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Historias: La “Cuestión Social” en los primeros años de Guatraché.

Extraído de:
Mesa 3. Historia de las mujeres en la Patagonia: discursos, agentes y prácticas.
La cuestión social en el Territorio Nacional de La Pampa. Las respuestas desde la sociedad civil (1897-1940). Autor: Alejandra Marcela Otamendi. D.N.I.: 26727890. Inserción Institucional: Instituto de Estudios Socio- Históricos. Investigador, estudiante de la Licenciatura en Historia. aleotamendi@yahoo.com.ar.

El Gobierno Municipal brinda la respuesta a la cuestión social.

A fines del siglo XIX empieza a desencadenarse una serie de problemas relacionados con el género y el nuevo rol de la mujer, este vinculado con su inserción en el mundo del trabajo y con su desempeño como madre, sumado al exterminio indígena, la llegada masiva de inmigrantes y la naciente clase obrera. Siendo este último tema lo central de la cuestión social, ya que el mismo es amplificador de pobreza, criminalidad, prostitución, enfermedad, hacinamiento y propagador de epidemias. Estos problemas generan temor por parte del Estado, ante la aparente pérdida de control sobre los sectores. El problema de cómo gobernar y las contradicciones entre el progreso económico y el retraso de las formas de la vida política. Esto vinculado con la participación de los ciudadanos y el sufragio. La llegada de inmigrantes, habitantes no ciudadanos, y la necesidad de naturalizarlos para que tengan participación política. Agravada esta condición ante la presencia en las ciudades de un mayor número de pobres, ya que las ciudades no son capaces de ofrecer empleos y asilo para los que llegaban al país. Situación que empeora con la difusión de epidemias que afectan a toda la población, sin distinción de clases sociales.

María José Billorou (2008) analizando el caso de Guatraché indica que los primeros servicios de salud en el Territorio Nacional de La Pampa, incipientes hospitales y salas de primeros auxilios, surgieron a partir de la iniciativa de la sociedad civil. Así, entre 1884 y finales de los años veinte, son las mismas comunidades a través de asociaciones locales de beneficencia con apoyo de los municipios organizaron y gestionaron una rudimentaria red de instituciones de salud en la franja este y noreste de La Pampa. Guatraché, se articuló en este modelo vigente de resolución de los problemas sanitarios; de esta manera, hacia 1916 o 1917 se fundó en la localidad un Sanatorio que contaba con los elementos indispensables. Sin embargo, podemos inferir que su vida fue efímera ya que en las fuentes disponibles, la edición especial del periódico El Imparcial del 16 de Mayo de 1944 solo aparecía una mención somero bajo una fotografía del día de su inauguración.

En el terreno de la política social, a diferencia de lo que ocurre en otras localidades del Territorio, que en la mayoría son Damas notables las que se encargan de la cuestión relacionada con la ayuda a los pobres, se puede afirman que en Guatraché, no hubo mujeres que tuvieran esta participación, y si la hubo fue efímera. Esto llama la atención por que este era un lugar que les permitía la inserción en la escena pública e incorporarse a otras problemáticas fuera de los asuntos hogareños.

En el Acta N° 30 del 15 de agosto de 1925 dice: “.se resuelve reforzar la partida de Beneficencia en la suma de 100 pesos moneda nacional, imputándose a Fiestas Patrias…”. Con esta acta se puede corroborar lo antes mencionado. Lo que no se especifica para esta fecha es, que si bien el municipio tenía una suma de dinero destinada a la acción filantrópica, no se menciona quienes son los encargados de administrar los fondos. Son los mismos hombres pertenecientes al concejo municipal o este dinero se le otorga a un grupo de damas para que sean ellas las encargadas de gestionarlo. Tampoco se hace mención a los destinatarios de los mismos”.

Más adelante, en el Acta N° 98 del 8 de diciembre de 1932 se puede leer que llegaron a la Municipalidad dos notas, una pidiendo un subsidio de 10 pesos mensuales, se trata de una Sra. Viuda que carece de recursos para abonar su alquiler y otra, que es enviada por un Sr. pidiendo al municipio que se le suministren los medicamentos que les son necesarios para el tratamiento de la enfermedad que lo aqueja. El no posee los medios necesarios para adquirirlos. En ambos casos el consejo resuelve de forma positiva ante los requerimientos de estos vecinos de la localidad. En Guatraché como se puede ver en sus primeras actas era la Municipalidad que realizaba la tarea filantrópica, destinaba fondos exclusivamente para la atención de enfermos y ayudas económicas a personas con escasos recursos.

Para 1934, en el Acta N° 120 cuya fecha es 11 de enero leemos: “…Beneficencia.- Este rubro para el cual habían sido presupuestados $800 m/n, ha habido que ampliarlo en 260 $ m/n, habiendo sido motivo de esta ampliación la gran cantidad de enfermos atendidos por la Médica Municipal Sta. María M. Allende (cargo que desempeña con carácter de ad-honorem), compenetrándose y prestando un desinteresado concurso a los exiguos recursos con los que cuenta ésta municipalidad. En el transcurso de este ejercicio se han atendido 72 enfermos, carentes de medios para suministrarse los medicamentos. Se han costeado pasajes de Ferrocarril a enfermos para Hospitalizarse: 6 a Bahía Blanca; 3 a Buenos Aires; 1 a Púan; y uno en automóvil a Púan por ser herido grave; y 4 ataúdes.”…Acto continuo, se hace mención que el Dr. Jacobo J. Bohoslavosky que hace unos meses se ha establecido en la localidad, ha atendido a varios enfermos carentes de recursos, a los cuales la Municipalidad ha tenido que costear los medicamentos”.

Al mismo tiempo la tarea del médico municipal se justificó, en otros de los principios claves del higienismo en las grandes ciudades del país, proceso analizado por Diego Armus y Susana Belmartino (2001), el uso de la higiene para incorporar a gran parte de la población urbana a la vida moderna. Así, el médico adquirió una función técnica de gran importancia en pos de la salud colectiva: la gestión e implementación de obras fundamentales para prevenir las enfermedades. Cuando las epidemias se manifestaban, el médico municipal era el encargado de tomar medidas que protegieran la salud de los grupos más vulnerables: los niños.

En los mismos registros municipales podemos encontrar mencionados a diferentes prestadores de servicio de la salud que llegaban a la localidad. El 2 de enero de 1934, el Concejo Municipal decidió su designación como médico municipal de manera conjunta con la Doctora Allende. Ambos compartieron la función, de esta manera, la responsabilidad se convirtió en rotativa. Los argumentos esgrimidos por los concejales en la sesión, para sustentar una decisión inédita se centraron en la necesidad de aliviar en parte la carga que significa el peso de esta misión que hasta el presente recaía solamente en la médica municipal”.

Por el análisis de actas posteriores, se puede observar que el cargo de médico municipal, con el paso del tiempo, se transformó en un puesto signado por las tensiones y los conflictos políticos que vivía la localidad. Se podría también mencionar un cierto perjuicio hacia el papel desempeñado por la profesional, en su condición de mujer. Billorou menciona que en la Argentina, la incorporación de las mujeres a la profesión médica se produjo con grandes dificultades, aunque paulatinamente lograron formar parte del campo profesional en ciertas especialidades y bajo una férrea supervisión masculina.

Según los datos encontrados en el Anuario Kraft hacia 1929 Guatraché tenía una población de 3.430 habitantes, los problemas sociales y económicos generados por el padecimiento de largas enfermedades que impedían que el enfermo, en muchos casos el jefe de la familia, trabajase. La intención de aumentar las posibilidades de brindar soluciones a estos problemas por parte del gobierno comunal quedaba claramente demostrada en la propuesta del presidente del Concejo Municipal, Samuel Novick, en diciembre de 1932, de perfeccionar los servicios brindados a la población enferma, tanto a través del acceso al médico municipal así como de entrega gratuita de los medicamentos correspondientes. Para enfermos de mayor complejidad el municipio costeaba los gastos de traslado a: Buenos Aires, Bahía Blanca, Carhué y Puán; en 1933 se financiaron once traslados, en 1936 veintiséis y en 1940 diecinueve viajes de enfermos graves. A partir de 1939, generaron que el municipio subvencionara anualmente con una suma de trescientos pesos moneda nacional al Hospital Municipal de Puán localizado a ochenta kilómetros para la atención de enfermos para la atención hospitalaria provenientes de Guatraché. Hacia 1947, la suma se destinó al nuevo Hospital creado en la localidad de Darregueira, ya que se encontraba mucho más cerca de Guatraché, a sólo cuarenta kilómetros”.

El crecimiento de la localidad, y la “enorme cantidad de enfermos carentes de recursos” requería cada vez más de una estructura pública de servicios sanitarios en la localidad. Guatraché, buscó de múltiples maneras dar respuesta a éste desafío.

Así, hacia fines de la década de 1920, la comunidad se planteó una meta para dar respuesta a las necesidades asistenciales de la población; la construcción de un hospital. Su primer paso fue la creación de una estrategia de obtención de recursos exclusivamente destinada a este objetivo; ya que la disponibilidad financiera del estado tanto territoriano como municipal era nula para responsabilizarse de una empresa de tal envergadura. En esos tiempos, no existía todavía en el Territorio Nacional de la Pampa, ninguna institución hospitalaria pública, solamente se hallaba desde 1913, la Administración Sanitaria y Asistencia Pública en Santa Rosa, primera institución sanitaria pública. De esta manera, la búsqueda de una fuente de financiamiento, provocó la decisión del Concejo Municipal de la formación de un Fondo Pro-Hospital en la sesión del 14 de diciembre de 1926; para ello instauró un impuesto (consistente en 10 centavos moneda nacional) destinado a cada entrada a todo espectáculo social-cultural. De esta manera, se incluyeron las diferentes funciones, fiestas, quermeses y romerías realizadas en el pueblo. Sin embargo, su implementación se dilató ya que recién se comenzó a percibir en 1927; paralelamente, se iniciaron donaciones particulares que contribuyeron a la consolidación de los fondos y demostraron la adhesión de los miembros de la comunidad a esta propuesta.

La crisis económica internacional de la década del treinta afectó a la población pampeana. A las dificultades que se generaron en el comercio internacional, especialmente los cambios en los mercados internacionales de productos primarios, se sumó en la Pampa otro factor. En los primeros años de la década, el territorio fue afectado por una dura crisis agroclimática, una sequía prolongada, que perjudicó en especial a las áreas rurales. Ambos fenómenos provocaron un fuerte impacto económico social, ya que la desocupación y las migraciones aumentaron en el Territorio. Guatraché no fue ajeno a este proceso. Las autoridades nacionales, territorianas y municipales, se preocuparon en dar respuesta al problema social, fundamentalmente por temor a la despoblación de la región. La nota elevada por el Ingeniero Raimundo Nieves, director de la estación experimental de Guatraché, al Director General de Agricultura el 26 de marzo de 1932, evidenciaba que la desocupación afectaba a “veinticinco personas”, por lo tanto “siete familias” se encontraban sin trabajo. En este contexto, los servicios de salud pública, fueron vistos como una “una institución de imprescindible necesidad” de acuerdo a las palabras del periódico El Imparcial, en su edición especial del 16 de mayo de 1944. El Consultorio Municipal, consolidó la salud como un derecho “ya que pudieron concurrir los enfermos no pidiendo limosna sino exigiendo la atención médica”. El Estado Municipal, en forma precaria y condicionada, aceptó su papel de proveedor de servicios sanitarios “equitativamente como una obligación social”.

A cinco años de su instalación, el consultorio Municipal se había fortalecido como institución; en 1939, conforme al acta del Concejo Municipal del 25 de febrero de 1940, se atendieron ochocientos treinta y dos pacientes. Para responder a una demanda en expansión ya que a la cantidad de atendidos en el Consultorio se sumaron doscientas setenta y siete visitas a domicilio, había sumado dos camas para el cuidado de aquellos enfermos sin albergue.

El 9 de julio de 1940 se inauguró la Sala de Primeros Auxilios, en la casa ofrecida en alquiler por los familiares de Agustín Goubelet, con un acto al que acudieron autoridades locales y territorianas. Dr. Freire se transformó en su Director; el personal se complementó con el Dr. Jacobo Bohoslavsky como médico agregado ad-honorem y la Sra. Jacinta de Guevara para atender el cuidado y la limpieza del establecimiento. Sin embargo, el Dr. Jacobo Bohoslavsky permaneció muy poco en este cargo ya que el 25 de agosto de 1940 renunció porque se ausentaba definitivamente de la localidad; el Dr. Juan García Fernández lo sucedió.

La Sala de primeros Auxilios generó problemas con otras instituciones del medio, especialmente con las asociaciones de inmigrantes existentes en Guatraché: la Asociación Unión Italiana de Socorros Mutuos, la Asociación Española de Socorros Mutuos y la Sociedad Alemana de Socorros Mutuos. Estas Sociedades brindaban servicios de atención médica tanto en la localidad como fuera del ámbito local, en Bahía Blanca y en Buenos Aires.

El Imparcial en su edición del 10 de junio de 1940 bajo el título: “La caridad empieza por casa. Lo que debe ser el mutualismo” los reflejaba. A pesar del reconocimiento de la “obra digna de mayor respeto y consideración” que las instituciones desarrollaban ya que respondían a “las necesidades de sus asociados en aquellas circunstancias más graves como son las que originan las enfermedades”; sostenía que en muchas ocasiones su accionar está empañado “por un egoísmo que no tiene razón de ser”.

A través de la creación de esta Sala de Primeros Auxilios se evidenciaba “la importancia de los servicios de salud municipales “a disposición del vecindario en general sin distinción de nacionalidades o razas” requerían de la “reciprocidad” de las asociaciones de inmigrantes. Detrás de este conflicto, aparecían dos concepciones sobre las condiciones que posibilitaban el acceso a la cobertura sanitaria; mientras que para las entidades que nucleaban a los inmigrantes prevalecían los lazos étnicos, el municipio privilegiaba la idea de la salud como derecho de toda la población.

A modo de síntesis
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a realidad social del territorio pampeano de fines del siglo XIX, de manera específica de dos localidades del sur General Acha y Guatraché incentivó por un lado, a un grupo de mujeres a movilizarse en pos de las demandas sociales y por otro, a que las autoridades municipales fueran las encargadas de brindar el socorro necesario.

En General Acha la ausencia de una estructura sanitaria en la localidad y los requerimientos de múltiples servicios por parte de la sociedad civil fueron proporcionados a través de la acción filantrópica. Las damas achenses organizaron la Sociedad de Damas de Beneficencia, primera institución de este tipo en el espacio pampeano, que se ocupó de atender las demandas de los sectores sociales más desprotegidos: indigentes, parturientas, enfermos, ancianos y niños.

Esta institución permitió a este grupo de mujeres insertarse en un espacio público del que estaban relegadas, ya que esta Institución les brindó una identidad política y poder de decisión. Estas mujeres a pesar de que no tenían derechos civiles ni políticos conocían cuáles fueron las normas burocráticas de funcionamiento de las instituciones y se avocan de manera especial a ella.

Este grupo de Señoras y Señoritas que formaron la Sociedad de Beneficencia, abocadas a la actividad filantrópica, que adquirió paulatinamente las particularidades de toda asociación: un lugar de reunión estable, finalidades culturales, funciones de sociabilidad, de recreación, vínculos frecuentes y usuales, elementos identitarios que caracterizan a quienes conforman una asociación como así también su voluntad de establecer lazos.

La preocupación por la cuestión social es un discurso presente en las mujeres de la beneficencia achense. Así sostenían “que era necesario dotar al pueblo de una enfermería a modo de hospital, que serviría no solo para atender a los enfermos sino también a mucha gente de la campaña y también del pueblo mismo que no tienen familias ni recursos”.

En el territorio nacional de la Pampa, una gran parte de la población, la conformaban hombres y mujeres llegados de otras provincias o extranjeros que venían en busca de trabajo, sin dinero. Las situaciones de enfermedad pusieron al descubierto el desamparo de amplios sectores de la población. Quizá por esta razón debemos entender que la respuesta a la cuestión social prioritaria en la localidad achense fue la creación de un hospital. A pesar de que también se prestaban otros servicios como reparto de alimentos, útiles escolares, ropa.

La Sociedad de Damas de Beneficencia es parte de la memoria activa de la localidad al constituirse en la primera organización formal de prestación de servicios sociales en la zona. Fue una de las manifestaciones concretas que evidenciaron el proceso de institucionalización de un conjunto de organizaciones de la estructura política, económica y social de General Acha en los primeros años del siglo XX. En este sentido, fue un claro ejemplo de lo que se consideraba era el progreso de la localidad que se incorporaba desde la esfera política y económica a la región pampeana.

Si bien es importante destacar que quienes en el caso de General Acha crearon la asociación concibieron la construcción de una entidad de caridad y para el caso de Guatraché, una población en crecimiento y que desde su municipio, localidades ambas que centraron sus tareas en la atención a la salud, como una forma de contribuir no solo al bienestar social sino también al desarrollo cultural. En otras palabras, dos localidades que atendieran la salud de su población demostraba el nivel de progreso alcanzado.

Citas
1-
Esta ponencia se enmarca dentro del Proyecto: Sociedad, economía, población, política y religión en la Pampa. Un abordaje histórico (Siglos XIX-XX) que se desarrollan el Instituto Interdisciplinario de Estudios Socio Históricos de la Facultad de Ciencias Humanas. UNLPam. En el que participo en calidad de tesista de la Licenciatura en Historia.

2- Presidente: Sr. Federico B. Vilaró (Empleado de la Gobernación), Vice Presidente: Dr. Francisco S. Aguilar (Abogado), Tesorero: Sr. J. Enrique Del Busto (Martillero Público), Secretario: Sr. Arturo F. Guevara (Empleado de la Gobernación), Vocales: Dr. Camilo López Cambón (Juez), Dr. Enrique Iguña (Médico), Cmte. Enrique Berhó (pertenece a la Inspección de Milicias), Sr. Lorenzo Ramasco (Secretario del Juez), Sr. Luis Coudannes, Sr. Andrés L. Pazos, Sr. Ramón López Hernández, Sr. Fernando Albornoz, Sr. Arturo Castro (Gestor y Periodista de El Territorio), Sr. Pedro Landi (Empleado de la Gobernación, fue Juez de Paz).

3- Esta Sociedad de Beneficencia era una sociedad compuesta por un conjunto de damas, aunque posteriormente también se incorporan hombres.

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Emerge la Cosmovisión de América Originaria: Guillermo Herzel desde Neuquén.

Síntesis de la experiencia vivida en una escuela de Neuquén (capital) con un proyecto de Educación Multicultural y gran consenso de alumnos y docentes

Invitados para visitar la Escuela de Educación Media “Padre Fito”, en la ciudad de Neuquén, donde celebraban la llegada del Huechripantu -Nueva salida del Sol (Año Nuevo mapuce, para entendernos mejor); fuimos recibidos por Nancy Antilef, del Equipo de Educación Intercultural.

Nos explicó que esa escuela trabaja en el proyecto desde hace ya algunos años y que, ese día, la participación no es obligatoria, no se pone falta a los ausentes, alumnos o docentes.  Vale la pena hacer notar que, de acuerdo a los números que nos dieron, eran muy escasas esas ausencias.

EL DESARROLLO DE LA JORNADA
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uy temprano, alumnos y docentes se reunieron en una plaza cercana a la escuela, a esperar el comienzo del día. Con las primeras luces hicieron el “Saludo al Sol”, ceremonia ancestral del pueblo mapuce para fechas como esta.

Luego, ya en el colegio, trabajaron en comisiones, tratando de evaluar tanto los aspectos positivos que se van logrando cada año, como aquellos que se deberían corregir. Los grupos responden a los colores de la bandera que identifica al pueblo mapuce (negro, rojo, verde, azul y amarillo)

Llegó, entonces, el plenario, en el que los grupos debieron exponer el producto de los debates realizados en cada comisión.

Cada color pasó al centro de un gran círculo humano, formado por alumnos, personal docente y no docente de la escuela e invitados.

El circulo es el modo mas justo del intercambio, ya que todos sus integrantes están a una misma distancia del centro, pueden escuchar o hablar en iguales condiciones, explicó Pedro Kariman, profesor de Historia.

En el centro de ese circulo se había colocado el inmenso dibujo de un cultrúm.

Cada grupo resaltaba lo que había encontrado de positivo en esos días y enunciaba, si las tenía, sus críticas. Luego dejaban ese mismo mensaje, ahora escrito;  en torno a ese cultrúm.

ENTERAR A LA POBLACIÓN
Es necesario que todo esto sea conocido por la población, nos dijo muy convencida Nancy Antilef. Que hemos pasado por la noche más larga del año, por el día más pequeño, que vivimos el solsticio de invierno, que la savia vuelve a circular en las plantas, que es época de siembra, que se aparea la fauna.

Comienza un nuevo ciclo vital. Lo que sería para nosotros un nuevo año. El año nuevo del hemisferio Sur.

REFLEXIÓN DE UN VISITANTE
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no no recuerda, entonces, haber escuchado estas cosas en su paso por las distintas etapas de la educación y entiende que estos son aspectos esenciales del más mínimo aprendizaje: Saber que el 21 de junio se produce, en el hemisferio Sur, el solsticio de invierno. Que allí comienza un nuevo ciclo vital. Que, en realidad, aunque nunca nadie nos lo haya dicho, lo que festejamos cada primero de enero, es algo así como el año nuevo del hemisferio Norte y que este “error” no es otra cosa que una muestra más de nuestro grado de profunda dependencia cultural, a manos del “conquistador”.

ARBOLITOS DE NAVIDAD
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entro de la escuela nos recibió el profesor de música que está compartiendo un mate con las ñañas María Kayul y María Luisa Cifuentes. Estas, a su turno, participaron a los chicos de sus conocimientos. Una de ellas habló de respeto hacia la naturaleza, de pertenencia, de armonía con la madre tierra, la otra nos contó de sus comidas, que deben ser bien nutritivas y condimentadas porque es tiempo de mucho frío. Entonces se nos vienen a la memoria los nevados arbolitos de Navidad, nuestras comidas de abundantes calorías, nuestras bebidas y postres, todo tan ajeno a ese diciembre/enero que nos ha impuesto el Norte y tan naturales en estos fríos días de junio.

Pero todo esto no sucedió con exclusividad en aquella escuela, todos los pueblos originarios del Sur, festejan el huechripantú. En nuestra Pampa hay festejos, en diversos rincones de la provincia. No tgodos nos enteramos porque esos días transcurren discretos, en lugares muy propios de los participantes y sus más intimas amistades.

OTRA MIRADA AL PUYEHUE
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l grupo de docentes nos hizo conocer el fruto de su debate por boca de una profesora mapuce. Nos recordó que alguno de los grupos de alumnos sugirió hacer esa jornada cuando realmente sucede el Huechripantu. Entonces ella nos dice que ese día se pasa en familia y que, por eso, se debe hacer un día antes o un día después. La docente viajó para estar con los suyos. Le contó a su abuelita que en la ciudad, la gente está muy asustada por la actividad de volcán Puyehue. Porque no sabe como continúa esa actividad, ni cuanto tiempo va a seguir arrojando ceniza. A lo que la abuela le respondió que le comunicara a sus hermanos de la ciudad que no se asusten, que no tengan miedo, que dejen que la tierra respire tranquila.

FINALMENTE: HERMANOS EN EL CANTO
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l profesor de música invitó, entonces, a todos, a unirnos en el canto. Nos pidió integrarnos al círculo que rodea al gran dibujo del cultrúm. Todos iguales, hermanos en la música. Se repartieron fotocopias de una canción que eligieron entre todos, como cierre de actividad. Es “Par Mil”, de Divididos y tiene mucho que ver  con la actividad de ese día.

PALÍN (CHUECA)
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a casi tres de la tarde y con muchas ganas de continuar, los chicos ponen fin a la jornada con una jugada de Palín (Chueca, para nosotros) en el patio de la escuela.

Adentro, otros chicos y algunos docentes, seguían cantando la canción elegida:

 Luz, luz, luz del alma

soy un hombre que espera el alba.

 Guillermo Herzel

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Historias: Unión de Campos peleando el torneo.

El buen momento que está pasando la U de General Campos sorprende a propios y extraños.  El equipo dirigido por Maximiliano Zitelli, con una buena base de jugadores locales, está demostrando que con trabajo y esfuerzo se pueden lograr frutos.  Si bien el equipo Tambero aún no ha logrado el Apertura de la Zona Sur, está muy bien encaminado para conseguir el logro.  A falta de cinco jornadas Unión lidera la tabla de posiciones de la Zona Sur con 16 puntos. 
Lo sorprendente es que el conjunto de General Campos no ha logrado nunca un torneo sureño aunque sí a realizado campañas que lo tuvieron como principal animador.  Tal vez el torneo más recordado y dónde más cerca estuvo la U de alcanzar el título fue en 1982, dónde con un equipo de jugadores locales sumados a algunas figuras del ámbito regional, logró jugar la final del torneo frente a Sportivo y Cultural, perdiendo la posibilidad de colocar su nombre por primera vez en lo más alto del fútbol de la Zona Sur.

Un repaso de aquella campaña.
El torneo comenzó el 14 de marzo de 1982, Unión tuvo fecha libre.  Los ganadores de aquella jornada inaugural en la Zona A (Unión (General Campos), Pampero (Guatraché),  Deportivo Alpachiri, Juventud Unida (Alpachiri), Huracán (Guatraché), Deportivo Colonia San Juan y Colonial (Santa Teresa)) fueron los dos equipos guatrachenses y el equipo de Santa Teresa. 
En la segunda batalla Campos debutó goleando en su cancha a Juventud Unida de Alpachiri por 4-0 con tres tantos de Sergio Dieser y el restante del joven Luis “Cachito” Pantanetti.  En la tercera fecha empato como local frente al equipo de Santa Teresa que culminaría último en la Zona A.  Todavía los equipos estaban acomodándose, cualquiera le ganaba a cualquiera.  Campos marchaba invicto y expectante.
En la cuarta jornada visitó la colonia San Juan para enfrentar al deportivo local, fue victoria 3-2 con anotaciones de Sergio Dieser, Miguel Ángel Dieguer y de Luis Pantanetti.
Luego se sucedieron tres victorias consecutivas, frente a Pampero en Guatraché (3-1), frente a Huracán (3-2) y goleando al Deportivo Alpachiri a domicilio (5-2).  Así cerró la primera rueda con cinco victorias y un empate, el mismo inicio que en la actual temporada de 2011.
El 25 de Mayo comenzó la segunda ronda con Campos descansando en la punta en soledad.  En la novena jornada goleó a Juventud Unida por 4-2 con anotaciones de Sergio Dieser, Hugo Navarrete, Aldo Vignatti y Roberto Pereyra.  Luego viajó nuevamente para enfrentar en el miniclásico a Colonial Santa Teresa, Sergio Dieser y dos tantos de Carlos Candia le dieron el triunfo por 3-1 frente al local.
El 12 de Junio el equipo Tambero pierde el invicto.  Como local es derrotado por el sorprendente Deportivo Colonia San Juan, que para ese tramo del torneo ya había aceitado el equipo realizando un sprint final de varias victorias consecutivas que lo llevaron a ocupar el segundo lugar en la tabla de posiciones de la Zona A.  Osvaldo Schiel y Sergio Dieser anotaron los dos goles del honor en la derrota por 4-2.
A la siguiente jornada Unión se recupera con un resultado histórico.  Golea a Pampero por 6-0 con cuatro tantos de Luis Pantanetti, uno de Sergio Dieser y el restante de Hugo Navarrete.  Ese fue el resultado más abultado de la historia a favor de Unión frente a la Estrella de Guatraché. 
A falta de dos jornadas, Unión se había asegurado el N°1 de la Zona A.  En Guatraché empató con el globo 2-2 con goles de Hugo Navarrete y de Luis Pantanetti.  Mientras tanto, Sportivo y Cultural, en la Zona B también lograba la pole posición.  Ya había finalistas.
El 18 de Julio de 1982, a menos de un mes de concluida la Guerra de Malvinas, la U cerraba su participación en la Zona de Grupos empatando de local frente al Deportivo Alpachiri con goles de Roberto Pereyra y de Sergio Schechtel.
Así quedaron las posiciones de la zona: Campos 19, San Juan 14, Alpachiri y Huracán 12, Pampero y Juventud Unida 10 y cerró Colonial de Santa Teresa con 7.  Unión ganó 8, empató 3 y perdió uno solo.

La final
Sportivo llegó invicto a la final, con ocho victorias y dos empates en diez partidos jugados.  Con Luis San Sebastián como figura descollante acompañado de Rubén Goss.  También se destacaban Hugo Magario y Alberto Pereyra.
El partido inicial se jugó en General San Martín un 25 de Julio.  El rayado había finalizado la Zona B el 12 de Junio, por lo que estuvo más de un mes parado esperando la definición.  En su campo, el local batió a Unión por  2-0 con tantos de Rubén Goss y Luis San Sebastián.
Siete días de tensión se vivieron en ambas localidades.  El 1° de Agosto, en General Campos se jugaba la revancha, los locales creían que “se podía revertir el resultado”.  Sportivo confiaba en la diferencia lograda en la ida.
El partido terminó empatado en uno.  “Cachito” Pantanetti marcó el tanto de Campos, Rubén Goss el del título para Sportivo.  A los 27 minutos de la segunda etapa el árbitro finalizó el cotejo por incidentes.  La parcialidad local fastidiada por los fallos del árbitro y con la impotencia de ver escabullirse el título tan ansiado, irrumpió con furia dentro del terreno de juego.  Sportivo fue el campeón.

La Liguilla
Luego Unión jugó la liguilla a los tres mejores de la Zona B, el ganador jugaría la final de la Liga Cultural contra los equipos de Santa Rosa.  El sorprendente Colonia San Juan ganó la liguilla para luego caer frente a Belgrano de Santa Rosa en la final de la Cultural.  Campos salió segundo a solo tres unidades de San Juan.  Mario Higonet, volante de Pampero, había reforzado al equipo en este instancia.

LA CAMPAÑA
PRIMERA RUEDA

Fecha Libre
Unión (Gral. Campos): 4-0: Juventud Unida
[Sergio Dieser (3) y Luis Pantanetti]
Unión (Gral. Campos): 2-2: Colonial (Sta. Teresa) [Sin Datos]
Deportivo Colonia San Juan: 2-3: Unión (Gral. Campos) [L. Pantanetti, Sergio Dieser y M. A. Dieguer]
Pampero (Guatraché): 1-3: Unión (Gral. Campos) [Sergio Dieser, Osvaldo Schiel y Luis Pantanetti]
Unión (Gral. Campos): 3-2: Huracán (Guatraché) [Hugo Navarrete (2) y Rubén González]
Deportivo Alpachiri: 2-5: Unión (Gral. M. Campos) [Sergio Dieser (2), Luis Pantanetti (2) y Roberto Villegas]

SEGUNDA RUEDA
Fecha Libre
Juventud Unida: 2-4: Unión (Gral. Campos)
[Sergio Dieser, Hugo Navarrete, Aldo Vignatti y Roberto Pereyra]
Colonial (Sta. Teresa): 1-3: Unión (Gral. Campos) [Sergio Dieser y Carlos Candia (2)]
Unión (Gral. Campos): 2-4: Dep. Colonia San Juan [Osvaldo Schiel y Sergio Dieser]
Unión (Gral. Campos): 6-0: Pampero (Guatraché) [Sergio Dieser, Hugo Navarrete y Luis Pantanetti (4)]
Huracán (Guatraché): 2-2: Unión (Gral. Campos) [Hugo Navarrete y Luis Pantanetti]
Unión (Gral. M. Campos): 2-2: Deportivo Alpachiri [Roberto Pereyra y Sergio Schechtel]

FINAL
Sportivo y Cultural: 2-0: Unión (Gral. Campos)
Unión (Gral. Campos): 1-1: Sportivo y Cultural [suspendido a los 27 minutos del segundo tiempo]

GOLEADORES
Sergio Dieser (11), Luis Pantanetti (11), Hugo Navarrete (5), Roberto Pereyra (2), Carlos Candia (2), Osvaldo Schiel (2), Miguel Ángel Dieguer (1), Rubén González (1), Roberto Villegas (1), Aldo Vignatti (1) y Sergio Schechtel (1).
Total: 40 goles (faltan datos de dos anotaciones)

Por Julio C. Santarelli

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Historias: El día que Alfredo Ramos ¿le sacó el invicto? al Zorro.

“Montando al Zorro”: La historia del Zorro, gran leyenda de las jineteadas, realización de Juan Ignacio Dominguez y música original de Raúl Fernandez.

Desde el año pasado se puede ver en cines y DVD la película que resurge el mito del invencible caballo de Micaela Cascallares, que supo tener un invicto de más de 100 montas y una trayectoria que llegó a más de siete provincias, en donde bajó a los más afamados jinetes entre ellos Alfredo Ramos, aunque existen diferentes versiones sobre lo que ocurrió el día en que el guatrachense montó al tordillo invicto hasta ese momento. No son pocos los que insisten que Ramos fue el único jinete que le sacó el invicto al mejor caballo argentino de la historia de jineteadas.

NOTA PUBLICADA EN EL PERIODISTA DE TRES ARROYOS EN EL AÑO 2000.

La leyenda de “El Zorro” – EL “MEJOR TORDILLO DE LA HISTORIA” PASA TRANQUILO SU VEJEZ EN EL CAMPO
El gran caballo de las jineteadas envejece tranquilo en un campo de Cascallares. Tiene 28 años, andar cansino, le faltan los dientes y evidencia, producto de los golpes de la carrera, alguna dificultad en el tranco. Está todo blanco, con el cuerpo cubierto de canas, pero aún se muestra con estampa de invencible, la que justifica con números que apabullan. Al cabo de 158 domas no hubo un solo jinete que pudiera permanecer sobre su lomo; en los 82.067 kilómetros que recorrió por siete provincias, incluida la de Buenos Aires, ningún montador fue capaz de someterlo. “El Zorro”, el mejor flete de todos los tiempos, a quién ahora llaman cariñosamente “El Abuelo”, aguarda gallardo, valiente, la llegada de la muerte, único jinete ante el que se rendirá. Pero cuando se vaya quedará su leyenda, aquella que lo acredita como “el mejor tordillo de la historia”. La evocación de “El Periodista”.

Oscura jornada de invierno.
A
lrededor del mediodía salimos para un campo que queda “pasando Cascallares”, según la explicación que me dio Hugo Lelouche, fotógrafo de “El Periodista”, quien tenía a su cargo la conducción del vehículo con el que llegaríamos hasta la “chacra” de Omar Passarotti, el “Negro”, que pasó a la fama por ser propietario del caballo más importante de la historia de las jineteadas, el “Zorro”, quien acaba de cumplir 28 años, una edad que en humanos representa más o menos 112, y se ha convertido en una leyenda viviente. Nos acompaña Mario Ferreti, fotógrafo especialista en domas, conocido de Passarotti y el nexo para la entrevista.
Llegados al lugar, después de un complicado viaje por el barro que se había formado tras las lluvias de junio, que dificultó y por momentos hizo peligrar la marcha del vehículo, nos recibió en el campo el mismo Passarotti. “Andan rompiendo el camino”, abrió el fuego, medio en broma, medio en serio.
Adentro de la casa, al lado de un hogar que calienta la cocina, un matrimonio visita a los dueños del campo. En la pared, decenas de fotos del “Zorro” en distintas jineteadas, acompañadas de versos en su homenaje. También hay de otros caballos destacados de la tropilla de Passarotti, apodada “Los tigres de la llanura”, pero del que más hay es del tordillo oscuro que nació de una yegua del finado Bordaliza, en ese mismo establecimiento, un 12 de marzo de 1972.
“Pensamos que ‘El Zorro’ era un tonto. Lo atamos para palanquearlo y, como no se asentaba ni nada, lo hicimos enganchar con espuelas para que se avivara. Y ahí se avivó de más y fue, como hasta ahora, un indomable”, refiere Passarotti, sentado en la cocina, al calor del hogar a leña, mientras circula el mate entre el matrimonio amigo y los componentes del equipo de este periódico.

Comienza la carrera
T
enía dos años y medio, casi tres, cuando intentaron subirlo por primera vez. Al poco tiempo ya haría su presencia en los campos de doma. Primero lo echaron a “las clinas”, experiencia que repitió en cinco oportunidades, hasta que en 1975 debutó con los bastos, montado por Hugo Campos, de Tres Arroyos. Ahí comenzaría a ser reconocido, un reconocimiento que la misma gente le tributó, hasta que comenzaron a reservarlo para la final y, cuando ya nadie quería subirlo en contiendas decisivas, se transformó en exclusivo “premio especial” y el desafío de todo jinete que se precie de tal, no sólo por la hazaña que ello significaba, sino también por las abultadas recompensas que se ponían en juego cada vez que el cartel anunciaba la presencia del “Zorro”.
Durante 19 años fue “reservado premio especial”. Al cabo de casi dos décadas, según Passarotti, mantuvo el invicto. En 157 jineteadas nadie pudo con el caballo nacido en “La Susana” de Cascallares. En ese tiempo el flete recorrió 82.067 kilómetros por siete provincias argentinas, incluida Buenos Aires. “Al ‘Zorro’ nunca vinieron a montarlo a la casa de él, sino que fue el ‘Zorro’ a la casa de los montadores”, se ufana el tordillero de su caballo.
El debut como “reservado premio especial” lo hizo con un gran jinete, “Tucuta” Schan. El de San Manuel, reconocido hombre de doma, no aguantó la fuerza del animal, sus 640 kilogramos de músculo y en el segundo salto ya estaba volando hacia arriba, por el aire como a cinco metros, para caer sentado y perder hasta los tacos de la bota. Al desafío, con el correr de los años, se sumaron montadores de la talla de Ismael Santamaría, “Chito” Maldonado, Luis Romero y hasta el “Coti” Iparraguirre, porfiado si los hay, que lo subió tres veces y en la última “salió dando rulos por el aire”.

La vez que ¿perdió el invicto?
P
ero nadie pudo sostenerse en su lomo, salvo en una discutible ocasión en la que, según Passarotti, “voltearon el caballo a propósito” y en su criterio de ningún modo puede considerarse que ganó el jinete. “El caballo se cayó, porque cuando Alfredo Ramos estaba arriba, lo volteó. Las fotos muestran cómo se le echó al cogote para que no lo apriete el caballo. Entonces lo volteó, porque si se cae el caballo lo aplasta con todo el cuerpo”, rememora indignado Passarotti la doma de Santa Rosa, en La Pampa, donde para algunos el “Zorro” perdió el invicto, afirmación que es desmentida por su dueño.
Lo real es que, en aquella disputa, el caballo resultó seriamente herido. “Se abrió, quiso levantar las manos y ya no pudo, así que me abalancé sobre el jinete para apartarlo del caballo. Después todos venían a pedirme la revancha. ¿Y si lo habían andado, para que querían una revancha?”, se pregunta el tordillero, el padre, el amigo del “Zorro”.
Las heridas demandaron una compleja operación que se extendió a lo largo de seis horas en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Nacional de La Plata. La recuperación alejó durante un año al “Zorro” de los campos de doma. Recién operado, en el traslado desde la capital provincial hasta el campo de Cascallares, el “Zorro” viajó parado los 500 kilómetros, anécdota que pinta de cuerpo entero la clase, estirpe y coraje del animal.
Cuando retornó, al año, fue nuevamente Ramos el contrincante. Y vaya uno a saber si es porque quiso demostrar algo, el “Zorro” se negó a la doma y ni siquiera galopó. Quince días después, en Médanos, ante la monta de Luis Romero, el tordillo se volvió a mostrar en su plenitud. En el quinto salto “revoleó” a quien osó sentarse sobre él y la gente lloró al verlo de vuelta. “Después de la operación los bajó a todos, aún viejo. Los mejores jinetes no lo aguantaron”.
Si el “tordillo de la historia”, como lo bautizaron en un verso, tenía una característica, esa era su baquía y fuerza. “Movía, los llamaba con las riendas, les aflojaba, les pegaba un ancazo y pasaban de largo”, describe Passarotti la destreza del animal.

Aristegui, muerte y revancha
El 11 de setiembre de 1983, en Tres Arroyos, una doma que pintaba para fiesta, con el “Zorro” como protagonista principal, se transformó en triste experiencia. Aún hoy se recuerda amargamente aquella tarde en que perdió la vida quién intentó montarlo, el tandilense Carlos Aristegui.
Cuenta Passarotti, que siempre siguió las domas de su caballo parado al lado del palenque, que Aristegui, jugado, dijo antes de subir al animal: “a este caballo lo ando o me mata”. El hombre parecía no aceptar intermedios y, en terreno peligroso, se jugaba al todo o nada, se había llegado a Tres Arroyos para “jinetear o morir”.
El montador pidió al apadrinador unos 80 metros y, en esa distancia, cuando éstos llegaron en su auxilio, ya estaba muerto. “No lo mató el caballo, él se mató en el caballo, que es muy distinto”, razona Passarotti. En el segundo salto el “Zorro” le quitó las riendas, quebrándosele una pierna, al siguiente salto impactó con su cabeza en el pecho de Aristegui, al que no le zafaron los estribos y quedó enganchado en la espuela, de la que no corrió la rodaja, siendo arrastrado en la carrera. “La familia mandó cartas pidiendo disculpas por si habían dicho alguna cosa de más, lo que muestra que no éramos nosotros los culpables”.
Lo cierto es que al poco tiempo, el hermano del difunto, Jorge Aristegui, pidió la “revancha”. En realidad, según Passarotti, cuando se llegó hasta el campo para solicitar domarlo, no habló de ninguna revancha. El dueño del “Zorro” dudó en aceptar el desafío, intuía problemas, pero finalmente dijo que sí.
La doma fue en Necochea, ante 25.000 personas, muchas de las cuáles estaban mal predispuestas contra el animal al que habían promocionado, creando un peligroso resquemor entre algunos de los asistentes, como “el caballo asesino”.
Passarotti revive aquella doma: “Les encerré el caballo para que vean el estado, las clinas que tenía, los bozales que lo ataban. Aristegui había dicho que, con un tiento del cogote, lo montaba de las clinas. Pero cuando llegué a Necochea tenía como 10 guardaespaldas -con cuchillos como asador-, y lo montaron con un ramplón, con la soga entre las paletas. La mano blanca se le ponía a Aristegui de tanto que lo apretaba. El caballo estaba como ahorcado. También le echaron algo en el lomo, hasta que le penetró. No sé que, un líquido. La mancha en el lomo le duró como 45 días y el caballo hasta perdió el penacho”. En la ocasión hubo intentos de agresión contra el tordillo, pero afortunadamente no prosperaron y todo quedó en simple jineteada.

Se precipita el retiro
E
n el año 1997, una lesión en la mano del caballo, precipitó el retiro del “Zorro” de los campos de doma. En San Cristóbal, Santa Fe, Miguel Ordina, campeón de Jesús María, lo hizo golpear contra el palo y, aunque lo bajó, quedó manco. “Los veterinarios no lo pudieron acomodar, le quedó la mano medio arqueada”.
Así, manco y todo, el 13 de abril de ese año, en Bragado, el “Zorro” daba por concluida su carrera. Lo montó Rufino Montiel, que también se despedía y, por supuesto, no pudo con el caballo.
Fiel a su historia, sumando elementos a la leyenda, el “Zorro” se retiraba invicto, indomable, para ahora sí, envejecer tranquilo en el campo de Passarotti.
Después de la charla, por fin pude verlo, ahora personalmente y no en fotografías. Passarotti fue a buscarlo y lo trajo hasta nosotros. A solo un metro, lo miré a los ojos y me respondió la mirada. Su dueño había dicho que el caballo, con sólo verla, distinguía a la gente buena de la mala y, la verdad, quería sacarme la duda. Le ofrecí una caricia y aceptó, aunque desconfiando.
De frente al pequeño grupo que lo observaba, mientras se producía la sesión fotográfica que ilustra esta nota, el caballo recordó con su presencia que él no se dejó vencer, que nadie pudo doblegarlo, que no aceptó que ningún jinete se le posara sobre el lomo, porque nadie es su dueño, sino que es él amo y señor de si mismo.
Hoy está ahí, sin dientes, rondando por los potreros cercanos a la casa, con el pelo blanco. En la chacra ya no le dicen el “Zorro”, sino el “Abuelo”.
Cada día, cuando se acerca para comer su ración de trigo y avena, Passarotti le habla. El hombre, que no tiene esposa ni hijos, como es de suponer, guarda un entrañable amor por su gran caballo, el “Zorro”, el mejor de todos los tiempos, que aguarda gallardo, valiente, la llegada de la muerte, único jinete ante el que se rendirá. Pero cuando el “Zorro” se vaya, quedará su leyenda, aquella que justificadamente lo ubica como “el mejor tordillo de la historia”.

El Zorro fue así, un grande, se llevaba el respeto de todos cuando anunciaban su presencia en los campos de jineteada… Él siempre expectante, observador, tenaz, indomable… Murió en el año 1999  a los 28 años, fue tordillo negro y el tiempo lo cubrió de blanco… Recorrió 9 provincias, 157 montas invictas, pesaba 620kgs, llegó a convocar a 40 mil personas… Fue y será el mejor caballo de todos los tiempos.

Un verso al Jinete de Guatraché

Domingo siete de octubre…
mil novecientos noventa,
un cielo de agua y tormenta
a toda la Pampa cubre…
El paisanaje descubre,
q’hay un fiestón soberano,
allí estuve yo paisano
con mis versos en desbande,
pa’ver la hazaña más grande,
de un gran jinete pampeano…

Llegó “el Zorro”, un reservau…
terror, pa’muchos jinetes,
porque en verdad, ciento siete,
de su lomo había bajau…
luciendo muy buen “estau”
imponente… soberano…
abra pensau el “baquiano”,
acostumbrau a bajar…
-este me puede durar-,
como un suspiro en la mano…

Pero allí, estaba Alfredito
Ramos, jinete tamaño…
que al “Perejil” veinte años,
q’en clinas andaba invicto…
lo anduvo a telero y grito,
inamovible en la cruz,
y Dios le acercaba luz,
cuando le hincó nazarena…
al “Silencio” de Anzorena,
y al “Rubio” de Santa Cruz…

Y por la lluvia caída,
se temía por el jinete…
-no sea cosa que lo aprete,
en una de esas benidas-,
sabiendo q’en la salida,
se alza muy fiero el bagual,
y, en día de temporal,
y con el suelo barroso…
capaz que por muy “goloso”
se cayera el animal…

Llegó el “clásico” paseo,
cuando el animal traían…
y la gente lo aplaudía
como a ningún otro, creo,
después de breve vareo
en el palenque quedó…
Alfredo, lo contempló…
pensando con gesto adusto,
-te voy a meter un susto…
como nadie te metió-,

y… allí, estaba el pingo “malo”…
de meritoria valía,
demostrando que sabía,
ser educao en el palo…
y sobre del campo ralo
que con mi vista recorro,
oigo que se hace un ahorro,
de voces, porque se callan…
presintiendo la batalla
de Alfredo Ramos y el “Zorro”.

La suerte que le deseamos,
yo en versos, la trasmitía,
y a cada rato decía:…
-¡”Vamos, Alfredito, vamos”!…
y escuchaba, Alfredo Ramos,
mis versos desde el mangrullo…
y el pueblo, pa’l q’es orgullo,
le aumentaba su coraje…
-si hasta los pumas salvajes
bramaban adentro suyo…

Pasaroti – el propietario-,
del “Zorro”, paisanamente…
le acariciaba la frente,
al bagaul extraordinario,
mucha suerte, al adversario…
como gaucho, le desea,
y el hombre q’en su tarea,
oficia de “largador”…
le desprendió el “atador”,
y comenzó la pelea…

Al prenderlo en los “pigüelos”
de que lo ande me esperanzo…
y dio el bruto un abalanzo,
como pa’morder el cielo…
se zambulle en un revuelo
doctau de una fuerza loca,
y allí, con el hombre choca,
al alzarse en un “botazo”…
y le pegó un cabezaso,
que le hizo sangrar la boca…

Pero el hombre no aflojaba…
-fue histórico ese domingo-,
más bellaqueaba ese pingo,
más el hombre se afirmaba,
en las riendas lo buscaba
desesperado -quizaz-,
le “martillaba” al compaz
de su brutal maestría…
pero Alfredo, presentía,
que no lo bajaba más.

Once segundos, llevaban…
peleando a brazo partido,
y el público conmovido,
sus voces multiplicaban…
-“¡Vamos, Alfredo!”, gritaban,
y yo me quedé sin voz…
traz un abalanzo atroz,
del hasta entonces invicto,
que se dio vuelta enterito…
cayendo al suelo los dos…

Tan fuerte el golpe se oyó,
al caer pesadamente…
que pensó toda la gente,
“A’lfredo, lo reventó”,
hay, quien dijo, -“lo quebró”-,
sobre la cancha barrosa.
Quien más quien menos, solloza,
cosas raras de este mundo,
de q’en un solo segundo,
se piensen miles de cosas…

Y se paró el “Zorro” cruel…
con aturdida fiereza,
pa’llevarse la sorpresa,
que Alfredo, estaba sobr’él…
ya ciñiéndose el laurel,
de temerario y capaz…
pero el bruto montaraz,
por su instinto de villano…
alzó tres veces las manos,
pero ya no quería más…

Y se detuvo ahí nomás,
el bellaquear de aquél potro…
si el dueño fuera algún otro
se lo asustaba de atraz…
pero no, muy eficaz,
así, como le detallo,
atropelló como un rayo,
como el pampero arremete,
para sacar al jinete
y sentarlo en su caballo.

La emoción…-un solo idioma-,
todos querían, tocarlo,
felicitarlo… abrazarlo…
dentro del campo de doma,
La Pampa le dio el diploma,
a su audacia y valentía,
Alfredo ya no reía…
rompió en un llanto ejemplar…
-¡Qué lindo, q’es ver llorar,
si se llora de alegría…

Y, me bajé del mangrullo,
sin palabras… sin aliento…
pa’trenzar mi sentimiento,
con todo el coraje suyo,
y en un varonil arrullo,
dije, -“qué grande que sos”-
y al darle gracias a Dios
por todo lo que abía echo…
lloramos pecho con pecho,
un rato largo los dos…

Y sobre el tiempo regresa…
la frase esculpida en bronce,
que hay que recordar entonces
del viejo, Julio Cabezas
que opinó, con la certeza…
de su cencia campecina
esta verdad cristalina,
que retumba como un grito…
“no hay pingo que muera invicto…
en nuestra Patria Argentina”.

Y “el Toto” Ramos, q’es tío
de Alfredo, en medio del quebranto,
pretendía evitar q’el llanto,
lo desborde como un río…
y al estar al lado mío
del jinete, la mama…
dijo “el Toto” – calcula-
en un gracioso contraste…
-“pavada e cría te echaste,
“Maruca” vieja nomás”…

El público espectador…
aplaudía conmovido,
a un honorable vencido
y al gallardo vencedor…
q’envuelto en llanto y sudor
más allá de la disputa,
logró la gloria absoluta,
q’es para el gaucho grandeza…
hacer triunfar la destreza,
por sobre la fuerza bruta…

Salió, el sol por un momento,
antes de ir a esconderse,
tal vez para no perderse
tamaño acontecimiento,
Alfredo Ramos, contento,
con todo el mundo se besa…
al sol le agarró pereza,
y, como ya no llovía…
el arco iris salía,
dando marco a su grandeza…

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Historias: César Goldín, de un campo en Guatraché al Alto Valle.

Sus abuelos, inmigrantes de Rusia y Rumania, cultivaron trigo en Bernasconi, La Pampa. Sus padres tuvieron tierras en Guatraché y él es productor de ganadería ovina desde 1984.

César Goldín se ha vinculado con el mundo ganadero desde su cuna. Nació y se crió en Guatraché, La Pampa. Allí sus padres adquirieron un campo para siembra y ganadería que era parte de la estancia “Mará”, donde se hacían las grandes hachadas de madera de caldén que se usaba para reemplazar el carbón Cardiff que usaba el ferrocarril.

La vida de César Goldín transcurrió en otra geografía y en distintas actividades, pero su pasión por el campo permanece intacta. “En La Pampa nació mi amor por el campo; me sacaron de Guatraché a los tirones, tenía 11, 12 años cuando nos vinimos para Río Negro. Fue muy duro para mí, tanto, que siempre pensé en volver a Guatraché. En 2008 fuí para la celebración de los 100 años del pueblo. Hacía 50 años que no iba; fui con mis hijos, que no conocían. Visitamos la casa donde me crié, estaba igual. Fue muy emocionante”.

Es que en La Pampa están sus raíces. Los padres de César nacieron en esa provincia pero no sus abuelos, inmigrantes provenientes de Rusia y de Rumania. “Mis abuelos vinieron como colonos, primero a Buenos Aires y de allí a Bahía Blanca. Mi abuelo paterno era recibidor de granos de la firma Bunge y Born y después, cuando el Barón de Hirsch promovió la creación de colonias en la Argentina para inmigrantes de origen judío, se fundó una colonia en Bernasconi, La Pampa. Mis abuelos recibieron 400 hectáreas. Como eran vecinos, ahí se conocieron mis padres: vivían uno al lado del otro”.
“Trabajaban duro… me da pena decirlo, pero eran explotados. Me contaba mi abuela (Berta Goldín) que trabajaban bajo el mando de un administrador. Sembraban y al final del año entregaban las bolsas de trigo y se cobraban con bolsas que usaban para alimentarse durante un año. La verdad era que no les alcanzaba. Ella (su abuela) contaba que escondía bolsas de trigo debajo de la cama grande para poder alimentar a las gallinas. La situación fue así hasta que Perón dijo ‘La tierra es para quien la trabaja’ y los colonos pudieron hacerse propietarios”.

Pese a eso el padre de César no se hizo peronista; fue radical, situación que le devuelve a César una anécdota de su infancia: “En la escuela a la que asistí en Guatraché había una directora muy peronista casada con un Fieg, pariente de los Fieg de Roca. La primera camioneta que sacó Perón, esas bajitas con motor de moto a las que llamaban ‘La Justicialista’, la compró él, el ‘Negro’ Fieg, el esposo de la directora, que nos adoctrinaba en la escuela, razón por la cual yo tenía nueve años y me sentía peronista, era un fanático de Perón. En mi habitación tenía colgadas fotos suyas por todas partes. En 1955, cuando el golpe, salí a la calle a gritar ‘¡La vida por Perón!, ¡La vida por Perón!’. Bueno, con los años, como mi viejo, me afilié a la UCR”.

Los padres de César, Alejandro Goldín y Rebeca Colodner, crecieron en Bernasconi y cuando se casaron fueron a trabajar a General Campos, un pueblo cercano a Guatraché. El padre de César era recibidor de granos de firmas grandes. “Mi viejo recibía los granos en el ferrocarril, las bolsas se apilaban en la estación y se mandaban de allí al puerto de Buenos Aires”, cuenta.

Estuvieron en ese pueblo una temporada, luego se mudaron a Guatraché. Alejandro Goldín comenzó a trabajar en una casa de ramos generales, casa de la que terminó siendo socio, la Novick & Insausti.

Los abuelos de César continuaron en Bernasconi, donde vivieron el resto de sus vidas. “Mi padre, ya en Guatraché, ayudó mucho a mis abuelos. Me acuerdo de que les regaló la primera radio a acumulador, que se cargaba con un molino de viento. Ésa fue la primera radio que llegó a la colonia; la usaban para tener luz en la casa y los fines de semana se juntaban los vecinos a escuchar noticias y música”.

César y su hermana Alicia nacieron en Guatraché. Vivían en una casa del pueblo pero eran parte del mundo rural. El campo de la infancia de César se conserva, en su recuerdo, intacto: “Se trabajaba con cosechadoras a caballo. Si estaba lindo el tiempo las bolsas de trigo se dejaban tiradas en el campo, porque no había silos; se cosechaba y se ponía el trigo en bolsas. Yo tendría 8 años y manejaba un carro de cuatro caballos, salía con un peón y mi viejo a buscar las bolsas para llevarlas al galpón si el tiempo desmejoraba y pintaba que iba a llover…”.

En Guatraché vivieron hasta 1958. Por esa fecha el campo no estaba bien: “Si no era el pulgón era el carbón en el trigo; si no, los bajos precios o la sequía, así que después de una seguidilla de años malos mi papá decidió vender”.

Otro de los motivos por los cuales muchas familias con hijos migraban de ese lugar era que sólo había escuela primaria. “Eso pesó también para que dejáramos el lugar. Mi hermana se fue a los 13 años a estudiar a Bahía Blanca, vivía con otras chicas en un pensionado, y mis padres querían que la familia estuviese unida. Ella terminó la secundaria en Bahía, se recibió de profesora de francés y de música y se mudó con nosotros; después se radicó en Bahía Blanca”.

El matrimonio Goldín eligió la provincia de Río Negro porque un hermano de Rebeca, Marcos Colodner, vivía en Allen y también tenía un primo en Roca, Samuel Colodner.

“Mi papá vendió el campo y se compró un comercio de ramos generales donde trabajaron muchos años con mi mamá, vendían desde bicicletas hasta artículos de librería. Ya sexto grado lo hice en Cipolletti; luego, la secundaria, en el ‘Manuel Belgrano’. Igual hace poco me fui a festejar los 50 años de egresados de la Escuela 60 con mis antiguos compañeros de Guatraché. Después de que terminé la secundaria me fui a hacer la colimba a Bariloche. Cuando terminé el servicio militar, en 1967, me fui un año a trabajar con un tío que tenía una fábrica de muebles en Necochea. Con él aprendí el oficio de carpintero. Después me vine a trabajar a Roca; me trajo Vicente Parrilli, el papá de Oscar, que tenía una estación de servicios”.

“Con los años Vicente vendió la estación de servicios y yo compré un local en Roca, en Italia y San Martín. Allí puse una carnicería, me hice matarife: faenaba en el matadero que en aquella época estaba al lado de la cárcel. Cuando cerraron el matadero faenábamos en Fricader, cuando Fricader era una potencia. Compraba en las ferias de Choele Choel y Río Colorado… ¡cómo me gustaba ir! De algún modo con esta actividad recuperé mi conexión con el campo. Estuve en ese comercio unos tres años, hasta que vendí el negocio y pasé a la actividad vitivinícola con mi suegro, Samuel Glanz; la bodega era Millantú”.

“Samuel Glanz tenía la bodega en sociedad con su hermano David. Yo me quería ir al campo, pero mi suegro me convenció de ir a trabajar con él y estuve en la actividad vitivinícola durante 28 años. La bodega tenía la planta fraccionadora donde ahora funciona La Anónima grande y el resto se hacía en Cervantes. Allá la sociedad tenía algunas hectáreas de fruta, además de las de viñas. Por ese tiempo fui integrante del Consorcio de Riego de Cervantes y participé en el Centro de Bodegueros hasta que se cerró la bodega, en 1999”.

“En medio me casé con Diana Glanz, hermana de Iacob, y tuvimos dos hijos: Flavia, que ya es abogada, y Alejandro, que es diseñador gráfico”.

En 1982 César Goldín concretó un sueño muy acariciado. Compró un campo a 35 kilómetros de Roca, al sur del río Negro. “Compré las mejoras, era un campo fiscal -cuenta-. Lo alambré y mensuré. Era un campo para vacas y, como opté por la ganadería ovina, lo vendí y compré otro, a 180 kilómetros de Roca. Lo armé completo. Mientras tanto trabajaba en la actividad vitivinícola. Durante años mi trabajo en la bodega me permitió ir armando ese campo. Comencé con la ganadería ovina en 1984. Eso fue aprender todo otra vez. Aprendí primero de otros y después, capacitándome. Ahora vendo la lana y los corderos. Saco lana de 20 micrones con 57, 58 de rinde. Exploto 15.000 hectáreas y el resto del tiempo estoy abocado a la Sociedad Rural del Alto Valle”.

Entre sus funciones, Goldín participó en el Consejo de Banco Nación en representación de la CRA para ayudar a resolver la situación de productores ganaderos del Alto Valle con problemas de endeudamiento. También fue parte del Consejo Regional del INTA.

“Cuando empecé con el tema lanero me sumé a Cambio Rural, armamos un grupo de productores. Allí me capacité verdaderamente, en el INTA Bariloche. El INTA fue fundamental para muchos de los que veníamos de otras actividades. Realmente aprendimos, y con el tiempo empezamos a hacer capacitaciones en la delegación de Roca”.

Por: SUSANA YAPPERT (sy@fruticulturasur.com). Diario Río Negro.

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