La reconfiguración del poder en el PJ pampeano


La reconfiguración del poder en el PJ pampeano

Verna, Scioli y otra elección crucial al interior del peronismo.
La victoria de Carlos Verna reconfigura aceleradamente al peronismo pampeano. La nueva alianza con Daniel Scioli y las primarias como fase final sobre las filas K. La situación incómoda de los intendentes jorgistas.

Norberto G. Asquini

El vernismo, cabeza de una coalición heterogénea, tendrá su boleta en las elecciones primarias del 9 de agosto enfrentando al kirchnerismo. La Cámara Nacional Electoral debía definir la impugnación del PJ nacional sobre la lista del PJ provincial, para imponer la del Frente para la Victoria y sus precandidatos al Congreso. Finalmente, en un fallo más político que judicial, se autorizó la boleta del PJ pampeano, compitiendo en “interna” con la nómina kirchnerista, “enganchada” con la presidencial de Daniel Scioli y sin condicionamientos como por ejemplo, los avales. Una resolución en la que tuvo participación Scioli, que respaldó la postura del justicialismo provincial, pero sobre la que también hubo reticencias por parte de la Casa Rosada a que se resolviera de esa manera. Para completar lo que fue otro golpe para las filas K pampeanas, después de la derrota en las internas del 5 de julio.

El eje nacional.

Estamos asistiendo a la reconfiguración del Justicialismo pampeano. El vernismo-marinismo luego de la confrontación interna con el jorgismo, vuelve a tener el poder. Ya no hay situación de “empate virtual” entre dos bloques. Y lo hace sosteniendo lo que se considera el “último bastión” del PJ en el país -la única provincia en la que el Justicialismo se presenta a comicios con ese nombre para cargos provinciales-, más allá de que el vernismo tenga que competir dentro del FpV en las próximas PASO.

¿Qué está cambiando en el mapa político provincial? Primero la relación con el eje nacional. El 5 de julio hubo dos elecciones en las que se impuso lo que se considera el peronismo disidente al kirchnerista: en la general de Córdoba y en la interna de La Pampa. Se habla de disidente, como también puede ser llamado peronismo federal, convencional, pejotista, periférico o no K. Una categoría que dejaría de existir, según analiza la revista El Estadista, con la posible victoria de Scioli. Se analiza a que después de diciembre, si gana Scioli, se recompondrá rápidamente la relación entre la Casa Rosada con esos gobiernos. No habrá gobernadores peronistas distanciados de la gestión nacional como ocurrió hasta ahora. Scioli, además, se apoyaría en los jefes provinciales pos 2015. Sea K o no el gobernador justicialista, igual favorecerá a Scioli. El apoyo que tuvo en las sombras la semana pasada la lista nacional del vernismo-marinismo para las primarias por parte del gobernador bonaerense, es parte de este escenario que asoma.

Puertas adentro.

Hacia adentro de La Pampa, las aguas quedaron bien divididas entre el PJ tradicional y el “renovador” o K con la victoria de Verna en la interna. Pero todavía debemos asistir a otra fase de la misma confrontación: si en el FpV la lista del PJ se impone el 9 de agosto a la boleta de postulantes K, sería para este último sector una derrota total. Dos elecciones perdidas en poco más de un mes.

El vernismo-marinismo apunta a esto y por eso apuesta a una victoria clara, ya sea en las urnas o, como especuló, con el abandono de la otra lista. Hubo un último intento desde Nación para que María Luz Alonso pudiera ingresar a la boleta del PJ -según fuentes del vernismo-marinismo- y se lograra una lista de unidad, pero ya no hay posibilidad de acuerdo con un resultado casi puesto. Para el PJ tradicional, el kirchnerismo no es parte del peronismo pampeano y solo busca su exclusión.

Los intendentes.

Una frase remanida, pero no por sin vigencia ni actualidad, indica que el que gana, conduce. Y eso está ocurriendo en el PJ pampeano. Es la lógica del poder: el que lo tiene, aglutina a quienes quieren conservarlo.

Esto está reconfigurando la relación asimétrica de Verna con los intendentes que estaban en Compromiso Peronista. Después del 5 de julio, y a pesar de que hubo una reunión encabezada por el gobernador Jorge para intentar contener a los jefes comunales del sector, la línea quedó desactivada. Se espera que haya un encuentro para esta semana, de cara a las primarias, para aclarar el panorama interno.

Pero varios intendentes jorgistas ya están cerrando con Verna ante la proximidad de las PASO para sellar una alianza. Para los que juegan su reelección, que la lista de legisladores del PJ pierda en sus pueblos y se imponga la kirchnerista, hará que tengan que afrontar las consecuencias de ese resultado y gobernar cuatro años con Casa de Gobierno en contra, si Verna es gobernador. Hay quienes observan que además deben cerrar filas con sus competidores locales del vernismo para afrontar las generales de octubre y retener el cargo. También están los que evalúan los inconvenientes de apoyar la lista K y enfrentar a la lista del PJ, en contra del partido. O poner la cara en dos derrotas en poco tiempo. Otros miran a futuro: los más jóvenes tienen posibilidades de construir después de 2019, siempre que se mantengan al calor del poder. Los “pases” de Jorge Cabak de Macachín y Ricardo Delfino de Catriló, entre otros, están en esa sintonía. Observan que el jorgismo se va desintegrando. Desde Compromiso Peronista, algunos ya adelantan que habrá consensos para respaldar la gestión vernista, sobre todo en la Legislatura.

De hecho, jefes comunales del jorgismo no ven mal que se baje la lista K de las primarias del FpV en La Pampa. Esto lo impulsó el vernismo-marinismo, pero las filas kirchneristas enfrentarán los comicios. El PJ tradicional considera esta “nueva interna” como un desgaste innecesario y que mellaría también a Oscar Jorge como candidato en Santa Rosa. Y sería un alivio para la presidenta.

Territorio y estrategia.

El peronismo es territorial. El apoyo de los aparatos locales de los intendentes es crucial. El jorgista Fabián Bruna no hizo una mala elección, obtuvo 44.800 sufragios, estuvo a solo 12% de Verna, y ganó en la mitad de las localidades. Pero no le alcanzó. Y en las elecciones, sobre todo en las que se juega al todo o nada, como fueron las del 5 de julio, solo hay un ganador, aunque sea por un voto.

Verna tuvo sus apoyos territoriales en el norte de la provincia donde consiguió diferencias de más del 75% de los votos en algunos lugares, y una estrategia electoral impecable de acuerdo al resultado con la incorporación de las listas colectoras donde sabía que no podía ganar. También supo construir una coalición heterogénea para respaldar su postulación.

Esa territorialidad es lo que le falta al kirchnerismo pampeano, y es el reto que enfrenta el sector en agosto. En este escenario, la lista K al Congreso del FpV no contaría con los fiscales del PJ, ni siquiera con muchos jorgistas que le sacarían el cuerpo a una nueva derrota.

Verna impuso una frase para afrontar el último paso en su estrategia de terminar de sepultar a la “experiencia renovadora”: “La Pampa o La Cámpora”. Es lo que se llama la polarización, tan utilizada por la presidenta, ahora usada como un reflejo en una disputa llevada al plano provincial.

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