La ciudad de Santa Rosa como nunca se vio

Unas semanas atrás, una breve nota ilustrada en La Arena daba cuenta de una aparición inédita en los cielos santarroseños: un “drone”, esos pequeños helicópteros a control remoto que sólo se ven en las películas.
El lunes pasado, un video aparecido en las redes sociales -que a las 24 horas ya había alcanzado cerca de 2.000 reproducciones- vino a revelar la incógnita sobre la extraña nave y su responsable. La filmación, denominada “Santa Rosa y alrededores”, es un compendio de extraordinarias imágenes aéreas de distintos puntos de la ciudad, incluyendo el centro, el Casino, la Laguna Don Tomás, el Megaestadio, el Molino, la zona rural de Winifreda y el Parque Luro.
Su autor es Javier Barreiro (42 años), un ingeniero electrónico santarroseño que desde hace unos años vive junto a su familia en la ciudad de Pittsburgh, Pennsylvania, donde trabaja junto a sus dos socios argentinos (incluyendo a su hermano Fabián) en una empresa innovadora denominada ANT. El nombre tiene su vuelta, ya que son las iniciales de Applying New Technologies (nuevas tecnologías aplicadas), pero también la palabra “ant” quiere decir “hormiga”, un insecto que por su adaptabilidad y evolución, representa bien el espíritu de esta joven empresa dedicada a la automatización en diversas industrias, incluyendo metalúgicas, petroleras, de generación y distribución de Energía, etcétera.

Un “juguete”.
El mes pasado, Javier volvió de vacaciones a Santa Rosa junto a su mujer Gabi y sus pequeñas hijas Emilia (entusiasta futbolista) y Martina (aguerrida luchadora). Aquí visitó a su familia, ex propietaria de una tradicional tienda céntrica. En su equipaje traía el “juguete” en cuestión: para los entendidos, se trata de un drone DJI Phantom 2, con Gimbal H3-3D y una cámara Gopro 3+ Black Edition.
“Lo que quería -cuenta Javier, amablemente, desde Estados Unidos- era retratar mi ciudad, mis recuerdos, poder ver a Santa Rosa desde otra perspectiva, recordar los lugares de la infancia y mostrárselos a mis hijas”.
Cuando se le comenta la enorme repercusión que ha tenido su video, aclara que “en realidad era sólo un video para compartir con la familia” y que “si hubiera sabido que iba a tener este alcance, lo hubiera hecho mejor, la edición la hice en unas pocas horas”.
Cuesta creer que su autor le encuentre tantos defectos a una filmación que ha maravillado a cientos de santarroseños, quienes pudieron ver por primera vez unas imágenes aéreas que muestran una Santa Rosa de belleza insospechada. Para él, debió haber procesado mejor el color, y lograr mayor definición en algunas imágenes, pero lo que más lamenta es no haber podido incluir algunos lugares importantes para su historia, como “Cachirulo, Naicó, Toay y mi colegio”.

Tecnología.
En Estados Unidos, esta tecnología ha comenzado a ser muy accesible, y ya ha comenzado a plantear preocupaciones para las autoridades, que buscan su regulación. Desde luego, su uso no se permite en proximidades de aeropuertos ni de instalaciones militares. Durante la filmación en Santa Rosa, si bien no se produjo ningún incidente, hubo un par de lugares donde la presencia del “drone” despertó la inquietud del personal de seguridad.
Por un lado, es fácil imaginarse que haya quienes teman por su futura intimidad de generalizarse el uso de estos aparatos. Por otra parte, viendo las hermosas imágenes tomadas por Javier en el campo, puede vislumbrarse que esta tecnología podría ser de suma utilidad en la explotación agropecuaria, entre otras muchas otras actividades.

Como se ve, para su autor, se trató de un intento de rescatar en imágenes la propia historia. En ese camino le hizo un enorme regalo no sólo a su familia, sino también a todos los habitantes de su ciudad de origen.

 

Fuente La Arena

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