¿Aparato mata amor? Sacando cuentas en la interna del 17


¿Aparato mata amor?  Sacando cuentas en  la interna del 17

Norberto G. Asquini

Se acercan las internas del 17 de febrero en La Pampa, elecciones que abrirán el calendario electoral nacional. Apenas son una para candidato a gobernador y contadas para intendente en algunas localidades. Pero irán definiendo el panorama de cara al 19 de mayo. ¿La norma en todas? La incertidumbre sobre lo que ocurrirá en las urnas, aunque haya tendencias. En 20 días se conocerán los elegidos.

¿Aparato mata amor?

En las internas, sobre todo no obligatorias como son las de la provincia, el aparato, la estructura con que cuenta cada candidato define la elección. Pero también un hecho importante es qué cantidad de independientes irá convencida a votar. Esto segundo cubre de cierta incertidumbre los pronósticos. Porque una encuesta puede marcar cómo están ubicados los precandidatos, pero que el elector vaya efectivamente a votar es una cuestión muy diferente. Y por eso pesan los aparatos. Además, en algunas localidades, las más grandes, la incógnita es cómo incidirá el voto cruzado entre las internas provinciales de Cambiemos y las locales del PJ.

Vamos a empezar por la de gobernador de Cambiemos, que enfrenta al macrista Carlos Mac Allister y al radical Daniel Kroneberger. Desde el PRO apuestan a las redes tendidas en los últimos años y a los recursos que llegan desde Nación. Mac Allister se ha convertido en el principal opositor al PJ y cuenta con el apoyo de funcionarios nacionales que arriban a la provincia con sus promesas.

Kroneberger va en busca del voto radical. El discurso sigue el mismo libreto que en otras campañas. Trata de diferenciarse de la boleta del PRO, pero su lista lleva el nombre Cambiemos y poco se puede hacer para despegarse.

Quienes sacan cuentas afirman que en el interior el voto radical sigue siendo fiel y apuestan a la histórica red territorial. “En cada pueblo hay un cura, como en cada pueblo hay un radical”, afirma uno de los consultados. Analizan que en Santa Rosa el PRO está más flojo y que los constantes ataques de Mac Allister al PJ muestran la desesperación del candidato para posicionarse porque los números no le estarían dando.

Desde el PRO afirman que con General Pico y Martín Maquieyra como su estrella local harían la diferencia. Sacan a relucir el internismo radical y el mal cierre de la lista. De hecho al intendente Leandro Altolaguirre y a sus funcionarios no se los ve muy comprometidos en la campaña de los radicales. Y afirman que el haber evitado las internas locales donde hay intendentes radicales, esto va a dejar disminuida la estructura radical.

¿A quién prefiere enfrentar el PJ? Algunos consultados señalan a Kroneberger, porque no sería tan competitivo. Otros prefieren a Mac Allister, para polarizar y mantener el tono anti-Macri, que gana terreno en la sociedad.

Dos para ganar

El PJ tiene varias internas a intendente en localidades importantes: Santa Rosa, Toay, General Acha, Realicó, Eduardo Castex. La capital provincial será determinante porque el PJ quiere recuperar la ciudad y todos sacan cuentas para mayo en torno al perfil que tendrá el candidato que enfrentará a Altolaguirre.

La disputa central está entre Jorge Lezcano y Luciano Di Nápoli. Detrás tercia Darío Hernández y están los otros tres precandidatos. Hay que hacer notar algo. Los cañones de cada lista apuntan a la cuestionada gestión de Altolaguirre, y no a los competidores del PJ. Si se mantiene ese tono, el ganador evitará las heridas que puedan quedar para que cierren todos detrás de una boleta.

Los dos contrincantes centrales tienen perfiles muy diferentes. Lezcano apuesta a la estructura, que garantiza con un minucioso trabajo de padrón un alto piso de votos. Cuenta con el apoyo de todas las líneas tradicionales. Y por supuesto del gobierno provincial que lo bendijo porque lo veía mejor posicionado en las encuestas. Busca el voto peronista, pero en su haber cuenta también su apoyó a los gobiernos del kirchnerismo.

Di Nápoli representa al kirchnerismo y es apoyado por las agrupaciones K y partidos chicos afines del sector. Busca al votante K de la capital, que lo hay (como también hay uno anti-K), si bien no profundiza su pertenencia. Se presenta con una gráfica renovada, despegándose de la tradicional bandera de La Cámpora, que parece restarle.

¿A quién le conviene más uno u otro? El intendente Altolaguirre, indica su entorno, prefiere a Di Nápoli porque por un lado no tendrían el apoyo decidido de las líneas mayoritarias y por el otro podría polarizar con un candidato K diluyendo el factor anti-Macri del electorado. En el PJ sostienen, según sus encuestas, que con cualquiera de los dos pueden recuperar el municipio.

Cruzamiento y sinceramiento

Hay dos cuestiones conexas en estas internas. Por un lado, cómo va a influir el cruzamiento de las categorías a elegir de las internas Cambiemos y PJ en Santa Rosa, Toay, General Acha, Realicó y Castex. El independiente puede votar cargos provinciales de Cambiemos y a la vez locales del PJ. ¿Puede haber un vuelco de votos de unos a otros y viceversa? Se pueden presentar maniobras grupales o personales. Pero es difícil direccionar los votos. “Es un riesgo para todos, porque es complicado meterse en la interna de otro partido porque mandar a votar así después puede complicar el trabajo para la general. Es complicado meterse, sí puede haber un voto de los independientes, pero va a ser más espontáneo”, indica un conocedor de los vericuetos electorales. Igualmente, tanto desde Mac Allister como de Kroneberger han hecho los contactos con las distintas listas del PJ para intentar llegar a un entendimiento.

La otra cuestión es que el domingo 17 habrá un “sinceramiento electoral”. El caudal de votos que saque el ganador mostrará qué tan competitivo será el 19 de mayo. Si en la interna de Cambiemos participan pocos votantes, quedará disminuido frente al PJ antes de empezar. Y si el PJ en Santa Rosa no convoca una cantidad importante, le pasará lo mismo. ¿Qué nivel de participación es aceptable en la capital provincial? En la interna de 2011 en un clima de consenso y desmovilización hubo 10 mil votantes, en la de 2015 que fue altamente competitiva y en la que las listas se jugaban todo, hubo 23 mil. Se espera un número cerca del promedio como buena señal.

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