Alberto al poder:  Ziliotto ya piensa en la  Liga de Gobernadores

Alberto al poder: Ziliotto ya piensa en la Liga de Gobernadores

Norberto G. Asquini

Mientras las encuestas ya van definiendo lo que probablemente ocurrirá el 27 de octubre, y los próximos cuatro años, el peronismo triunfante empieza a pensar en el día después. En los gobernadores del PJ ya está la idea de conformar su propia liga, como sostén de la gobernabilidad y legitimidad de Alberto Fernández, y  también para buscar el equilibrio interno frente al kirchnerismo.

La “liga” que asoma

El Frente de Todos tuvo en su conformación la convergencia de varias patas, que se agregan a los dos principales: la centralidad de CFK y la base de los gobernadores. Ahora Alberto comienza a delinear lo que será su futura gestión, afrontando desafíos económicos y políticos. Un dirigente que llegó a candidato desde la superestructura, va a necesitar apoyarse fuertemente en los gobernadores como sector de poder, que hoy parece estar desperdigado. “Soy el más federal de todos los porteños”, afirma, y reafirma Alberto Fernández en cada reunión con los mandatarios.

Ya algunos analistas comienzan a hablar de la “liga” de gobernadores peronistas. La periodista Gabriela Pepe en Letra P lanzó en la semana “los gobernadores se instalan como garantes del albertismo”. En Infobae.com se hizo un repaso de los mandatarios que apoyan a Alberto. “El primer sostén lo tendrá en la liga de gobernadores”, afirma la periodista Analía Argento.

Repasando antecedentes

La “Liga de Gobernadores” del PJ se abroqueló siempre que el peronismo no ha estado en el poder. Fue el caso durante el gobierno de Fernando de la Rúa y sus integrantes afrontaron la crisis de 2001-2002.

Durante el gobierno de Mauricio Macri el camino de los gobernadores fue sinuoso. La fragmentación al interior del peronismo iba acercando o alejando a los mandatarios de acuerdo a la circunstancia. Cada tanto parecían agruparse, pero finalmente el intento quedaba desmantelado. La postura a tomar frente al gobierno de Macri y al kirchnerismo iba juntando y separando a los gobernadores en alianzas efímeras. En La Pampa Carlos Verna siempre estuvo en la vereda de enfrente del presidente, en el grupo reducido de los “duros”, y frente al kirchnerismo fue transformando su posición hasta convertirse en aliado y en parte de una estrategia de unidad en la diversidad para derrotar en las urnas a Cambiemos.

A partir del 10 de diciembre le va a tocar el turno al gobernador electo Sergio Ziliotto. No está ajeno a la idea de la nueva Liga, esta vez con un objetivo muy diferente al que se tenía frente a Macri. Juan Manzur de Tucumán se posicionó como hombre clave en la organización de apoyo a Alberto. Omar Perotti de Santa Fe, Sergio Uñac de San Juan y Gustavo Bordet de Entre Ríos aparecen como los más cercanos en términos de concepción política y de futuro. Ziliotto no desentona con este perfil de peronismo federal.

Sostener la gobernabilidad

Si hay algo que terminó de convencer de Alberto a Ziliotto fue la agenda federal que marcó, y que se plasmó el 9 de agosto en el Monumento a la Bandera con la firma de un acta compromiso como acto de cierre de la campaña de las PASO. “La Argentina que se viene va a ser gobernada por 24 gobernadores y un presidente”, afirmó Alberto públicamente. Y lo ratificó en el almuerzo que tuvo con Verna y Ziliotto. El gobernador electo lo ha hecho público en distintos medios: le entusiasma los discursos y posicionamientos que tiene Alberto sobre “gobernar para todo el país”.

Para Ziliotto (y Verna) como para otros gobernadores esta posición marca la posibilidad de una nueva relación entre un gobierno nacional peronista y las provincias. Verna fue siempre un crítico a la relación de subordinación que tuvo su antecesor, Oscar Mario Jorge, hacia la gestión de CFK como presidenta, que centralizaba el poder y los fondos.

Esta nueva relación, se piensa, será de ida y venida. Los gobernadores serán el sostén de la gobernabilidad del futuro presidente, sobre todo en el Congreso, donde todavía habrá diferencias entre los legisladores, que deberá afrontar una compleja salida a la crisis.

El equilibrio interno

Alberto también necesita su liga de mandatarios porque ahí abrevará no solo su sostén sino el equilibrio interno del peronismo. Y también su legitimación para hacer sobrepeso con CFK como vicepresidenta. Esto no significa plantear una hipótesis de conflicto. Pero el ejercicio del poder es un roce permanente.

Un consultor de primera línea, y mensajes de whatsapp permanente con varios mandatarios, analiza en una charla con el autor de la columna: “Si Alberto quiere buscar una base de poder, la tiene que buscar en los gobernadores. En el peronismo puro, doctrinario, histórico. Porque los tiempos que han pasado han demostrado una cierta volatilidad del kirchnerismo, cuando no de La Cámpora. Hay varios que son aliados estratégicos de CFK y otros que todavía están reticentes a ese contacto. La idea de los gobernadores es aprovechar la presidencia de Alberto para fortalecer y volver a construir el peronismo de Perón”. Ziliotto, como varios, tiene buena relación con el kirchnerismo, y el acto del 17 de octubre en Santa Rosa al que vendrá CFK así lo demuestra. Pero hay que separar las cosas.

Los gobernadores se agruparán no solo para sostener a Alberto, sino también como factor de presión para defender sus gestiones y sus recursos frente al centralismo económico de Buenos Aires en un tiempo de crisis que se profundizará en 2020. Igualmente, si bien saben que deben construir consensos, también deberán resignar derechos, como muchos sectores, para buscar una salida a la crisis.

Estamos nuevamente ante un nuevo capítulo del eterno retorno del peronismo al poder. Todos ya comenzaron a pensar el lugar que les tocará jugar en los próximos cuatro años.

 

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La Pampa en espera:  al año político le  sobran tres meses

La Pampa en espera: al año político le sobran tres meses

Por Norberto G. Asquini

Luego de las PASO parece que al año político le sobran tres meses. Todos esperan, ya casi con el presidente puesto antes de las generales del 27 de octubre, al 10 de diciembre. En La Pampa el largo año electoral dejó una transición prolongada en la que los tiempos se han estirado demasiado.

La gente se mueve al ritmo de la economía. Lo electoral, ya con un resultado casi puesto a favor de Fernández-Fernández, es una circunstancia. Está la sensación de que las elecciones del 27 de octubre están de más, ya sea con cierta satisfacción del lado que parece ganar o con resignación del lado que parece perder.

El dólar domina la escena y va marcando el día a día. Hay un clima de incertidumbre entre un presidente que quiere llegar como sea a las elecciones y a finalizar su mandato mientras trata de evitar o profundizar el caos económico; y un candidato que fue ungido tempranamente como el futuro jefe de estado. Hay clima que se termina un ciclo y comienza otro. Se sabe cómo termina la película pero el final todavía está lejos, y van pasando cosas.

Al año le sobran tres meses, que son los que quedan hasta el 10 de diciembre cuando asuman las próximas autoridades. Se lo puede pensar para el país, donde el próximo gobierno tendrá un corto período de gracia ya que deberá enfrentar una crisis económica de proporciones.

Y también se lo puede pensar desde La Pampa. El año electoral comenzó en enero y se prolongará hasta octubre. Desde mayo sabemos que Sergio Ziliotto va a ser el próximo gobernador. Una larga, larguísima, transición en la que ya perdieron hasta sorpresa e interés los nombres de los próximos integrantes del futuro gabinete. Más allá de los cambios y de las expectativas, es también la continuidad de una línea política. Ahora quedan por conocer los nombres que completarán los casilleros de segundas y terceras líneas del organigrama, pero todavía hay tiempo. Demasiado. La espera también tiene que ver con la alquimia política que deberá hacer Ziliotto para cerrar hacia abajo filas “con todos (y todas) adentro”, de acuerdo a las palabras de uno de sus principales colaboradores. Hay quienes presionan por cargos, o que están disconformes con los nombres que ya trascendieron. Ziliotto ha adelantado un equipo homogéneo y que le va a responder. Sobre todo cuando se busca, y se debe sortear, la nueva etapa de renovación que se viene en el PJ y que ya se puso en marcha. Hay una verdad incontrastable en la conformación de un gobierno. Ya sea por lealtad, equilibrio interno, experticia técnica, deuda política, representatividad, legitimación o cualquiera fuera el criterio, lo que prima en la selección de los colaboradores es la razón del que va a gobernar.

Hay un tiempo de suspensión política. Los dirigentes que continuarán en la gestión o asumirán nuevas responsabilidades esperan a la oficialización de sus cargos. Los que saben que se van comenzaron a hacer la plancha. En la Cámara de Diputados la actividad es mínima. Reciben a funcionarios que van a plantear temas y esas reuniones sirven a ambos cuando no hay grandes temas que discutir en la agenda pública o sus gestiones están en stand by. Las acciones de gobierno comenzarán cuando asuma Ziliotto.

La economía contamina lo electoral. La elección de diputado nacional en La Pampa es una circunstancia atada a la presidencial. Por ahora la campaña está frenada, como ocurre a nivel nacional, si bien comienza oficialmente el 7 de septiembre. En el PJ hay alivio porque todo indica que cambiará la gestión nacional por una peronista. Entre los radicales se trata de surfear los últimos meses de una alianza obligada. Un argumento que también comenzó a servir para despegarse de las responsabilidades propias por la situación económica y tratar de no ser co-responsables de una administración que apoyaron. En el macrismo todavía sueñan con dar vuelta la elección con más voluntarismo que realidad.

Mientras el dólar es preocupación diaria porque es el principal termómetro de la realidad económica, todos esperan que pasen tres largos meses. No se terminarán los problemas, pero al menos concluirá un año que quedó demasiado largo.

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Después de las PASO:  olor a despedida y  el piloto automático

Después de las PASO: olor a despedida y el piloto automático

Por Norberto G. Asquini

El 7 de septiembre comienza la campaña para las elecciones que definirán, finalmente, al próximo presidente. El contundente resultado de las PASO dejó un escenario político inclinado a favor de Alberto Fernández y a Mauricio Macri tratando de hacer pie. La lógica del olor a despedida es la que también impera en la política pampeana.

El escenario que quedó

Los 15 puntos de diferencia de Alberto Fernández sobre Macri fueron inapelables. Y parecen ser irremontables, de acuerdo a las primeras encuestas conocidas posprimarias.

Todo pareció darse vuelta en el escenario político tras las PASO. Mientras Alberto centraliza la atención política y se maneja con cautela, y CFK asume un silencio estratégico, el macrismo busca el milagro. Sueña con la remontada histórica, lo que llevó a que se produjera la marcha emocional del domingo 25 que sorprendió al gobierno nacional. Se toma con cautela esa concentración frente a la Casa Rosada, que sirvió de desahogo y catarsis frente al cambio de rumbo en el escenario nacional.

Entretanto Macri se tuvo que hacer cargo de la crisis generada tras la derrota, con medidas más efectistas que eficaces. El presidente sigue utilizando el mismo libreto para enfrentar al peronismo: la apelación a “los valores” frente al populismo y machacar con la grieta.

Sensación a cosa juzgada en el peronismo

El escenario nacional marca los tiempos también en la política provincial. Hay sensación a cosa juzgada. Un olor a despedida del macrismo. Por eso la política tiene puesto el piloto automático pensando más en el 10 de diciembre que en las generales del 27 de octubre.

El desdoblamiento de las elecciones provinciales de las nacionales también colabora en ese sentido. Un año completo de campaña es mucho. La gente está harta, la dirigencia saturada y sin fondos. En el oficialismo provincial ya se habló de evitar a futuro otro año electoral como el actual.

El peronismo asumió un aire triunfal. En Casa de Gobierno hay cierta tranquilidad. Analizan que la diferencia fue importante entre los dos principales candidatos a presidente y que se va a mantener. Las PASO también pusieron a Alberto como la figura central y como el candidato puesto. Ya asumió aire presidencial para el peronismo. Igualmente, observan que será difícil quedarse con los dos cargos de diputados nacionales en juego. El oficialismo llegó al máximo de votos posibles y el tercio de la oposición antiperonista quedará en los actuales niveles, salvo que la crisis se siga profundizando.

Pero volver al poder no significa un mundo mejor. Los festejos no durarán mucho. Quienes van a gobernar a partir del 10 de diciembre miran preocupados lo que queda para el día después. Se sabe que asumirán en un país en crisis y que Alberto  va a contar con pocas herramientas para revertir la situación. El peronismo deberá afrontar la administración de la escasez en todos los niveles. Sergio Ziliotto ya hace números, también las y los intendentes.

Las últimas medidas tomadas por Macri tras su derrota golpearán además los últimos meses de las gestiones actuales. Las bajas impositivas dispuestas a través de la suba del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias y la eliminación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) sobre 14 productos de la canasta básica tienen su costo.

La oposición golpeada por la derrota

Este escenario que gira bajo la lógica del “está todo dicho” marca también a la oposición. La marcha del domingo mostró, nuevamente, las distancias entre los socios por conveniencia de la UCR y el PRO en la provincia. Estuvieron allí encabezando los dirigentes macristas, tratando de remontar un resultado más que adverso, frente a la indiferencia radical.

Los radicales están pensando más en el escenario del posmacrismo que viene que en la elección. No se vio a ningún dirigente de primera línea en la marcha. Pocos se animan a opinar sobre la situación del país o hacer campaña públicamente por el presidente. Todos ya se hacen los desentendidos con la marcha del gobierno de Macri. Se espera que el 27 de octubre la UCR ingrese el segundo diputado, pero más por la fuerza de la inercia electoral que por el apoyo que pueda tener el candidato de la estructura partidaria. Los radicales pampeanos parecen ahora liberarse de un presidente que les resultaba incómodo.

Pero las consecuencias a futuro de una derrota nacional para la oposición no van a ser gratuitas. Si a nivel país el golpe será duro, en La Pampa no será menor. Con un peronismo legitimado la oposición ha quedado debilitada y sin referencias importantes. El escenario que viene será el de la reconfiguración del arco opositor bajo el signo de la derrota y de una sociedad que le dio la espalda en las urnas.

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Peronizando: Alberto  y la deuda con el  “modelo pampeano”

Peronizando: Alberto y la deuda con el “modelo pampeano”

Por Norberto G. Asquini

 

Se puede decir que Macri lo hizo. A partir de diciembre habrá, salvo una catástrofe, un gobierno peronista en el país que nació de dos condiciones: el rechazo económico al macrismo y la unidad del peronismo. El “modelo pampeano” fue pionero en este rumbo. El tercio irreductible antiperonista representado por la oposición ya comienza a resquebrajarse.

Bajo la ola celeste

De acuerdo al abrumador resultado de las PASO, Alberto Fernández será el próximo presidente. Dar vuelta esa tamaña diferencia para el gobierno macrista no es imposible, pero si improbable. El politólogo Luis Tonelli indica que los resultados del 11 de agosto “no fueron una encuesta universal, un mero ensayo general. Las PASO para el Frente de Todos, resultaron directamente el ballotage”. El tiempo que resta hasta el 10 de diciembre, elección general mediante, será de cuatro largos meses de transición entre el presidente saliente y el presidente virtualmente entrante.

Otro politólogo, Julio Burdman, en Revista Anfibia analiza que hay dos explicaciones que llevaron a este resultado, vinculadas entre sí. Por un lado el rechazo de la mayoría del electorado a la economía de Macri, por el otro la unidad del peronismo. Frente a estas dos condiciones, la apelación a la polarización, al voto anti-K, a la batalla cultural contra el populismo propuestos por Macri, poco pudo hacer.

El modelo pampeano

Quien hubiera pensado a comienzos de año en esta amplia y diversa coalición detrás de Alberto Fernández que incluye a los gobernadores, a los intendentes y el massismo del conurbano, al movimiento kirchnerista y a los sindicatos. Y con el empuje de la “ola celeste” del Frente de Todos detrás: se ganó la mayoría de las provincias peronistas, la provincia de Buenos Aires, se tiene mayoría parlamentaria, y por ahora la mayor parte de las intendencias del conurbano. CFK condujo este proceso de articulación opositora, Alberto fue su ejecutor.

Después de las PASO CFK llamó a Verna y resaltó su papel en haber sido pionero en marcar un camino que llevó a este resultado. Fue su estrategia política de confrontación con Macri y con el rumbo económico de su gestión y el “modelo pampeano” de “todos, y todas, adentro”. El periodista Iván Schargrodsky en C5N, la noche de las PASO, mencionó a Verna como una de las cinco condiciones que se dieron para este resultado. Posturas que había adoptado el mandatario cuando todavía la mayoría de los gobernadores peronistas eran potenciales aliados de Macri y en La Pampa había voces que le sugerían ser más moderado para no cortar la relación con Nación.

Cuando todos ceden

Sergio Ziliotto fue el primer beneficiario de ese rumbo. El gobernador electo fue apoyado por todas las líneas del justicialismo, el kirchnerismo y varios partidos K. El PJ pampeano abrió las puertas a una coalición electoral, por supuesto que bajo la centralidad peronista, y hasta vernista, mostrando la amplitud pregonada. A nivel nacional, ya Rubén Marín había lanzado la idea de unidad cuando el peronismo estaba fragmentado y enfrentado.

Macri fue el aglutinante para un voto castigo por la economía y amalgamar las voluntades dispersas del peronismo. Pero no fue solo eso. La dirigencia hizo lo necesario para consumarlo. CFK cedió el primer lugar en el binomio a Alberto Fernández sabiendo que la polarización y el voto anti-K le ponían un techo. Esto permitió acercar posturas con muchos gobernadores peronistas y con Massa, que estaban en la vereda opuesta. Y Verna hizo lo necesario: a pesar de su enfrentamiento con CFK y con el kirchnerismo, buscó la unidad con “todos y todas adentro”. A pesar de las diferencias al interior del conglomerado peronista provincial, administró su heterogeneidad. Como lo indica el sociólogo Néstor Leone en El Estadista para el caso de CFK, tuvo la virtud de “haber generado condiciones para forjar acuerdos amplios con sectores críticos de su liderazgo”.

La Pampa no tiene mayor peso en el escenario político nacional. Pero esta vez el “modelo pampeano” bien sirvió de muestra de lo que se podía lograr.

El tercio irreductible, fragmentado

Hay igualmente un 30% de votante antiperonista, el tercio irreductible, que resiste ese futuro gobierno peronista. En La Pampa fue casi calcado el porcentaje de votos que logró Cambiemos en las provinciales con el Juntos para el Cambio para diputados en las PASO.

En la oposición, más allá de que debe enfrentar las generales del 27 de octubre, ya comenzaron a notarse las grietas. Sabedores de que es poco probable que se de vuelta el resultado, las diferencias entre radicales y macristas se profundizan. Sin Macri en la presidencia, sin un liderazgo coordinador, esa alianza de conveniencia política tiene fecha de vencimiento. Ya no habrá aliciente para mantenerse unidos. ¿Qué pasará por ejemplo con el bloque de Cambiemos, que directamente no se llamará Cambiemos, que debe asumir en la Legislatura de La Pampa? Todo comienza a resquebrajarse en la alianza macrista.

Otro país comienza a perfilarse. Y más allá del cambio de rumbo político tiene un solo horizonte: enfrentar la crisis económica cada vez más profunda.

 

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Jugadas ganadoras y  las que fallaron en las  PASO pampeanas

Jugadas ganadoras y las que fallaron en las PASO pampeanas

Por Norberto G. Asquini

En unas elecciones que no definían ningún cargo pero si posicionan hacia el 27 de octubre, el peronismo pampeano volvió a demostrar su poder de fuego. La diferencia ratificó el rumbo político que ha tomado la provincia y también su alineamiento a la fórmula Fernández-Fernández. Si bien los resultados provinciales fueron impulsados por las boletas presidenciales, que fueron los motivantes de los apoyos, hubo detrás una lógica provincial.

Analicemos la performance de la listas de diputados nacionales. Las boletas competidoras sostuvieron en estas PASO las estrategias que usaron para las elecciones provinciales del 19 de mayo.

La votación fue polarizada, concentrada, como ya estaba pronosticado. Fernández-Fernández y Macri-Pichetto concitaron toda la atención. El Frente de Todos, el peronismo, el PJ pampeano, usó el poder de fuego del “proyecto Verna” y su continuidad con Sergio Ziliotto. Y también la fuerza de la fórmula FF que tiene su peso en la provincia, y en Santa Rosa, y así lo marcaban las encuestas.

La contundencia volvió a demostrar, cosa ya sabida,  que La Pampa es peronista. El resultado fue uno de los más importantes de las provincias en diferencia porcentual. Los dos tanques, el nacional y el provincial, la confrontación directa con Macri, arrasó en casi todos lados. Salvo en los departamentos del este agropecuario donde siempre hizo pie el macrismo antiperonista.

La oposición

En toda elección el resultado es fruto de los aciertos propios como de los errores ajenos. Y la oposición al PJ viene sumando para atrás. Juntos por el Cambio, el ex Cambiemos, tuvo otro golpe en las urnas, más allá que los números indican que ingresaría el segundo diputado en juego en el Congreso y que mantiene el caudal de mayo. Ayudó esta vez que la oferta electoral fuera más reducida.

Como en la campaña provincial, el radical Martín Berhongaray intentó despegarse de Macri lo más posible. Una estrategia autorreferencial en la que esquivó cualquier referencia a los temas nacionales. El divorcio con los socios del PRO fue evidente. En algunas localidades, los radicales no quisieron fiscalizar y solamente hubo fiscales del PRO. Los únicos que le pusieron el hombro a Macri fue el PRO. La estrategia usada por el Juntos por el Cambio provincial no fue la mejor jugada y volvió a fallarles. La oposición mostró las debilidades internas que ha minado sus performances electorales.

Detrás de la grieta

El socialismo en Consenso Federal volvió a jugar solo en estas elecciones a pesar del golpe en las provinciales por fuera de las dos grandes coaliciones pampeanas. Esta vez, en la que apenas se jugaban dos cargos nacionales al Congreso, la representación de Lavagna presidente le valió incrementar a Luis Solana los votos propios jugando a ser la única lista en la difícil estrategia anti grieta. Fue la mejora elección del socialismo en solitario.

Finalmente la izquierda, apegada a posiciones nacionales, jugó su propia interna. En conjunto el FIT y el MAS alcanzaron juntos el porcentaje histórico de la izquierda testimonial en elecciones legislativas. La “interna” la ganó el FIT, más armado.

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