Hoy cumple 104 años la vecina ciudad de Darregueira.


(Extraído de la Página Oficial de la ciudad)
Darregueira está allá abajo, pero no tanto. No en el límite con la Antártida ni en el límite norteño. No tiene mar ni montañas. Allí no hay nieve, ni un microclima especial. A ciento ochenta kilómetros de Bahía Blanca, en el sur de la Provincia de Buenos Aires, ahí está Darregueira.
Como no es una ciudad gigante, las noches de Darregueira tienen estrellas siempre. Esas noches son todas distintas pero forman una sola. Porque todas comparten algún aire o temperatura, mezclado con humedad, que cuando uno vuelve a esa sensación tiempo después, adonde viaja, es a alguna de esas noches. Aún estando nublado se puede encontrar alguna estrella que forcejea para existir en aquella belleza. La oscuridad no ha podido vencer a la luz en algunos lugares.

Lo primero que usted siente al entrar a Darregueira es un desapego: una suerte de extrañeza con lo común. Es un lugar fuera de lo que se puede ver todos los días. No tiene ninguna exaltación estética: ni playas como Hawai, ni Torre Eiffel, ni Disney World. No hay nada de eso. Tal es así, que en las promociones de los folletos turísticos, sólo hay fotos de bellezas naturales: el atardecer, el color del cielo, la tranquilidad en las calles.
Si usted recorre el pueblo encontrará una belleza distinta, que no se percibe superficialmente con los cinco sentidos. Hay algo en la forma de hablar de la gente, en el color de las casas, en lo imperfecto de las calles. Es casi un mundo a parte. Su belleza se le va filtrando a usted por los poros de la piel para instalarse silenciosa en el corazón. Darregueira crea vínculos sentimentales con quienes lo visitan. Lo mágico del lugar se percibe como con un sexto sentido. Se ven las caras de la gente, de los viejos, que canosos y con vestimenta de otro siglo a usted le sonríen y se tocan el gorro en gesto de amabilidad. Usted sabe que esos hombres van a sentarse en un tronco cortado a tomar mate mirando los eucaliptos y nada nuevo ni extraordinario va a pasar, pero, sin embargo, misteriosamente sonríen.

Cuando llueve en Darregueira, se forman pequeños charcos en las calles. La tierra de los baldíos se moja y el viento cosecha estos olores y los junta con la humedad, y esto se puede sentir. Y también se puede sentir la ansiedad de los darregueirenses, cuando ven caer la lluvia esperanzados anhelando que la sequía se rinda. Entonces el olor en las calles es de felicidad.

Alrededor de seis mil habitantes tiene Darregueira. Allá sí que se conocen todos. Cada uno existe como quien es. No se es anónimo, y esto es malo, por la fama y el qué dirán. Siempre se dice de pueblo chico, infierno grande. Pero nunca se dice que cuando uno se levanta a las siete de la mañana y sale a la calle sola, fría y silenciosa, se encuentra con un hombre de cualquier edad que lo llama por su nombre, lo mira a los ojos, y sonriendo de oreja a oreja, le dice: ¿cómo le va?

En Darregueira se podría haber sido feliz en cualquier circunstancia externa. Lo que hay es cierta magia local alimentada por la nostalgia de tiempos pasados, por la esperanza de la lluvia, por el saludo de los viejos y hasta por el brillo de las estrellas. Es el mejor lugar del mundo.

Darregueira tiene tiempo para la infancia y para la vejez, y todo lo que hay en el pueblo está dispuesto a patear a la tristeza y dejar entrar a la felicidad.

Es un lugar atrapado en las coordenadas de todo aquello que no llama la atención: está fuera de tiempo, no es el mejor suelo, no hay atracciones naturales ni artificiales, no tiene nada que lo haga especial; y sin embargo, lo es.
Toponimia
E
s en honor al diputado José Darregueira (1770-1817), congresal firmante del Acta de la Independencia Argentina, el 9 de julio de 1816. Había nacido en Moquegua, Perú, pero representó a Buenos Aires en el Congreso de Tucumán. Era Dr. en leyes por la Universidad de Chuquisaca y Oidor de la Real Audiencia de esa ciudad, asiste en 1810 a las reuniones de Rodríguez Peña. Fue desterrado en 1811 como consecuencia del cambio de gobierno.

 

104°aniversario
  Este 5 de octubre Darregueira cumple 104 años de vida. El acto protocolar se llevará a cabo en la Plaza Central, a partir del siguiente cronograma:

09:45Hs. Concentración de autoridades e instituciones con abanderados y escoltas10Hs. Acto: Izamiento del pabellón nacional. Himno. Palabras alusivas.

– Inauguración de dos grandes logros: la apertura de un Taller de Aparado de Calzado y un majestuoso Teatro.

21Hs. en el Teatro: Presentación de la Sra. Carmen Flores y su espectáculo “Copla y Tango con Flores”.

Nota: Se invita a comercios y vecinos a embanderar frentes y fachadas.

Deje su comentario en Facebook

Tags:

Acerca del autor

author-avatar
soporte