Marino: “Ziliotto tiene problemas de memoria”
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Marino: “Ziliotto tiene problemas de memoria”

En esos términos se refirió el Senador Nacional Juan Carlos Marino a las declaraciones del Diputado Nacional Sergio Ziliotto en las que calificó a la relación fiscal Nación–Provincias como propia de un “federalismo mendicante”.

Sucede que en el marco de la sesión de la cámara baja donde se trató el Presupuesto para el ejercicio 2018 el Diputado dijo concretamente que “hoy estamos en el marco de un federalismo mendicante. Hoy los Gobernadores son mendigos y permanentemente tienen que venir a la Capital Federal para poder darle gobernabilidad a sus provincias”.

La respuesta no tardó en llegar. En efecto, Marino rechazó los dichos del legislador al afirmar que “Ziliotto tiene problemas de memoria. No me canso de repetir que, después de Alfonsín, Macri ha sido el Presidente más federalista de nuestra historia reciente, y los hechos lo demuestran.”

El Senador manifestó que “sacando a Don Raúl Alfonsín que promulgó la Ley de Coparticipación Federal que aun continúa vigente hasta estos días y, a excepción del actual Presidente Mauricio Macri, todos los mandatarios se dedicaron a meterle la mano en el bolsillo a las Provincias o a convalidar tal saqueo injusto.

Menem le sacó a las Provincias el 15% de la masa coparticipable para sostener la seguridad social y fue el artífice de un sinfín de perjuicios para las jurisdicciones como pasó con todas las sustracciones precoparticipables que terminaron achicando la torta a repartirse.

Luego, el kirchnerismo no solo convalidó tal atropello, al no avanzar nunca en la discusión de una nueva ley de coparticipación y a pesar de contar con mayoría para hacerlo, sino que lo agravó al darle un uso totalmente discrecional a los fondos presupuestarios, siempre distribuidos bajo la lógica del amigo – enemigo.”

Marino indicó que la por entonces Presidenta Cristina Fernández fue totalmente mezquina con las provincias a tal punto que, un día antes de dejar su cargo y como “obsequio” para el Presidente que asumía, decidió devolverle ese 15% a las Provincias en un solo pago en el contexto de un Estado que ya en ese momento tenía un déficit fiscal galopante.

“Es cierto y comparto que aún hay deudas pendientes en relación a la obra pública para con La Pampa pero, si nos remitimos estrictamente a lo que tiene que ver con la distribución automática de los fondos coparticipables, Macri, siendo de un color político distinto al del Gobierno Provincial, le dio más a La Pampa que cualquier Presidente del Partido Justicialista.”

El legislador pampeano explicó que “Macri logró destrabar el pleito de la restitución de ese 15% de la masa coparticipable a través de un pago escalonado, le devolvió a Buenos Aires el Fondo del Conurbano sin que las Provincias pierdan un peso y, en el medio, La Pampa se trajo la cobertura del déficit de su caja previsional sin tener que sacrificar la edad jubilatoria ni el 82% móvil. La verdad si Ziliotto piensa eso le está mintiendo a los pampeanos.”

Para finalizar, Marino dijo que “es lógico que no debemos conformarnos y que, visto desde La Pampa, el Gobierno Nacional aún debe darle más a La Pampa. Sin embargo, es nuestro deber como representantes ir con la verdad y, en este sentido, para tranquilidad de los pampeanos, puedo asegurar que en lo que tiene que ver con la relación fiscal Nación–Provincia, la nuestra ha sido una jurisdicción ampliamente beneficiada por Cambiemos.”

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Mac Allister: “El deporte unió a los argentinos”
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Mac Allister: “El deporte unió a los argentinos”

Con el apoyo de todos las fuerzas políticas y votada por unanimidad se aprobó en la Cámara de Diputados de la Nación esta madrugada, la modificación de la Ley 26.912 sobre el Régimen Jurídico para la Prevención y el Control del Dopaje en el Deporte.

“La aprobación de esta ley en la Cámara de Diputados es fruto del consenso entre las distintas fuerzas políticas”, expresó Javier Mac Allister, Secretario de Deportes de la Nación. Y agregó que le da “mucha satisfacción que el deporte nos una como argentinos” y que se “hayan dejado de lado las banderas políticas para poder trabajar juntos”.

La ley, aprobada por unanimidad por los diputados, requería un pronto tratamiento para que Argentina se adecue a los estándares mundiales establecidos por la Agencia Mundial Antidopaje, que tiene como finalidad proteger a todos los deportistas en la lucha contra el dopaje.

El año próximo Buenos Aires será sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud y la modificación en las distintas disposiciones de la ley eran fundamentales para su realización. “Trabajamos mucho para armar una organización que cuide la salud de los deportistas y para que el juego limpio en la Argentina sea una política de estado”, concluyó Mac Allister.

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Repudio a la represión contra manifestantes y legisladores/as nacionales
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Repudio a la represión contra manifestantes y legisladores/as nacionales

Nuevo Encuentro La Pampa declara su más enérgico repudio al desmedido e injustificable operativo de seguridad montado por el Gobierno Nacional con ocasión de la sesión prevista en el Congreso de la Nación.
El diputado del FPpV Eduardo Tindiglia, presentó un proyecto de resolución en repudio de la brutal represión ejercida contra manifestantes y legisladores nacionales, lo cual constituye una afrenta sin precedentes contra las instituciones democráticas.
En el día de la fecha, 14 de Diciembre de 2017, hemos sido testigos de la militarización del Congreso Nacional, la represión desmedida y desenfrenada contra manifestantes y también contra legisladores y legisladoras de la Nación.
Y todo ello porque el pueblo argentino y sus legítimos representantes se oponen al tratamiento –en una sesión convocada en abierta violación del reglamento- de proyectos que buscan recortar las jubilaciones y los derechos de los más humildes, como la Asignación Universal por Hijo, para financiar el endeudamiento externo  y la fuga de capitales promovida por el gobierno.
Nuestra democracia no puede tolerar la represión y la militarización de sus instituciones elementales.
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Primera  reunión de la Secretaría de Deportes de la Nación y las federaciones ecuestres de la Argentina

Primera reunión de la Secretaría de Deportes de la Nación y las federaciones ecuestres de la Argentina

La Secretaría de Deportes de la Nación y las federaciones e instituciones ecuestres de la Argentina se reunieron este lunes, en el CeNARD, con el objetivo de generar una integración entre todas las partes para estrechar los vínculos y futuras acciones deportivas.

“Es muy importante potenciar la actividad hípica, de la que viven más de 500.000 familias en la Argentina, y que a partir de ahora tiene el CeNARD a su disposición”, señaló Javier Mac Allister, secretario de Deportes. Por su parte, Fernando Marín, coordinador general de comunicación estratégica de la Secretaría, apuntó: “Es un primer paso muy importante con el denominador común que es el caballo. Queremos que se integren estas actividades a la Secretaria de Deportes porque son parte de nuestra cultura. Es cuestión de darles apoyo y de escucharlos”.

También participaron de la reunión los representantes de la Asociación Argentina de Polo, Jockey Club, Hipódromo, Sociedad Rural Argentina, Federación Argentina de Pato, criadores, entre otras organizaciones e instituciones del mundo equino. “Es muy valioso que el deporte ecuestre llegue a la gente y que continúe creciendo”, le dijo a la Fan Page de la Secretaría de Deportes de la Nación Eduardo Novillo Astrada, presidente de la Asociación Argentina de Polo.

Argentina, a través de su historia y tradición, tiene en el mundo de la hípica a diferentes embajadores deportivos que representan al país en el mundo, y este primer encuentro es el puntapié inicial para el diseño del plan estratégico para los próximos años.

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Menonitas: los que esperan el fin del mundo en La Pampa
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Menonitas: los que esperan el fin del mundo en La Pampa

Cómo es la vida de aislamiento, fe y castidad en la colonia menonita de Guatraché. Crónica ganadora del concurso de la Fundación Tomás Eloy Martínez.

Carros tirados por caballos llegan a un predio en el medio de la llanura. Estacionan en fila junto a los palenques. De los carros bajan hombres con traje y sombrero, y mujeres con vestidos largos y un pañuelo en la cabeza. Todos visten de negro, el tono resalta la palidez de sus rostros germanos. Parecen hormigas diligentes en su camino de ingreso a la construcción que se levanta entre los pastos: la iglesia.

Hombres y mujeres entran por distintas puertas y mantienen durante toda la liturgia –que se dicta en alemán antiguo– la separación por sexo, el gesto grave. La ceremonia comienza y afuera, en el silencio del campo, de la mañana y del domingo, retumba un himno triste.

Es agosto de 2016. Es La Pampa. Es la colonia menonita La Nueva Esperanza: un recodo de tierra fértil ganado al monte de caldenes donde viven 1.400 personas que creen en Dios y en el Diablo sin que medie el matiz de la metáfora.

               Los niños van a una escuela en la que no se dan biología, historia ni geografía./ Delfina Torres Cabreros.

–Nosotros lo hemos aprendido así, si no hacemos todo bien acá, después vamos al infierno– dirá luego Juan Friesen, uno de los habitantes de la comunidad.

Están seguros: llegará el día en que una humareda oscurecerá el sol y el aire olerá a azufre. El apocalipsis se concretará y será tal como lo cuenta La Biblia. El tribunal divino se instalará en la Tierra y no habrá confín en el que esconderse. El juicio será implacable, y aquellos que no pasen la prueba serán arrojados a un lago de fuego donde soportarán siglos de tormento sin descanso.

Pero cuando eso pase, ellos habrán cumplido el requisito de una vida apartada del pecado y serán salvados. Llegará ese día, y será pronto. Aquí, en la colonia menonita La Nueva Esperanza, el fin del mundo acecha.

La neblina flota espesa en el camino de ingreso a la colonia. Arbustos espinosos o el rastrojo de alguna cosecha se adivinan a la vera de la ruta de tierra que la lluvia ha convertido en una pasta barrosa.

Recién luego de recorrer treinta y cinco kilómetros desde la localidad de Guatraché aparece el brillo de los tarros de leche que esperan ser retirados de cada propiedad por carros tirados a caballo, y asoman también las casas pálidas con sus ventanas tipo guillotina y sus cortinas dobladas en diagonal. Es lunes y se ven largos tendales cargados de sábanas y ropas pesadas.

                           Carro con tarros de leche producidos en cada casa./ Delfina Torres Cabreros.

Pronto, en el medio del camino, comienza a vislumbrarse la silueta de una mujer, su capelina clara. La mujer –en rigor, una niña de no más de doce años– lleva un vestido estampado con flores oscuras, medias blancas, sandalias. Tiene el pelo cubierto con un pañuelo blanco –es soltera– y un sombrero circular de paja con un listón violeta alrededor.

Entra caminando al almacén al que también me dirijo y, al verme, se esconde temerosa entre las góndolas.En la caja está atendiendo Abraham: trece años, saco verde inglés con piel en las solapas, gorra de visera marrón, cara blanca y pecosa, ojos celestes.

–Este queso es con pimienta, estacionado. Vale ciento cuarenta pesos el kilo –dice en un español con acento extranjero mientras muestra la mercadería refrigerada detrás del mostrador.

Los menonitas surgieron en Europa del Norte, en el siglo XVI, como uno de los múltiples movimientos generados en el marco de la Reforma protestante, y conservan el idioma de aquel momento fundacional. A pesar de los largos siglos de éxodo –que han dejado colonias en Belice, Bolivia, Canadá, México, Paraguay– entre ellos hablan un dialecto que traducen como “alemán bajo” (plattdeutsch), tan arcaico que en Alemania ya no se encuentra ni entre los campesinos.

                                      Abraham, de 13 años, atiende la despensa./ Delfina Torres Cabreros.

–Este queso también, ciento cuarenta el kilo, para postre –continúa Abraham mientras masca un chicle que parece gigante o muy duro.

Sus hermanas Anne y Elena lo observan mudas desde un costado, sin intervenir en la transacción. Una escapa cuando le pido una foto y la otra, aunque es notablemente mayor que su hermano, obedece cuando él le ordena ir a buscar un chorizo seco a la trastienda.

La prolija vista satelital revela lo que se ve luego en tierra: las parcelas ordenadas, los alambrados tensos. La colonia fue edificada sobre las diez mil hectáreas de una vieja estancia por familias que comenzaron a llegar en 1986 de otras colonias menonitas ubicadas en México, Bolivia y Paraguay.

La de La Pampa es la primera y la más grande de Argentina, aunque por estos días desprendimientos de esa colonia anidan en La Verde y en Pampa de los Guanacos, en la provincia de Santiago del Estero.

La colonia tiene dos iglesias y está dividida en nueve “campos”. En cada uno de ellos hay una escuela y un grupo de casas con sus respectivas parcelas de tierra.

Frente al Estado argentino la propiedad de toda la colonia está a nombre de la Asociación Civil La Nueva Esperanza Colonia Menonita, inscripta en diciembre de 1994 con su correspondiente CUIT.

                                               La religión les prohíbe utilizar electricidad en los hogares.

Sin embargo, al interior de la comunidad, la propiedad de cada casa y sus hectáreas adosadas es individual y no está repartida equitativamente, sino que cada uno tiene lo que puede comprar: hay menonitas pobres y menonitas ricos, menonitas empleados y menonitas empresarios.

Si bien los registros dicen que la actividad principal de la colonia es el cultivo de trigo, los largos años de sequía los llevaron a buscar alternativas y ahora lo que crece fecundamente en los campos menonitas es, más que nada, el acero. Galpones gigantes de chapa florecen uno tras otro y la tierra rebosa de silos, comederos, palas cargadoras, mangas, acoplados.

La religión les prohíbe utilizar electricidad en los hogares —por eso no tienen electrodomésticos y se valen de candiles para iluminar—, pero les da vía libre para el trabajo: en las metalúrgicas se ven plegadoras de chapa, grúas industriales, guillotinas, sampis.

–Tienen ciertos beneficios impositivos porque su forma es la de una asociación sin fines de lucro, que no es así, pero bueno –dice Sergio Arrese, el intendente de Guatraché, municipio del que depende la comunidad menonita–. Además, no hay una delegación del Ministerio de Trabajo que permanentemente esté poniendo los pies en la colonia para ver de qué manera se realiza el trabajo informal y si hay trabajo de menores o no, que sí lo hay, seguramente.

                                   Hombres y niños, en la faena de un lechón./ Juan Carlos Corral.

Sin alterar la parsimonia clerical de su voz, el intendente, que atiende en su despacho a cualquier desconocido que pida espontáneamente por él, dice que no sabe quién los exime de los controles ni tampoco por qué para el Estado no es un problema que no asistan a la escuela formal ni voten. De todos modos, da pistas sobre los motivos que tienen las autoridades provinciales para hacer la vista gorda sobre ese enclave en estado de excepción.

–La colonia es atractiva, es una rareza dentro del territorio de la república y hay mucho interés en el recorrido. Además, permite a muchos aquí trabajar en lo que es la reventa de sus productos y el flete, porque el menonita no lo puede hacer con vehículos propios: por costumbre, religiosidad, lo que fuere.

(…) Lo único que los menonitas aceptan del Estado argentino, al que no reconocen como propio, son los servicios de salud: visitan regularmente el pueblo para asistir al médico, obedecen los tratamientos que les ordenan e incluso, desde hace algunos años, las mujeres salen a parir los hijos en hospitales públicos y admiten métodos anticonceptivos en situaciones excepcionales: cuando existe una indicación médica precisa y los jefes de la colonia les dan permiso.

–Lo que tiene que ver con procreación y control de embarazo es, por lejos, la consulta más importante que ellos tienen. La otra cuestión es la de los trastornos psiquiátricos o fenómenos relacionados con el aislamiento y su cultura, que hace que aparezcan muchas depresiones y en algunos casos hasta psicosis –dice Fernando Andreatta, director del hospital de Guatraché, y agrega que durante muchos años los menonitas practicaron una “automedicación irresponsable”.

                            Dentro de la colonia hay menonitas de todas las clases sociales./ Delfina Torres Cabreros.

(…) A diferencia de los hombres, que utilizan el idioma para comerciar, las mujeres de la colonia apenas entienden el español y muchas veces deben ser acompañadas a las consultas médicas por sus maridos o por alguna otra mujer más o menos hábil en las dos lenguas. María Wiebe, de treinta y un años, es una de las menonitas que suele oficiar de traductora.

Dentro de la carpintería que tiene su marido en la colonia, Wiebe cuenta que se casó a los veintiuno y que tiene cuatro hijos, el más grande de diez años. Dice que ya no las dejan, pero que a la prole que se multiplica al ritmo de una natalidad casi descontrolada prefieren recibirla en casa, y que, dentro de la colonia pampeana, de las manos de sus parteras, nacieron más de mil bebés.

Ella nació en México y dice “ahorita un poco” cuando le preguntan si tiene frío, exhibiendo los residuos el éxodo.

Unos pocos comerciantes de la colonia tienen una página de Facebook en la que promocionan sus productos, por eso le pregunto a Lowen Fast –dueño de una ferretería y una carpintería– si tiene Facebook y responde: –No, sólo WhatsApp.

–¿No es que no se puede tener celular?

–No se puede, pero todos tienen.

Todas las crónicas ganadoras del concurso Tomás Eloy Martínez (auspiciado por Viva) fueron publicadas por Editorial Marea.

Tampoco está permitida la música porque incita al baile y despierta los apetitos sensuales que deben estar bajo estricto control, y sin embargo se ve, clavado en la pared, un póster que tiene publicidad de la carpintería Sur Pampeana –ésta– y anuncia un show de Los Errantes, un conjunto guatrachense en el que un señor parecido a Antonio Ríos canta polkas, rancheras y retoma algún hit de la bailanta argentina.

Recuerdo otro diálogo entre un cliente externo y un menonita: –¿Fuiste al Casino? –le preguntó el ajeno al menonita.

–Sí, fui.

–¿Perdiste mucho?

–Naa, quinientos pesos nomás, pero con eso me hubiera chupado unas cervezas.

Los locales comentan, con sorna y sin escándalo, que de vez en cuando algún menonita se arma un bolso con ropa de civil y parte a Santa Rosa a liberar tensiones con el espasmo alegre de las maquinitas tragamonedas. La penumbra del cabaret de Guatraché también los recibe a veces.

Hubo quien, incluso, embarazó a una trabajadora del establecimiento. Esa vez el rumor corrió por la colonia y cayó sobre ese hombre el peso de la condena menonita: el aislamiento y, luego, la expulsión. Era, según dicen, el más rico de la comunidad y tenía un gran almacén de ramos generales junto a su casa, pero no hubo dinero que remediara su desvío. El galpón del almacén todavía puede verse ahí, vacío y abandonado, exhibiendo la ruina de quienes no cumplen su parte del trato: “No toquéis lo inmundo y yo os recibiré”.

 

Fuente Clarín
Por Delfina Torres Cabreros

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