¿Qué significa la victoria de Verna para el peronismo pampeano?
En la interna del PJ se impuso la lógica provincial por sobre la nacional y ganó quien representa al peronismo tradicional y garantizaba gobernabilidad. Un peronismo disidente al kirchnerismo nacional. Lo que vendrá y qué lugar ocupará el jorgismo.
Norberto G. Asquini
Más allá de los datos fácticos y los discursos de ocasión, que encontrará en otros espacios, esta es otra mirada sobre la elección interna del Partido Justicialista pampeano, una lectura a largo plazo de una votación histórica y sobre lo que significa a futuro para el peronismo y La Pampa.
La victoria del senador Carlos Verna en la interna a gobernador, por la coalición Peronismo Pampeano, representó la continuidad del peronismo tradicional o convencional de La Pampa frente a una lista que representaba al proyecto nacional. La lógica provincial, nuevamente, se impuso en esta votación. Y el votante apoyó a la boleta que consideró simbolizaba mejor sus intereses por sobre sus competidores, encabezados por Fabián Bruna, decididamente kirchnerista, con una campaña que hacía eje en la cuestión nacional y que había profundizado su vinculación tanto con la presidenta Cristina Fernández como con los grupos K.
Para algunos, Verna representa la visión histórica del peronismo pampeano, para otros, el pejotismo disidente que resiste al kirchnerismo en el país, a la manera de Córdoba o San Luis.
Centro y periferia.
La elección marcó la centralidad y el peso en el votante de una dirigencia tradicional, representada en Verna, pero también en Rubén Marín, sobre el cambio al interior del peronismo y de la política provincial misma. El resultado fue el triunfo de las permanencias, manteniendo el ciclo de los “grandes liderazgos”, el de aquellos que han manejado la política en los últimos treinta y dos años como gobernadores y conductores de las líneas, Rubén Marín, Carlos Verna y hasta Oscar Mario Jorge. Que aún se mantienen como referencias de la escena política con su cuota de poder.
El kirchnerismo, por su parte, quedó relegado en esta disputa a un lugar periférico del PJ pampeano. Como quedaron conformadas ayer las listas legislativas, La Cámpora mantendría una solo lugar en la Legislatura provincial. Si bien el kirchnerismo lo puede hacer a través del Frente Pampeano de la Victoria, retener las bancas en el Congreso en octubre por la lista del FpV o mantener los cargos institucionales que ocupa en delegaciones de organismos nacionales.
Renovación y resultado.
La lectura del resultado da cuenta además de la matriz conservadora de la política provincial. Determinó que la renovación en el peronismo será un proceso gradual, y no de un día para otro. Lo nuevo se abre camino, pero siempre condicionado por lo establecido. El votante pampeano tuvo varios motivos para definirse por Verna: la garantía de gobernabilidad y la promesa de cambio en las condiciones económicas de la provincia, las adhesiones emotivas a quien representaba el peronismo provincial frente a la “avanzada” kirchnerista en La Pampa, y hasta un voto castigo al jorgismo o a la Casa Rosada.
Por supuesto, si se conserva la tendencia histórica de un PJ dominante de la escena política pampeana, fue un voto también a la continuidad. El mismo partido seguirá gobernando en diciembre por 36 años ininterrumpidos.
¿Y el jorgismo?
Para Bruna, fue la “campaña imposible”, aunque fue destacable el crecimiento electoral que tuvo. El precandidato jorgista arrancó en abril, cuando era un funcionario desconocido para el gran público y todos le daban pocas chances, midiendo menos de 10 puntos en la intención de voto, compitiendo con un ex gobernador, posicionado frente a la sociedad, que por entonces las encuestas le otorgaban el 40 por ciento. En pocos meses, se le acercó en las mediciones, con una campaña fuerte en lo comunicacional y el empuje del gobierno nacional, con el desembarco de CFK a Santa Rosa incluido, para meterse de lleno en la campaña contra Verna, cargando de incertidumbre el resultado final de la elección.
Habrá que ver ahora cómo se comportará en el llano, o al menos desde posiciones menos ventajosas, la coalición jorgista. Le quedan algunas intendencias, y Santa Rosa, la que será difícil de gobernar sin el apoyo de Casa de Gobierno que hará seguramente tronar el escarmiento a su debido momento. Hay que ver si a largo plazo, Bruna mantendrá el capital político cosechado en estas elecciones. Compromiso Peronista tendrá lugares en la Legislatura como minoría en el bloque del PJ y será parte de la estructura partidaria. Pero su conductor quedó debilitado por el resultado. Será el momento para parte del jorgismo y para el kirchnerismo de la resistencia desde los lugares que ocupen esperando que en cuatro años cambien las condiciones para volver a enfrentar a quienes consideran en la vereda de enfrente.
Los meses próximos.
En cuanto al desarrollo de lo que queda de gestión, hay que considerar cómo se comportará el vernismo, pero ya el poder pasó de manos. Seguramente en horas estará golpeando la puerta de Casa de Gobierno para saber qué hay y qué deja Jorge para después de octubre. Veremos si se la abre el gobernador.
Otra cuestión es si el voto cosechado por el jorgismo no solo se vuelca en octubre a la boleta nacional del FpV sino también en desobediencia y oposición a los candidatos del FpV de La Pampa. El voto desobediente, disidente o traidor –que lo califique el lector a su parecer– parece ya haberse impuesto como una modalidad aceptada para dirimir la interna peronista.
Igualmente, la interna para Verna tendrá menos consecuencias que si la hubiera ganado Bruna, ya que el jorgismo quedó involucrado en las listas para octubre, con Jorge como candidato a intendente de Santa Rosa, y no podrá desentenderse de ese destino.
Dilemas vernistas.
El triunfo de Verna abre igualmente, de ganar en octubre, dilemas importantes para el candidato a gobernador. Cómo reconstruir su relación con el gobierno nacional de compartir una gestión con Daniel Scioli como presidente, con éste decididamente volcado al kirchnerismo; construir una base de dirigentes que puedan continuar su mandato en 2019, y sobre todo encontrar un sucesor que esté a la altura; cumplir con las promesas realizadas en la campaña en cuanto a cambiar la matriz productiva de la provincia; y cómo administrar un poder repartido, ya que habrá reclamos de diferentes sectores que apoyaron su campaña. De hecho, deberá gobernar con una Legislatura dividida y su sector en minoría ya que entre la oposición y el peronismo jorgista, lo superarán en bancas.
Lo que queda.
Más allá del triunfo de Verna y de lo que significa para el PJ pampeano, la corriente más tradicional del peronismo como la renovación representada en sus nuevos componentes, son dos caras de un mismo peronismo pampeano que deberán convivir. Si bien por ahora una parece haber quedado relegada por la fuerza de los votos. Pero la fragmentación, la fractura generada al interior del PJ, será una condición que ha llegado para quedarse en el escenario provincial.
Hoy la coalición variopinta de Peronismo Pampeano ganó la interna y festeja. Otro sector quedó golpeado y preguntándose por qué la sociedad no lo acompañó.