Un pequeño humano
He vuelto hace unas pocas horas de hacer un pequeño recorrido por el litoral barcelonés y dentro del pequeño gran puerto de esta ciudad catalana. A unos pocos kilómetros de la costa y apenas introducido en este mar Mediterráneo, aquel Mare Nostrum romano y punto de encuentro de culturas europeas occidentales y orientales con los pueblos próximos de África y Asia, pude advertir la inmensidad de los mares. Quien no ha tenido esta oportunidad no puede dimensionar las distancias de estos lugares, donde el agua constituye el párrafo principal y donde los hombres navegan con sus barcas reducidas en tamaños ante las medidas de estos mares. En mis visiones humanas quedé atizorado ante la presencia de unos barcos transocéanicos anclados, con más de 300 metros de eslora –en argentino léase largo-, y dentro del mar pude presenciar que pequeños se advierten en su seno. Nosotros los humanos sumados en miles de millones hemos transformado esta bio-esfera donde vivimos, pero no podemos ni debemos hacer cambios o alteraciones a estos escenarios inmensos porque actúan como reguladores de nuestras atmósferas y son el equilibrio necesario para mantener nuestras etapas biológicas. Hago un pequeño párrafo histórico de este mar Mediterráneo quien mantiene el color azul de sus aguas no muy cálidas, ubicado sobre el hemisferio norte entre las tierras de varios continentes –de allí proviene su nombre- que ha sido el lugar del tránsito de todas las culturas humanas, y por muchos siglos el sitio de los grandes conflictos de las culturas rectoras de nuestra historia occidental. El bloqueo de los turcos otomanos en el siglo XV motivó la salida a otras rutas oceánicas y la llegada en ese 12 de octubre de 1492 de un navegante genovés conocido como Cristóbal Colón, patrocinado por los reyes católicos en su proceso de reconquista y expansión ibérica, a este Nuevo Mundo rodeado por otros grandes océanos más inmensos. Daba comienzo a nuestra identidad con la supresión de los pueblos originarios, quienes tenían un contacto íntimo y mejor con las aguas de esos mares, y esa cultura occidental y moderna alteraría las cualidades de esos horizontes. Hoy estamos ante este desafío de mantener la calidad de vida para que este espacio terráqueo no impida nuestro continuar, y donde los mares mantienen su oleada de idas y vueltas trayendo a las orillas miles de recursos, en estos escenarios europeos constituidos en vitales. El mar Mediterráneo es un ejemplo de lo expuesto donde pude hacer otra lectura a escasas distancias de un litoral catalán, y cerca de la exhuberancia de sus dimensiones.
Qué buen artículo, y es un privilegio poder conocer esos escenarios de la historia de la humanidad, sin olvidarnos de prever las consecuencias ecológicas de nuestro accionar