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Jacinto Aráuz o El Reino del Revés.

Toda mi infancia y adolescencia transcurrieron en un pueblito del sur de La Pampa, Jacinto Aráuz. Allí pasaban cosas sorprendentes: vivíamos en El Reino del Revés.

Por ejemplo:
– El diario había que leerlo “a la inversa”. Se trataba de La Nueva Provincia, que venía desde Bahía Blanca y monopolizaba el acceso a la información. Cuando tuve edad de leerlo, mi padre me dio las instrucciones del caso, que eran muy simples: todo lo que ahí se consideraba bueno, era malo y viceversa. ¡Practiquísimo!

– Normalmente, en nuestro país se ensalza a la gente que “viene de afuera”. Pues en mi pueblo no: si alguien venía de otro lugar –y peor si era de una ciudad- despertaba la desconfianza y el resquemor de los lugareños. ¡Y peor aún si esa persona había estado, por dar un ejemplo, en un país tan alejado a nuestras costumbres como la India y compartía su experiencia! En ese preciso instante pasaba a engrosar una lista negra que, por esos días, se estaba confeccionando de manera secreta.

– Las personas que se preocupaban por el bienestar común y por la cultura eran tildadas de “comunistas” y por más que nunca hubieran estado en Rusia y fueran empresarios (ergo=capitalistas), se sospechaba que deseaban instaurar “ideologías foráneas” en el medio, lo que también los hacía formar parte de la lista antes mencionada.

– Y a personas que se pasaban gran parte de su vida útil tomando y jugando a las cartas en el club del pueblo se los veía como salvadores de la moral y las buenas costumbres…

¡No me digas que no era raro lo que sucedía en mi pueblo, perdido en la llanura pampeana! Ahí “nunca pasaba nada”, todos nos conocíamos y, gran parte de nosotros/as, estábamos emparentados, ya que proveníamos de una congregación protestante muy antigua, la Iglesia Evangélica Valdense, cuyos miembros habían mantenido las familias unidas por generaciones, pasando por exilios y persecuciones.

Un día de invierno, el 14 de julio de 1976, me desperté como siempre para ir al colegio y, al llegar a clase, me vi inmersa en la película de terror del Reino del Revés: donde normalmente circulaban los profesores, había soldados que nos apuntaban con armas largas; donde se bregaba por la buena convivencia y el respeto mutuo, los docentes eran arrancados de las aulas, esposados, encapuchados y arrastrados a vehículos que estaban apostados afuera; en vez de cultivarnos para ser personas de bien, estábamos siendo catapultados a la más feroz de las barbaries.

Y la historia no terminó ahí: mi padre -una de las personas más pacíficas y respetuosas que haya conocido en mi vida- fue secuestrado, bestialmente torturado y trasladado con destino incierto, junto a docentes del colegio. Los días subsiguientes fueron apresadas dos personas más. Esto ocurría con total impunidad, frente a los ojos de todos, desde el poder que da la prepotencia y siguiendo un plan ideado por un grupo de vecinos del mismo pueblo, quienes habían confeccionado la susodicha lista. “Tienen una lista y ahí figura tu padre”, me adelantó un compañero que, evidentemente, estaba al tanto de lo que les iba a pasar a los “enlistados”.

Las cosas siguieron patas arriba:
– Normalmente, cuando se habla de “la complicidad de la Iglesia con la dictadura” se piensa automáticamente en la Iglesia Católica y que los protestantes tuvieron otra actitud respecto de los militares y las atrocidades cometidas por ellos. Pues en mi pueblo, siguiendo el leit motiv de este texto, fue al revés: la única persona del ámbito eclesiástico que nos visitó en esos terribles momentos y fue personalmente a la comisaría a reclamar por la libertad de los secuestrados fue el cura párroco, el Padre Valentín Bosch. Nadie de nuestra iglesia se hizo presente para dar una palabra de aliento, ni siquiera alguien fue exigir la libertad del propio pastor, que también fue detenido y golpeado… y hay quien dice que, entre los autores de la lista negra, también había apellidos valdenses. El Padre Valentín tuvo que exiliarse días más tarde…

– Para colmo de males: quien aún hoy es el prócer máximo del pueblo, aquella persona que es tomada como ejemplo de rectitud y honestidad hasta su último aliento y que, además, integrara años más tarde nada menos que la prestigiosa CONADEP -estoy hablando del Dr. René Favaloro- frente al pedido desesperado de intercesión por parte de los familiares de las víctimas, dada su cercanía a las altas cúpulas militares, responde que “con esa historia no quiere tener nada que ver”.

– Y si faltaba una frutilla para el postre, aquí va: el sentido común asocia un brindis con los deseos de vida, la amistad, la prosperidad y la bienaventuranza. Pero en mi pueblo, después del operativo militar, se brindó por “el restablecimiento de la tranquilidad”, lo que traducido a la realidad significó que dicho evento festivo transcurría mientras mi padre y sus compañeros de infortunio se debatían en su último aliento dentro de una bolsa de plástico o les colocaban la picana en las partes más sensibles del cuerpo. Uno de ellos, que por milagro había logrado escapar, trataba de sobrevivir huyendo a través de los campos. Invitados de honor de ese asado festivo: los genocidas más perversos que han circulado por nuestra provincia, hoy imputados por delitos de lesa humanidad.

¿Qué es lo que pasa en ese lugar? ¿O es -como mi padre decía, parafraseando a León Tolstoi: “Pinta tu aldea y pintarás el mundo”- que el pueblo es una maqueta del mundo entero?

¿Dónde está el arriba, qué es lo que está abajo? ¿Quiénes son los buenos y quiénes los malos? ¿Cómo puede ser que en una comunidad tan pequeña hayan sucedido cosas tan terribles por las que nadie –todavía- tuvo que asumir las consecuencias? ¿Cómo puede ser que el mismo lugar geográfico –la comisaría del pueblo- haya sido escenario de dos hechos de increíble violencia, acerca de los que allí nadie quiere hablar?(1) ¿Cómo es posible que, de los seis Centros Clandestinos de Detención y Tortura (hoy oficialmente señalizados) dos de ellos se encuentren en esa pequeña comunidad, que no llega a los dos mil habitantes?

Por eso reitero, al cumplirse el 36 aniversario de ese día terrible: contra la impunidad y por la justicia, esgrimiendo la verdad, rompamos el círculo nefasto del Reino del Revés y que quienes actuaron en complicidad con la dictadura se hagan cargo de sus acciones.

En memoria de mi padre.

Graciela Berton

Nota: (1) En 1921, la comisaría del pueblo fue escenario de lo que Osvaldo Bayer llamó: “La masacre de Jacinto Aráuz”. El 9 de diciembre de 1921, al mando del comisario Basualdo, se inicia la represión en una encerrona en el patio de la comisaría de Jacinto Aráuz, donde habían concurrido estibadores a declarar -a requerimiento del mencionado comisario- por un conflicto laboral. Basualdo, con un Winchester, comienza la masacre matando de un tiro al delegado Carmen Quinteros y a los gritos de ¡Agentes, métanles balas, no dejen ni un anarquista vivo! Los bolseros no se acobardaron y los enfrentaron. Sacaron sus cuchillos y revólveres e hicieron retroceder a los policías y luego de 20 minutos tomaron la comisaría, pero se les acabaron las balas y tuvieron que dejarla. Antes, había llegado desde Bahía Blanca gente de la Liga Patriótica al mando de un tal Cataldi. Así comenzó la cacería de obreros a campo traviesa. 

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El Servicio de Inteligencia Naval de Bahía Blanca y su rol en el Operativo Aráuz del 14 de Julio de 1976.

El Servicio de Inteligencia Naval de Bahía Blanca y su rol en el Operativo Aráuz del 14 de Julio de 1976

 Por Guillermo Quartucci

El Operativo Aráuz del 14 de julio de 1976, el de mayor envergadura llevado a cabo en La Provincia de La Pampa durante la larga y  oscura noche del llamado Proceso de Reorganización Nacional, tiene su génesis  en las denuncias de un grupo de vecinos  de Jacinto Aráuz que consideraban  al Instituto José Ingenieros, colegio secundario de la localidad, y a un puñado de sus docentes, como un  centro de adoctrinamiento ideológico marxista que estaba siendo usado para a los jóvenes del pueblo y la zona. Esta situación, más otros hechos  que se venían observando, sobre todo a partir del regreso a la democracia, en mayo de 1973, impulsaron a estos anacrónicos cruzados de la tradición y las buenas costumbres a elevar, en 1975, una serie de denuncias ante las autoridades militares de la Armada, estacionadas  en Bahía Blanca, cuando la Subzona militar 14 todavía no había cobrado cuerpo. El Servicio de Inteligencia Naval (SIN) habría sido el primer organismo de inteligencia en investigar a los docentes del Instituto, en especial a los que provenían de la ciudad portuaria y de Punta Alta, sede de la base naval más importante del país. Por lo tanto,  el significado del demencial Operativo Aráuz, que movilizó a un centenar y medio de uniformados de distintas fuerzas del “orden”,  no se entendería en su real magnitud si no se dilucidara el papel central que la Armada y el SIN jugaron en este siniestro  capítulo del terrorismo de estado  cuyo objetivo era  acabar con el flagelo de la subversión en el sudeste de La Pampa y su zona colindante en la provincia de Buenos Aires. Pero antes de entrar en el terreno del análisis del camino que tomó la delación de ese grupo de vecinos, habría que tratar de desmontar los mecanismos de poder ocultos  detrás de una aparente cruzada moral que se aprovechaba de la paranoia antisubversiva instalada desde el corazón del poder en la Argentina.  La Subzona 14  cumplió de manera ejemplar  el trabajo sucio que le fuera encomendado por la inteligencia naval, que culminó con el copamiento del pueblo y el secuestro de una decena de personas, algunas de las cuales fueron trasladadas a Santa Rosa para ser alojadas en dependencias carcelarias de la ciudad. El siguiente análisis  constituye un intento por desentrañar los mecanismos del  poder corporativo  que se pusieron en juego en una pequeña comunidad rural, a la vez que se propone  demostrar que el Operativo Aráuz significó la materialización de una estrategia diseñada desde Bahía Blanca por la Armada, provocada por las denuncias de un grupo de notables del pueblo, utilizando a la Subzona 14 como mano de obra para llevar a cabo la faena.

En todos los tiempos y lugares el que expresa su verdad en voz     alta, como la cree, lealmente, causa inquietud entre los que viven a la sombra de intereses creados.
(José Ingenieros)

El Operativo Aráuz del 14 de julio de 1976, poco difundido más allá de los límites de la provincia deLa Pampa, va a quedar en los anales del terrorismo de estado perpetrado en Argentina durante la última dictadura cívico-militar, como uno de los hechos más singulares de ese período sombrío de la historia del país: antes de que amaneciera en aquella fría mañana de invierno, un centenar y medio de tropas, integradas porla Policía de La Pampa, la Policía Federal y efectivos militares de la Subzona 14, coparon la pequeña población de Jacinto Aráuz, entonces de alrededor de dos mil habitantes, ubicada a tres kilómetros del meridiano 5 que marca el límite con la provincia de Buenos Aires, operativo que culminó con el establecimiento de un cerco de vehículos oficiales y de uniformados  portando armas de todos los calibres alrededor del Instituto José Ingenieros, la escuela secundaria del pueblo, en momentos en que se iniciaban las tareas escolares, con cerca de un centenar de alumnos adentro y los docentes aprestándose a iniciar las clases.

Al mando del Operativo se encontraba el jefe dela PolicíadeLa Pampa, el mayor del ejército Luis Enrique Baraldini, bajo cuyas órdenes y estrategia se desplazaba un entusiasta grupo de tareas encargado de llevar hasta sus últimas consecuencias la faena del día: secuestrar, torturar y, eventualmente, asesinar, a los docentes del establecimiento que habían sido denunciados por un grupo de vecinos, desarticulando así una peligrosa célula de orientación marxista que comprometía seriamente la estabilidad de las instituciones y la pureza espiritual de los jóvenes.

El notable libro El informe 14,[1] de los periodistas pampeanos Juan Carlos Pumilla y Norberto Asquini, narra con bastante detenimiento los pormenores de aquellos hechos singulares como para repetirlos aquí,  aunque cabría agregar que, en el momento en que fue publicado, quizá por la premura de dar a conocer lo acontecido en La Pampa, ante la inminencia del Juicio Oral por Delitos de Lesa Humanidad cometidos en la Subzona 14, se dejó de lado una línea de investigación que arrojaría una luz diferente sobre aquellos acontecimientos: la conexión entre el Operativo Aráuz y el Servicio de Inteligencia Naval (SIN) en su capítulo Bahía Blanca.

La prensa
El miércoles 21 de julio de 1976, el diario cómplice y apologista de la dictadura y vocero de la Marina, La Nueva Provincia de Bahía Blanca, ciudad distante 130 kilómetros de Jacinto Aráuz, una semana después de producidos los hechos, publicaba en la página 3 el siguiente cable que reproducimos textualmente:

LA PAMPA: SEIS MAESTROS DETENIDOS
SANTA ROSA, 20 (Télam)—Seis maestros que impartían enseñanzas “de acuerdo con patrones marxistas, buscando la deformación intelectual y espiritual de la adolescencia”, fueron detenidos  durante un operativo antisubversivo realizado en la localidad de Jacinto Aráuz, a 190 kilómetros de aquí, informó hoy el comando de la subzona militar 14.

Los detenidos, junto a otros docentes que se encuentran prófugos, se desempeñaban en el Instituto Privado José Ingenieros de esa localidad, al que algunas denuncias sindicaron como “centro de la actividad subversiva de un grupo de personas vinculadas al quehacer docente en general”.

El comunicado difundido esta tarde por el Comando Militar expresa textualmente: “Los días 15 y 16 del corriente,[2] efectivos del Ejército y la policía realizaron diversas operaciones en la localidad de Jacinto Aráuz como consecuencia de una larga investigación motiva [sic] por denuncias y hechos que señalaban a esa localidad como centro de la actividad subversiva de un grupo de personas vinculadas al quehacer docente en general.

“En la ocasión fueron detenidas las siguientes personas: Samprón, Carlos José; Alvarez, Angel Julián; Berton, Samuel; Pozo Grados, Víctor Aldo y Carlino, Luis Valentín.

“Las nombradas junto a otras que se encuentran prófugas en su mayoría pertenecientes –en calidad de docentes- al instituto privado ‘José Ingenieros’, habían cambiado hacía un largo tiempo la orientación y programática de la enseñanza llevando a su accionar a impartirlas de acuerdo con patrones marxistas, buscando al deformación intelectual y espiritual de la adolescencia”.

Por su parte, la edición del mismo día del diario porteño La Nación, en la página 5 publicaba, con alguna variante, la misma noticia, mostrando de esta manera la trascendencia,  más allá de lo regional, del Operativo Aráuz.

Confirman la detención de 5 docentes
SANTA ROSA – La detención de cinco docentes del Instituto Privado José Ingenieros de Jacinto Aráuz, de nivel secundario, fue confirmada oficialmente, y se indicó que el operativo, efectuado por fuerzas conjuntas en esa localidad pampeana, fue motivado por diversas denuncias y hechos que señalaban a Jacinto Aráuz como centro de actividad subversiva de un grupo, algunos de cuyos integrantes –se estima- provenían de Bahía Blanca.

Los efectivos del Comando Subzona 14 detuvieron y trajeron a esta ciudad a 8 personas, de las que cinco quedaron alojadas enla Colonia PenalU. 4 y fueron identificadas como Carlos José Samprón, Angel Julián Alvarez, Samuel Bertón, Víctor Aldo Pozo Grados y Luis Valentín Carlino. […]

Dejando de lado la discrepancia entre ambas publicaciones en cuanto al número de detenidos (La Nación es la que está en lo correcto), hay una coincidencia  en lo que se refiere a las circunstancias que derivaron en el Operativo: las denuncias y hechos que señalaban a Jacinto Aráuz como centro de actividad subversiva, producto de una  larga investigación, según el diario La Nueva Provincia. La Nación, por su parte, agrega un dato que no aparece en la publicación bahiense: algunos de los integrantes del grupo subversivo provendrían de Bahía Blanca.

¿Cuáles serían las razones por las cuales un operativo antisubversivo llevado a cabo a una perdida localidad pampeana  tuviera un lugar destacado en la prensa local, regional  y nacional? ¿Qué fuerzas se estarían moviendo detrás de la obvia intervención  de las fuerzas militares de la Subzona14 señalada en los cables? ¿A qué se refiere La Nueva Provincia cuando habla de una larga investigación? ¿Qué relevancia podría tener el hecho de que algunos de los detenidos provinieran de Bahía Blanca, como señala La Nación? ¿Fue el Operativo Aráuz una consecuencia del golpe militar del 24 de marzo de 1976, que, de no haber ocurrido éste, se podría haber resuelto de otra manera? Y no menos importante, ¿cuál serían las verdaderas razones que se ocultaban detrás de las denuncias de algunos de los vecinos? Comencemos por intentar despejar esta última interrogante.

La micro corporación facho-capitalista de una aislada comunidad rural
Cada fascismo se define por un microagujero negro,
que vale por sí mismo y comunica con los otros
antes de resonar en un gran agujero negro central generalizado.
(Mil Mesetas, Deleuze & Guattari, Pre-Textos, 2002, p. 219)

En 1975, Jacinto Aráuz contaba con una población de alrededor de dos mil almas. El núcleo duro de su economía, como había sido desde la fundación del pueblo, en 1901, se basada en el campo: cría de ganado, cultivo de cereales, acopio de granos y molino harinero. En 1975, una cooperativa (Nuestra Casa) aglutinaba a los productores rurales, entre los cuales había jerarquías, de acuerdo con la magnitud de la riqueza. Ricardo Rostán era uno de estos barones semifeudales, la cara visible y voz cantante de un grupo de chacareros influyentes que controlaban, además de la economía, el poder político del pueblo, o sea, el municipio, desde siempre y con contadas excepciones (Yolanda Miguel, por ejemplo, la intendenta peronista destituida por el Golpe), en manos de una persona sumisa y carente de iniciativa. El poder espiritual se repartía entre la iglesia católica y la iglesia valdense prácticamente por partes iguales. La comunidad valdense estaba dividida en dos facciones: la conservadora (mayoritaria) y la progresista. Entre los conservadores se encontraba Ricardo Rostán, el barón mencionado, dueño de considerable extensión de tierra y miembro del Consistorio, concejo de ancianos que rige esa comunidad religiosa. Los valdenses progresistas, con el pastor Carlos Delmonte a la cabeza -secundado por un mecánico de amplia cultura e inquietudes sociales (Samuel Bertón)-, fueron el motor que dio impulso a la creación, en 1970, del colegio secundario al que denominaron  con cierta pretensión “Instituto” y bautizaron como “José Ingenieros”, en honor del insigne pensador argentino. De igual manera, los católicos estaban divididos en tradicionalistas y progresistas (minoritarios), estos últimos guiados por el padre Valentín Bosch, cura de la zona.

El diseño del pueblo se había adaptado  a estas dos confesiones: los lugares de culto de católicos y valdenses se encontraban separados por las vías del ferrocarril con destino a Bahía Blanca que dividían al pueblo; también había dos plazas y dos clubes deportivos, que se ubicaban, como los edificios religiosos, a ambos lados del ferrocarril. Nunca habían cesado totalmente los roces provocados por semejante estructura, pero a partir de 1973, con el regreso de la democracia, esa rivalidad parecía estar quedando atrás. Es decir, a partir de la brevísima primavera de Cámpora y su prodigiosa liberación de energía, después de lustros de gobiernos autoritarios de facto, se empezaron a observar síntomas de que las cosas estaban empezando a cambiar, aun en el aletargado Jacinto Aráuz: la iglesia valdense y la iglesia católica habían reflotado el diálogo, amparadas en el concepto de “ecumenismo” que se instaló por esos días. De un lado estaba el pastor valdense Carlos Delmonte y del otro el padre Valentín Bosch,  ambos cultores de la Teologíade la Liberación.Estasituación condujo a que la liturgia navideña se celebrara conjuntamente al aire libre, los coros religiosos estuvieran integrados por chicos y chicas de ambas confesiones, y que también los grupos de scouts fueran mixtos. Ésta fue  primera señal de alarma para quienes veían en este intercambio de ideas y proyectos compartidos un peligro para sus intereses económico-políticos, favorecidos por una división de décadas, los mismos intereses que habían estado en el centro de la Masacre de 1921 perpetrada contra los bolseros anarquistas, en complicidad con los poderes conservadores instalados en Bahía Blanca.[3]  

Otro factor que desvelaba a la pirámide corporativa local era el Instituto José Ingenieros, que, con la incorporación de Carlos Samprón como director, conjuntamente con los vecinos que apoyaban su gestión, comenzó a echar a andar modestos proyectos de procesamiento de la producción agrícola, con miras a evitar que en el futuro los jóvenes no vinculados a la propiedad de la tierra siguieran emigrando en busca de mejores horizontes, impulsando de esta manera la diversificación de la economía local. Así, para el poder establecido, el colegio secundario se transformó en un factor más de irritación ante lo que consideraba una amenaza  para sus consuetudinarios privilegios. Poco antes de fallecer, Samuel Bertón recordaría: “Nunca nos perdonaron que quisiéramos hacer posible que todo el mundo estudiara y progresara”, a lo que Rostán habría replicado: “Si todos van a estudiar, ¿quien va a trabajar [para nosotros, habría que agregar]?”.

Eran, pues, diversos factores los que encendieron la luz roja de la corporación de vecinos, alineada detrás del poder económico de Rostán y los chacareros más ricos: el que sería intendente de facto Adolfo Forestier, a partir de marzo de 1976; la directora de la escuela primaria número 33, junto con su esposo; un farmacéutico del MID; un contador público; un veterinario, y una variopinta fauna de personas con intereses en la pirámide corporativa. Cabría agregar, como dato significativo, que “al final del Operativo, el intendente de la localidad [Adolfo Forestier] invitó al personal militar a un asado, a pedido de la mayoría de los vecinos, en agradecimiento porque habían hecho retornar la tranquilidad al pueblo”. [4]

Otro obstáculo a derribar lo constituiría la jefatura de policía local -tradicionalmente alineada con el poder- que  había caído en manos de un individuo (Vito Constantino Maccarini) a quienes los vecinos miraban con recelo porque mantenía una cordial relación con los profesores del Instituto llegados de Bahía Blanca y con un ex preso político, Pedro Schimpfle, instalado en el medio, que había recuperado la libertad tras la amnistía de Cámpora. Después del golpe, puntualmente denunciado por los vecinos ante el poderoso jefe dela PolicíaPampeana, Luis Enrique Baraldini, cuando el Operativo estaba por consumarse, Maccarini fue sustituido por el comisario Miguel Gauna, quien colaboró de manera muy entusiasta en la represión de los días  14, 15 y 16 de julio de 1976.

Como se ve, son varios los factores que impulsaron al establishment local, afectado con la paranoia de que su poder se veía seriamente amenazado, a denunciar a los subversivos. Es a  este grupo de personas y a este cuadro de situación  a a los que se refieren los cables publicados en La Nueva Provincia y La Nación  cuando hablan de “diversas denuncias y hechos”.

La conexión bahiense
Carlos José Samprón, el primero de la lista de detenidos, según La Nueva Provincia y La Nación, era, como ya se dijo, el rector del Instituto José Ingenieros. Nativo de Necochea, había estudiado en la Universidad Nacional del Sur (UNS), en Bahía Blanca, donde se graduó con el título de Ingeniero Agrónomo. Durante 1974 había sido director dela Escuela de Agricultura y Ganadería, dependiente dela UNS, pero la llegada de Remus Tetu como rector-interventor, en 1975, que significó la destitución de decenas de docentes y personal administrativo -amén de los actos de violencia, pillaje y asesinatos que se sucedieron en su ámbito durante su breve, pero no por ello menos criminal administración-, también alcanzó a Samprón, que de pronto se encontró en la calle con una familia recién formada a su cargo. Fue entonces que surgió la posibilidad de ir a trabajar a la localidad pampeana de Jacinto Aráuz, donde fue nombrado rector del colegio secundario. Con él llegaron María Antonieta Lebed, su entonces esposa, con estudios de filosofía y pedagogía, y Ángel Julián Álvarez, originario de Punta Alta, ingeniero agrónomo, compañero de carrera de Samprón, quienes también se incorporaron al plantel docente del Instituto José Ingenieros. Stella Maris Barraza, quien no gozaba de la simpatía de los padres de los alumnos, también proveniente de Punta Alta y egresada del Instituto Juan XXIII de Bahía Blanca, ya se encontraba en el colegio, teniendo a cargo la materia Estudio dela Realidad Social Argentina (ERSA), que entonces formaba parte de los programas.

Como en toda comunidad pequeña y apartada, no acostumbrada a la diversidad cultural que se observa en las ciudades, mirando con suma desconfianza todo lo que proviniera  de afuera, las fuerzas vivas del  pueblo no vieron con buenos ojos, desde un primer momento,  a los que habían llegado de Bahía Blanca y Punta Alta.

A comienzos de octubre de 1975 se produjo un hecho que hizo sonar la alarma entre los padres de los alumnos del Instituto: la profesora de ERSA había encargado como tarea la redacción de una monografía sobre Manuel Negrín, miembro del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), oriundo de Jacinto Aráuz, que por esos días había sido abatido en Tucumán, en el Operativo Independencia comandado por el sanguinario general Adel Vilas que después pasaría a desempeñarse como segundo comandante en jefe del Regimiento V de Ejército de Bahía Blanca y cabeza máxima de la Subzona5. Para que los alumnos se informaran, Barraza había recomendado como lectura una nota referida al abatimiento de Negrín publicada en la revista Gente de Buenos Aires. Ante este hecho, y otros[5] que se venían sucediendo en un pueblo que parecía despertar de un prolongadísimo letargo provinciano, a partir del regreso a la democracia, en 1973, la irritación de los que se sentían custodios de la tradición fue aumentando de temperatura: reuniéndose en esa especie de Jabonería de Vieytes al revés que era la farmacia de Munuce, el grupo de notables conspiraba para encontrar el camino más expedito para sacarse de encima a los revoltosos que habían llegado para alterar la armonía de la comunidad.

Mediante la intercesión de una persona de Aráuz que tenía vínculos familiares en Bahía Blanca relacionados con Marina,[6] Ricardo Rostán –a quien los informes de inteligencia dela Subzona 14 que recogen sus denuncias denominan “persona de reconocida solvencia y hombre de bien”-, se dirigió a la ciudad portuaria para solicitar que se investigara a los que provenían de afuera, particularmente de Bahía Blanca y Punta Alta, al tiempo que instrumentaran los medios para  acabar con los problemas planteados  por estos forasteros.  Es así como el aparato de inteligencia dela Armada, el poderoso SIN (Servicio de Inteligencia Naval), comenzó a reunir información sobre los denunciados a los efectos de elaborar una lista que eventualmente, una vez producido el golpe, se usaría para reprimirlos.

La Subzona 14
Jacinto Aráuz, si bien pertenece administrativamente a la provincia de La Pampa, desde sus comienzos, a principios del siglo XX,  ha estado gravitando  en la órbita de Bahía Blanca, por su mayor cercanía (Santa Rosa está a 190 kilómetros) y por contar con una mejor infraestructura comercial y de servicios.[7] Era natural, entonces, que los notables de Aráuz recurrieran a Bahía Blanca en busca de ayuda para dar solución a la grave situación que se presentaba. Por otro lado,la Subzona 14 apenas estaba dando sus primeros balbuceos: creada el 28 de octubre de 1975 por la directiva del Ejército número 404/75, quedó bajo órbita operacional del Primer Cuerpo de Ejército con asiento en Capital Federal, con las fuerzas policiales y de seguridad provinciales subordinadas a los militares de la jurisdicción. En el Regimiento 101 de Toay estaba ubicada la sede de la inteligencia militar,  donde se procesaba la información recibida de diversas fuentes y se la incorporaba a los archivos. El mayor Luis Enrique Baraldini, hasta su nombramiento como jefe dela Policía deLa Pampa, no bien ocurrido el golpe del 24 de marzo, servía de enlace entre esta entidad y el “área reservada” instalada en el primer piso dela Seccional Primera de la policía provincial, en Santa Rosa, también encargada de tareas de inteligencia. A las oficinas de Toay llegaban asimismo los informes del SIDE y del SIN de la Armada, como se verá más adelante.

Esta nueva estructura de inteligencia, ni lerda ni perezosa se pone inmediatamente manos a la obra  y en lo que se refiere a los hechos que nos interesan, la primera visita  de los agentes de inteligencia a Jacinto Aráuz se produce entre el 12 y el 15 de enero de 1976. En la Causa 482/76, caratulada “Samprón, Carlos; Álvarez, Ángel; Pozo Grados; Víctor, Carlino, Luis s/ supuesta infracción ley 20840”, depositada  en el Juzgado Federal de Santa Rosa, están documentadas las pericias de inteligencia de esta primera misión realizadas en Villa Iris, Jacinto Aráuz y General San Martín con el título “Informe relacionado con la comisión ordenada por el comandante dela Subzona14 región sudeste provincia deLa Pampay Buenos Aires”. En este informe, se recogen las entrevistas a personas del lugar, en especial de Jacinto Aráuz y General San Martín, que se refieren a las supuestas actividades subversivas que tendrían como centro el Instituto José Ingenieros, con un grupo de docentes como activos protagonistas, alrededor de los cuales se mueven otras  personas sospechadas de extremistas.

Este misión de inteligencia, sin embargo, no se habría producido por iniciativa dela Subzona14, ni porque las denuncias de los vecinos de Jacinto Aráuz hubieran sido dirigidas a  ella, sino que más bien respondería a las directivas llegadas de Bahía Blanca, concretamente del SIN, que desde hacía tres meses había empezado a acopiar información a solicitud de los vecinos de Aráuz.

En la misma Causa 482/76 hay otro documento que muestra con claridad el papel central que la inteligencia naval estaba jugando en las etapas previas al Operativo. El 24 de mayo de 1976, un informe secreto proveniente de Buenos Aires, con información suministrada por el SIN, recala en el Destacamento de Exploración Caballería Blindada 101 (Toay), Subzona 14. Este informe consta de tres puntos, que aquí se reproducen de manera textual:

1. En la escuela secundaria de la localidad de Jacinto Aráuz, durante el año 1975, la profesora de ERSA hizo redactar a sus alumnos una monografía sobre el guerrillero muerto Negrín, nacido en Jacinto Aráuz, lo cual provocó descontento entre los padres al punto de que algunos dudaban en seguir mandando a sus hijos al colegio. 2. El rector del Instituto José Ingenieros no hizo nada al respecto. 3. El cura párroco efectuaría reuniones en las afueras de Jacinto Aráuz con integrantes de la denominada Iglesia Valdense.

¿De dónde provendría esta información si no de las primeras denuncias que la comunidad de notables de Aráuz habría formulado en Bahía Blanca, cuando todavía no se había materializadola Subzona14?

Como respuesta a este llamado de atención del SIN a la inteligencia deLa Pampa,la Subzona14  reacciona con presteza, y una de sus primeras acciones, con la intervención de Baraldini, el artífice del entramado urdido en Santa Rosa, es sustituir, en junio de 1976, al comisario de policía de Jacinto Aráuz, Vito Ángel Constantino Maccarini -a quien consideraba no sólo un inepto, si no algo más grave, un “amigo” de los revoltosos-, por Miguel Gauna, personaje muy cercano a Baraldini y el grupo de tareas. 

La otra reacción inmediata de Baraldini es enviar una nueva misión de inteligencia, entre el 10 y el 12 de junio de 1976. En esta ocasión, los vecinos del pueblo que se reunían en la farmacia de Munuce para conspirar y hasta entonces no habían manifestado, sino por lo bajo, sus juicios acerca de lo que estaba ocurriendo en el Instituto José Ingenieros, hablan abiertamente con los enviados de la inteligencia pampeana. En las Causa 482/76 están mencionados los nombres y apellidos de estas personas, así como lo que manifestaron a sus entrevistadores. Ricardo Rostán, el cabecilla, después de denunciar como “zurdos” a varias personas del pueblo (el pastor valdense Delmonte, que ya no estaba; un joven médico paraguayo de apellido Bogado que ya tampoco estaba; los integrantes de la comisión administrativa del Instituto, en especial Samuel Bertón) afirma lo siguiente: “Logramos establecer que ambos [Samprón y Álvarez] habían tenido militancia izquierdista dentro de la universidad [del Sur]. […] Se tiene conocimiento de que el rector del Instituto anteriormente se había desempeñado como director de la Escuela de Agricultura y Ganadería de Bahía Blanca y habría sido expulsado por marxista. Se tiene conocimiento de que Pedro Schimpfle se habría ausentado definitivamente hacia Bahía Blanca y trabajaría de camionero”. ¿De dónde logra establecer Rostán (no es muy factible que haya sido una investigación propia)  esta información de gente ajena al medio sino de la inteligencia de la Marina? ¿No enmascara la expresión  se tiene conocimiento que  la información habría sido proporcionada por el SIN vía el contacto local en Aráuz?

Con estas acciones, el terreno para el Operativo del 14 de julio estaba casi allanado, aunque todavía faltaban dos hechos por demás significativos: la llegada a Jacinto Aráuz de un par de supervisores/inspectores procedentes de Buenos Aires, cuya misión era efectuar un diagnóstico de lo que estaba pasando en la escuela. Los enviaba la Superintendencia Nacionalde Educación Privada (SNEP), dependiente del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación, controlado por la Armada.[8]  Dentro de este ministerio, después del golpe, se habían creado dos nuevas dependencias: el área de Recursos Humanos yla Asesoría de Comunicación Social, que fueron las que diseñaron y ejecutaron el plan de control ideológico en el ámbito educativo durante la dictadura. En estas dependencias, subvencionadas con fondos reservados, laboraban agentes de inteligencia cuya misión era infiltrarse en escuelas y universidades, públicas y privadas, para detectar “subversivos”. De 1976 a 1978, el control de estas operaciones estuvo a cargo de un representante dela Armada, el contralmirante Enrique Carranza.

Es este contralmirante el que envía a Jacinto Aráuz a los dos “supervisores” arriba mencionados. El primero, Francisco Olmedo, lleva a cabo su labor de espionaje, sin mayor disimulo, entre los días 5 y 7 de julio, durante los cuales, además del colegio, irrumpió de manera descarada, con la anuencia de la policía local comandada por el comisario Miguel Gauna y del intendente de facto Adolfo Forestier, en los domicilios del rector Samprón y algunos de sus colaboradores para inspeccionar sus bibliotecas privadas.

Cumplida esta misión de inteligencia, el 12 de julio, dos días antes del Operativo, llega el segundo supervisor, Jacinto Salvador Cossy Isasi, quien se limita a visitar el colegio, mantener entrevistas con los alumnos, revisar la pequeña biblioteca escolar y analizar los programas de estudio, en especial el de literatura que impartía la profesora Estela Estévez, también proveniente de Bahía Blanca, y en el que señala a autores a quienes considera de extrema peligrosidad, como Cortázar, o sospechados de extranjerizantes (sic), como Borges, etc. 

Como resultado de estas visitas, los informes elaborados por ambos supervisores son enviados a las autoridades del SIM, la Subzona14 y el SIDE.,[9] para ser incorporados a la investigación por infiltración ideológica que se venía haciendo desde octubre de 1975 con los resultados previstos de antemano: dicha infiltración ideológica es avalada por una serie de evidencias imposibles de soslayar -que aquí se omitirán porque escapan al objetivo de este trabajo- cual es demostrar que el Operativo Aráuz fue la culminación del trabajo de inteligencia iniciado porla Armada antes de la creación dela Subzona 14.

La misma semana de la llegada de los supervisores, el intendente de facto de Jacinto Aráuz, Adolfo Forestier, se reunió con el Subsecretario de Gobierno de La Pampa, coronel Olascoaga, y con el Director de Educación de la provincia, Juan J. E. Zamudio, quienes  le informaron de un operativo importante que se iba a llevar a cabo relacionado con las actividades subversivas que se habían detectado en el pueblo, en especial en el colegio secundario.[10]

Producido el Operativo el 14 de julio de 1976, con las consecuencias conocidas, hacia fines de septiembre de ese año, los profesores que habían sido secuestrados,[11] algunos liberadas al cabo de algunas horas; la esposa del rector aislada varios días en su domicilio con sus hijos (el segundo recién nacido); los tres docentes alojados en penales de Santa Rosa, además de uno que se había fugado,[12] estos profesores reciben una resolución del Ministerio de Cultura y Educación de fecha 14 de septiembre de 1976, donde se les informa lo siguiente: 

Mediante Resolución No. 3202 del Ministerio de Cultura y Ecuación, visto lo dispuesto porla LeyNo.21.381, y considerando que existen razones de seguridad para ello, el Delegado de la Junta Militara nte el Ministerio de Cultura y Ecuación, resuelve: Declarar inhabilitado/a para desempeñarse en establecimientos enseñanza privada, a  [nombre], profesor/a del Instituto “José Ingenieros”.

La baja, dispuesta por el apartado 1º de la presente Resolución, no dará derecho a indemnización, por ser considerada causa de legítimo despido, de acuerdo a lo establecido en el Art. 2º. De la LeyNo.21.381.[13]

Para que no quepan dudas acerca del papel de la Armada, la resolución está firmada por el contralmirante Enrique Carranza, delegado de la Junta Militar ante el Ministerio de Cultura y Educación, y fue comunicada a los docentes despedidos por la ley llamada de prescindibilidad” el 24 de septiembre de 1976, por carta firmada por el representante legal del Instituto “José Ingenieros” P-34 de Jacinto Aráuz, Aldo Idoeta.

Pero el más importante indicio de la conexión entre el Operativo Aráuz con Bahía Blanca se revelaría años más tarde, con la desclasificación de los documentos  quela Embajadade Estados Unidos enviaba al Departamento de Estado en Washington entre los años 1975 y 1984, relacionados con el terrorismo de estado instaurado por la dictadura.

El Operativo Aráuz y los documentos desclasificados del Departamento de Estado
El archivo desclasificado del Departamento de Estado consta de 4677 documentos que recogen toda la información que la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires enviaba a Washington entre los años 1975 y 1984, referidos a la época más sombría de Argentina: involucran a la TripleA, el Plan Cóndor, el Mundial de Fútbol, el amago de guerra con Chile,la Guerrade Malvinas y aun el inicio de la democracia recuperada, etc., aunque no incluyen los documentos relacionados conla Centralde Inteligencia (CIA). El archivo fue entregado al canciller argentino de entonces (Carlos Ruckauf) el 20 de agosto de 2002 por Colin Powell, secretario de Estado de la administración Bush,  pero la tarea de desclasificación había comenzado con la secretaria de Estado de Bill Clinton, Madeleine Albright, en el año 2000.

Estos documentos demuestran que la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires y el Departamento de Estado en Washington mantenían una comunicación fluida con los militares antes del golpe, y que estaban al tanto de que las violaciones a los derechos humanos se incrementaron con la llegada de los militares al poder en marzo de 1976, como lo revelan las conversaciones que los funcionarios de la embajada mantenían con altos cargos de la dictadura que justificaban la represión ilegal. Asimismo, los documentos revelan que la embajada norteamericana contaba con informantes locales en casi todala Argentina, en verdaderas operaciones de inteligencia que pasaban desapercibidas a casi todos los involucrados en los hechos.

En lo referente al Operativo Aráuz del 14 de julio de 1976 hay un documento desclasificado muy significativo, referido a la operación de limpieza ideológica llevada a cabo por Adel Vilas enla UniversidadNacionaldel Sur de Bahía Blanca, comunicada ampliamente por la prensa de la época y en especial porLa NuevaProvinciadel 6 de agosto de 1976. Después de hacer una reseña de la conferencia de prensa de Vilas y de lo informado por los medios, el documento pasa a ocuparse de los hechos acaecidos en  Jacinto Aráuz y lo hace de la siguiente manera:

Ramificaciones del juicio en Bahía Blanca:
En julio de 1976, simultáneamente con los arrestos en Bahía Blanca, el rector y seis o siete profesores de una secundaria estatal en el pueblo de Jacinto Aráuz, en la provincia de La Pampa, a unos 300 kilómetros de Bahía Blanca, fueron arrestados y acusados de “infiltración ideológica” (La NuevaProvincia, Bahía Blanca, 19/07/1076). Carlos Zamprón, rector de la secundaria, estaba en su cargo desde octubre de 1975, después de ser despedido de un cargo similar en una escuela administrada por la Universidad Nacional del Sur. Él y otros tres profesores de la escuela todavía están presos en la cárcel de Santa Rosa (Penal de Santa Rosa) en la provincia de La Pampa.[14]

Como puede observarse, hay varios errores: el apellido Samprón con Z; la distancia entre Jacinto Aráuz y Bahía Blanca, que es de 130 km.; la secundaria “estatal”, que era en realidad “privada”;  la fecha de inicio de Samprón como rector del Instituto José Ingenieros, que se produjo a partir de marzo de 1975; la fecha de publicación de la noticia en La Nueva Provincia, que como se vio arriba fue el 21 de julio de 1976, errores menores que no cambian significativamente el sentido del texto. Lo que sí resulta por demás significativo es lo que el documento informa y que no había sido publicado ni por La Nueva Provincia ni por La Nación acerca del operativo: que lo sucedido en Aráuz fuera una “ramificación del juicio en Bahía Blanca que siguió a las denuncias de Vilas; que Samprón hubiera sido “despedido de un cargo similar en una escuela administrada por la Universidad Nacional del Sur”; que los detenidos de Aráuz hubieran sido acusados de “infiltración ideológica”, expresión usada por Adel Vilas para referirse a decenas de docentes de la Universidad del Sur en su conferencia de prensa del 4 de agosto de 1976, ampliamente recogida por La Nueva Provincia en su edición del día siguiente y por todos los medios nacionales, sin excepción.

Sin lugar a dudas, además de lo que publicaban los diarios, la inteligencia de la embajada norteamericana tenía sus propios informantes, como es lógico suponer en una superpotencia imperial que durante décadas se ha destacado en ese terreno a nivel planetario. ¿Quién informaba en Bahía Blanca? En un documento desclasificado del 8 de agosto de 1978,[15] hay una referencia sintomática: después de referirse a hechos acaecidos en Bahía Blanca que ahora no vienen al caso, el último párrafo dice textualmente: “La información de este reporte es corroborada por el reporte de otro contacto de le embajada que era un estudiante en Bahía Blanca en 1976”.[16] Esto confirma que la embajada tenía informantes y que en 1976, cuando se produce el Operativo Aráuz, el que informaba era un estudiante. Lo que difícilmente lleguemos a saber algún día es de quién se trataba.

Así, como muestra el documento desclasificado referido a los hechos del 14 de julio de 1976, a la inteligencia de la embajada de Estados Unidos en esos años no le cabía ninguna duda de que el Operativo Aráuz formaba parte de las acciones represivas llevadas a cabo en la esfera de influencia de Bahía Blanca.

Habrá pues que seguir investigando para llegar al fondo de este penoso acontecimiento que cubrió de ignominia, no sólo a la provincia de La Pampa y a Bahía Blanca, sino, y por sobre todas las cosas, al pueblo de Jacinto Aráuz, que al cabo de 36 años se sigue negando a contar la verdadera historia de lo ocurrido en aquella fría mañana de invierno de un miércoles 14 de julio de 1976. ¡Memoria, Verdad y Justicia!

Ciudad de México, Julio de 2012.  


[1] Norberto G. Asquini y Juan Carlos Pumilla, En informe 14. La represión ilegal en la Pampa, 1975-1983, Santa Rosa (La Pampa), Editorial Voces, 2008.

[2] En realidad,  los días 14, 15 y 16 de julio, 72 horas en que la población de Jacinto Aráuz fue sometida en su casi totalidad al terrorismo de estado.

[3] Véase La masacre de Jacinto Aráuz, en Osvaldo Bayer, Los anarquistas expropiadores y otros ensayos, Buenos Aires, Río deLa Plata, 2008, pp. 67-84.

[4] Palabras del represor Roberto Esteban Constantino durante la declaración indagatoria en su defensa en el juicio oral  Subzona 14-I, Santa Rosa, 18/10/2010.

[5] En 1973, jornadas de reflexión y tareas comunitarias compartidas por alumnos del Instituto José Ingenieros y alumnos provenientes de Buenos Aires auspiciadas por la iglesia valdense; los sermones y boletines del padre Bosch en los que se refería a los vientos de cambio que soplaban y al compromiso social que traían aparejados;  la presencia en Jacinto Aráuz de un ex combatiente de izquierda que había salido de la cárcel en 1973 gracias a  la amnistía de Cámpora; la presencia asimismo de algunos jóvenes de la zona que estudiaban o habían estudiado en Bahía Blanca, Rosario oLa Plata, y que despertaban comentarios por su aspecto (barba y pelo largo, por entonces sinónimo de “subversivo”) y las ideas políticas que se suponían asociadas a esta moda; la buena recepción que todo esto tenía en los “zurdos” del pueblo; las supuestas reuniones políticas que todos ellos mantendrían en la quinta de Nesprías, en las afueras del pueblo, entre otros hechos.   

[6] María Antonieta Lebed, en el Juicio por Delitos de Lesa Humanidad, el 21 de septiembre de 2010, mencionó un nombre que ningún medio recogió: claramente expresó  fue “Méndez quien inició todo”. ¿Quién es Méndez?, cabría muy bien preguntarse  Ésta es una línea de investigación que habría que seguir si se quisiera realmente reconstruir la historia  completa del Operativo Aráuz.

[7] Hasta el día de hoy, La Nueva Provincia publica puntualmente notas y noticias de Jacinto Aráuz enviadas por su corresponsal en esta población.

[8] El otro ministerio que le había tocado ala Marina después del golpe del 24 de marzo era el de Relaciones Exteriores y Culto.

[9] Ambos informes fueron integrados posteriormente ala Causa 482/76 que se les inició a Samprón y los otros tres secuestrados en octubre de 1976 sobre supuesta infracción ala Ley 20.840. También pueden consultarse en el archivo dela DIPPBA (hoy Archivo Provincial dela Memoria), localizado enLa Plata. 

[10] Declaración del testigo Jorge Malán integrada a la causa sobre crímenes de lesa humanidad enla Subzona 14, reabierta en 2003, que culminó con el juicio oral de agosto-diciembre de 2010.

[11] Samuel Bertón y Luis Carlino, este último una víctima colateral del Operativo, no eran docentes del Instituto.

[12] Estela Estévez, Gustavo Brower de Konning, Gerardo Nansen, María Antonieta Lebed, Carlos Samprón, Ángel Julián Álvarez, Víctor Aldo Pozo Grados y Guillermo Quartucci.

[13] Ley 21.380: se aplicaba al personal docente de educación privada vinculado a actividades subversivas o disociadoras, sea  preconizándolas o fomentándolas, con base en una información emanada de los organismos de seguridad, que revestía el carácter de “secreto militar”.

[14] Ramifications of the Bahía Blanca trial:
In July 1976, simultaneously with the arrests in Bahia Blanca, the principal and six or seven teachers of a state high school in the town of Jacinto Aráuz, in La Pampa province, some 300 kilometers from Bahia Blanca, were arrested and charged with “ideological infiltration” (“La Nueva Provincia”, Bahia Blanca, 7.19.76). Carlos Zamprón, principal of the high school, had held the job since October 1975, after having been fired from a similar job in a high school operated by the Universidad Nacional del Sur. He and three other high school teachers are still imprisoned in the Santa Rosa jail (Penal de Santa Rosa) in La Pampa province. (en http://foia.state.gov, Documento AR038B)

[15]  Documento AR169.

[16]  The information in this report is corroborated by a report from another Embassy contact who was a student inBahia Blanca in 1976.

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Opinión: Una historia en discusión.

                                                Una historia en discusión

Todos quienes somos reconocidos como argentinos tenemos incorporado al 25 de mayo de 1810 como la fecha del inicio de nuestra historia. Hoy se discute entre pensadores e investigadores si ese registro es correspondiente a la Historia Argentina, o hace una única referencia a un hecho sucedido en un lugar estratégico: el puerto de Buenos Aires.

En esa época el monopolio comercial establecido por los Borbones impedía a este territorio el aporte de materia prima al nuevo imperio británico, con las primeras formas de la revolución industrial, generando graves conflictos entre criollos y realistas siempre beneficiados desdela Hispaniaeuropea. En ese contexto se sumaban las ideas de la otra gran revolución con el soporte de los Ilustrados cuyo fundamento de Razón proponía Igualdad y Libertad, por eso un grupo de Vecinos de esa gran aldea comenzaron a organizar unas reuniones clandestinas para proponer el cambio de autoridades.

Habían llegado a estas tierras las noticias dela Abdicaciónde Bayona por el asalto de las fuerzas de Napoleón y la caída dela Juntade Sevilla, entidad rectora de los virreinatos hispanoamericanos. Entonces algunos “revolucionarios” porteños convocaron a un Cabildo Abierto el 22 de mayo, donde se decidió la creación de una Junta de Vecinos en reemplazo del Virrey, cuya autoridad no tenía respaldo jurídico ante la ausencia real enla Corona.

Los días siguientes fueron utilizados para negociaciones entre el Virrey y algunos representantes de la movida revolucionaria, donde Saavedra jefe del cuerpo de Patricios –el primer cuerpo armado de la patria integrado en su mayoría por milicias- encabezaba a ellos quienes no aceptaron las propuestas del entonces jefe del Virreinato del Río dela Plata, Baltasar Hidalgo de Cisneros.

Dentro de un clima social “caliente” en un clima geográfico natural templado y lluvioso se convocó para el viernes 25 de mayo, a través de unos “punteros” políticos armados  French y Berutti –encabezaban la LegiónInfernal-,quienes repartían unos brazaletes –Bartolomé Mitre dijo en su historia eran escarapelas celestes y blancas– identificando sus principios revolucionarios, a los seguidores quienes fueron a ubicarse frente al Cabildo a saber “lo que se trata”. En el primer piso del edificio comunal estaban reunidos algunos vecinos con el virrey y se decidió la formación de una Primera Junta de gobierno, formada por algunos destacados comerciantes, profesionales, militares y un sacerdote –Alberti-, quienes representaban a la burguesía comercial interesada en el “libre comercio”.

Este territorio luego identificado como las Provincias Unidas del Sur comenzaría a ser el escenario de la guerra por la Independencia, consolidada desde lo institucional en un lugar estratégico como el Tucumán en 1816. Hay que mencionar a Belgrano y San Martín como grandes héroes –al menos desde mi particular perspectiva- junto a los cuerpos de milicias y el ejército de granaderos, activos partícipes de esas guerras con el ejército realista en decadencia y retirada.

Pasarían más de 40 años con guerras civiles hasta que un grupo de dirigentes “nacionalistas” le darían forma constitucional, jurídica y territorial, sumado el vital y necesario aporte de la Educación Pública a la Identidad Argentina. Se incluía la decisión de tomar a esas fechas caratuladas como “Semana de Mayo” donde el viernes 25 de mayo aparecía en nuestra historia como el “día de la Patria”.

Como epílogo intento explicar que la decisión política en un momento clave y crítico para la formación dela NaciónArgentina, quienes encabezaban el gobierno decidieron fijar a ese suceso –algo anecdótico por supuesto- como histórico y el puntapié inicial de una Historia Argentina. Además de coincidencias y divergencias es inevitable tener en cuenta la importancia de la actual ciudad de Buenos Aires, el centro de aquellas decisiones que le han dado la forma actual a este nuestro país, integrado al mundo capitalista como exportador de materias primas, a pesar de algunos intentos de reparaciones económicas –modelo de sustitución de importaciones y privatización de servicios- aún le impiden una mayor y mejor proyección socio económica.-
Mario A. Higonet

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Pigüé: Numa Ayrinhac, el retratista oficial de Perón y Evita al que sus parientes radicales le negaron el saludo.

En una entrevista que se conserva, el hijo de Numa cuenta todos los detalles de cómo y por qué el genial artista pintó las imágenes más conocidas de Perón y Evita. Para no inmiscuirse en cuestiones políticas le dijo a Perón  que era de nacionalidad francesa y se negó a pedirle favores. «Evita no se quedaba quieta para ser retratada, pero él como buen militar permanecía firme», se recordó en un material imperdible.

El viernes, se cumplirán 61 años de la muerte de uno de los artistas que más ha hecho trascender el nombre de Pigüé. Hace más de 6 décadas se apagaba la llama de Numa Camille Ayrinhac, quien dejó como legado una obra maravillosa que se disfrutará por siempre. Pero la vida y obra de Numa, tuvo inesperadamente un ribete histórico y político que agranda aún más su figura. Porque el artista fue el retratista oficial de Perón y Eva Perón, habiendo pintado las imágenes de ambos que más se conocen. Su talento y algunas casualidades, hicieron que el pintor compartiera mucho tiempo con la pareja más importante de la historia política argentina.

Numa, había nacido en 1881 en Espalion, Francia, en pleno corazón del Aveyron. Tres años después, su familia se traslada a Argentina y se radica alternativamente en las ciudades de Pigüé y Buenos Aires. Sus primeros pasos en el arte los realiza de la mano de Ernesto de la Cárcova, en su taller de Buenos Aires, con quien luego viaja a Francia para ingresar en la Academia de Bellas Artes de París, donde durante nueve años sigue los pasos de Léon Bonnat, Luc Olivier, Jean Paul Laurens, en el famoso taller “La Grande Chaumière”.

Expone regularmente en el Salón de Paris y participa en diversos certámenes artísticos de la época. Miembro de la Sociedad de Artistas Franceses de Paris, obtiene rotundos y bien ganados triunfos en el arte pictórico. En 1914 lo sorprende la primera guerra mundial y resulta gravemente herido en el campo de batalla. De regreso a Argentina, contribuye a estrechar los vínculos culturales mediante la pintura: lleva a Francia nuestros gauchos y nuestros paisajes, y trae a Argentina su terruño medieval aveyronés.
Como retratista, pinta a las damas de la época y es convocado en diversas oportunidades por el Presidente Juan Domingo Perón para retratar a Evita, sus familiares y al matrimonio presidencial. Como paisajista, realiza paisajes y grandes composiciones. En 1949 es designado Director de Bellas Artes de la Provincia de Buenos Aires. Luego de una intensa y apasionada vida, fallece en Buenos Aires, el 23 de marzo de 1951.

Recuerdos de papá
Luis Ayrinhac,
hijo del genial pintor, relató cómo llegó su padre a ser el retratista de Perón y Evita. «Mi papá tenía un estudio en Buenos Aires al que concurría mucha gente pudiente, porque hacerse un retrato no es algo barato y generalmente lo hacía gente de poder económico. En esas circunstancias se presentó una señora de Duarte y mi papá le preguntó si tenía algún parentesco con Evita que estaba en ese momento en pleno apogeo y le dijo que era la madre, mi papá se sorprendió y le pintó el retrato lindísimo que tenía Evita en su casa» . « Cuando Perón vió ese cuadro se entusiasmó y dijo que quería que ese pintor lo pintara, entonces lo citaron a la residencia presidencial, lo pintó ahí. En ese entonces la residencia presidencial se encontraba donde está hoy la Biblioteca Nacional… Papá mezquinaba un poco,  porque había mucha política de por medio. Al conocer a Perón quedó muy entusiasmado con él, al final le dijo: no tengo nada que ver con la política argentina, soy de nacionalidad francesa, así que se limitó a pintar el cuadro», recordó Luis en una entrevista que forma parte de la web de la Fundación Ayrinhac.

Perón le cayó con muchísima simpatía al pintor. «Aunque mi padre no era partidario de su política, al conocerlo cambió radicalmente. Dice que era una persona de una gran simpatía, un gran poder de atracción que le gustaba la pintura porque él había pintado un poco. Entonces lo citó que fuera durante un mes y medio o dos meses los sábados de 15hs. a 16hs. Que Perón iba a posar para él, y mientras posaba conversaban». Esos cuadros del Presidente, Numa los pintó  en 1949/50.
Pero cuando terminó los cuadros de Perón, Eva  ella quiso hacerse un cuadro. «Con ella tenía dificultad para pintarla porque se movía mucho, porque atendía gente mientras posaba. En cambio Perón, como buen militar, se quedaba firme», explicó Luis.
A Evita, Numa la pintaba «también en la residencia presidencial, ellos vivían allí. La residencia de Olivos no sé si la habrán usado mucho, la vivienda de ellos era esa, que en este momento ya no existe, se demolió para construir la biblioteca nacional».

El primer retrato de Perón, se ve al mandatario con uniforme militar. «Estaba con una chaquetilla blanca de verano, después la pinta a Eva y por último quisieron que haga un cuadro de los dos, entonces aprovechando el modelo de los cuadros que había hecho anteriormente hizo un cuadro muy lindo en el que está Evita del brazo de Perón. Ese cuadro está en el museo de la casa de gobierno. Me comentaron que el cuadro está muy bien pero tiene un agujero del lado de Eva, que suponen que ha sido un sabotaje, o no saben, porque el cuadro de allí no salió. Hay otro cuadro que lo destruyen en la revolución del 55. Después de esos dos cuadros, aparecieron una serie de pedidos, la CGT y otros ministerios querían tener un cuadro de Eva, entonces papá pintó otro cuadro repetido. Entre ellos había uno que estaba en un barco que se llamaba Eva Perón, que era de la flota mercante y otro cuadro más donde está ella con un traje rosado muy lindo, yo no sé si lo tenía la familia o una hermana de ella, a ese lo quemaron durante la revolución del 55».
El libro «La razón de mi vida», de Eva Perón, lleva en la portada un retrato de Evita que también pintó Numa. «También ese es un cuadro que pintó papá pero ese no es el que destruyeron, no sé quien lo tendrá. Lo tenía una hermana de ella, Blanca Duarte Álvarez Rodríguez, y falleció», recuerda en ese reportaje Luis Ayrinhac, ya fallecido.
Para contar como anècdota que, «cuando los amigos de papá se enteraron que mi padre estaba haciendo eso, había cola de gente para pedir favores. Mi padre no accedió en nada, incluso ese cuadro a Perón no se lo cobró, porque decía que pintar al Presidente de la República, era un honor». En Pigüé, cuando corrió la noticia de que el pintor retrataba al Presidente, también hubo quienes pretendieron que Numa oficiara de mensajero ante el primer mandatario. «Fueron a verlo para que les haga algunos favores, había un personaje muy conocido de Pigüé que tenía dos autos que estaban en Montevideo y no los podía entrar, entonces le pidieron a papá si podía decirle, pero mi padre no quiso saber nada de pedirle a Perón».

Incluso, la familia de Numa, por ser de extracción radical,  le negaron el saludo por un año por lo menos, debido a que retrataba a Perón. Con el tiempo fueron cediendo, según relató Luis, agregando que, «a mamá, que primero no quería saber nada por el momento político que se vivía, al final le pareció bien porque era un honor para papá. Pero los hermanos de mi madre que eran acérrimos radicales le negaron el saludo por largo tiempo».

Numa falleció en 1951, por lo que los retratos de Perón y Evita «fueron los últimos trabajos de su vida porque después se comenzó a enfermar, murió de cáncer. Unos 3 o 4 meses antes, una hermana de Evita le trajo unos medicamentos de Estados Unidos para ayudarlo. Ahí se comenzó a sospechar que alguien de la familia de Eva estaba enfermo, pero hasta último momento no se supo de la enfermedad de Evita», recordó Luis en la citada entrevista donde cuenta la historia de alguno de los cuadros más famosos de su padre.

ESA MUJER
Seguramente pocas figuras de la historia argentina pusieron tanto esmero en construir su propia imagen como lo hizo Eva Perón.  La imagen de Evita fue terreno reservado a unos pocos y el pintor francés Numa Ayrinhac, eje de la muestra que se puede ver desde el miércoles pasado en el Museo de la Casa Rosada, fue uno de esos escasos elegidos que gozaron del privilegio de contribuir a la idealización de su figura.

Autor del único retrato oficial de Perón y Evita, pintado en 1948, el piguense Numa Ayrinhac rompe toda una tradición: nunca antes un presidente argentino se había hecho retratar junto a la primera dama, ni mucho menos se había permitido el lujo de sonreír a la posteridad. La pintura,  presenta a la pareja como un símbolo de elegancia y distinción. El, de impecable traje de gala y ella, con vestido de seda color manteca diseñado por Dior. Con todo, en 1947 realiza el retrato de Juana Ibarguren de Duarte, otro de los trabajos que integran la exhibición. La madre de Evita aparece sobriamente vestida de negro, con una expresión firme que busca acentuar el rol de aglutinante familiar que, se dice, ejerció. Ayrinhac también pintó a Juan Duarte, el polémico hermano de Eva Perón. En su imagen hay algo de compadrito que se deja entrever en la abertura del saco: ese signo de poder que ciertamente debieron ser la cadena de oro y el llavero con el escudo peronista.

Uno de los pocos lugares en que el artista se permite alguna libertad es en el juego de tonalidades del vestido de tafeta, diseño de Jacques Fath, que Eva Perón luce en ese otro retrato de 1948. El mismo que hace un par de años el empresario Carlos Spadone compró en una subasta y ahora está en la exhibición.
Allí, ella luce espléndida y sonriente, con la pose de siempre que marcaba la misma fuente fotográfica que reiteraba el pintor. Todo tal cual había sido previsto y definido antes de la gira europea de 1947. Entonces, tenía sólo 27 años y lució en todos los puntos de su itinerario como una auténtica reina.
Perón y Evita juntos y sonrientes,  esa mujer con vestido de gala o de amplia sonrisa y una rosa en el ojal en la tapa de la Razón de Mi vida; son algunas de las imágenes que Numa nos legò para siempre. Porque su pincel y su paleta, siguen haciendo historia a 61 años de su muerte.
(Reflejos)

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Opinión: A 44 años del asesinato del Che.

Por José Eduardo Fernandez Borzone. *

Un día cómo hoy, 9 de octubre, pero hace 44 años -tras haber sido herido en combate y capturado en la “Quebrada del Yuro” el día antes-en “La Higuera” (Bolivia) el ejercito Boliviano en colaboración con la CIA, era asesinado, a los 39 años, Ernesto “Ché” Guevara.

Una extraña mistura de arrogancia, sadismo, brutalidad (también intelectual), torpeza y cobardía, llevo a que la “Agencia” de los Estados Unidos montase un impresionante despliegue para que los distintos medios periodísticos del mundo se trasladasen hacia esa más que pequeña localidad Boliviana para que el “Cadáver del Che” quedare plasmado en las tomas fotográficas de la época.
A poco de andar y advirtiendo que, contra todos sus “pronósticos”, la obra e imagen del “Che” se arraigaba a pasos agigantados por todos los Continentes, desde USA, a través de la misma “Agencia” y con aquella misma “mistura”, siempre rauda y clandestinamente, durante décadas redobló “esfuerzos” para que el cuerpo de Ernesto Guevara no pudiese ser encontrado. Así, el “Che”, aún “muerto y sepultado” desde un sitio desconocido, como siempre, les continuaba –y continúa- ganándoles permanentemente el combate a los sicarios y estúpidos.
De entre las innumerables frases célebres del “Che”, escojo las siguientes: “La única lucha que se pierde es la que se abandona”. “Es mejor caminar descalzo, que robando zapatillas.”, pero por sobre todas ésta última. “Podrán cortar todas las flores….pero no pararán la primavera”.

A poco de conocida la noticia de su asesinato, en aquél octubre de 1967, Rodolfo Walsh, escribía:
“¿Por quién doblan las campanas? Doblan por nosotros. Me resulta imposible pensar en Guevara, desde esta lúgubre primavera de Buenos Aires, sin pensar en Hemingway, en Camilo, en Masetti, en Fabricio Ojeda, en toda esa maravillosa gente que era La Habana o pasaba por La Habana en el 59 y el 60. La nostalgia se codifica en un rosario de muertos y da un poco de vergüenza estar aquí sentado frente a una máquina de escribir, aun sabiendo que eso también es una especie de fatalidad aun si uno pudiera consolarse con la idea de que es una fatalidad que sirve para algo.
Lo veo a Camilo, una mañana de domingo, volando bajo en un helicóptero sobre la playa de Coney Island, asomándose muerto de risa y la muchedumbre que gozaba con él desde abajo. Lo oigo al viejo Hemingway, en el aeropuerto de Rancho Boyeros, decir esas palabras penúltimas : “Vamos a ganar, nosotros los cubanos vamos a ganar” . Y ante mi sorpresa: “I´m not a yankee, you know” .
Interminablemente veo a Masetti en las madrugadas de Prensa Latina, cuando ya se tomaba mate y se escuchaba unos tangos, pero el asunto que volvía era el de esa revolución tan necesaria, aunque hoy se presenta tan dura, tan vestida con la sangre de la gente que uno admirado simplemente quiso.
Nunca sabíamos en Prensa Latina, cuándo iba a venir el Che, simplemente caía sin anunciarse, y la única señal de su presencia en el edificio eran dos guajiritos con el glorioso uniforme de la sierra, uno se estacionaba junto al ascensor, otro ante la oficina de Masetti, metralleta al brazo. No sé exactamente por qué daban la impresión de que se harían matar por Guevara, y cuando eso ocurriera no sería fácil.
Muchos tuvieron más suerte que yo, conversaron largamente con Guevara. Aunque no era imposible ni siquiera difícil yo me limite a escucharlo, dos o tres veces, cuando hablaba con Masetti. Había preguntas por hacer pero no daban ganas de interrumpir o quizá las preguntas quedaban contestadas antes de que uno las hiciera. Sentía lo que él cuenta que sintió al ver por única vez a Frank País: sólo podría precisar en este momento que sus ojos mostraban enseguida el hombre poseído por una causa y que ese hombre era un ser superior. Yo leía sus artículos en “Verde Olivo”, lo escuchaba por TV: Parecía suficiente, porque Che Guevara era un hombre sin desdoblamiento. Sus escritos hablaban con su voz, y su voz era la misma en el papel o entre dos mates en aquella oficina del Retiro Médico.
Creo que los habaneros tardaron un poco en acostumbrarse a él, su humor frío y seco, tan porteño, debía caerles como un chubasco. Cuando lo entendieron, era uno de los hombres más queridos de Cuba.
De aquel humor se hacia la primera víctima. Que yo recuerde, ningún jefe de ejército, ningún general, ningún héroe se ha descrito a sí mismo huyendo en dos oportunidades. Del combate de Bueycito, donde se le trabo la ametralladora frente a un soldado enemigo que lo tiroteaba desde cerca, dice: “mi participación en aquel combate fue escasa y nada heroica, pues los pocos tiros los enfrenté con la parte posterior del cuerpo” . Y refiriéndose a la sorpresa de Altos de Espinosa: “no hice nada más que una retirada estratégica a toda velocidad en aquel encuentro” Exageraba él estas cosas, cuando todos sabían que acaba de recordar Fidel, que lo difícil era sacarlo del lugar donde hubiera más peligro. Dominaba su vanidad como el asma.
En esa renuncia a las últimas pasiones, estaba el germen del hombre nuevo que hablaba.
Guevara no se proponía como un héroe: en todo caso, podía ser un héroe a la altura de todos. Pero esto, claro, no era cierto para los demás. Su altura era anonadante: resulta más fácil a veces desistir que seguirlo, y lo mismo ocurría con Fidel y la gente de la Sierra. Esta exigencia podía ponernos en crisis, y esa crisis tiene ahora su forma definitiva, tras los episodios de Bolivia.
Dicho más simplemente: nos cuesta a muchos eludir la vergüenza, no de estar vivos porque no es el deseo de la muerte, es su contrario, la fuerza de la revolución, sino de que Guevara haya muerto con tan pocos alrededor. Por supuesto, no sabíamos, oficialmente no sabíamos nada, pero algunos sospechábamos, temíamos. Fuimos lentos, ¿culpables? Inútil ya discutir la cosa, pero ese sentimiento que digo está, al menos para mí y tal vez sea un nuevo punto de partida.
El agente de la CIA que según la agencia Reuter codeó y panceó a cien periodistas que en Valle Grande pretendían ver el cadáver, dijo una frase en inglés: “awright, get the hell out of here”.
Esta frase con su sello, su impronta, su marca criminal, queda propuesta para la historia. Y su necesaria réplica: alguien tarde o temprano se irá al carajo de este continente. No serán los que nacieron en él. No será la memoria del Che.
Que ahora está desparramado en cien ciudades entregado al camino de quienes no lo conocieron”.

* Abogado

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