La bisagra de las primarias en La Pampa


La bisagra de las primarias en La Pampa

Votar a lo seguro: se abre el segundo capítulo electoral
Las primarias marcaron los dos tiempos del año electoral pampeano. Para octubre, se vuelve a restaurar el campo de competencia tradicional entre PJ y oposición, ya con el kirchnerismo en retroceso.

Norberto G. Asquini

 

Las PASO en La Pampa no tendrán el mismo peso que las internas del 5 de julio o las generales del 25 de octubre. Sin embargo, sirvieron como bisagra para el escenario político pampeano en 2015: terminaron de confirmar las tendencias que ya se venían observando y abrieron otro capítulo, muy distinto al que se daba hasta ahora, de cara a los comicios para cargos ejecutivos.

Por un lado, sin considerar los votos a presidente, el triunfo en la primaria del domingo en la boleta del Frente para la Victoria de la lista del vernismo-marinismo, la de Peronismo Pampeano, pareció clausurar de manera casi contundente la experiencia de la corriente kirchnerista dentro del PJ provincial. Fue un segundo golpe para el sector K, esta vez con una lista impulsada desde el gobierno nacional en el FpV, después de la derrota de Compromiso Peronista en las internas para candidato a gobernador.

Por otro lado, la victoria de la lista radical en la primaria de Propuesta Frepam marcó la preeminencia del radicalismo como segunda fuerza, pero también marcó la presencia del PRO que llegó a sorprender y a preocupar a su socio por su performance en las urnas. Ahora irán juntos en octubre.

 

Votar lo seguro.

Hay varias cuestiones a analizar sobre las elecciones del domingo. Una es que el votante pampeano votó a lo seguro. Una característica del “orden conservador” que impera en la lógica local y que apuesta a ganador. Pero también tuvieron su peso las estructuras y el poder territorial del PJ y en parte de la UCR como partido articulador de la oposición en La Pampa. Esto se impuso por sobre el voto espontáneo que le dio la sociedad al kirchnerismo y al PRO, y que no fue poco.

Los comicios mostraron, ya de cara a octubre, la permanencia y persistencia del bipartidismo, en el sentido de la competencia de las dos fuerzas principales, el PJ y la principal alianza opositora, que cosechan el 90 por ciento de los votos. Los cargos en el Congreso se reparten entre unos y otros, salvo situaciones circunstanciales casi excepcionales como ocurrió en 2013. Aunque esta mirada no debe confundir otra cuestión: se puede considerar también que se ha consolidado un sistema competitivo de partido predominante, en el que el PJ gana desde hace 32 años la gobernación y posiblemente pueda hacerlo en octubre. Y la oposición no se le ha acercado en votos, salvo en alguna legislativa.

Como ocurrió en esta oportunidad, en octubre parece que volverá a polarizarse aún más el escenario político cuando se jueguen los cargos ejecutivos entre ambas fuerzas. La centralidad del peronismo en la política pampeana es otro dato central, que no por repetido debe dejar de ser mencionado.

 

Fin de la experiencia.

El triunfo del vernismo-marinismo terminó por aplastar la experiencia K en La Pampa. Expliquemos: no es que no vaya a haber expresiones kirchneristas a futuro, pero quienes representaban abiertamente al proyecto nacional de CFK perdieron sus cargos institucionales que en buena medida le daban su razón de ser como competidores internos al peronismo tradicional. Quedarán algunos intendentes, en la Legislatura un candidato del PJ ya anunció que se volcará a ese lado y algunos mantendrán sus cargos en organismos nacionales en la provincia. Pero como experiencia que le intentó disputar poder al vernismo-marinismo, y que tuvo de su lado a un gobernador como cara institucional de ese proceso, esa corriente fue derrotada. Se mantendrá Compromiso Peronista, pero no con los rasgos que tuvo hasta las internas.

Al kirchnerismo, en su fase no justicialista, le quedará la boleta del Frente Pampeano de la Victoria (FpV), integrado por Encuentro y el humanismo. Allí se aglutinará el votante que respalda a CFK. También muchos peronistas que resisten al PJ tradicional. Las perspectivas son buenas para alcanzar alguna banca en la Legislatura, y alguna encuesta los ubica como tercera fuerza.

 

Octubre, la segunda parte.

Las primarias marcaron el cierre de una etapa electoral y el inicio de otra en La Pampa. Si hasta el domingo la disputa central era entra nacionalizar o provincializar la elección, ahora se termina por restaurar o reconfigurar el escenario político. Por supuesto, un “orden conservador” previo a la disputa entre el PJ convencional y el kirchnerista. Esto se notó en la breve campaña para las PASO: unos reclamaron el voto para “defender La Pampa” y otros tuvieron su bandera nacional con la figura de Scioli. Pero para octubre, la antinomia -palabra dramática-, el clivaje -muy académica- o el conflicto central volverá a jugarse a partir de ahora entre dos fuerzas en la provincia: el campo peronista y el no peronista.

Un artículo de los politólogos María Casullo y Gabriel Díaz Zolorzalo dio cuenta que en la Patagonia el eje estructurador de la competencia política ha sido nacionalización versus provincialización. La polarización entre un candidato sin pertenencia a una fuerza nacional o del peronismo disidente y el postulante del FpV. Así ocurrió con Neuquén, Río Negro y pasa con Chubut y Santa Cruz que deben definir sus gobernadores, y con Tierra del Fuego, el único lugar donde hasta ahora ganó el kirchnerismo.

Incluyen a La Pampa en este marco, pero hay que hacer una aclaración: la disputa entre provincializar y nacionalizar la campaña se dio en la interna del PJ y se continuó con las primarias. Ahora ya no es así. El año parece desdoblarse: para octubre, nuevamente, la disputa central pasará por las dos fuerzas pampeanas centrales -el PJ de cuño tradicional y la UCR con aliados-. Una campaña bien enmarcada en lo provincial. En las generales seguramente el FpV local será quien sostenga las banderas del kirchnerismo, pero ya desde un lugar periférico ya que la confrontación central volverá a darse entre oficialismo y oposición provincial.

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