En Barcelona donde estaba radicado: Murió el Cura Valentín Bosch.
El padre que exigió en la dictadura la liberación de los detenidos pampeanos falleció a los 80 años en Barcelona. Valentín Bosch fue párroco en varias localidades del sur pampeano entre los años 60 y 70, luego debió exiliarse al ser perseguido por la Subzona 14 tras el pedido por los detenidos en Jacinto Arauz en 1976.
El cura Valentín Bosch llegó a la Argentina en 1963 para trabajar con el obispo pampeano Jorge Mayer. Había nacido en 1931 cerca de Barcelona, España, y con todo el fervor del compromiso social de la Iglesia posconciliar se dispuso a realizar su misión en el sur de la provincia.
Hombre de un catolicismo progresista vinculado al tercermundismo, tenía a su cargo las parroquias de varios pueblos: Jacinto Arauz, La Colorada, General San Martín, Bernasconi, Abramo y Hucal.
A partir de 1969 comenzó a publicar el boletín “Encuentro”, una hoja de dos carillas que se distribuía en esas localidades. Allí volcó la tarea diaria sacerdotal y noticias de la liturgia para su feligresía, pero los temas trascendieron la tarea pastoral y allí quedó plasmado su pensamiento y compromiso social. Definiciones sobre una iglesia volcada a los humildes y rebelde a los poderosos se mezclaban con caricaturas de un incisivo humor social.
El cura Valentín apoyó algunos movimientos gremiales y políticos locales como la huelga de Salinas Grandes y además practicaba el ecumenismo con la religiones protestantes como los valdenses y luteranos.
Con la llegada de la democracia en 1973, tomó una posición política que vinculó su compromiso con los sectores populares con el movimiento nacional representado entonces en el peronismo y apoyó la elección de José Regazzoli.
Entre 1974 y 1975 profundizó su condena contra la violencia como opción política de las organizaciones armadas, pero sin dejar de advertir la escala represiva del Estado.
Luego del golpe de Estado del 24 de marzo del 1976, el obispo Adolfo Arana le prohibió continuar con el boletín “Encuentro”.
En la semana posterior al 14 de julio del ´76, Bosch dió misa y reclamó publicamente por los docentes del Instituto José Ingenieros y vecinos que habían sido detenidos por el asalto a Arauz por parte del Ejército y la Policía. Cinco arrestados fueron torturados y encarcelados durante meses, indica el libro “Crónicas del Fuego”.
La parroquia de Arauz fue allanada y el cura investigado por “subversivo”. Por las amenazas debió exiliarse. Junto a Torras -otro cura catalán que en los ´60 compartió con Bosch su trabajo en el sur pampeano- continuó su tarea pastoral en Venezuela y actualmente estaba radicado en Claramun, a 60 kilómetros de Barcelona.