Guatraché: Arbolado urbano: “La cultura por ‘enanizar’ sigue vigente”
Locales 9 agosto, 2024 - 8:38“Como es costumbre, toda vez que algún grupo de vecinos interesados o autoridad municipal lo solicitan, la capacitación teórico-práctica se realiza, justamente para cambiar los malos hábitos en la tan controvertida práctica de poda. Así lo vengo haciendo desde hace añares, tanto en provincia de Buenos Aires como el sur pampeano”, señaló Roberto Mario Russo, ingeniero agrónomo-docente jubilado de la Escuela Agrotécnica Guatraché y del Instituto J. B. Alberdi de esa localidad.
Luego de observar la poda realizada en los últimos días en Guatraché y que según él sucede en muchas localidades, se comunicó con LA ARENA para reflexionar sobre el particular. En cuanto al tema en cuestión especifica que “pasaron las décadas y hoy todavía la cultura por ‘enanizar’ los árboles de vereda sigue vigente, en la cabeza no solo de vecinos, sino que es acompañado de la anuencia de la autoridad que debe protegerlos”.
“Por ordenanza municipal, el Ejecutivo es el que debe gestionar: la planificación, ejecución, mantenimiento y reposición del arbolado urbano, obviamente con especialista en el tema. En consecuencia cuando se intervienen los ejemplares, con técnicas “propias” e inadecuadas del podador privado, lo que correspondería es que la autoridad, aplique una corrección acorde a la ordenanza correspondiente. Pocos se animan”, agregó.
El profesional resaltó que “en la práctica de intervenir los ejemplares que lo necesitan, un dato no menor, es no quitar o remover más del 25 % del total de la copa. La razón es que, con dicha pérdida mueren proporcionalmente, raíces útiles de la planta. Es decir, que por cortes mal realizados y rebajes exagerados, el ejemplar sufre debilitamiento y gran posibilidad de ser atacado por hongos xilófagos, al no cicatrizar correctamente dichos cortes”.
“Otro hecho cultural, por no darle la importancia que merecen todos los beneficios del arbolado urbano, es escuchar decir: ‘total si muere, la cambiamos por otra’. O peor ejemplo, cada vecino compra/planta la especie que se le antoja, sin saber o porque se usa, o porque la vio en provincias del centro o norte y así lo defiende como: ‘el árbol es mío'”, agregó.
Además, refleja que “así, nuestras comunidades pampeanas no cuentan con arbolados añosos, en las posibilidades que le ofrece nuestro subsuelo y el clima reinante. O sus calles se componen de una ‘ensalada’ de especies disímiles, o con veredas asfaltadas, o rosales, o arbustitos que impiden estacionamiento o circulación. Y muy lejos está, de acercarse al mínimo de 10m2/hab. de masa forestal, como lo aconseja FAO”.
Falta de legislación.
Apuntó que “la ausencia de una legislación provincial que atienda la necesidad de forestar La Pampa para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, en los meses más cálidos y ventosos, deja librada a la autonomía de cada municipio, que no tiene como política de gestión, ocuparse plenamente del ambiente, con todo lo que conlleva. Queda supeditada al gusto o impulso del gobernante de turno”.
“Ya estamos transitando la segunda década del siglo XXI, donde la IA nos apabulla y nos debemos acciones tan básicas, como proteger nuestras infraestructuras cementosas, con árboles. Pero cuando llega los meses calurosos y secos y la sombra se necesita, muy probable que se estén peleando entre vecinos, por el lugar donde ubicar un vehículo, aduciendo que ‘la sombra es mía’ o ‘el árbol es mío’. Y a raíz de las voladuras de campo, las partículas de arcilla que vuelan, no encuentran dónde depositarse”, ahondó.
Finalmente especifica que hoy, “estas imágenes entristecen una localidad sureña. Quizás no la única. Pero nos caracterizábamos por una floresta entera y debidamente refaldada, despejando los cableados, permitiendo el estacionamiento de vehículos mayores, despejadas las luminarias y los frentes de edificación. ¡Qué más! Personal capacitado y actualizado son los que ejecutan estas prácticas. No puede uno, más que entristecerse”.
Fuente La Arena