El componente generacional en las próximas elecciones
En las listas para las próximas elecciones parece haber un componente “sub-40” mayor al de otras oportunidades. Esa franja de votantes llega casi al 50% del padrón. Las nuevas “juventudes” y sus dirigentes.
Norberto G. Asquini
¿Hay una mayor cuota de “juventud” en las listas de candidatos para las próximas elecciones pampeanas? ¿Hay mayor participación o activación política de las nuevas generaciones en la política provincial? Interrogantes que nos llevan a otra pregunta: ¿qué es ser joven en política?
Empecemos analizando esta última. La juventud es desde ya un concepto difícil de definir. Las juventudes partidarias eran consideradas hasta los 30 años, una manera de delimitar esa rama de manera objetiva. Pero ahora esta condición es insuficiente para caracterizar una amplia franja etaria. La juventud se ha prolongado y se puede considerar “joven” a un dirigente de 40 años. Pero también se ha extendido hacia abajo, ya que ahora pueden votar estudiantes secundarios de 16 años, los que quedaron habilitados, aunque no obligados, en las próximas elecciones provinciales. La Juventud como rama partidaria tiene rostros mayores, y hasta el vernismo bautizó su agrupación “Jóvenes con Verna” para incorporar esa generación intermedia.
Pero aún más: la permanencia de dirigentes que hace tres décadas están en la política provincial y que se candidatean en 2015, como Carlos Verna u Oscar Mario Jorge, hacen que Mariano Fernández o Fabián Bruna aparezcan como “jóvenes” en las boletas.
Franja de votantes.
Igualmente, se debe considerar que “renovación” no es una cuestión ceñida a lo generacional, sino que va más allá del recambio de nombres, y que la juventud en sí misma no es un valor. Si bien genera innovación, esto no significa que reproduzcan conductas y experiencias de los mayores. Y que sus oportunidades y posibilidades no dependan del espacio que le puedan generar sus “padrinos” políticos.
Antes de avanzar, cuantifiquemos: los jóvenes entre 16 y 29 años representan casi el 30 por ciento de los pampeanos en condiciones de votar, según el último censo nacional. Si consideramos a los “sub-40”, esta franja etaria llega a representar el 50 por ciento de todos los habitantes en condiciones de sufragar.
Componente.
Lo que sí se ha observado en estos tiempos preelectorales, y que también se ha colado aunque no mayoritariamente en la conformación de las listas, es el componente generacional en los actos. Las “caras nuevas” han asomado con otro protagonismo, aunque no sea mayoritario. Si todavía la juventud partidaria no rompió con el espacio de subordinación al que la política tradicional lo ha relegado, y hasta la ha ahogado al no tenerla en consideración, al menos en los últimos años ha cambiado el concepto sobre su lugar en la política.
Vamos a tratar de analizar esta cuestión por encima de las pasiones y subjetividades: unos a otros se acusan de que el contrario –y no tanto– está movilizado por la “caja” y todos muestran la chapa de tener más militancia y convicción que el resto.
El PJ, uno por uno.
Los actos vistos hasta el momento han tenido ese componente. La vernista Peronismo Pampeano hizo su encuentro particular de jóvenes en el Club Independiente juntando 700 militantes de toda la provincia, según sus organizadores, movilización encabezada desde las sombras por José Calvo, ex titular del Consejo de la Juventud en dos períodos (de 2003 a 2011) cuando ese organismo tenía otro protagonismo. Esto le valió al dirigente el puesto 10 en la lista de diputados provinciales del vernismo. De hecho, Verna les anunció que de ser gobernador su gestión iba a incorporar a dirigentes juveniles.
En Convergencia, integrante de esa coalición, la dirigencia “histórica” comenzó a desaparecer y empezó a pujar una nueva generación encabezada por Espartaco Marín. Esto fue posible por la buena performance que tuvo como precandidato en la legislativa de 2013, pero también –un dato objetivo que aunque molesten sus connotaciones no quita mérito a las trayectorias personales– el padrinazgo de su padre, el ex gobernador Rubén Marín. En ese grupo se mueven dirigentes con cargos públicos en organismos nacionales y que ahora tienen la chance electoral, como el precandidato a viceintendente de Santa Rosa, Antonio Curciarello.
También se ha observado en la jorgista Compromiso Peronista, aunque la juventud de este espacio esté monopolizada por el amplio espectro del kirchnerismo, dominado por La Cámpora. Esta ha sido la muestra más persistente del componente joven movilizado en los últimos años, reflejo de la política nacional. El acto de lanzamiento a gobernador de Bruna en el Club Estudiantes tuvo mucha banderas del sector. Si bien el jorgismo los mantuvo en la periferia de los cargos y las listas, la relación con Nación fue cultiva por los contactos de este sector.
Si el ingreso de Luciano Di Nápoli a la Legislatura fue visto por el peronismo convencional como una intrusión y lo mismo ocurrió con María Luz Alonso impuesta por el “dedo presidencial”, esta presencia demostró que las nuevas generaciones pueden ganarse su lugar a pesar de los prejuicios.
Igualmente, esta tendencia, más allá de sus limitaciones, va más allá de las juventudes partidarias. Las organizaciones juveniles dentro del PJ se han desarrollado haciéndose espacio en los marcos de las líneas y ya no como ramas de la estructura partidaria.
En las listas.
En 2011 una publicación de LA ARENA dio cuenta de la presencia de los “sub-40” en las diputaciones: cuatro legisladores tenían esa característica generacional sobre treinta integrantes. Fueron Mariana Baudino y Luciano Di Nápoli en el PJ y Martín Berhongaray y Luis Solana en el Frepam. Las listas continúan conformadas por los “mayores”, y muy mayores, pero esta vez los “sub-40” –o rondando esas edad– con posibilidad de ingresar a la Legislatura suman más nombres llegando a ser unos nueve.
Políticos que rondan los 40 años se asoman en muchas de las listas. Desde el Frente Pampeano para la Victoria (FPV) a precandidaturas a intendente como en Telén o las de Propuesta-Frepam en General Pico, donde los dos postulantes tienen esas características.
Para dar un marco.
El politólogo José Natanson indica que la reactivación política de los jóvenes es una de las grandes novedades del siglo XXI, una tendencia global que tiene en la Argentina un reflejo particular. En los últimos años, la presencia de nuevas generaciones en el ámbito público se debió al impulso dado por el kirchnerismo a los círculos militantes, con la multiplicación de centros de estudiantes en colegios, la magnitud de algunas movilizaciones o el activismo en Internet. Pero no es solamente cuestión de una tendencia política o ni siquiera una cuestión novedosa en los altos cargos dirigenciales, tampoco esta repolitización significa un dechado de virtudes sin defectos.
Por su parte, el sociólogo Juan Martín Bustos indica que la idea de juventud cobra sentido frente a la de adultez, pero el paso de una etapa a otra se ve afectado por los cambios producidos en las últimas décadas en diversos ámbitos, como el sistema educativo, el mercado de trabajo y la familia. Estos cambios complejizan y en algunos casos retrasan –por ejemplo, al dificultar la independencia económica– el pasaje de una etapa a otra.
Actualmente las fronteras de la juventud son más laxas que hace algunas décadas y franquearlas forma parte de un proceso gradual. Bustos indica que se puede “ser joven” en algunas cosas y no en otras: se puede, por ejemplo, desempeñar puestos de alta responsabilidad pública sin haber formado una familia, o ser padre o madre y todavía no haber salido del hogar familiar. “Claramente, los jóvenes funcionarios de hoy no son tan jóvenes como muchos críticos o partidarios quieren ver, pero sí son parte de una generación en la que alcanzar ciertas edades no supone ya haber asumido la totalidad de los roles adultos tradicionales”, afirma.