La política “congelada”: el 76% de los intendentes va por la reelección

La política “congelada”: el 76% de los intendentes va por la reelección

Por Norberto G. Asquini

Hay un dato inamovible en cada elección ejecutiva en La Pampa: la mayoría de las y los intendentes siempre va por la reelección, y casi todas y todos la consiguen. En los comicios del 19 de mayo el 76% de los actuales jefes comunales, 3 de cada 4, buscará un nuevo período en el cargo.

La regla es mantenerse

La renovación se va dando a cuentagotas en los municipios y comisiones de fomento de La Pampa. Es que la mayoría de los intendentes y presidentes de comisiones de fomento buscan su reelección y, casi siempre, son reelectos. El 19 de mayo serán 60 los que se presentaron para competir por un nuevo período, frente a 19 que no lo harán.

Esto es lo que llamo “;la política congelada”. En los municipios el que gana es “el que tiene la
billetera”, al decir de un dirigente del PJ. La Pampa tiene un alto índice de reelección y muy poca alternancia al frente de cada intendencia. Perpetuarse en el cargo es la regla. Se da así una preeminencia de los liderazgos locales, lo que se acentúa en las poblaciones más chicas, donde el intendente la juega “cuerpo a cuerpo” y es más difícil para la oposición, y hasta para los dirigentes de la misma fuerza política, disputarle el poder.

Un caso emblemático, pero a la vez anecdótico, es el de Carlos Grazide, intendente de Gobernador Duval desde 1983, y que va a obtener una nueva reelección ya que no tendrá contrincante, por lo que cumplirá 40 años al frente de la comuna. Uno de los más “;antiguos”intendentes del país, sino el más antiguo.

Los nombres de los que quieren quedarse

Igualmente el de Grazide es un caso muy puntual. Hay casos que da pie a los que hablan de la renovación silenciosa de la dirigencia política a pesar de las continuidades en el poder. Es que el 41% de los 60 intendentes que buscarán la reelección, que son 25 casos, lo harán por primera vez ya que fueron electos en 2015. De hecho, hay solamente uno de los jefes comunales, el polémico Hugo Colado, que está desde 1995 en el cargo, y otros dos desde 1999. Son los sobrevivientes del siglo XX junto a Grazide. El resto, 31, asumieron entre 2003, 2007 y 2011. De estos, 7 van por su cuarta reelección, 14 por su tercera y 10 por su segunda. En esta elecciones, además, hay intendentes con más de una, y hasta dos, décadas al frente de
sus comunas que también dejarán el cargo. Son los casos por ejemplo de Jorge Riera en Bernasconi, Norberto Rodríguez en Lagos, Luis Rogers en Lonquimay, José Rodríguez en Santa Isabel (obligado, al perder la interna), Oscar Flores en Alta Italia y Emilio Soncini en Villa Mirasol.

Los “modelo siglo XX” además de Grazide y de Colado son Roberto Kronemberger de Perú (PJ); y Mario Roth de Campos (Cambiemos). Los que están desde 2003 son del PJ Serafín Eberhardt de Colonia Santa María; Jorge Cabak de Macachín; Julio Gerez de Puelches; y Luis Ferreyra de Rolón; y de Cambiemos Luis Bertero de Maisonnave; Néstor González de Relmo; y Raúl Weymann de Colonia Santa Teresa.

Desde 2007 por el PJ están Ariel Mauna de Chacharramendi; Natalia Hollman de Dorila; Roberto Cincunegui de Cuchillo Co; Juan Barrionuevo de La Adela; Gustavo Cein de La Maruja; Angel Gutiérrez de Limay Mahuida; Oscar Martínez de Loventué; Mónica Valor de Luan Toro; Federico Ortiz de Miguel Riglos; y Horacio Castro de Rancul; y por Cambiemos Celestino Folmer de Mauricio Mayer; y por partidos vecinales Horacio Bono de Ceballos; Oscar Canonero de Falucho; y Hugo Kenny de Victorica.

Desde 2011 están por el PJ Oscar Gatica de Algarrobo del Aguila; Henso Sosa de Arata; Oscar
Baras de Caleufú; Angel Ré de Conhelo; Oscar Pereyra de La Humada; Rosa Eleno de Miguel
Cané; Carlos Llanos de Puelén; Pablo Lázaro de Rucanelo; y Luis Fredes de Speluzzi; y por
Cambiemos Héctor Delahaye de Anguil.

Mientras que los que asumieron en 2015 y buscan su primera reelección son por el PJ Ricardo
Delfino en Catriló; Abel Abeldaño en 25 de Mayo; Fabián Zabala en Doblas; Alejandro Stemphelet en General San Martín; Alfredo Fernández en Quemú Quemú; Saúl Echeveste en Telén; Luis Giacomino en Vertiz; Julio Clemant de Abramo; Rubén Muller en Alpachiri; Oscar Rodríguez Huarte en Carro Quemado; Sonia Luengo en Colonia Baron; Juan Carlos Pavoni en Metileo; Gustavo Pérez en Anchorena; Adriana García en Winifreda; y Carlos Antonieta en Sarah y Carlos Ferrero en Pichi Huinca que eran de juntas vecinales y ahora van por el Frejupa; por Cambiemos Leandro Altolaguirre en Santa Rosa; Sergio Arrese de Guatraché; José Gallotti en Bernardo Larroudé; Ariel Bogino en Embajador Martini; Fernando Tuñón en Quehué; y Roxana Lercari en Realicó; y de partidos vecinales Víctor Wilberger en Monte Nievas; Juan
Pablo Resio en Quetrequén; y Francisco Traverso en Intendente Alvear.

Más datos para una misma tendencia

La “política congelada”; es un término que el autor lo sigue usando en cada elección porque es un dato permanente. El análisis comparativo muestra esta tendencia: en 2007, por ejemplo, en un artículo con datos propios, se indicaba que el 45% de los intendentes y presidentes de comisiones de fomento lograron la reelección (36 casos sobre 79). Fue un año de cambios con la llegada de Oscar Jorge a la gobernación. En 2011 se incrementó al 72,1% (57 casos). Y en 2015 se mantuvo alta la tasa de reelección, si bien descendió producto de la dura interna en el PJ entre vernistas y jorgistas: el 67% (53 sobre 79) logró repetir. Otro dato que muestra las hegemonías y los personalismos locales: en la elección de 2015 apenas 4 intendentes de los que buscaban la reelección perdieron esa votación sobre 57 casos (el 7%).
Esta permanencia y la falta de alternancia no reconoce partidos. El 74% de los intendentes del PJ buscarán en 2019 una nueva reelección (42 casos sobre 57), el 80% de los radicales en Cambiemos (12 sobre 15 casos) y el 86% de los jefes comunales pertenecientes a partidos municipales (6 sobre 7).
Como los números lo demuestran, los jefes comunales locales tienen las de ganar y casi siempre quieren repetir. Puede haber una tendencia a la renovación en la dirigencia política, pero a simple vista, en la superficie no parece notarse.

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La Pampa y el 19M:  ¿qué nos avisan las  elecciones provinciales?

La Pampa y el 19M: ¿qué nos avisan las elecciones provinciales?

Por Norberto G. Asquini

Pasaron cinco elecciones provinciales hasta ahora, y La Pampa espera la suya el 19 de mayo. Hay una clara tendencia en las cinco votaciones, más allá de las particularidades locales. ¿Qué se puede repetir y qué no en La Pampa?

La caída de Cambiemos

Hubo cinco elecciones hasta ahora en el país, después de que el 17 de febrero se desarrollaran las internas en La Pampa que inauguraron el año electoral. Fueron las PASO de Chubut y San Juan y el domingo que pasó en Entre Ríos y las generales provinciales en Neuquén y Río Negro. En todas, hubo tendencias claras: la victoria contundente de los oficialismos y las derrotas de Cambiemos, en algunos casos quedando muy relegados.

Algunos suman las internas de La Pampa al hilo de comicios perdidos por Macri (con la derrota de Carlos Mac Allister del PRO). Sin embargo, la lista pampeana de Cambiemos que ahora tiene fórmula radical sigue siendo parte de la marca macrista. Y por más que se quieran hacer los desentendidos, ocultando la denominación y cambiando los colores cambiemitas, no dejan de representar la fuerza del macrismo en la provincia. De hecho, Daniel Kroneberger, como se lo han recordado, ha votado todas las leyes enviadas por Casa Rosada, entre ellas la repudiada reforma previsional. De ahí a que sus candidatos tuvieran que salir mediáticamente en los últimos días contraatacar al PJ para no quedar arrinconados.

Oficialistas y unidos

El analista político Carlos Fara en el sitio Letra P destacó que el domingo en Entre Ríos volvió a ganar el oficialismo y que, dentro de lo esperado, fue un triunfo cómodo de un peronismo unido. El escenario político de Entre Ríos, como el de San Juan, en ese sentido, se parece mucho más a La Pampa que las tres provincias patagónicas donde hay fuerzas provinciales. En La Pampa, San Juan y Entre Ríos gobierna el PJ y Cambiemos es la segunda fuerza. Los dos gobernadores, Sergio Uñac y Gustavo Bordet, están lejos del kirchnerismo. En ambas el triunfo fue contundente y Cambiemos quedó muy alejado, y disminuido.

Los oficialismos han triunfado en las cinco elecciones frente a un Cambiemos golpeado por la crisis económica. Macri tiene el nivel más bajo de aprobación desde que asumió, con una alta imagen negativa, y eso repercute en cada candidato local. El mal humor es palpable en la sociedad. En Entre Ríos, en 2017, con la “ola amarilla” a favor, el candidato de Cambiemos, Atilio Benedetti, había ganado la elección legislativa con el 53%. Ahora apenas cosechó el 33%. En La Pampa hace dos años, el PJ había remontado las PASO legislativas para ganarla por un margen estrechísimo frente a la boleta del PRO. Coincidencias de dos provincias del espacio pampeano.

Diferencias con los otros escenarios

Los oficialismos cuentan con el fenómeno, recuerda Fara, de la “cancha inclinada”: disponen de cantidad de recursos notablemente dispares a los de sus opositores. La competencia es desigual. La oposición, frente a esto, puede hacerle fuerza con un gobierno nacional del mismo color y sobre todo si está fortalecido, como ocurrió en La Pampa en 2017. “Hoy estamos lejos de presentar competencia”, se sincera un legislador radical al autor.

Más allá de las semejanzas en el escenario político pampeano con las cinco elecciones que se dieron hasta ahora, hay igualmente diferencias. En la mayoría, salvo el caso de Río Negro donde las pretensiones de Alberto Weretilneck de ser reelecto se frustraron por un fallo de la Corte Suprema, en La Pampa el gobernador no va por la reelección, sino que el candidato del oficialismo se presenta por primera vez. Pero como en Río Negro, con el caso de Arabela Carreras que reemplazó a Weretilneck, el postulante es apoyado por el mandatario.

A diferencia de provincias como Neuquén y Río Negro, el PJ pampeano no está identificado con el kirchnerismo, lo que amplía su base de sustentación. Pero también, en contraste con Entre Ríos donde la PASO fue muy polarizada, en La Pampa tanto para el PJ como para Cambiemos, hay otras fuerzas como el disruptivo y nervioso tiernismo, que les puede descontar votos por igual. Por no mencionar al progresismo del Partido Socialista o al evangelismo de Pueblo Nuevo.

Las cinco elecciones que pasaron están marcando una clara tendencia en el interior del país. Quedan antes de la votación en La Pampa las PASO de Santa Fe el 28 de abril y las generales de Córdoba el 12 de mayo. Todo parece indicar que se mantendrá ese escenario. Y bien se le puede cantar, y adelantar, a Cambiemos que en 2019 “ya no habrá fábulas en la ciudad de la furia”, como dice la letra de Cerati.

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Santa Rosa volátil: el  penal de Di Nápoli y  apuesta a la gran Macri

Santa Rosa volátil: el penal de Di Nápoli y apuesta a la gran Macri

Por Norberto G. Asquini

Los intendentes no duran en Santa Rosa. La capital pampeana se ha convertido en una ciudad difícil para los jefes comunales en los últimos quince años, con gestiones que son cuestionadas, sobre todo cuando no se ha sabido gobernar. Desde 2003 en adelante ningún intendente fue reelecto, se han sucedido las fuerzas políticas y hasta echaron a uno de ellos por llevar a la ciudad a su peor crisis institucional.

Santa Rosa tiene un voto volátil y un electorado enojoso. El escenario electoral es más estable en General Pico y Toay, por ejemplo, donde el PJ hegemoniza en las votaciones ejecutivas. Las encuestas muestran en la capital un núcleo duro antiperonista, pero también uno de apoyo al kirchnerismo. Y en el medio un gran electorado independiente que vuelca la balanza cada cuatro años. La canción de El Cuarteto de Nos, “Ya no sé qué hacer conmigo”, sería un buen ejemplo para dar cuenta de ese espíritu pendular.

El penal de Di Nápoli

En este escenario, el Partido Justicialista apuesta desde 2017 a recuperar la ciudad. Ahora el PJ observar que es su turno para cambiar de mando y el elegido como su representante es Luciano di Nápoli, aunque no los represente a todos. Di Nápoli está frente al penal de su vida. El 19 de mayo, como ocurrió en la interna, la puede clavar al ángulo. O enmarañado en ese voto tan volátil, tirarla por encima del travesaño a lo Higuain.

Analizamos en su momento que podía ser el “cisne negro” de la interna del PJ, y lo fue. Pasada esa elección, se dieron, y se dan, señales de unidad desde los dirigentes a las bases de las distintas líneas para apuntalar su candidatura. Y señales de apertura por parte del postulante, una falencia que siempre le marcaron a los camporistas. También se ha limado cualquier referencia nacional y CFK no está presente en esta elección. Di Nápoli representa además una figura de renovación dentro el PJ y para la capital. Se busca así la organicidad del voto peronista para contener ese electorado que participó de la interna. En ese sentido, todas las líneas parecen haberse sumado a la campaña.

La “gran Macri”

Del otro lado, la administración de los Altolaguirre comenzó hace unos meses a “mostrar gestión”. Acumular algunos hechos para tener ese empuje durante la campaña. Casi de manual: hacer las cosas que no se hicieron durante tres años y concentrar los recursos en el último. Hubo así varias fotos del intendente agarrando la pala o la bordeadora.

Poco se lo ha visto a Leandro Altolaguirre en los medios. Esto tiene que ver, más allá de circunstancias personales, con intentar sobrellevar el peso de Macri y Cambiemos. El intendente fue un entusiasta del presidente con el que se tomó fotos. Ahora le escapa a la referencia nacional, como a su marca electoral.

La estrategia del gobierno local de Cambiemos la podemos denominar “la gran Macri”. Sin grandes logros, ahora intenta pegar al candidato opositor con La Cámpora (de hecho, lo es, y no es ningún secreto) alentando la grieta nacional. Buscar el apoyo del electorado refractario a todo lo que sea K. Se lo ha escuchado decir al hermano del intendente y en ese sentido dio un paso en falso el secretario de Cultura, que fue echado de un acto por politizarlo. Di Nápoli tiene que agradecerle a Gregoire esa mano.

Cambiemos y el PJ son las dos fuerzas centrales en la capital. Pero hay otras listas que esperan ingresar concejales (para que no digan que desde esta columna se le hace el juego a la grieta). Esta ha sido una tendencia también en la capital: un Concejo heterogéneo. ¿Cuántos representantes habrá esta vez de terceras fuerzas? Desde el voto de derecha con el tiernismo, al progresista del Partido Socialista o el evangelista de Pueblo Nuevo o la izquierda, todos buscan un lugar en el próximo cuerpo legislativo.

Piantavotos y voto cruzado

Los dos principales candidatos, Altolaguirre y Di Nápoli, apuestan también a fortalecerse en el núcleo duro de votantes propios y a que las referencias nacionales de la otra lista los ayuden a desequilibrar a su favor por considerarlas “piantavotos”. Altolaguirre busca que el electorado le escape a CFK y se refugie en Cambiemos, Di Nápoli a que Macri siga bajando en las encuestas y continúe creciendo la imagen negativa sobre su figura.

Ambos parecen tener alguna razón para pensar así. Las elecciones provinciales en Neuquén y Río Negro les dan argumentos. Las listas de Cambiemos derraparon quedando terceras en ambas por el voto anti-Macri, pero los dos candidatos kirchneristas fueron derrotados porque el voto anti-K se volcó a los partidos provinciales.

El voto de Santa Rosa está cruzado por mucho de lo municipal, pero también se le agrega lo provincial (así llegó Altolaguirre a la intendencia) y por supuesto lo nacional (así llegó Di Nápoli a ganar la interna). El Cuarteto de Nos canta “Ya fui ético y fui errático, ya fui escéptico y fui fanático”. El 19 de mayo veremos otra vez a dónde apuntará esta vez el santarroseño, tan propenso a volcarse a un lado o al otro, a la hora de elegir quien lo gobierne.

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La campaña gasolera: corta, dispersa y jugando a las escondidas

La campaña gasolera: corta, dispersa y jugando a las escondidas

Por Norberto G. Asquini

La campaña para las elecciones del 19 de mayo en La Pampa ha sido hasta el momento atípica.
Hay una desmotivación general. Por un lado, la sociedad está presa de sus propias preocupaciones, con una crisis galopante que golpea a diestra y siniestra. “El umbral del dolor se ha elevado en la gente con tantos golpes recibidos, encontramos desde quienes responden con la desazón y quienes con indignación”, indicó uno de los consultores de la campaña del PJ. La situación no es la mejor para hacer campaña. Los números de la pobreza aumentaron escandalosamente, la inflación no se puede frenar y tampoco la caída del consumo, el dólar se dispara, las tasas de interés son exorbitantes, los cierres de comercios y empresas son noticia diaria, suben las tarifas y el combustible. El índice “góndola” o “despensa” muestra en el precio
de un litro de leche o un kilo de pan la cara más palpable y doméstica de la crisis.

Gasolera y corta
En ese marco, es que los candidatos intentan hacer campaña, al menos la que pueden. Porque esta campaña será corta, será barata y de bajo costo. “No hay plata”, anuncian unos y otros cuando deben pagar gastos o presupuestar servicios. No se ve demasiados carteles ni grandes despliegues. Todo pareció dejarse en los esfuerzos por ganar las internas. Sí lo pueden hacer los candidatos oficiales del Frejupa. Tienen los recursos y el aparato. Pero también el resto de las fuerzas les ha dejado el camino libre al no poder despegar.
Los tiempos electorales además serán cortísimos. Se espera tenga su empuje a partir de la próxima semana. Pero muchos intendentes dejaron los trabajos proselitistas para el último mes. La calle está dura. Un jefe comunal del sur y otro del oeste confiaron al autor que apenas se cruzan con un vecino, comienzan los pedidos. Y de cuestiones que antes no estaban tan presentes: la mayoría necesitan pagar las boletas de luz y de gas. Urgencias apremiantes. Así no hay bolsillo público que aguante para los jefes comunales.

Un escenario de dispersión
Por otro lado, además de la grave situación económica, el desdoblamiento de las elecciones provinciales con las nacionales y un resultado que parece anticipado, le quitaron densidad a la campaña. El oficialismo habla de una clara tendencia: el Frejupa va adelante, aunque difieren los interlocutores por cuánto. Pero la encuesta que manejan habla de que ya no hay un escenario de polarización. Cambiemos se desinfló. Afirman los analistas que se está dando una chatura de los apoyos y que las dos fuerzas que le siguen al oficialismo estarían ambas casi empatadas y muy por debajo. La dispersión de los votos es una realidad, aunque el tramo final de la campaña empuje a los indecisos a tomar partido a las apuradas por alguna lista.

Despegarse de Macri y la marca
En esta dispersión de los votantes mucho tiene que ver la situación de Cambiemos. Su candidato a gobernador Daniel Kroneberger, reunió hace días en el comité de Santa Rosa a los candidatos a intendente, y estos salieron algo desalentados. Ya se sabe que se compite por el segundo lugar, y con una billetera flaca. Y Macri no los ayuda en nada. De hecho, tuvieron que cambiar su estrategia comunicacional porque la sociedad mira mal todo lo que tiene que ver con la marca presidencial. Más allá del votante antiperonista que siempre encontrará argumentos contra el PJ y votará ciegamente a la oposición. En ese juego de las escondidas, los radicales comenzaron por ocultar el nombre Cambiemos de su lista, utilizan ahora el slogan “Avancemos”casi como nombre de la alianza y el rojo reemplazó a los de la marca nacional.
Entre los candidatos, salvo casos puntuales, las diferencias entre los radicales y los del PRO son más que evidentes. Tratan de evitarse lo más posible.
Intentar provincializar el discurso, disimular cualquier identificación con Macri, negar su figura y dispararle a cualquier referencia a la crisis económica es el manual implementado en esta campaña por Cambiemos. El peso de Macri es demasiado para sobrellevarlo, indica un dirigente radical. Hasta el candidato socialista se ha animado a pegarles directamente enrostrándoles su pertenencia al gobierno nacional. Hay quienes se ponen nerviosos con la referencia, otros se resignan.

Mostrar al candidato
Mientras tanto el Frejupa avanza. Muestra actos populosos y caras sonrientes. Son las que se pueden ver entre la militancia en Santa Rosa. A pesar de las diferencias en la capital, tratan de mostrar unidad. Las puestas en escena, diarias y permanentes, tienen el objetivo de mostrar a su candidato a gobernador, Sergio Ziliotto, con un perfil ejecutivo. Detrás está el proyecto Verna, por las dudas, como garante y recordando siempre al gobierno nacional y la situación actual.
Hay una incertidumbre que igualmente surge a quienes llevan adelante la campaña: cómo se manifestará el enojo de la gente. Hacia dónde se disparará el voto de los hastiados con la situación actual. Veremos hacia donde decanta en mayo.

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El Plan Z: pensar un futuro  gobierno y el papel  del Estado pampeano

El Plan Z: pensar un futuro gobierno y el papel del Estado pampeano

Por Norberto G. Asquini

El candidato del PJ, Sergio Ziliotto, presentó su plataforma. No es un documento cualquiera: marca el rumbo que pretende en la era pos Verna. Y mostrar que está preparado para asumir la gobernación y cómo enfrentar la crisis actual, y futura. Se mete además de lleno en el debate sobre el papel del Estado en La Pampa.

Tres temas centrales

Las plataformas se han convertido en algo casi obsoleto. Un documento que no siempre se cumple. Porque no se puede una vez llegado al poder o porque finalmente no se quiere. Los electores se inclinan a la hora del voto por valores, identificación con personas o ideas o por intereses que por programas. ¿Cuántos las leen? ¿Cuántos recuerdan lo que está plasmado en el papel una vez que una gestión está en marcha?

Pero las plataformas son intenciones, promesas, un plan de gobierno ideal para mostrar a los votantes. La mayoría sirve para cumplir con la formalidad de tener una. Pero esta vez, el candidato a gobernador del PJ, Sergio Ziliotto la presentó en dos actos en Santa Rosa y General Pico y pidió que fuera publicada y difundida. Aunque no sean muchos los que la leyeran. Fue una manera de mostrar dónde apunta un futuro gobierno del PJ, de ganar el 19 de mayo. “Innovaciones de una nueva época”, como le gusta llamarla a uno de los realizadores del documento.

La plataforma del PJ, el “Plan Z”, muestra tres cuestiones centrales para marcar el rumbo de un gobierno pos ciclo de los “grandes nombres” o el primero que sucede a “la generación del 83”.

Por un lado, los desafíos para el PJ en una provincia cercada por problemáticas generadas por la crisis económica nacional, por otro la intención de modernizar un gobierno, y una provincia, y tercero la idea de generar una mística para una futura gestión en la que se presenta como el sucesor de Carlos Verna.

Mezcla de elementos de la continuidad y de la transformación del peronismo pampeano. Un período que se quiere convertir en una nueva fase a los 36 años de gestiones del PJ y la renovación inexorable que se produce ante la no reelección de Verna, pero que por lo bajo ya se estaba produciendo.

Economía, modernización, rumbo

Vamos a los desafíos. El próximo gobernador deberá hacerse cargo de una provincia en la que está presente la crisis. En la faceta social, los municipios atienden permanentemente a personas con necesidades y que no pueden pagar las tarifas de luz y gas por los incrementos. En lo económico, se pone énfasis en un línea productivista, como el actual gobierno más allá de los resultados, y en la obra pública como motor de la economía. Está pensado en que más allá de las viviendas sociales que continuarán construyéndose con el plan provincial, se impulsará un “Procrear pampeano”.

La modernización es otro aspecto que está presente en el proyecto de gobierno. La presencia de las mujeres en la política con la Ley de Paridad es uno de los avances, el más importante en cuestión de renovación. Pero también las políticas de género. La permanente mención a la conectividad y las comunicaciones es otro de los puntos que parecen meter de lleno al PJ pampeano en el siglo XXI.

La plataforma finalmente marca también un perfil propio, frente a la presencia central de la figura de Verna. Ziliotto quiso mostrar un proyecto propio, con continuidad y en parte superación del actual. Que tiene un equipo que estuvo detrás de un documento elaborado a conciencia y no solo para cumplir con el votante. Y mostrar que está preparado para asumir la responsabilidad de gobernar tanto a los pampeanos como al resto de la dirigencia del PJ, a pesar de la sombra de Verna.

Los dos modelos en pugna

El documento además tiene un tema medular en la relación entre el peronismo y la oposición. Es el papel del Estado en La Pampa, el “Estado peronista”. El rol de lo público, y de las políticas del PJ, durante 36 años en la provincia. Un Estado considerado presente, benefactor o proteccionista para las clases populares (más allá de los pluriclasista del peronismo), desde la garantía de los servicios públicos, el empleo estatal o las jubilaciones en la órbita provincial, hasta la llegada de la ayuda al bolsillo de la gente vía subsidios y beneficios. Más allá de la eficiencia de la administración o la transparencia de esa ayuda que han sido puntos cuestionables de la oposición. Pero también es un Estado conservador en lo administrativo que ha sabido sortear las crisis y evitar la profundización de problemáticas sociales.

Del otro lado tenemos una oposición, que podemos identificar bajo el signo del macrismo, de clases medias, cuentapropista o propietaria, más liberal, que reclama contra la chatura de una provincia y habla de su estancamiento. Y pone al gasto de este Estado benefactor, vía empleos o prebendas, como la traba a la falta de expansión de la economía provincial.

Un debate que seguirá abierto y latente. Mientras tanto, el Plan Z se prepara para afrontar, de continuar el PJ gobernando, los próximos cuatro años que no serán nada fáciles para La Pampa.

 

 

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