Santa Rosa volátil: el penal de Di Nápoli y apuesta a la gran Macri


Santa Rosa volátil: el  penal de Di Nápoli y  apuesta a la gran Macri

Por Norberto G. Asquini

Los intendentes no duran en Santa Rosa. La capital pampeana se ha convertido en una ciudad difícil para los jefes comunales en los últimos quince años, con gestiones que son cuestionadas, sobre todo cuando no se ha sabido gobernar. Desde 2003 en adelante ningún intendente fue reelecto, se han sucedido las fuerzas políticas y hasta echaron a uno de ellos por llevar a la ciudad a su peor crisis institucional.

Santa Rosa tiene un voto volátil y un electorado enojoso. El escenario electoral es más estable en General Pico y Toay, por ejemplo, donde el PJ hegemoniza en las votaciones ejecutivas. Las encuestas muestran en la capital un núcleo duro antiperonista, pero también uno de apoyo al kirchnerismo. Y en el medio un gran electorado independiente que vuelca la balanza cada cuatro años. La canción de El Cuarteto de Nos, “Ya no sé qué hacer conmigo”, sería un buen ejemplo para dar cuenta de ese espíritu pendular.

El penal de Di Nápoli

En este escenario, el Partido Justicialista apuesta desde 2017 a recuperar la ciudad. Ahora el PJ observar que es su turno para cambiar de mando y el elegido como su representante es Luciano di Nápoli, aunque no los represente a todos. Di Nápoli está frente al penal de su vida. El 19 de mayo, como ocurrió en la interna, la puede clavar al ángulo. O enmarañado en ese voto tan volátil, tirarla por encima del travesaño a lo Higuain.

Analizamos en su momento que podía ser el “cisne negro” de la interna del PJ, y lo fue. Pasada esa elección, se dieron, y se dan, señales de unidad desde los dirigentes a las bases de las distintas líneas para apuntalar su candidatura. Y señales de apertura por parte del postulante, una falencia que siempre le marcaron a los camporistas. También se ha limado cualquier referencia nacional y CFK no está presente en esta elección. Di Nápoli representa además una figura de renovación dentro el PJ y para la capital. Se busca así la organicidad del voto peronista para contener ese electorado que participó de la interna. En ese sentido, todas las líneas parecen haberse sumado a la campaña.

La “gran Macri”

Del otro lado, la administración de los Altolaguirre comenzó hace unos meses a “mostrar gestión”. Acumular algunos hechos para tener ese empuje durante la campaña. Casi de manual: hacer las cosas que no se hicieron durante tres años y concentrar los recursos en el último. Hubo así varias fotos del intendente agarrando la pala o la bordeadora.

Poco se lo ha visto a Leandro Altolaguirre en los medios. Esto tiene que ver, más allá de circunstancias personales, con intentar sobrellevar el peso de Macri y Cambiemos. El intendente fue un entusiasta del presidente con el que se tomó fotos. Ahora le escapa a la referencia nacional, como a su marca electoral.

La estrategia del gobierno local de Cambiemos la podemos denominar “la gran Macri”. Sin grandes logros, ahora intenta pegar al candidato opositor con La Cámpora (de hecho, lo es, y no es ningún secreto) alentando la grieta nacional. Buscar el apoyo del electorado refractario a todo lo que sea K. Se lo ha escuchado decir al hermano del intendente y en ese sentido dio un paso en falso el secretario de Cultura, que fue echado de un acto por politizarlo. Di Nápoli tiene que agradecerle a Gregoire esa mano.

Cambiemos y el PJ son las dos fuerzas centrales en la capital. Pero hay otras listas que esperan ingresar concejales (para que no digan que desde esta columna se le hace el juego a la grieta). Esta ha sido una tendencia también en la capital: un Concejo heterogéneo. ¿Cuántos representantes habrá esta vez de terceras fuerzas? Desde el voto de derecha con el tiernismo, al progresista del Partido Socialista o el evangelista de Pueblo Nuevo o la izquierda, todos buscan un lugar en el próximo cuerpo legislativo.

Piantavotos y voto cruzado

Los dos principales candidatos, Altolaguirre y Di Nápoli, apuestan también a fortalecerse en el núcleo duro de votantes propios y a que las referencias nacionales de la otra lista los ayuden a desequilibrar a su favor por considerarlas “piantavotos”. Altolaguirre busca que el electorado le escape a CFK y se refugie en Cambiemos, Di Nápoli a que Macri siga bajando en las encuestas y continúe creciendo la imagen negativa sobre su figura.

Ambos parecen tener alguna razón para pensar así. Las elecciones provinciales en Neuquén y Río Negro les dan argumentos. Las listas de Cambiemos derraparon quedando terceras en ambas por el voto anti-Macri, pero los dos candidatos kirchneristas fueron derrotados porque el voto anti-K se volcó a los partidos provinciales.

El voto de Santa Rosa está cruzado por mucho de lo municipal, pero también se le agrega lo provincial (así llegó Altolaguirre a la intendencia) y por supuesto lo nacional (así llegó Di Nápoli a ganar la interna). El Cuarteto de Nos canta “Ya fui ético y fui errático, ya fui escéptico y fui fanático”. El 19 de mayo veremos otra vez a dónde apuntará esta vez el santarroseño, tan propenso a volcarse a un lado o al otro, a la hora de elegir quien lo gobierne.

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