Coaliciones en el oficialismo y en la oposición


Coaliciones en el oficialismo y en la oposición

La “ola aliancística” y la “fiesta democrática” en la política pampeana.
Los acuerdos y armados electorales parecen ser las estrellas de estas elecciones. Los hay en la oposición, pero también al interior del PJ. La laxitud ideológica, las piruetas discursivas, las terceras fuerzas y lo que asoma. 

Norberto G. Asquini

Las elecciones en La Pampa de este año parecen estar marcadas por las coaliciones electorales por sobre los partidos como factor central de la disputa democrática. Tal vez esa impresión solo sea la circunstancia de estos días, pero hoy los armados electorales, casi una “ola aliancística”, son más importantes que las identidades partidarias.

En el aire político se respira una expectativa de cambio, producto de que tanto la presidenta Cristina Fernández como el gobernador Oscar Mario Jorge deben dejar el cargo en diciembre y habrá renovación. Esto empuja tanto a la oposición como al oficialismo a buscar fórmulas políticas para hacer más competitivos sus espacios. Las coaliciones electorales han sido una constante en la última década –como ocurre con el FPV– y en estas elecciones con candidatos a presidente empujados por armados nacionales y locales, está más presente que nunca.

Al interior del PJ.

Los acuerdos electorales no se producen solo entre partidos, sino también a su interior. Ocurre en el PJ. Hoy dos coaliciones heterogéneas se disputan el poder. Hay actores centrales, jorgismo versus vernismo, pero ambos han tenido que sumar voluntades de otras líneas para ser más competitivos. Ninguno es hegemónico, aunque predomine, y como no se recuerda que haya pasado en otras elecciones, no hay un postulante a la gobernación que sea favorito y que se conozca con antelación. La fragmentación y la dispersión ocurrida en esta última década al interior del PJ lo han llevado a convertirse en un conglomerado o confederación de sectores. El jorgismo pactó con el lezcanismo y el kirchnerismo; el vernismo sumó al marinismo, el robledismo y el larrañaguismo. A diferencia de 2003 o 2007, no hay dos bandos monolíticos.

El frente opositor.

Del otro lado, la oposición busca una fórmula competitiva para aprovechar el internismo justicialista. La UCR y el PRO negociaban este fin de semana. Todavía no se cerró una alianza, y todo puede pasar, hasta que vayan separados, pero la daremos como un hecho a los efectos de este análisis.

Cada parte arrastra a otros partidos a esa convergencia: la UCR el “ala progresista” con el socialismo y el frentismo, y el PRO el “ala derecha” del Mofepa y el MID.

Sorteada las diferencias por las candidaturas de legisladores nacionales en lo nacional, este fin de semana comenzaron a tejer el acuerdo cara a cara Francisco Torroba y Javier Mac Allister. La definición nacional fue mantener el equilibrio entre fuerzas: las candidaturas no serán solo para el radicalismo, como pretendía la UCR pampeana; pero todos los postulantes irán con todas las boletas presidenciales, como no quería Mac Allister que ocurriera. Ahora quedan para discutir los cargos provinciales.

Fronteras amplias.

El marco nacional, con sus articulaciones oportunistas y contingentes alienta este frente opositor. Estos acuerdos son posibles por la laxitud ideológica del radicalismo. Porque esa ya no es una característica solo del peronismo, con todas sus variantes, sino también ocurre al interior de la UCR. Y sobre todo en lo provincial, donde las fronteras son aún más borrosas.

En ese sentido, si en la Argentina, como señala el politólogo Marcelo Leiras, se da en la práctica el desajuste entre los contrastes ideológicos y las divisiones partidarias, La Pampa no está exceptuada de esto. El contraste entre derecha e izquierda existe, y no es secundario, pero no tiene una expresión clara en la competencia entre partidos. Un partido, o un frente, puede conseguir adhesiones de personas con inclinaciones diferentes. Por eso, en la provincia la disputa central de la política local sigue siendo entre el campo peronista y el no peronista.

De esta manera, en el PJ puede haber tanto una confrontación entre elencos gobernantes –vernismo y jorgismo– diferenciados por su perfil y hasta por su apoyo o no al gobierno y proyecto de CFK, lo que marca alguna distancia “ideológica”. Pero en las grandes líneas sobre lo provincial no parece haber diferencias sustanciales, más allá de los estilos y en la concepción que tiene cada uno de lo que debe ser el peronismo.

En la oposición, Torroba con la idea del “frente amplio” que difumina pertenencias partidarias e ideológicas parece sortear el internismo radical, acaparar el voto útil y superar los límites electorales partidarios, y frentistas, con la personalización de la política bajo su figura. ¿Cómo romper el piso del tercio del voto radical? Con un acuerdo lo más amplio posible y una figura competitiva en lo provincial. En ese sentido, y más allá de las consecuencias que pueda tener para las fuerzas políticas a futuro, su estrategia ha sido inteligente para competirle al PJ. Si hay acuerdo.

Piruetas discursivas.

¿Dónde queda la cuestión ideológica en un escenario marcado por lo pragmático? En muchos casos, en justificaciones para sostener intereses personales. Piruetas discursivas hacia un lado o el otro, a favor o en contra, para intentar la supervivencia política de sectores en retroceso. Durante la semana el Fregen intentó explicar su apoyo a un acuerdo con el PRO, ya lejano a su simpatía con la era K. Un concejal del socialismo vocifera su “coherencia de ideas” para repudiar el acuerdo, al advertir que ya no tiene lugar en las próximas listas. El GEN se aferra a una boleta presidencial para no quedar afuera de la discusión.

Hay una circunstancia que debe sortear el  “progresismo” pampeano en este 2015: entre el PJ y la UCR-PRO, entre una elección nacional que parece una PASO de la derecha, es la hora de la resistencia. La realidad impone discutir acuerdos. Sostener los lugares conseguidos frente a esa ola. Y en La Pampa, para quienes estaban en el Frepam, la disputa central pasa por oficialismo y oposición, no por derecha o izquierda. El segundo término es una entelequia que en la práctica solo lleva al ostracismo y es funcional al PJ.

Los otros acuerdos.

La posibilidad de los acuerdos provinciales empuja a los locales. En General Pico se produjo en los últimos días la concurrencia de varios actores de la política local, entre ellos dirigentes cooperativistas y políticos radicales y socialistas, detrás de una candidatura independiente pero con proyección social. En esa ciudad ser oposición ha sido complicado frente a un vernismo fuerte y alineado. La UCR piquense se fue diluyendo y atomizando en líneas con los años y terceras fuerzas fueron capitalizando en las últimas elecciones una masa de independientes descontentos con el PJ. Que el tiernismo haya hecho pie allí no se explica de otra forma. Que Nuevo Encuentro haya llegado al Concejo, una novedad interesante. Ahora cierta movilización social parece haberse aplacado, pero no diluido. En ese espacio asoma esta conjunción de dirigentes como posibilidad de concretar una oposición unificada, bajo un paraguas provincial.

Terceras fuerzas.

En esta coyuntura de coaliciones electorales, la morfología del sistema político pampeano no cambiará: se mantendrá la persistencia del modelo de bipartidismo moderado, aunque tenga otras caras.

Frente a dos opciones fuertes, el oficialismo y la oposición jugados al todo por el todo y polarizando la elección, ¿qué queda para el resto? Una tercera coalición kirchnerista asoma con Nuevo Encuentro (Encuentro + humanismo), cuyos concejales han sabido aprovechar algunas bancas conseguidas en su debut electoral. Por su parte, el massismo no pudo arraigar bajo la figura del candidato presidencial hoy en retroceso.

Para estas fuerzas, la estrategia es aprovechar los nichos vacíos que dejan las grandes fuerzas y sortear la polarización, o quedar triturados por la competencia entre el PJ y un frente opositor como mero espacio testimonial.

 ¿Más democracia?

Estos acuerdos y coaliciones electorales, ¿significan que se puede estar ante una “fiesta de la democracia”? Adelantamos que la opinión del comentarista es negativa. Hay dos mecanismos utilizados para la selección de candidatos, uno el formal –las elecciones internas–, y el otro informal, con los acuerdos de cúpula. Ambas variantes están presentes en la provincia. Más allá del utilizado, la ingeniería política se ha impuesto como razón de la competencia política, y ninguno escapa a esto. La apelación a los armados más que a los contenidos hacen que la política quede encerrada en la lógica de las disputas de poder y los arreglos dirigenciales. Cabe preguntarse hasta qué punto, bajo los ropajes de los acuerdos programáticos y los planes de gobierno, hay una verdadera lucha por las ideas y los proyectos.

Deje su comentario en Facebook

Acerca del autor

author-avatar
soporte