La orquesta infanto juvenil de Macachín cerró su año

 La orquesta infanto juvenil de Macachín cerró su año

Este domingo por la tarde tuvo lugar el concierto clausura de la orquesta infanto juvenil de la Escuela N° 82, dependiente de la Subsecretaría de Coordinación del Ministerio de Educación.

El evento contó con un gran marco de público que se acercó a la sala de la Asociación Española para disfrutar del repertorio de 14 piezas musicales que fueron ejercitadas durante el año.

El director de la orquesta, Cristian Curtis, agradeció a la Subsecretaría de Coordinación que “con su gente emprendedora, comprometida, organizada y dedicada, vela por este proyecto”, al Ministerio de Educación, a la directora de la Escuela N° 82, Sonia Kondolf, “que año tras año nos elije como proyecto integrador para trabajar en conjunto sobre las necesidades de nuestros niños y jóvenes” y también “a este hermoso pueblo que siempre nos tiene en su corazón”.

Curtis hizo extensivo el agradecimiento a los padres de los niños que conforman la orquesta, al grupo de docentes encargados de enseñar cada instrumento, y a los integrantes del grupo “que derraman su alma y emociones en cada nota que ejecutan y que llegan hasta lo más profundo del corazón de los oidores.  A  todos gracias por estar siempre”.

La orquesta está conformada desde el año 2014, hoy cuenta con unos 40 participantes que interpretan un repertorio variado. Dentro de los objetivos, tiende a mejorar el acceso de los niños y jóvenes a los bienes y servicios culturales, tender puentes hacía la reinserción en la escuela, estimular el contacto y disfrute de la música.

Ha participado de diversos encuentros realizados dentro y fuera de la provincia, y en acontecimientos de interés social como fue la grabación del audiovisual sobre la problemática del Atuel donde interpretaron “La Zamba del Río Robado”, realizada en Santa Isabel.

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 La fiesta del Deporte catrilense reconoció a más de 700 deportistas

 La fiesta del Deporte catrilense reconoció a más de 700 deportistas

En la Casa de la Cultura de Catriló se realizó la segunda fiesta del Deporte Catrilense, con más de 700 deportistas de la localidad que obtuvieron reconocimiento por las distintas disciplinas ya sea del deporte social o federado.

Participaron de la ceremonia el intendente local, Ricardo Delfino; el subsecretario de Juventud, Deportes, Recreación y Turismo Social, Fernando Sánchez; el director de Deportes, Ceferino Martínez Almudevar, el secretario General de la Unión Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles, Gustavo Montenegro; el viceintendente, Gerardo Minudri; los concejales, Juan Pablo Rodríguez y Claudia Sangiani y la directora de Acción Social, María Arangoa.

El deportista del año fue elegido Ezequiel Palacio que se destaca en Atletismo Adaptado, con logros nacionales, sudamericanos y mundiales. En segundo lugar, el equipo de fútbol femenino sub 16 campeón de los Juegos Deportivos Pampeanos realizados en Santa Rosa y la muy buena participaron en los Juegos Nacionales Evita; y tercero, Agustín Cervera, campeón nacional de padel en la Ciudad de La Plata. Desde el municipio se entregó una distinción al mejor compañero en cada deporte y al deportista.

El intendente Ricardo Delfino destacó el apoyo constante desde el Gobierno Provincial y sus respectivas áreas, para el desarrollo de las diferentes actividades: “tenemos deportistas que se han destacados, deportistas con discapacidad como es el caso de Alexis Acosta (atletismo), Ezequiel Palacios, campeones nacionales de padel, hoy tenemos a Jésica Valdivieso representando a Catriló en el Sudamericano de Padel. Enrico Seschan (boxeo) que mañana va a pelear de local en el Club Atlético Catriló con un gran exponente”.

“Logramos reconocer los deportes que llevamos a cabo y se le agradeció mucho a los padres y profesores, porque mantienen a los niños o adolescentes ocupados, sabiendo la situación que hay sobre adicciones. Fue una fiesta sumamente importante, con muchos frutos de lo que se viene realizando todo el año y fue plasmado en esa noche”, contó.

Además, se refirió a que el objetivo para el próximo año será continuar apoyando a las actividades para el crecimiento de los deportistas. “Cuando nos hicimos cargo de la gestión había dos actividades deportivas en el municipio y hoy tenemos siete. También apoyando a las actividades privadas que hay, porque miramos la parte humana, física, mental y la parte de salud que es fundamental”, concluyó.

Por su parte, el subsecretario de Juventud, Deportes, Recreación y Turismo Social habló del gran ganador de la noche “el logro es una ratificación al excelente momento deportivo que está pasando Ezequiel y tiene un valor agregado de que ese reconocimiento está dado en su localidad, lo que significa que ese logro tan significativo que ha tenido él en este año, ha sido reconocido, para nosotros que apostamos al deporte adaptado fuertemente en esta gestión. También, de alguna manera, es confirmar la certeza que tenemos sobre el deporte y todo lo que genera en nosotros tener una actividad, en este caso en el alto rendimiento y como dicen los profesores que lo entrenan tiene unas condiciones naturales extraordinarias para seguir apostando”.

Para finalizar, Sánchez agregó que “fue una fiesta del deporte y hay que valorar la presencia de chicos, adolescentes y adultos mayores”. En la localidad de Toay se realizó la misma fiesta con una repercusión ampliamente satisfactoria: “el acompañamiento que tuvo la localidad y el fin de semana que estuvo cargado de finales tanto automovilista como ciclísticas en la provincia hablan del nivel de participación que hay con el deporte”.

En esta oportunidad, los deportes que fueron reconocidos fueron hockey, fútbol inferiores, tenis, gimnasia artística, handball, fútbol femenino, vóley femenino, básquet femenino y masculino, automovilismo, fútbol de 1ra. y sub. 20, padel, boxeo, patín artístico, vóley mayores, taekwondo, fútbol infantil y juegos deportivos.

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 Borthiry participó de la fiesta regional Kürüv Antú en La Humada

 Borthiry participó de la fiesta regional Kürüv Antú en La Humada

Se desarrolló la cuarta edición de la Fiesta Regional Kürüv Antú (del viento y del sol) en La Humada.

La misma contó con participación del ministro de Desarrollo Territorial, Martín Borthiry; el director de Turismo, José Luis Grotto; la diputada provincial, Stella Maris Colla, y el intendente local, Leonardo Pereyra.

Borthiry destacó la constante presencia de su área en el oeste pampeano y agradeció el jefe comunal por el permanente acompañamiento a cada una de las propuestas del Gobierno Provincial.

Además, anunció la inclusión de La Humada en uno de los circuitos turísticos pampeanos y se comprometió a que en los primeros meses del año próximo regresará a la localidad con la finalidad de promocionar las actividades turísticas y acompañar a aquellos emprendedores que quieran incursionar en las mismas.

Luego del desfile por la calle central donde cada una de las instituciones locales mostró su interior, el intendente agradeció la presencia del Gobierno de La Pampa. “Ya tenemos gran parte de lo prometido en el salón del club y en poco tiempo más avanzaremos con el resto. La gente nos acompaña siempre y para ellos trabajamos”, expresó el jefe comunal.

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Menonitas: los que esperan el fin del mundo en La Pampa
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Menonitas: los que esperan el fin del mundo en La Pampa

Cómo es la vida de aislamiento, fe y castidad en la colonia menonita de Guatraché. Crónica ganadora del concurso de la Fundación Tomás Eloy Martínez.

Carros tirados por caballos llegan a un predio en el medio de la llanura. Estacionan en fila junto a los palenques. De los carros bajan hombres con traje y sombrero, y mujeres con vestidos largos y un pañuelo en la cabeza. Todos visten de negro, el tono resalta la palidez de sus rostros germanos. Parecen hormigas diligentes en su camino de ingreso a la construcción que se levanta entre los pastos: la iglesia.

Hombres y mujeres entran por distintas puertas y mantienen durante toda la liturgia –que se dicta en alemán antiguo– la separación por sexo, el gesto grave. La ceremonia comienza y afuera, en el silencio del campo, de la mañana y del domingo, retumba un himno triste.

Es agosto de 2016. Es La Pampa. Es la colonia menonita La Nueva Esperanza: un recodo de tierra fértil ganado al monte de caldenes donde viven 1.400 personas que creen en Dios y en el Diablo sin que medie el matiz de la metáfora.

               Los niños van a una escuela en la que no se dan biología, historia ni geografía./ Delfina Torres Cabreros.

–Nosotros lo hemos aprendido así, si no hacemos todo bien acá, después vamos al infierno– dirá luego Juan Friesen, uno de los habitantes de la comunidad.

Están seguros: llegará el día en que una humareda oscurecerá el sol y el aire olerá a azufre. El apocalipsis se concretará y será tal como lo cuenta La Biblia. El tribunal divino se instalará en la Tierra y no habrá confín en el que esconderse. El juicio será implacable, y aquellos que no pasen la prueba serán arrojados a un lago de fuego donde soportarán siglos de tormento sin descanso.

Pero cuando eso pase, ellos habrán cumplido el requisito de una vida apartada del pecado y serán salvados. Llegará ese día, y será pronto. Aquí, en la colonia menonita La Nueva Esperanza, el fin del mundo acecha.

La neblina flota espesa en el camino de ingreso a la colonia. Arbustos espinosos o el rastrojo de alguna cosecha se adivinan a la vera de la ruta de tierra que la lluvia ha convertido en una pasta barrosa.

Recién luego de recorrer treinta y cinco kilómetros desde la localidad de Guatraché aparece el brillo de los tarros de leche que esperan ser retirados de cada propiedad por carros tirados a caballo, y asoman también las casas pálidas con sus ventanas tipo guillotina y sus cortinas dobladas en diagonal. Es lunes y se ven largos tendales cargados de sábanas y ropas pesadas.

                           Carro con tarros de leche producidos en cada casa./ Delfina Torres Cabreros.

Pronto, en el medio del camino, comienza a vislumbrarse la silueta de una mujer, su capelina clara. La mujer –en rigor, una niña de no más de doce años– lleva un vestido estampado con flores oscuras, medias blancas, sandalias. Tiene el pelo cubierto con un pañuelo blanco –es soltera– y un sombrero circular de paja con un listón violeta alrededor.

Entra caminando al almacén al que también me dirijo y, al verme, se esconde temerosa entre las góndolas.En la caja está atendiendo Abraham: trece años, saco verde inglés con piel en las solapas, gorra de visera marrón, cara blanca y pecosa, ojos celestes.

–Este queso es con pimienta, estacionado. Vale ciento cuarenta pesos el kilo –dice en un español con acento extranjero mientras muestra la mercadería refrigerada detrás del mostrador.

Los menonitas surgieron en Europa del Norte, en el siglo XVI, como uno de los múltiples movimientos generados en el marco de la Reforma protestante, y conservan el idioma de aquel momento fundacional. A pesar de los largos siglos de éxodo –que han dejado colonias en Belice, Bolivia, Canadá, México, Paraguay– entre ellos hablan un dialecto que traducen como “alemán bajo” (plattdeutsch), tan arcaico que en Alemania ya no se encuentra ni entre los campesinos.

                                      Abraham, de 13 años, atiende la despensa./ Delfina Torres Cabreros.

–Este queso también, ciento cuarenta el kilo, para postre –continúa Abraham mientras masca un chicle que parece gigante o muy duro.

Sus hermanas Anne y Elena lo observan mudas desde un costado, sin intervenir en la transacción. Una escapa cuando le pido una foto y la otra, aunque es notablemente mayor que su hermano, obedece cuando él le ordena ir a buscar un chorizo seco a la trastienda.

La prolija vista satelital revela lo que se ve luego en tierra: las parcelas ordenadas, los alambrados tensos. La colonia fue edificada sobre las diez mil hectáreas de una vieja estancia por familias que comenzaron a llegar en 1986 de otras colonias menonitas ubicadas en México, Bolivia y Paraguay.

La de La Pampa es la primera y la más grande de Argentina, aunque por estos días desprendimientos de esa colonia anidan en La Verde y en Pampa de los Guanacos, en la provincia de Santiago del Estero.

La colonia tiene dos iglesias y está dividida en nueve “campos”. En cada uno de ellos hay una escuela y un grupo de casas con sus respectivas parcelas de tierra.

Frente al Estado argentino la propiedad de toda la colonia está a nombre de la Asociación Civil La Nueva Esperanza Colonia Menonita, inscripta en diciembre de 1994 con su correspondiente CUIT.

                                               La religión les prohíbe utilizar electricidad en los hogares.

Sin embargo, al interior de la comunidad, la propiedad de cada casa y sus hectáreas adosadas es individual y no está repartida equitativamente, sino que cada uno tiene lo que puede comprar: hay menonitas pobres y menonitas ricos, menonitas empleados y menonitas empresarios.

Si bien los registros dicen que la actividad principal de la colonia es el cultivo de trigo, los largos años de sequía los llevaron a buscar alternativas y ahora lo que crece fecundamente en los campos menonitas es, más que nada, el acero. Galpones gigantes de chapa florecen uno tras otro y la tierra rebosa de silos, comederos, palas cargadoras, mangas, acoplados.

La religión les prohíbe utilizar electricidad en los hogares —por eso no tienen electrodomésticos y se valen de candiles para iluminar—, pero les da vía libre para el trabajo: en las metalúrgicas se ven plegadoras de chapa, grúas industriales, guillotinas, sampis.

–Tienen ciertos beneficios impositivos porque su forma es la de una asociación sin fines de lucro, que no es así, pero bueno –dice Sergio Arrese, el intendente de Guatraché, municipio del que depende la comunidad menonita–. Además, no hay una delegación del Ministerio de Trabajo que permanentemente esté poniendo los pies en la colonia para ver de qué manera se realiza el trabajo informal y si hay trabajo de menores o no, que sí lo hay, seguramente.

                                   Hombres y niños, en la faena de un lechón./ Juan Carlos Corral.

Sin alterar la parsimonia clerical de su voz, el intendente, que atiende en su despacho a cualquier desconocido que pida espontáneamente por él, dice que no sabe quién los exime de los controles ni tampoco por qué para el Estado no es un problema que no asistan a la escuela formal ni voten. De todos modos, da pistas sobre los motivos que tienen las autoridades provinciales para hacer la vista gorda sobre ese enclave en estado de excepción.

–La colonia es atractiva, es una rareza dentro del territorio de la república y hay mucho interés en el recorrido. Además, permite a muchos aquí trabajar en lo que es la reventa de sus productos y el flete, porque el menonita no lo puede hacer con vehículos propios: por costumbre, religiosidad, lo que fuere.

(…) Lo único que los menonitas aceptan del Estado argentino, al que no reconocen como propio, son los servicios de salud: visitan regularmente el pueblo para asistir al médico, obedecen los tratamientos que les ordenan e incluso, desde hace algunos años, las mujeres salen a parir los hijos en hospitales públicos y admiten métodos anticonceptivos en situaciones excepcionales: cuando existe una indicación médica precisa y los jefes de la colonia les dan permiso.

–Lo que tiene que ver con procreación y control de embarazo es, por lejos, la consulta más importante que ellos tienen. La otra cuestión es la de los trastornos psiquiátricos o fenómenos relacionados con el aislamiento y su cultura, que hace que aparezcan muchas depresiones y en algunos casos hasta psicosis –dice Fernando Andreatta, director del hospital de Guatraché, y agrega que durante muchos años los menonitas practicaron una “automedicación irresponsable”.

                            Dentro de la colonia hay menonitas de todas las clases sociales./ Delfina Torres Cabreros.

(…) A diferencia de los hombres, que utilizan el idioma para comerciar, las mujeres de la colonia apenas entienden el español y muchas veces deben ser acompañadas a las consultas médicas por sus maridos o por alguna otra mujer más o menos hábil en las dos lenguas. María Wiebe, de treinta y un años, es una de las menonitas que suele oficiar de traductora.

Dentro de la carpintería que tiene su marido en la colonia, Wiebe cuenta que se casó a los veintiuno y que tiene cuatro hijos, el más grande de diez años. Dice que ya no las dejan, pero que a la prole que se multiplica al ritmo de una natalidad casi descontrolada prefieren recibirla en casa, y que, dentro de la colonia pampeana, de las manos de sus parteras, nacieron más de mil bebés.

Ella nació en México y dice “ahorita un poco” cuando le preguntan si tiene frío, exhibiendo los residuos el éxodo.

Unos pocos comerciantes de la colonia tienen una página de Facebook en la que promocionan sus productos, por eso le pregunto a Lowen Fast –dueño de una ferretería y una carpintería– si tiene Facebook y responde: –No, sólo WhatsApp.

–¿No es que no se puede tener celular?

–No se puede, pero todos tienen.

Todas las crónicas ganadoras del concurso Tomás Eloy Martínez (auspiciado por Viva) fueron publicadas por Editorial Marea.

Tampoco está permitida la música porque incita al baile y despierta los apetitos sensuales que deben estar bajo estricto control, y sin embargo se ve, clavado en la pared, un póster que tiene publicidad de la carpintería Sur Pampeana –ésta– y anuncia un show de Los Errantes, un conjunto guatrachense en el que un señor parecido a Antonio Ríos canta polkas, rancheras y retoma algún hit de la bailanta argentina.

Recuerdo otro diálogo entre un cliente externo y un menonita: –¿Fuiste al Casino? –le preguntó el ajeno al menonita.

–Sí, fui.

–¿Perdiste mucho?

–Naa, quinientos pesos nomás, pero con eso me hubiera chupado unas cervezas.

Los locales comentan, con sorna y sin escándalo, que de vez en cuando algún menonita se arma un bolso con ropa de civil y parte a Santa Rosa a liberar tensiones con el espasmo alegre de las maquinitas tragamonedas. La penumbra del cabaret de Guatraché también los recibe a veces.

Hubo quien, incluso, embarazó a una trabajadora del establecimiento. Esa vez el rumor corrió por la colonia y cayó sobre ese hombre el peso de la condena menonita: el aislamiento y, luego, la expulsión. Era, según dicen, el más rico de la comunidad y tenía un gran almacén de ramos generales junto a su casa, pero no hubo dinero que remediara su desvío. El galpón del almacén todavía puede verse ahí, vacío y abandonado, exhibiendo la ruina de quienes no cumplen su parte del trato: “No toquéis lo inmundo y yo os recibiré”.

 

Fuente Clarín
Por Delfina Torres Cabreros

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Primera Jornada del Pampa Game Jam

Primera Jornada del Pampa Game Jam

Comenzó a desarrollarse hoy la primera edición del “Pampa Game Jam”, apuntado a todas aquellas personas que deseen incursionar en el desarrollo de videojuegos.

El objetivo de la actividad, desarrollada en la Facultad de Ingeniería de la UNLPam en General Pico, es promover la industria de los videojuegos como alternativa de desarrollo social, económico y cultural, a partir de facilitar el acceso a bienes, servicios y conocimientos potenciados por la aplicación de las nuevas tecnologías.

Participaron de la Jornada la ministra de Desarrollo Social, Fernanda Alonso, el decano de Ingeniería, Hernán Prieto, la subsecretaria de Descentralización Patricia Lavín, la directora de Economía Social, Yolanda Carrizo, la directora de Descentralización, Gabriela Echegaray, y el subdirector de Economía Social, Rodrigo Giraudo.

“Buscamos conectar a través de esto, y en conjunto con la Universidad, a la juventud, que es uno de los núcleos duros de incorporar al esquema laboral”, manifestó la ministra.

Por su parte, sostuvo que se busca mantener la vinculación entre la Facultad de Ingeniería y el Ministerio de Desarrollo Social. “Esta actividad la acompañamos de entrada porque acerca un grupo etario interesante para la Facultad, para empezar a motivar e incentivar las ocasiones cientificas-tecnologicas tempranas, que es una de las actividades que más cuesta para que comiencen a entender la lógica de la tecnología como una posibilidad de formación laboral”, amplió del decano.

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