Imposición o unidad, estrategias divergentes en el PJ santarroseño

Norberto G. Asquini

La elección para el Consejo de unidades básicas es una formalidad, pero el jorgismo, el marinismo y los demás sectores juegan a posicionarse para 2015 en una ciudad en la que el PJ luce fragmentado y disperso.
El Consejo de unidades básicas de Santa Rosa es una mera instancia partidaria formal dentro de la estructura del PJ. Sirvió como base para extender la ayuda social y clientelar en tiempos del marinismo o quedó virtualmente desactivada cuando se hizo cargo el vernismo en los últimos años.
Para el ciudadano común, hasta para muchos afiliados al justicialismo, su composición no le cambia nada a su vida cotidiana. Pero para la dirigencia santarroseña del peronismo, la disputa por ese espacio en las próximas semanas será uno de los últimos eslabones políticos de cara a las decisiones preelectorales del próximo año.

Pequeños movimientos.
En el PJ pampeano hay una tensa calma porque las definiciones parecen todavía lejanas. Debajo de la superficie, hay algunos movimientos que van en contrasentido: se habla tanto de unidad como de confrontación. La dialéctica a la que está habituado el PJ en la última década. Entre esas acciones apenas perceptibles observamos desde los que empiezan a preguntar en el jorgismo por quien sería el mejor candidato para enfrentar una interna, hasta el encuentro que preparan en Quemú Quemú Verna y Marín. Desde el viaje de vernistas y robledistas a esa localidad para reunirse el viernes con su intendente, Rodolfo Calvo, una verdadera “mano derecha” del senador, hasta el desaire de Jorge en el congreso provincial de Eduardo Castex a Verna y Marín al no acompañarlos en la foto y darle las espaldas al sentarse con los suyos.

El hecho político.
En este marco, por estas horas las reuniones o llamados se suceden entre los dirigentes del PJ santarroseño para conformar la lista, o las listas, de cara a las elecciones del 9 de noviembre para designar autoridades del Consejo de UB. Las decisiones urgen, porque este viernes cierran los plazos.
Luego de la bochornosa presentación de listas que obligó a bajar la nómina de unidad para la ciudad y quebró el acuerdo tejido a nivel local, la negociación a la que habían arribado las líneas mayoritarias se desmoronó y dejó a la vista la endeblez con la que había sido construida. Lo que no era una novedad.
El interés por esta elección menor no es porque los sectores y referentes internos quieran esos cargos partidarios por lo que significan. Es lo de menos. Lo que todos quieren es generar un hecho político al encabezar o conformar ellos el Consejo. El presidente de ese cuerpo estaría, virtualmente, al frente de la campaña local en 2015 y permanecería con un cargo partidario dentro de la ciudad en la próxima gestión. Pero también el ganar esa votación o imponer un nombre, en momentos de un PJ local fragmentado y disperso, hace asomar una pequeña ventaja sobre el resto de los competidores internos en la ciudad.

Condiciones, y condicionados.
Todos quieren, a su manera, una lista de unidad, pero con condiciones y condicionamientos que traban entendimientos mayores. El intendente Luis Larrañaga pretende ser el presidente y reflota la misma nómina que se quería presentar en septiembre, con nombres de todos los sectores, pero consensuados con él. Afirma que tiene más de 3.000 avales para respaldar su boleta y con esto quiere desalentar cualquier pretensión opositora.
Otro grupo, conformado entre otros por vernistas, lezcanistas y robledistas, había empezado a reunirse para enfrentar al intendente. La condición que ponen para una lista en conjunto es que Larrañaga no la encabece.

La base naranja.
Y, finalmente, está el marinismo que tercia en este marco. Algunos referentes de esa línea habían empezado a participar de las reuniones anti-Larrañaga. Pero ahora apuestan a más. Quieren que el diputado provincial Mariano Fernández sea el presidente del Consejo y que el resto se sume. Luego de las internas para unidades básicas, donde dos de sus dirigentes ganaron las suyas y hubo otros que obtuvieron lugares en las demás, vieron que tienen una base territorial como para disputar poder para 2015.
Convergencia Peronista, la tradicional línea del PJ provincial, hoy aliada al vernismo, comenzó a buscar su lugar en el mundo ante las elecciones de 2015. Santa Rosa sería así la base para disputar espacios en las próximas listas ante el vernismo y el jorgismo. Lanzan nombres como posibles precandidatos, sobre todo ante la posibilidad de que Verna finalmente no vaya y los deje boyando como en 2011 cuando se bajó de la postulación a gobernador.
También abona sus pretensiones cuestiones insalvables para una lista de unidad. Muchos marinistas observan que el jorgismo no abrió nunca el diálogo y hay heridas abiertas que no son fáciles de disimular y las referencias del gobernador sobre la oposición interna en el justicialismo le suenan a provocación. Y con Larrañaga, su avance sin contemplaciones ni rumbo fijo y sus referencias a dejar atrás a Marín le ganaron su enemistad. De hecho, se lo hacen pagar cuando pueden, como cuando estuvieron en la sesión del Concejo Deliberante en desafío al jefe comunal para apoyar el boleto gratuito para estudiantes que quería imponer la oposición.

Conclusiones a boca de urna.
Hablamos del hecho político que puede generar una votación que no dejará mucho más. Hay quienes además hacen otras lecturas de lo que pueda ocurrir en noviembre: si hay una elección interna, el vernismo-marinismo quiere ver cómo actuará Jorge y plantean que eso puede dar una idea de lo que ocurrirá en 2015 y si Compromiso Peronista está a la altura de plantear una interna. Que apoye mucho, poco o nada a Larrañaga indicará también si lo tiene o no en sus planes a futuro.
Por su parte, para Larrañaga quedar como cabeza del Consejo significará ratificar un liderazgo al que aspira hace tiempo. Lo declama, pero no puede plasmarlo en la realidad. Y también serviría para darle un poco de luz frente a otros competidores internos del jorgismo. Esto, junto a la concreción de obras públicas y otros anuncios en los últimos meses de su mandato, es la estrategia para ponerse adelante en Compromiso Peronista para disputar la sucesión de Jorge.
Para el vernismo-marinismo, que Larrañaga quede afuera significará un golpe para el jefe comunal y para el jorgismo. Pero también aventar cualquier posibilidad de que se convierta, el próximo año, en el jefe de campaña del PJ en Santa Rosa al quedar como titular de ese cuerpo.

 

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