¿El PJ puede ingresar en una fase superior de su interna?


¿El PJ puede ingresar en una fase superior de su interna?

Jorge y Verna hablaron durante el amotinamiento policial. ¿Se impone la estrategia de algunos consensos básicos en la dura interna? Unidad o enfrentamiento, esa es la contradicción en la que navega el peronismo.

El PJ pampeano parece revolverse en su interna. Pero una cosa son los acontecimientos, que son manifestaciones puntuales, y otras los grandes procesos. Muchas veces del mar queda la imagen de las olas en movimiento constante cuando debajo hay corrientes más apacibles y profundas. Otras, los hechos particulares que nos parecen expresiones de cuestiones más de fondo, no son tales y apenas gestos pasajeros.
Una serie de indicios políticos sobre hechos que ocurrieron sobre fin de año dan para repensar lo que está pasando y puede suceder en el PJ. ¿Se está encaminando a una etapa de moderación de la disputa entre las distintas líneas? ¿Se está conformando una especie de pacto para no poner en peligro la gobernabilidad partidaria en 2015? ¿Se está ante una fase superior de la interna justicialista en La Pampa? ¿O apenas son hechos aislados?

Acercamientos

Para muchos, 2014 marcará el comienzo oficial de la carrera de Carlos Verna a la gobernación y el armado del jorgismo, aunque dificultoso, para pelear por el gobierno. La disputa será palmo a palmo por la adhesión de cada intendente. Y se espera una dura disputa.
Para otros no es tan determinante. Y dan indicios. Uno de los datos más relevantes de los últimos fueron los contactos mantenidos, y que habían sido cortados durante mucho tiempo, entre el gobernador Oscar Mario Jorge y el senador Verna. Fue durante el amotinamiento policial. Ambos dirigentes hablaron y bastante. La crisis iniciada por una parte de la policía provincial que se levantó contra sus mandos y tomó dependencias oficiales llevó a que la interna quedara momentáneamente de lado. Muestra de que más allá de todo habría un consenso tácito en el PJ de que lo importante es la gobernabilidad por sobre cualquier otra cuestión.
El Congreso provincial del PJ de Quemú Quemú se lo pudo interpretar como una gran fachada. Sonrisas de compromiso y discursos de unidad sobre un campo de batalla difícil de disimular. Esa es la visión catastrófica de la política. Sin embargo, aunque solo pueda haber sido una mise a scene, una “puesta en escena” en criollo, que no contengan el enfrentamiento, en Quemú Quemú estuvieron todos. Con cuentas no saldadas entre las diferentes corrientes, pero sin rupturas y con un documento consensuado que dejó contentos a los presentes.

¿Unidad o antagonismo?

El PJ es recorrido hoy por dos términos antitéticos: unidad o antagonismo. Hay toda una gama entre ambos márgenes dentro de cada línea. Vamos a un ejemplo: el marinismo impulsa la unidad, los “duros” del vernismo y el jorgismo tienden al antagonismo pensando en una gran interna. Hay dirigentes representativos de esto último: el diputado Martín Borthiry por los primeros sobreactuando la pelea; el ministro de Bienestar Social, Raúl Ortiz por los segundos, al que muchos apuntan por su estrategia de avanzar pese a todo, y hasta sobre los propios. Otro ejemplo: mientras el marinismo reclama una unidad en la que se matizan las diferencias, un acuerdo basado en otros tiempos más verticalistas y monolíticos, La Cámpora busca la exacerbación del antagonismo para romper, en su concepción, con la “vieja política”.
Entre blanco y negro, dialécticamente podríamos decir que ambos términos deberán decantar, más tarde o más temprano, en una síntesis. Allí los dos términos que parecen hoy contradictorios, ya sea por un consenso o arrastrados por la fuerza de la realidad política, estarán de manifiesto en el PJ que quede en 2015. Ambas coexistirán, aunque en diferente grado.

Consensos mínimos

Hablamos de la posibilidad de algún consenso mínimo. La realidad de la relación institucional entre el Ejecutivo y el Legislativo rompe con esto. O para ser más puntuales, la relación con la bancada vernista, que ha monopolizado el rumbo de ese poder.
Un analista del PJ afirma que no es lo mismo lo partidario que lo legislativo. Mientras lo partidario pasa más por los intendentes, que tienden a ser más moderados en sus posturas por estar al frente de una gestión -lo que no significa que tengan sus posicionamientos-, lo legislativo está más influenciado por los intereses muchas veces personales de un grupo de doce diputados. Entre ellos además hay posturas encontradas, de los “duros” que avanzan sin miramientos sobre el gobierno jorgista -como el legislador que oficia de “jetón” y hace gala de un discurso frontal contra algunos funcionarios y políticas-, hasta los “moderados” que intentan poner su cuota de racionalidad a la interna y calmar las aguas.
Este año se hicieron nuevamente objeciones y cambios al Presupuesto 2014, pero no fueron tan profundos y virulentos como el proyecto anterior. Esta vez los retoques tuvieron un carácter más político y hasta en algún caso se trató de consensuar con los funcionarios del Ejecutivo algunos puntos. Ahora, ya aprobado, la posibilidad o no de un veto parcial del gobernador dirá en qué sentido marchará la relación institucional.

Argumentos

Vayamos ahora a quienes promueven la unidad. Desde el marinismo se habla de que no se puede confundir lo partidario con lo legislativo. Ambas esferas están relacionadas, pero irían en caminos paralelos y a veces encontrados. No habría una relación lineal. Desde el Ejecutivo pueden vetar leyes y contestar los discursos de algún legislador vernista, y desde el bloque de la Plural tener animosidad contra el gobernador Jorge o algún un ministro. Pero afirman que no se puede trasladar y generalizar esta disputa institucional directamente a todo el PJ, afirman quienes quieren poner paños fríos.
El presidente del PJ, Rubén Hugo Marín es el impulsor de la estrategia dialoguista que pretende imponer por sobre el crudo enfrentamiento. La unidad, ya lo dijimos, es un valor que agita el ex gobernador para sostener la permanencia del peronismo en el poder. Tienta a los otros jefes de línea con la posibilidad hacia 2015 de una lista conjunta, por consenso. Y de llegarse a una interna, que sea lo menos cruenta posible. Quiere evitar lo que quedó evidente en las elecciones legislativas de octubre de este año: que el que pierde no vota al que gana. Está ese antecedente, que no es novedoso, pero se manifestó con toda crudeza.

Ni lo uno, ni lo otro

Especulamos sobre la existencia de algunos hechos puntuales que podría haber una nueva etapa más racional de la interna. Aunque también esta posibilidad choca con otros indicios en sentido contrario, como ocurre con los vetos de Jorge.
Pero la racionalidad y un consenso mínimo no significaría que no vaya a haber enfrentamientos en las urnas para dirimir la interna en 2015. Simplemente ese acuerdo podría llevar a que no sea encarnizada y a jugar el todo por el todo, hasta la continuidad del PJ en el poder. Tal vez haya finalmente un único candidato a gobernador, o tal vez dos y la lista definitiva después contenga a todos en los demás cargos.
Posiblemente mientras el lector esté leyendo estas páginas se desate nuevamente otro capítulo de la interna del PJ pampeano. Tal vez a pesar de las diferencias personales entre los dirigentes de las diferentes líneas, todos bajen sus banderas de máxima cuando en 2015 sus conductores hagan un acuerdo de superestructura para unificar al partido. Entre esas dos posibilidades, entre dos términos antitéticos, unidad y antagonismo, fluctúa el peronismo.
La exclusión definitiva del otro o la supresión de las divisiones como única solución no son un horizonte válido per se. Un extremo no sirve para sostener la gobernabilidad a futuro y el otro es utópico. Pero entre esos dos márgenes se resolverán las contradicciones internas del PJ.

(*)Por Norberto G. Asquini (periodista – investigador – columnista diario La Arena)

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Fuente Radio Don

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