Opinión: Sonó la primera campana.

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Sonó la primera campana

En el día de hoy dentro del ámbito pampeano dieron comienzo las clases en el nivel primario, con la presencia de unos 40 mil alumnos en los distintos establecimientos de este nivel inicial y formativo, cuyo objetivo prioritario es socializar a los pequeños y futuros ciudadanos quienes seguirán garantizando el orden social de esta sociedad pos moderna. Las últimas experiencias sucedidas en las escuelas y conocidas por la mediatización están demostrando una  “mirada” distinta y de escasas expectativas de la sociedad, cuando la escuela para generaciones pasadas era una posibilidad de transformar nuestra vida mientras sus objetivos radicaban en la formación del ser argentino entre otras prioridades. Es un lógico resultado de las políticas educativas generales –nacionales y provinciales- la escuela un lugar de contención para los niños, quienes reciben básicas informaciones –es cierto, para ellos significan nuevos archivos y conocimientos- edificadas en un pensamiento ideológico cuyo objetivo apunta a la pasividad de los nuevos actores sociales quienes no pueden o deben analizar las razones del sostén de un funcionamiento socio económico regido por corporaciones financieras y empresarias y representados por funcionarios al cobijo de la democracia.

Hoy recibía con alegría la noticia de la aprobación de la última materia por parte de mi hija quien se recibe como profesora de psicología, obteniendo una nota excelente y confirmando un promedio alto. Sentía a la vez cierta decepción porque estará sujeta en su capacidad laboral e intelectual a las directivas mencionadas, las que condicionan su y  nuestro accionar como docentes regulares sostenidos por un estado con ausencias elocuentes expuestas en dramáticas situaciones como la de la estación Once. A la vez como contradicción el estado se enoja de las protestas salariales, cuando estamos sosteniendo y garantizando su accionar y solo pedimos una mejor distribución de ingresos en su mayoría procedentes de nuestro trabajo y de nuestras economías domésticas lastimosas.

Nos cabe la posibilidad como facultad de nuestro rol y propiciado por la democracia, las prácticas dentro del aula que apunten a la formación de alumnos con una visión más crítica y solidaria para mejorar sus posibilidades en el seno de la sociedad donde ellos serán actores activos y responsables. Estamos limitados por escasos currículos quienes damos materias del rubro social a poder generar pensamientos con esas posibilidades, pero nuestro perfil acciona relaciones más íntimas y peculiares con alumnos que se familiarizan e identifican con ese cometido.

Y sabemos que las transformaciones habidas en la historia de las culturas occidentales –también de las otras- fueron el producto de las ideas que aportaron, al amparo y cobijo de los dueños del poder, en ciertos caracteres reconocidos como genios, ciertos personajes que hoy se mencionan en archivos históricos.

Por último siendo reiterativo de mi mensaje, quienes constituimos la comunidad educativa: docentes, alumnos y padres debemos construir nuevos y pequeños acuerdos sociales, en pos de beneficiar nuestros espacios; a pesar de las pequeñas diferencias económicas que tenemos conformamos el cuerpo de los trabajadores, y estamos ante una situación propicia para mejorar el futuro inmediato de quienes van a ser los nuevos protagonistas: nuestros hijos/alumnos.- 

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