Tiempos de definiciones y de hacer calculos

Interna del PJ: a la caza del voto independiente
En 2007 representó el 55% de los que votaron en la interna del PJ, y la movilización ciudadana y el “clima de época” jugaron a favor de esa presencia. Ambos sectores seducen al votante espontáneo, pero ¿están dadas las condiciones? 

Norberto G. Asquini

Las internas del Partido Justicialista del 5 de julio probablemente sean, en sí mismas, una elección con características de generales, ya que definen qué sector del peronismo podría llegar a gobernar los próximos cuatro años. Sus implicancias van más allá de elegir los candidatos del oficialismo para el 25 de octubre: para el peronista definen quien detentará el poder en el futuro. Por eso su interés desborda al PJ, como sucedió con la última de estas características, ocurrida en 2007, para gobernador.

La importancia de un voto.

Las internas provinciales son abiertas, una innovación de 2003 en momentos en que la sociedad reclamaba participación y la oxigenación de la dirigencia política, pero también no son obligatorias para el votante. A su vez, las internas tienen mucho de “aparato” para movilizar al afiliado, pero el votante independiente tiene su peso. En 2007 votaron 75.159 ciudadanos y ciudadanas, de los cuales el 55% (41.609) fueron independientes y el 45% fueron afiliados (35.011). Esto muestra el peso que tiene el “votante espontáneo”: uno de cada cuatro electores no afiliados fue a participar de esa interna. De ahí que ambos sectores, la jorgista Compromiso Peronista y la vernista Peronismo Pampeano, empezaran a hacer hincapié en ese voto. Los primeros lanzando desde la gestión spots publicitarios convocando a la participación general y los segundos manteniendo reuniones con sectores y corporaciones de la sociedad civil.

Clima de época.

Hay que preguntarse si esta vez el independiente acudirá a la interna como en 2007. Si hay “clima de época” para que acuda masivamente el votante no afiliado. En 2007 se daba una coyuntura que movilizaba al electorado: por un lado la sociedad todavía estaba inmersa en la movilización y contestación generada por la crisis de 2001-2002 y posterior aparición del kirchnerismo; y por otro, en el plano provincial, se daba la disputa central entre dos estructuras oficiales, una de las cuáles era considerada “lo nuevo”, con Oscar Jorge como candidato y el apoyo del gobernador saliente Carlos Verna, y la otra “lo viejo” con el intento del regreso de Rubén Marín a la gobernación. En ese clima, el votante pampeano le dijo no al ex mandatario, y muchos independientes clausuraron un ciclo histórico con su voto. La participación del afiliado representó el 52% de los apoyos para Jorge y del 41% para Marín, pero el independiente fue del 61% para Jorge y del 31% para Marín. Toda una tendencia.

Tendencias.

¿Esta vez ocurrirá lo mismo? Todos los sectores del heterogéneo entramado justicialista se juegan su futuro, hay votación para jefes comunales en 57 localidades y en Santa Rosa tres precandidatos a intendente, todos reconocidos. Esto asegura la activación del “aparato” partidario. En 2007, votó el 61% de ese padrón.

Pero no se sabe si está instalado el “clima de época”. Si el votante no afiliado considera o no que en la interna se juega el futuro gobierno de la provincia. A diferencia de 2007, la participación está en baja: en 2011 el 14 por ciento de los votantes lo hizo en blanco en la categoría de gobernador, todo un récord para una elección ejecutiva.

Argumentos.

Para captar ese “votante espontáneo”, cada sector tiene sus argumentos. Por el lado del jorgismo se promueve que el conflicto central en estas internas pasa por la “renovación” frente a la vuelta de la dirigencia tradicional. Y los representantes del gobierno nacional de la presidente Cristina Fernández en el poder, y de su proyecto, contra los opositores internos. Del lado del vernismo, se considera que ante una gestión “estancada” regresa una administración que puede cambiar ese estado de cosas- y cuyo candidato representa los nuevos aires que parecen darse ante el recambio nacional de la figura presidencial. Ese sector además señala a la actual relación entre Provincia y Nación como responsable de la situación de falta de crecimiento que describen. Ambas listas, a su medida, se muestran como “un cambio” para los destinos de La Pampa.

Claves.

Intentar pronosticar hoy qué puede pasar es complejo. Aunque hay tendencias e indicios. El analista no puede sustraerse tampoco de las consideraciones subjetivas de sus interlocutores.

¿Dónde estará la clave de esta elección? ¿Quién hará jugar su poder territorial? Depende de quién lo analice, hay argumentos para todos los gustos. Para algunos, el punto clave será Santa Rosa. El jorgismo quiere hacer diferencia con un candidato que tiene un nombre conocido e instalado, el del gobernador Oscar Mario Jorge, para que arrastre votos a la fórmula gubernamental. El vernismo, descontarle en terreno esquivo, más allá de que le gane o no a Jorge, con dos listas colectoras que le hagan fuerza y anulen la “ventaja” del mandatario. Desde Compromiso Peronista indican que Jorge “la tiene ganada” por su reconocimiento y la imagen negativa de sus competidores. Del otro lado, Peronismo Pampeano, afirman que es una candidatura testimonial y que la lista es “muy cerrada” y no tiene militancia barrial, como sí lo tienen ellos.

Para otros, la clave estará en General Pico. Allí es tierra vernista, un “aparato” partidario propio montado en torno a la municipalidad y sus “bases”. El jorgismo quiere descontar allí diferencia, en terreno muy complicado.

La capital y General Pico representaron, en votos, el 46% de los votantes totales en la interna de 2007. El 29% fue santarroseño, el 17% piquense. El grueso está allí, pero hay que ver el comportamiento en el interior que es el otro 54%. La estructura de los intendentes parece estar repartida. El vernismo no pudo presentar candidatos en algunos pueblos, como Caleufú o Parera. Pero tiene bastiones leales como Quemú Quemú y Santa Isabel donde hay jefes comunales de peso. El jorgismo cuenta con Toay, Realicó y Macachín, en la previa; pero el vernismo con 25 de Mayo, General Acha o Eduardo Castex. Pero todo es relativo.

Todos es opinable.

Hay quienes más allá de intentar discernir los votos que se pueden obtener, cálculo siempre difícil de realizar, tratan de pronosticar resultados confrontando fortalezas y debilidades de cada sector. Si Jorge tuvo que “bajar” para postularse en Santa Rosa, es porque no le alcanzaban los votos a su sector. Si Verna tuvo que elegir a Tierno como candidato en la capital con todo lo que eso representa -sobre todo para el voto independiente que irá a votar en contra del postulante condenado por la Justicia y recordado por sus manejos autoritarios- es por la misma razón. El jorgismo quiere fortalecerse con el respaldo de la presidenta Cristina Fernández, que llegaría de visita antes de la interna, y hasta sueñan con la venida de Daniel Scioli. Desde el vernismo dan cuenta de los que todavía siguen “abandonando el barco” como el ex ministro de la Producción, Abelardo Ferrán, y hablan de otros pases de último momento, como señales de lo que ocurrirá. El jorgismo sobrevalora la figura de Jorge empujando desde Santa Rosa, el vernismo muestra las encuestas previas como señal de que van adelante y están confiados -eso no significa que se relajen y no todos acompañen como deberían-. Si la oposición al jorgismo afirma que hay divisiones entre sus funcionarios y algunos se despegan de Bruna, desde Casa de Gobierno hablan de las divisiones notorias entre vernistas y marinistas, y hasta vernistas de Santa Rosa que todavía que son pocos, van enfrentados en diferentes listas.

Para unos, Fabián Bruna creció en intención de voto -con actos que mostraron a un postulante poco conocido y una campaña masiva en Internet a la manera de Javier Mac Allister-, para otros Verna ya es inalcanzable y representa la figura del gestionador. Para unos, Bruna “no levanta”; para otros, Verna tiene su techo y no puede conseguir más apoyos de los que ya tenía.

Hay argumentos de un lado y del otro. Como siempre, las urnas darán el único veredicto que vale y define todo: a quienes el poder les sonríe y a quiénes les da la espalda.

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