Opinión: Quienes hacen Patria.


Los festejos del bicentenario exponen una polémica filosófica generada entre los intelectuales de la historia, en cuanto a la construcción de conceptos que constituyeron la columna vertebral de ese relato reconocido como oficial de nuestro país.

Las luchas de esos momentos coincidentes al inicio de nuestra nación tenían otras prioridades sustentadas en los pensamientos ilustrados de la libertad, igualdad, que además tenían como urgente el fin de un Antiguo Régimen privilegio de noblezas feudales en retirada. Claro, se postergaba u ocultaba el enfrentamiento entre una clase social identificada al atraso con otra portadora del progreso burgués.

Mientras en esos escenarios del poder, cuyo epicentro radicaba en el Cabildo, los vecinos ilustres discutían por la continuidad o no del rey, en la plaza merodeaban algunos personajes movilizados por los ideólogos de ese proceso revolucionario.

Lejos de la escena –aunque en los símbolos algunos aparecieron- la masa popular se mantenía ajena a los sucesos, y luego se acomodaría de acuerdo a su rango a las exigencias revolucionarias. Algunos haciendo patria en la guerra con el invasor, o en las montoneras de los caudillos, quienes tomaron el control por más de medio siglo en las Provincias Desunidas del Sur.

A 200 años de esos eventos iniciadores de la historia argentina –el nombre Argentina reconocería a nuestro territorio recién en 1860-, se suscitan iguales sucesos con distintos protagonistas y características actuales:  nuestra presidente se enfrenta con el jefe de la ciudad autónoma y exponen sus diferencias en la reinauguración del emblemático Teatro Colón.

Mientras tanto la gente que representa al pueblo mantiene su distancia a la lucha por el poder y participa de manera masiva en los festejos por la patria. Desde los medios de comunicación intentan manejar los intereses generales a esas dos posiciones, volcando en números de participantes las intenciones populares cuyo polo de atención es la Argentina.

Es por ella que transitan en la calle día a día sosteniendo los marcos institucionales para que este país tenga el reconocimiento como tal en ámbitos internacionales. Quienes están en la esfera del poder no deben olvidar que la historia se construye con quienes a diario sostienen la estructura de esta patria con historia de dos siglos sin una proyección adecuada por sus guerras civiles, y la fragilidad de una democracia vapuleada por los golpes de estado. Es la gente del pueblo quien suele pagar de manera más cruel las consecuencias de irresponsabilidades políticas de quienes ocupan ese pequeño espacio abundante en privilegios.-

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