Confrontación y gobernabilidad al interior del peronismo


Confrontación y gobernabilidad al interior del peronismo

PASO: Apocalípticos, ambiguos y jugados en el PJ pampeano
El vernismo-marinismo quiere que los intendentes jorgistas se definan para las primarias, los que han quedado atrapados por la ambigüedad frente a un escenario complejo. Las próximas elecciones marcan la resistencia del kirchnerismo por sostenerse dentro del PJ.
Norberto G. Asquini

Las elecciones primarias del 9 de agosto se han convertido en La Pampa directamente en la confrontación de los dos extremos del arco peronista pampeano, más que en el segundo capítulo de la disputa entre el vernismo-marinismo con el jorgismo. El eje estructurador de la competencia entre ambos polos que están representados por boletas que deben competir bajo la sigla del Frente para la Victoria será provincialización versus nacionalización.

En medio de ese conflicto, están los intendentes y candidatos a jefes comunales de Compromiso Peronista que han definido sostener ese espacio a futuro y proponer un “pacto de gobernabilidad” para los próximos cuatro años, si bien deben soportar los cimbronazos de la próxima elección.

Apocalípticos.

Ya está desplegada la estrategia del vernismo-marinismo. Si el 5 de julio el peronismo tradicional o no K ganó esas internas, entonces los que deben representar al PJ pampeano en el Congreso son los representantes de ese sector. La postura olvida que en democracia es el sufragio el que define la cuestión.

El triunfo en la interna le permitió autodefinirse como el “peronismo pampeano” contra los que siempre fueron el “enemigo interno”: el kirchnerismo. La consigna lanzada por Verna, “La Pampa o La Cámpora” polariza y delimita en ese sentido a propios y extraños. El justicialismo, a su entender, debe dejar afuera a dirigentes que “entraron por la ventana” a sus cargos y por la imposición de la Casa Rosada, y que ocupan lugares que les correspondía a su corriente. Son los “intrusos” al peronismo local y los que defienden los intereses del poder central por sobre los de la provincia. Son argumentos apocalípticos: llega otro tiempo político y hay quienes estarán integrados y quienes ya no lo estarán.

En ese sentido, es que se presiona a los intendentes y candidatos a jefes comunales de Compromiso Peronista para que definan sus apoyos en las PASO. Muchos de éstos han dicho que el 25 de octubre, como corresponde, se alinearán tras la boleta a gobernador que encabeza Carlos Verna. Todos se necesitan, para empujar desde abajo o “arrastrar” desde arriba en las generales.

No a los ambiguos.

Pero Verna quiere más definiciones. Algunos en CP ya decidieron subirse al carro ganador y se pasaron a las filas vernistas. Pero muchos otros no. Con el resto, el senador no quiere posturas ambiguas: pasadas las verdaderas internas, si van a apoyar la lista a gobernador del PJ en octubre, también lo tienen que hacer por la lista del PJ en las PASO. Argumento que reclama una cuestión de coherencia política. Ya no se puede estar de un lado y del otro, se explica, dentro del PJ o no.

Esa postura incómoda para muchos intendentes quedó plasmada en el vago pedido de los integrantes de Compromiso Peronista de hacer una extemporánea lista de unidad para unificar a las dos que van a competir. Ni los plazos, ni las voluntades están ya disponibles para una salida que los saque de esa situación.

En ese marco, Verna se reunió durante la semana con Jorge para pedirle que baje a la lista K. Marín directamente se lo exigió públicamente. Desde la Casa Rosada mantienen férreamente la boleta K que quiere la presidenta y esas han sido las órdenes dadas al gobernador.

Todos y cada uno.

Esta semana quedó demostrado que a pesar de ser derrotados a nivel provincial, el núcleo duro de Compromiso Peronista quiere mantenerse como espacio interno dentro del PJ pampeano. Ya no es una cuestión de defender al proyecto nacional kirchnerista, sino de una identidad conformada a la luz de la disputa contra el vernismo-marinismo y que tiene diferencias con estos sectores. También por intereses propios y de conveniencia.

Esto no significa que no haya una convivencia a futuro. Verna ya les pidió que si no quieren abandonar CP igualmente lo apoyen, ellos quieren un “pacto de gobernabilidad” a partir del 10 de diciembre de ganar Verna la gobernación.

Los intendentes y candidatos de CP demostraron esta semana la voluntad de mantener ese espacio. El tiempo dirá si se mantiene esa decisión, ya lejanos sus integrantes de los despachos oficiales. La confusión y la desorientación habían ganado sus filas tras la derrota en las internas y de cara a las PASO. Unos se pasaron al vernismo-marinismo y otros eran seducidos o presionados.

La reunión de Quehué dio cuenta de que se quiere consolidar ese espacio interno, si bien tendrá sus complicaciones. El 5 de julio demostró que ese sector denominado jorgismo -con el agregado de lezcanistas y organizaciones K- estuvo a solo doce puntos de una amplia coalición que reunió a vernistas, marinistas y robledistas -con tiernistas y larrañaguistas-, lo que muestra su fortaleza interna. Aunque el poder provincial estará en otras manos.

Los intendentes y jefes comunales de ese espacio debieron definirse entonces frente a las primarias: algunos se declararon prescindentes para no agitar aún más los conflictos en las filas de sus localidades; y otros serán consecuentes y apoyarán a la lista K.

La reunión también mostró otra cuestión. Jorge es el candidato a intendente de Santa Rosa, pero el poder lo va perdiendo. Hay intendentes que quieren una conducción distinta para la línea en los próximos cuatro años y son críticos de los manejos y caprichos del gobernador. Con la derrota provincial, surgieron los cuestionamientos al manejo que hizo el mandatario de toda la situación. De hecho, el encuentro de Quehué fue motorizado por esos jefes comunales. Sin embargo, es difícil darse una conducción entre iguales.

Elección y consecuencias.

La boleta kirchnerista en el FpV se considera la representante del proyecto nacional. Se analiza desde ese sector que en las PASO jugarán otros factores distintos a los que sobrevolaron las internas y que el votante independiente respaldaría a la Presidenta a través de su boleta. Y por eso votará por quienes son sus verdaderos representantes. La lista tiene un inconveniente y es que le falta “territorialidad”. No se colocó a ningún intendente y sus integrantes son legisladores, delegados de organismos nacionales y funcionarios provinciales. De hecho, sus postulantes relanzaron la boleta para disputar las PASO al vernismo-marinismo sin contar con el apoyo de los intendentes ante la falta de definiciones de éstos.

Es posiblemente la votación en las PASO la última resistencia del kirchnerismo dentro del PJ provincial. De ganar, mantendrá en el Congreso los espacios institucionales para sostener su postura crítica al justicialismo convencional, pero de perder quedará relegado a un lugar periférico en el escenario político en la provincia. En las generales de octubre, otra vez el kirchnerismo podría quedar representado por fuera del justicialismo, lo que marcaría un retroceso para esa corriente nacional en La Pampa.

Ficción y realidad.

Hay una ficción en el PJ que se llama “unidad”. Cada actor entiende a su manera ese valor partidario que engloba el negociar acuerdos para no competir internamente, y con el que se trata de enmascarar una realidad dentro del peronismo pampeano. La fragmentación y la heterogeneidad, más allá de las permanencias y la ascendencia de algunos dirigentes, es una marca de estos tiempos al que es difícil escaparle. En ese marco, se disputarán las primarias, se afrontarán las generales de octubre y se gestionará los próximos cuatro años

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