Más mujeres, mayor fragmentación interna y los “atornillados”.
La próxima Legislatura tendrá una mayor representación de género, una renovación relativa con una baja tasa de reelección inmediata y una mayor fragmentación entre los bloques. También otra dinámica entre oficialismo y oposición donde no faltará la búsqueda de acuerdos.
Norberto G. Asquini
La nueva Legislatura tendrá características especiales. Por primera vez desde el primer período de la democracia (1983-1987), el oficialismo no tendrá quórum propio, aunque sí mayoría. El PJ estará condicionado, pero eso no significa que continúe su hegemonía. En ese sentido, habrá mayor espacio para los acuerdos y las negociaciones para sostener la agenda oficialista, tanto internamente como con otras fuerzas.
Pero además, la Cámara tendrá otras particularidades: hay una renovación, pero relativa; las mujeres están más representadas que en otras oportunidades; y habrá desde el vamos una mayor fragmentación interna que en otros períodos.
Fragmentados.
Vamos en primer lugar a la composición. Habrá cinco bancadas: el PJ con quince, el Frepam con nueve, el PRO con tres, Pueblo Nuevo con dos y el Frente Pampeano para la Victoria con una. Es notorio el incremento en los niveles de fragmentación legislativa, medida en número de bloques en comparación con otros períodos. Solamente en 2003-2007 se iniciaron las sesiones con cinco bloques. En la mayoría de los períodos, habían comenzado con tres o cuatro bancadas, para luego dividirse con el transcurso del tiempo entre cuatro a seis. Esta vez no esperaron mucho los legisladores para mostrar sus diferencias: ya en el inicio, un frente electoral, Propuesta Frepam, se partió entre el Frepam (UCR+socialismo) y el PRO. Esta vez, además, ya se anunciaron posibles inter-bloques -eufemismo para la ruptura- y hasta un sub-bloque en el PJ -anuncio de una postura crítica hacia el oficialismo-.
Por supuesto, con el cambio de diseño institucional en 2011 cuando aumentó el número de legisladores de 26 a 30, hubo también otras reglas, y ahora ingresan más cantidad de partidos que antes. De ahí también que haya incrementado la fragmentación. Y la presencia de un monobloque o bloque unipersonal del FPV.
Pero además, esa heterogeneidad en su composición se observa al interior del bloque del PJ, más que en otras oportunidades. Esta vez estarán representados seis sectores diferentes: cinco diputados serán del vernismo (Alicia Mayoral, Raúl Zurbrigk, María Soledad Sciu -esposa del intendente de Eduardo Castex- Stella Maris Colla; y José Calvo -hijo del intendente de Quemú Quemú); cuatro del jorgismo (Facundo Sola, Claudia Godoy, Ariel Rauschenberger y María Lucrecia Barruti); tres del marinismo (Espartaco Marín, Carina Pereyra y Alicia Re); uno del tiernismo (Sandra Fonseca) y se suman Jorge Lezcano y Roberto Robledo, ambos con corrientes propias. De ahí la importancia para tejer acuerdos al interior del bloque.
Más renovación.
En cuanto a la renovación, se observa un incremento, aunque es relativa. La tasa de reelección inmediata este año será baja: apenas el 20 por ciento de los diputados del período precedente repitieron su banca. Son Sandra Fonseca del PJ, Luis Solana, Martín Berhongaray y Carlos Bruno del Frepam y Darío Hernández y Daniel Robledo de Pueblo Nuevo. En la elección de 1999 la tasa había sido del 42,3% (11 sobre 26), en la de 2003 y 2007 del 26,9% (7 sobre 26) y en 2011 del 36,6% (11 sobre 30). En La Pampa es alta la tasa de reelección de sus legisladores provinciales, si la comparamos con las nacionales. La de Argentina es una de las más altas de América latina, pero a niveles menores a la pampeana. En la Cámara de Diputados fue, durante los gobiernos kirchneristas, de entre el 15 y el 19 por ciento. Mientras que en la de Senadores, aunque es más difícil de calcular, rondó el 17 por ciento.
Los atornillados.
Esta vez hay dos cuestiones que se han manifestados y que tenían pocos antecedentes: hubo tres casos en los que los legisladores que fueron reelectos el 25 de octubre repitieron por tercera vez el cargo de manera sucesiva, “atornillándose” a sus bancas. Son los casos de los radicales Bruno y Berhongaray y la peronista Fonseca. Antes apenas se había dado en un solo caso desde 1983. Y por otro, el regreso de cinco ex legisladores que vuelven a ocupar una banca, como Lezcano, Re y Robledo en el PJ, Consiglio en el Frepam y Díaz en el PRO. En ese sentido es que podemos indicar que la renovación es relativa. Estos representan el 16% del total de diputados.
Más mujeres.
También la cuestión del género es de observar. Habrá una mayor representación de mujeres en la próxima Legislatura de las anteriores, desde que se inició el período democrático en 1983. Esta vez son once las diputadas sobre 30 bancas, llegando al 36,6%. Y superando al período anterior de 2011-2015 cuando fueron 10 (33,3%). En las primeras composiciones, las mujeres eran muy contadas, casi un elemento fuera de lo común: en 1983 hubo una en 21 (4,7%) y en 1987 y 1991 fueron 2 en 21 (9,5%). Con la Ley de Cupo Femenino de 1991 se incrementó su presencia en los poderes legislativos, pero nunca más allá del tercio asignado por la normativa. En 1995 y 1999 fueron 8 representantes del género sobre 26 diputados (30,7%), en 2003 aumentó a 9 sobre 26 (34,6%) y en 2007 volvió a 8 sobre 26.
En ese sentido, con el 36,6% de representación de género, la Legislatura pampeana se pone a tono con el Congreso. En 2011, por ejemplo, en la Cámara de Diputados fue del 39% y en la de senadores del 35%.
Otra lógica legislativa.
Esta legislatura tendrá un cambio de lógica legislativa. Volverá la cooperación con el Ejecutivo, en vez de la confrontación, como fue la dinámica entre 2012 y 2015, cuando el bloque vernista enfrentó al gobernador Oscar Mario Jorge por su alineamiento con la presidenta Cristina Fernández. La conformación de esta Cámara parece que posibilitará la sanción de leyes sin mayores problemas. Es cierto que el oficialismo no tiene quórum propio, y tampoco garantiza la mayoría per se, ya que la composición del bloque es muy heterogénea y hasta hay disidencias o posturas críticas manifiestas al menos en un legislador, Lezcano. Diez están alineados por conformar la coalición electoral que le dio la victoria a Verna (vernistas, marinistas, tiernistas y robledistas).
Pero también se debe observar la alta dispersión opositora en cuatro bancadas que no permitirá adoptar posturas heterogéneas, al menos no sin acuerdos. Y que no todos estarán divididos por la dimensión oficialismo/oposición. De hecho, Hernández del Pueblo Nuevo ya dijo que su rumbo político podría continuar en el PJ, y el PRO podría llegar a acordar si debe “cambiar” favores con el apoyo de Verna en el Congreso al gobierno nacional de Mauricio Macri.
En el Frepam parece que se dará una dinámica de mayor oposición, esta vez sin la “alianza” con el vernismo en algunos temas enfrentando a Jorge. Con Consiglio como presidente de bloque, la posición tendrá un rol con un perfil más opositor que las autoridades anteriores, más “acuerdistas” con el PJ, como cuando se respaldó y saludó la aprobación de la Ley de Promoción Económica sin cambios sustanciales y dejando abierta la normativa a la discrecionalidad del Ejecutivo.