socialismo. De no ser así, el socialismo iría por fuera casi como única propuesta progresista. Más allá, estará la izquierda testimonial.

Si el clivaje central de estas elecciones pasa por el voto a favor o en contra de Macri, de plebiscitar su gestión, de apoyarlo o no en las urnas, estas podrían polarizarse en La Pampa. Cabe preguntarse entonces qué espacio quedará para el resto del “panperonismo” si el PJ es uno de los polos en esa coyuntura. Ahí tenemos a los kirchneristas no justicialistas -ya sea de partidos no peronistas o peronistas disidentes al PJ- y los massistas, que deberán anclar sus posibilidades en sus referencias nacionales.

 

 

Leer mas
Verna y la trama  de un discurso que  encendió todo

Verna y la trama de un discurso que encendió todo

Por Norberto G. Asquini

 

Desatado, contundente, desaforado, iracundo, retobado, beligerante, encendido… Cada uno de los dirigentes justicialistas consultados por el autor se refirió de distinta manera al discurso que dio el gobernador Carlos Verna en el Congreso Provincial del PJ en General Pico. En algo concordaron: fue más que claro en lo dicho.

La del sábado fue una movilización silenciosa en el justicialismo. De hecho, y si se compara con los congresos de los últimos años, convocados bajo la feroz interna que recorrió al PJ con presiones, amenazas públicas y faltazos, fue un cónclave calificado como “normal”. Como indicamos la semana pasada en esta columna, estuvieron representados todos los sectores y no hubo banderas -las que se vieron fueron contadas-, un hecho que rescató el propio mandatario. Se respiró, como se pretendía desde Casa de Gobierno, un aire de unidad. Por debajo, todo fue calculado. Los principales dirigentes de todas las líneas internas fueron convocados previamente a la unidad básica cercana y de allí caminaron juntos al salón. Todos ocuparon lugares en las primeras filas. Hasta desde el kirchnerismo hubo quienes se sacaron selfies sonrientes en pleno encuentro. El abrazo del mandatario al excandidato a gobernador que compitió con él en la interna del PJ, el jorgista Fabián Bruna, fue repetido nuevamente en esta oportunidad. Más claro, imposible. Señales y más señales. Eso fue lo que se quiso escenificar y transmitir: unidad en la diversidad, y con un liderazgo asumido.

Verna fue el único orador, marcando el signo de los nuevos tiempos. Fue una mise-en-scene -una puesta en escena, en criollo- del momento que vive el justicialismo pampeano y de lo que se pretende para la coyuntura que vendrá. Y con un tono duro para que no quedaran dudas de lo que quería transmitir a los que estaban allí: vernistas, marinistas, jorgistas, robledistas, lezcanistas y kirchneristas, entre los principales.

No fue solo un repaso de gestión, o una presentación de ocasión para cumplir con la formalidad de un congreso dictada por la carta orgánica partidaria. Fue un mensaje político, casi de arenga. Y sentando posición.

Verna encendió el fuego con cada frase. Veamos algunas, las centrales o más picantes: “Ahora vienen por nosotros”, “nos hemos comido sapos y bien grandes algunos de ellos”, “la mayoría (del gabinete macrista) son empresarios que viven en las burbujas que son los countries”, “estamos en el túnel y lo que viene de frente es un tren que nos va a hacer mierda a todos”, “debemos seguir una única bandera” y “dejemos de mirar hacia atrás”.

En cualquier medio se puede leerlas, pero ahora profundicemos un poco en la trama del discurso. Vamos al primero de los mensajes. Verna sintetizó la relación actual con el presidente Mauricio Macri, pero también se adelantó a lo que vendrá en algunos meses. En las próximas elecciones legislativas esa será la línea del PJ frente a Cambiemos. El discurso, para muchos muy duro, homogeniza una posición política al interior del PJ, que no es ni más ni menos que lo que piensan la mayoría de las corrientes. En el Congreso los legisladores del PJ votarán proyectos del gobierno macrista y apoyarán la gobernabilidad, pero se sostendrá una postura crítica al rumbo actual de la gestión nacional y se continuará reclamando para La Pampa.

Vamos a otro de los mensajes. El gobernador marca el rumbo y da señales de consolidar la unidad al interior del PJ pampeano. Muestra el camino y alinea a todos. Frente a la dispersión y a la incertidumbre en el peronismo nacional, le da un sentido al justicialismo y llena los vacíos políticos que se observan fronteras afuera. Da certezas ante la incertidumbre. En La Pampa, a diferencia del escenario a nivel país, el PJ parece abroquelado.

El tercer mensaje. Verna convoca a cerrar filas y advierte que como ocurre en la provincia de Buenos Aires, el macrismo tienta, capta y suma peronistas a sus filas. Hasta la gobernadora María Eugenia Vidal incorporó un ministro del PJ. Y en territorio pampeano, funcionarios y dirigentes macristas recorren barrios de las principales ciudades y localidades del interior hablando con dirigentes intermedios. Esta cuestión no le escapa a muchos del justicialismo.

Cuarto mensaje de la trama discursiva. La prédica vernista fue en un ámbito partidario, pero fue también dirigido a los pampeanos en general. La defensa a los derechos e intereses de La Pampa, algo para nada novedoso en la discursiva del gobernador, estuvo presente. Verna cada vez que habla para los propios, lanza señales a los ajenos.

Finalmente, hubo quienes observaron la arenga del mandatario en un tono demasiado beligerante. Por demás encendida. Una postura que puede cerrar puertas a nivel nacional y hasta llevar a represalias. O cortar vínculos con algunos sectores no justicialistas. Desde la oposición, más de uno leyó entrelíneas que el tono elevado de las palabras sirvieron también para tapar cualquier problema de gestión.

El discurso de Verna, como pieza simbólica, unifica, simplifica y sintetiza la postura del PJ pampeano. Pero también se adelanta a los tiempos que vendrán. De a poco, el 2017 va tomando color y temperatura.

 

Leer mas
La vertebración  y la virtud del  “nuevo” PJ pampeano

La vertebración y la virtud del “nuevo” PJ pampeano

 

Por Norberto G. Asquini

Volver a las raíces del “todos unidos triunfaremos” podría haber sido el título alternativo, y más llano, para esta columna que plantea la vertebración del “nuevo” Partido Justicialista pampeano. Una lógica política propia del PJ provincial que se asoma como virtud en un escenario nacional donde el peronismo está preso de la dispersión y la fragmentación ante la carencia de un líder que marque su rumbo.

Esa lógica es la de tender puentes para los consensos. Una coherencia política interna que desalienta la confrontación y que congrega a sus distintos componentes detrás de la conducción del gobernador Carlos Verna, que es el que detenta la suma del poder. Hay una tácita aprobación y aceptación a este liderazgo que ha unido política y gestión. Muestra de este estado de cosas será el Congreso Provincial del día 18 en General Pico, convocado para cumplir con una formalidad que exige la carta orgánica. El encuentro puede llegar a pasar desapercibido por la falta de definiciones, pero el dato central será el clima de consenso interno. De hecho, se ha pedido a las distintas líneas, corrientes y agrupaciones allí representadas que no lleven bombos. Ese congreso será casi la continuidad de lo ocurrido en el acto del 17 de octubre pasado en la sede partidaria, en el que todos los sectores convivieron sin roces. La cercanía parece sentarle bien a todos.

Es el clima pos-interna 2015 que se vive hoy. Hay una gestión que aglutina y una necesidad coyuntural de afrontar unidos las elecciones de 2017, frente a una oposición que por ahora irá dividida y que puede disputarle nuevamente un diputado nacional en las próximas legislativas. Muchos miran todavía más allá: “no hay 2019 sin 2017”, dicen. Una frase que ya es una verdad revelada y que ha sido convertida en cliché por la abundancia de su uso. Esto se ha imbricado en el sentido común del nuevo justicialismo. ¿Puede haber un candidato K por dentro del PJ en esos comicios que rompa con ese esquema? Por ahora solo se vislumbra que ese espacio político -que según el interlocutor justicialista consultado se lo denomina periférico, inorgánico o silvestre- presentará sus candidatos por fuera del justicialismo a través de Nuevo Encuentro.

Una muestra de este estado de cosas tendiente a la integración la dio Compromiso Peronista en el encuentro que realizó en el Recreo Mercantil de Santa Rosa. Tuvo un discurso conciliador, de apoyo al gobernador y no se mencionó a la expresidenta Cristina Fernández. Por supuesto, se siguen reivindicando medidas del proyecto nacional y popular de los Kirchner, por un lado como dato identitario del sector que necesita su anclaje nacional, y por otro frente a las políticas del macrismo. Pero no son los únicos. El discurso de reconocimiento a las políticas sociales implementadas por el matrimonio K, aunque despegándose de la figura de la exmandataria, también lo han adoptado desde el marinismo y el robledismo, como forma de captar parte de ese voto que hoy no parece encontrar su espacio en el peronismo pampeano. Todo suma a la unidad.

Pero unión no significa confusión. Hay más consenso por agregación que por síntesis. Se notan los grumos en la masa que pacientemente está moldeando el peronismo. Si algo ha quedado del estallido interno pos-marinista y el paso del kirchnerismo nacional en el peronismo pampeano ha sido la fragmentación interna. El vernismo gobierna como fuerza mayoritaria pero lo hace con sus aliados internos. Casi lo que se podría llamar un “gobierno de coalición”, forzando esa categoría. Y si bien están todos alineados detrás de una estrategia, eso no significa que las líneas centrales y alternativas no preserven su identidad y hagan su propia construcción.

En ese marco hay tolerancia hacia los movimientos estratégicos de cada sector, pero no todos adhieren en el oficialismo a esa autonomía. Hay funcionarios y dirigentes que observan con ojos suspicaces cada paso de sus aliados. Muchas veces con demasiado celo y filtro. La construcción de este “nuevo” justicialismo se vehiculiza a través del consenso hacia la figura de Verna, pero muchos fuerzan las cosas. En ese marco podemos ver dirigentes marinistas que deben soportar críticas a las actividades que llevan adelante o jorgistas que dan explicaciones por tener un encuentro con el kirchnerismo.

Este clima interno de unidad se mantendrá en 2017. Hay acuerdo, al menos en los dirigentes consultados por el autor, de que el PJ presentará una sola lista en las legislativas, y que evitará por todos los medios una interna. “No hay lugar para las aventuras”, indican mientras explican.

Otra cuestión es cómo se resolverá esa lista, en la que solamente habrá un puñado de nombres, y uno solo de ellos tiene asegurada la banca en el Congreso. Verna será el que defina, pero no lo hará en soledad sino buscando la anuencia del resto de sus aliados. O al menos de los dirigentes más encumbrados. Cada sector también tiene sus necesidades ante esta elección. El que encabece puede ser un vernista para sostener la posición pampeana que lleva adelante el sector en el Congreso. Un marinista, para solidificar la relación de “socio estratégico en la gobernabilidad”, como le gusta decir a un destacado dirigente provincial. O un jorgista, para contener y acercar a esa corriente, más allá de las resistencias que pueda generar en distintos sectores. El marinismo y el jorgismo ya piensan en colocar un candidato, ya sea primero o segundo en la boleta. Hay en esto varias cuestiones en juego, y una de ellas es también definir cuál es la segunda línea detrás del vernismo.

El peronismo nacional está huérfano de un líder fuerte a nivel nacional. Circulan a futuro los nombres de Sergio Massa, Cristina Fernández y Juan Manuel Urtubey, entre los que tienen un plus sobre el resto. Por lo que hoy la fragmentación interna es la norma para todos. Frente a ese escenario, el PJ pampeano ha encontrado la llave para sobrellevar ese momento a través del consenso y la unidad.

 

 

Leer mas
Enemigos y fisuras  en el modelo del  “Volver a crecer”

Enemigos y fisuras en el modelo del “Volver a crecer”

 

Por Norberto G. Asquini

No ha sido un año fácil en lo económico el 2016 para el gobierno de Carlos Verna. Sobrelleva condicionamientos nacionales como el programa que está aplicando el presidente Mauricio Macri con más recesión que bonanza, y los internos que arrastra la estructura productiva de La Pampa.

El “modelo vernista” está condensado en el slogan de cabecera “Volver a crecer”. Verna puso la vara alta: desarrollar la provincia para revertir el “estancamiento” en el que se encontraba. ¿Cómo lograrlo? A través de uno de los pilares de su gestión, la producción. De allí también deriva el crecimiento del empleo privado, casi en una reformulación del Estado peronista pampeano al poner más el acento en una política de base desarrollista que en la distribución a través del gasto público.

Verna pasó en pocos meses de las promesas de campaña y los planes que había tejido junto a sus asesores, a enfrentarse a las limitaciones que impone la realidad. Contra eso pelea, lo que le ha provocado más de un disgusto y alguna que otra cara larga en las reuniones de gabinete.

Vamos a los condicionamientos externos. Verna confronta con quienes “frenan” su modelo: con el presidente Macri por las consecuencias de las medidas económicas que ha tomado para el país y el territorio provincial y por los fondos que envía a la Provincia, que no son suficientes y repercuten sobre la administración local; con Río Negro por la “aduana interior” al no permitir el paso de carne con hueso; y con Mendoza por el río Atuel, problemática que no solo implica el desarrollo del oeste sino una cuestión de derechos avasallados. Verna parece haber leído en este sentido a Umberto Eco y haber dotado a su estrategia política y de gobierno, y a La Pampa, de uno o varios “enemigos” con los que confrontar. Una astucia mediática que para la oposición parece servir más para distraer que para encarar los “problemas reales”. Si bien es difícil no estar de acuerdo en estos planteos con el mandatario.

Otro de los pilares de su política económica, que perdió densidad ante la falta de fondos y apoyo nacional, es la obra pública. Ha bajado de Nación a cuentagotas, solo se han podido poner en marcha proyectos que pueden ser considerados menores y las obras que se negociaron para 2017 a fuerza de presión en el Congreso con las espadas legislativas del vernismo son “insuficientes” para lo que pretendía Verna. Además, queda pendiente la llegada de esos fondos. Que estén en el presupuesto, no significa que se hagan efectivas, temen en Hacienda y sospechan desde la oposición.

Vamos al corazón de su modelo. La promoción del empleo y el impulso a la producción pampeana son publicitadas en una batería constante de anuncios y demostraciones mediáticas. Las dos pinzas para llevar eso adelante son el ministro de la Producción, Ricardo Moralejo, y el de Desarrollo Territorial, Martín Borthiry. Ambos tienen como tarea estimular la producción propia en una provincia en la que el peso del sector agropecuario, y la dependencia de la economía en general a este, es más que importante. Dos carteras que no siempre están en sintonía y disputan espacios en el gabinete. Una interna entre dos funcionarios que aflora con cada movimiento que hace uno u otro.

En ese marco, hay necesidad, en una gestión bajo la impronta del crecimiento prometido, de hacer anuncios y demostraciones. Se promociona, con distinto éxito, toda actividad que se pueda. El autor y algunos funcionarios consultados dan cuenta de que entre estas muestras hay muchas veces acciones concretas de cómo reactivar determinado sector o industria, como la actividad en la Zona Franca, como apresuramiento o liviandad en muchos de los anuncios, como es el caso de afirmar que se crean nuevas Pymes con créditos de promoción cuando son entregados en su mayoría a empresas que ya están en marcha.

Otra de las patas para diversificar la economía provincial es la explotación hidrocarburífera a través de la participación del Estado. Pampetrol es la nave insignia a través de la sociedad con empresas privadas en la explotación de áreas petroleras -con el consiguiente incremento de regalías para Provincia y los municipios- y con la apertura de estaciones de servicio de esa marca. Finalmente, y cosa nada menor, es parte de esa política económica el ordenamiento de las cuentas públicas y del Instituto de Seguridad Social, y sobre todo de las municipales, política que parece darle otro aire a los números de la administración provincial. Por supuesto, desde la oposición se observa que el ajuste que implica ese tipo de medidas parece recaer en determinadas áreas como salud o educación.

Verna, en la actual coyuntura, ha visto reducido su margen de maniobra. Pero su modelo, más allá de complicaciones y condicionamientos, está en marcha. Disputa contra los poderes que parecen ponerle freno al “volver a crecer” e insiste en  incrementar la producción y generar empleo para equilibrar la paralización de la obra pública. A casi un año de gobierno, esta primera etapa ha mostrado con hechos y anuncios las intenciones y el rumbo general del “modelo vernista”. Quedan otros tres más para ver si se hace realidad su lema torciendo la tendencia de toda una estructura productiva.

 

 

Leer mas
La levedad de las alianzas electorales en La Pampa

La levedad de las alianzas electorales en La Pampa

Por Norberto G. Asquini

Las alianzas, frentes o coaliciones transitorias conformadas para afrontar un proceso electoral han tomado el lugar que antes tenían los partidos en el escenario político nacional. Estos conglomerados de fuerzas diversas y de diferente tamaño, ocupan el rol que se les asignaba a los partidos como instrumento de representación a través de la participación en las elecciones. Tenemos casos que se han mantenido con el tiempo al calor del poder, como el Frente para la Victoria, y otros que son meras siglas para presentarse a una votación determinada para luego desaparecer. La última experiencia “exitosa” en lo electoral, y frente a un peronismo dividido, ha sido la de Cambiemos, alianza que Ignacio Zuleta llama el “partido del ballotage”.

Esta tendencia de la oferta electoral cobró fuerza a mediados de los 90 y se impuso como marca con la crisis de representatividad a partir de 2001, ya sea a nivel nacional, provincial y municipal. En La Pampa los frentes sirvieron a las fuerzas de la oposición para enfrentar al PJ, un caso paradigmático de partido dominante a nivel provincial que mantuvo su nombre y espacio en todos estos años, frente a la dispersión del voto no justicialista. Desde mediados de los 90, estuvo en esta lista primero el Fregen para desafiar el dominio de los dos partidos mayoritarios, y luego la Alianza (UCR y Fregen), tuvo su lugar el FRAP (UCR, PS, Fregen y MID) para convertirse en una experiencia más extendida a través del Frepam (UCR, PS y Fregen) y luego llegó la conformación de Propuesta Federal (Pro, MID y Mofepa), para converger todos finalmente en Propuesta Frepam. No fueron los únicos frentes, pero sí los más votados. En 2015 la alianza opositora tuvo una diversidad interna sin precedentes, aglutinando desde la centroderecha a la centroizquierda. Ahora, desde el macrismo, se plantea la posibilidad de conformar Cambiemos para 2017, con el incentivo de contar con el respaldo del gobierno nacional.

Para algunos dirigentes de la oposición pampeana, las estrategias frentistas solo sirven como meras alianzas electorales transitorias para enfrentar al oficialismo y la coyuntura electoral, mientras que para otros han sido experiencias fructíferas tanto en el plano legislativo como en las pocas coaliciones de gobierno que se han producido, como ocurrió en Santa Rosa con la intendencia de Francisco Torroba. Estas fusiones de fuerzas dispares que se necesitan entre sí para disputar el poder al PJ les han permitido a sus integrantes tener una mayor competitividad electoral que el haberse presentados solos en las votaciones, más allá de los resultados.

La construcción política en torno a liderazgos por sobre programas o ideologías y un escenario de partidos debilitados, ha llevado a que estas alianzas se hayan armado meramente como una instancia electoral con un importante componente de pragmatismo. En ese sentido, los frentes políticos adolecen de estabilidad y son condicionados por la levedad de su armado. Van y vienen, se construyen, deconstruyen y reconvierten al calor de las circunstancias políticas.

De esta forma, el actual intendente Leandro Altolaguirre, con un armado de “radicales puros”, enfrentó en 2015 en la interna santarroseña de Propuesta Frepam a la lista de consenso entre los otros partidos, para convertirse en la actualidad en un defensor del armado de Cambiemos y acercarse al Pro. El macrismo, a su vez, conformó bloques propios en Diputados y varios concejos deliberantes, separados de sus aliados electorales, y ahora pretende volver a la idea de un frente común con aquellos con los que desistió de compartir espacios en los cuerpos legislativos. Javier “Colo” Mac Allister impulsó a comienzos de año que en 2017 la oposición debía ir separada, y ahora quiere la unidad. Torroba fue el promotor de Propuesta Frepam-Cambiemos en 2015, con él encabezando la lista, y ahora se niega a pensar en Cambiemos. Los contrasentidos son parte de una oposición en debate.

Una alianza tiene sus pros y sus contras para cada socio. Cambiemos tienta a radicales a integrar esa fuerza como radicales macristas, parte de un frente que los contiene y que a la vez diluye su identidad partidaria. Las apelaciones de la UCR a los colores partidarios intentan ponerle freno a un contexto que los acorrala y esfuma las pertenencias. Cambiemos da a los radicales que ya se sienten parte de esa fuerza un ropaje más amplio, con la consecuencia de licuarse o convertirse en una línea interna más de esa nueva expresión política, lo que a su vez promueve el avance del macrismo sobre el radicalismo. En una alianza donde una de las fuerzas cuenta con el aval del gobierno nacional, los pesos específicos de cada componente han cambiado en los últimos meses.

En 2019 los dos frentes actuales en el escenario pampeano, Frepam y Cambiemos, posiblemente se unan por conveniencia electoral para enfrentar otra vez al PJ. Hoy, mientras tanto, el macrismo invita a la UCR a fusionarse, ya sea porque esa es una línea que baja desde el ámbito nacional o para sobrellevar la falta de un candidato competitivo. Una instancia que está en debate en el radicalismo, en medio de incentivos por un lado y resistencias por otro. En ese contexto, el dilema de fondo con el que la oposición llega a las elecciones de 2017 y se proyecta a 2019, es cuál de los dos sectores más importantes, el radical o el macrista, debe conducir o liderar ese “gran frente” opositor que en algún momento puede unirse. Pero, como hemos dicho anteriormente, para la UCR ser parte de Cambiemos no va a ser gratuito.

Leer mas