Opinión: Ausentismo Docente, Hablemos Claro.


Se han dado a conocer por estos días los porcentajes del ausentismo docente en el ámbito escolar nacional, con una fuerte referencia a lo sucedido en ese ítem dentro de nuestra provincia. Un diario provincial lo destacó en un titular de esta semana, quizá con el propósito de instalar un debate en la sociedad, sin tener en cuenta que la mayoría de quienes están ajenos a esta cotidianeidad “no saben de que se trata”.

Es cierto, hay casos particulares donde se produce un marcado ausentismo de algunos docentes por razones distintas y en ciertos casos no debidamente justificadas; en especial por el impacto producido en los alumnos, que muchas veces desconocen a quien encabeza un curso.

Pero para quienes estamos sujetos a la toma de un número de horas en distintos colegios, producto de este nuevo sistema educativo, y obligados a la obtención de muchas horas que garanticen un ingreso al menos afín a cada necesidad, las posibilidades de asistencia se reducen a la contingencia de muchas alternativas que atentan a ella. Somos varios los casos de docentes-profesores deambulando por varios colegios, teniendo pocos minutos para llegar al siguiente turno cuando se dejó atrás un módulo al que volveremos a estar presente sólo otro día de la semana con el único objetivo de cumplir con horarios acomodados en la oferta curricular.

Mientras tanto seguiremos tratando de identificarnos con los alumnos y la institución que apenas advierte nuestro tránsito en pequeños espacios y trata de hacer cumplir las formalidades administrativas.

El docente tratará de cumplir los horarios aceptados y establecidos, mientras transita en el ámbito urbano sujeto a las dificultades conocidas, o movilizándose de una localidad a la otra, con aquel propósito señalado. Esta situación nos expone a muchos riesgos, pero en especial nos desgasta la motivación de identificarnos con los actores y las instituciones educativas; esa fragilidad justifica muchas de las ausencias que se potencian en el perfil de cada uno de nosotros.

No mencionamos la calidad educativa es cierto, queda expuesto ante el panorama expuesto lo difícil de obtener ese objetivo movilizador de muchos intereses y relegado en las contingencias del día a día, y la escasez de posibilidades de revertir una tendencia señalada cada vez más negativa.

Con todo, el ausentismo aparece como una estrategia defensiva y una explicación contundente a los responsables de la educación pública, hoy tan vapuleada a pesar de los discursos oficiales que disimulan en las formalidades la falta de contenido.-  

Mario Alejandro Higonet, 18/03/2010.-

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