El Servicio de Inteligencia Naval de Bahía Blanca y su rol en el Operativo Aráuz del 14 de Julio de 1976
Por Guillermo Quartucci
El Operativo Aráuz del 14 de julio de 1976, el de mayor envergadura llevado a cabo en La Provincia de La Pampa durante la larga y oscura noche del llamado Proceso de Reorganización Nacional, tiene su génesis en las denuncias de un grupo de vecinos de Jacinto Aráuz que consideraban al Instituto José Ingenieros, colegio secundario de la localidad, y a un puñado de sus docentes, como un centro de adoctrinamiento ideológico marxista que estaba siendo usado para a los jóvenes del pueblo y la zona. Esta situación, más otros hechos que se venían observando, sobre todo a partir del regreso a la democracia, en mayo de 1973, impulsaron a estos anacrónicos cruzados de la tradición y las buenas costumbres a elevar, en 1975, una serie de denuncias ante las autoridades militares de la Armada, estacionadas en Bahía Blanca, cuando la Subzona militar 14 todavía no había cobrado cuerpo. El Servicio de Inteligencia Naval (SIN) habría sido el primer organismo de inteligencia en investigar a los docentes del Instituto, en especial a los que provenían de la ciudad portuaria y de Punta Alta, sede de la base naval más importante del país. Por lo tanto, el significado del demencial Operativo Aráuz, que movilizó a un centenar y medio de uniformados de distintas fuerzas del “orden”, no se entendería en su real magnitud si no se dilucidara el papel central que la Armada y el SIN jugaron en este siniestro capítulo del terrorismo de estado cuyo objetivo era acabar con el flagelo de la subversión en el sudeste de La Pampa y su zona colindante en la provincia de Buenos Aires. Pero antes de entrar en el terreno del análisis del camino que tomó la delación de ese grupo de vecinos, habría que tratar de desmontar los mecanismos de poder ocultos detrás de una aparente cruzada moral que se aprovechaba de la paranoia antisubversiva instalada desde el corazón del poder en la Argentina. La Subzona 14 cumplió de manera ejemplar el trabajo sucio que le fuera encomendado por la inteligencia naval, que culminó con el copamiento del pueblo y el secuestro de una decena de personas, algunas de las cuales fueron trasladadas a Santa Rosa para ser alojadas en dependencias carcelarias de la ciudad. El siguiente análisis constituye un intento por desentrañar los mecanismos del poder corporativo que se pusieron en juego en una pequeña comunidad rural, a la vez que se propone demostrar que el Operativo Aráuz significó la materialización de una estrategia diseñada desde Bahía Blanca por la Armada, provocada por las denuncias de un grupo de notables del pueblo, utilizando a la Subzona 14 como mano de obra para llevar a cabo la faena.
En todos los tiempos y lugares el que expresa su verdad en voz alta, como la cree, lealmente, causa inquietud entre los que viven a la sombra de intereses creados.
(José Ingenieros)
El Operativo Aráuz del 14 de julio de 1976, poco difundido más allá de los límites de la provincia deLa Pampa, va a quedar en los anales del terrorismo de estado perpetrado en Argentina durante la última dictadura cívico-militar, como uno de los hechos más singulares de ese período sombrío de la historia del país: antes de que amaneciera en aquella fría mañana de invierno, un centenar y medio de tropas, integradas porla Policía de La Pampa, la Policía Federal y efectivos militares de la Subzona 14, coparon la pequeña población de Jacinto Aráuz, entonces de alrededor de dos mil habitantes, ubicada a tres kilómetros del meridiano 5 que marca el límite con la provincia de Buenos Aires, operativo que culminó con el establecimiento de un cerco de vehículos oficiales y de uniformados portando armas de todos los calibres alrededor del Instituto José Ingenieros, la escuela secundaria del pueblo, en momentos en que se iniciaban las tareas escolares, con cerca de un centenar de alumnos adentro y los docentes aprestándose a iniciar las clases.
Al mando del Operativo se encontraba el jefe dela PolicíadeLa Pampa, el mayor del ejército Luis Enrique Baraldini, bajo cuyas órdenes y estrategia se desplazaba un entusiasta grupo de tareas encargado de llevar hasta sus últimas consecuencias la faena del día: secuestrar, torturar y, eventualmente, asesinar, a los docentes del establecimiento que habían sido denunciados por un grupo de vecinos, desarticulando así una peligrosa célula de orientación marxista que comprometía seriamente la estabilidad de las instituciones y la pureza espiritual de los jóvenes.
El notable libro El informe 14,[1] de los periodistas pampeanos Juan Carlos Pumilla y Norberto Asquini, narra con bastante detenimiento los pormenores de aquellos hechos singulares como para repetirlos aquí, aunque cabría agregar que, en el momento en que fue publicado, quizá por la premura de dar a conocer lo acontecido en La Pampa, ante la inminencia del Juicio Oral por Delitos de Lesa Humanidad cometidos en la Subzona 14, se dejó de lado una línea de investigación que arrojaría una luz diferente sobre aquellos acontecimientos: la conexión entre el Operativo Aráuz y el Servicio de Inteligencia Naval (SIN) en su capítulo Bahía Blanca.
La prensa
El miércoles 21 de julio de 1976, el diario cómplice y apologista de la dictadura y vocero de la Marina, La Nueva Provincia de Bahía Blanca, ciudad distante 130 kilómetros de Jacinto Aráuz, una semana después de producidos los hechos, publicaba en la página 3 el siguiente cable que reproducimos textualmente:
LA PAMPA: SEIS MAESTROS DETENIDOS
SANTA ROSA, 20 (Télam)—Seis maestros que impartían enseñanzas “de acuerdo con patrones marxistas, buscando la deformación intelectual y espiritual de la adolescencia”, fueron detenidos durante un operativo antisubversivo realizado en la localidad de Jacinto Aráuz, a 190 kilómetros de aquí, informó hoy el comando de la subzona militar 14.
Los detenidos, junto a otros docentes que se encuentran prófugos, se desempeñaban en el Instituto Privado José Ingenieros de esa localidad, al que algunas denuncias sindicaron como “centro de la actividad subversiva de un grupo de personas vinculadas al quehacer docente en general”.
El comunicado difundido esta tarde por el Comando Militar expresa textualmente: “Los días 15 y 16 del corriente,[2] efectivos del Ejército y la policía realizaron diversas operaciones en la localidad de Jacinto Aráuz como consecuencia de una larga investigación motiva [sic] por denuncias y hechos que señalaban a esa localidad como centro de la actividad subversiva de un grupo de personas vinculadas al quehacer docente en general.
“En la ocasión fueron detenidas las siguientes personas: Samprón, Carlos José; Alvarez, Angel Julián; Berton, Samuel; Pozo Grados, Víctor Aldo y Carlino, Luis Valentín.
“Las nombradas junto a otras que se encuentran prófugas en su mayoría pertenecientes –en calidad de docentes- al instituto privado ‘José Ingenieros’, habían cambiado hacía un largo tiempo la orientación y programática de la enseñanza llevando a su accionar a impartirlas de acuerdo con patrones marxistas, buscando al deformación intelectual y espiritual de la adolescencia”.
Por su parte, la edición del mismo día del diario porteño La Nación, en la página 5 publicaba, con alguna variante, la misma noticia, mostrando de esta manera la trascendencia, más allá de lo regional, del Operativo Aráuz.
Confirman la detención de 5 docentes
SANTA ROSA – La detención de cinco docentes del Instituto Privado José Ingenieros de Jacinto Aráuz, de nivel secundario, fue confirmada oficialmente, y se indicó que el operativo, efectuado por fuerzas conjuntas en esa localidad pampeana, fue motivado por diversas denuncias y hechos que señalaban a Jacinto Aráuz como centro de actividad subversiva de un grupo, algunos de cuyos integrantes –se estima- provenían de Bahía Blanca.
Los efectivos del Comando Subzona 14 detuvieron y trajeron a esta ciudad a 8 personas, de las que cinco quedaron alojadas enla Colonia PenalU. 4 y fueron identificadas como Carlos José Samprón, Angel Julián Alvarez, Samuel Bertón, Víctor Aldo Pozo Grados y Luis Valentín Carlino. […]
Dejando de lado la discrepancia entre ambas publicaciones en cuanto al número de detenidos (La Nación es la que está en lo correcto), hay una coincidencia en lo que se refiere a las circunstancias que derivaron en el Operativo: las denuncias y hechos que señalaban a Jacinto Aráuz como centro de actividad subversiva, producto de una larga investigación, según el diario La Nueva Provincia. La Nación, por su parte, agrega un dato que no aparece en la publicación bahiense: algunos de los integrantes del grupo subversivo provendrían de Bahía Blanca.
¿Cuáles serían las razones por las cuales un operativo antisubversivo llevado a cabo a una perdida localidad pampeana tuviera un lugar destacado en la prensa local, regional y nacional? ¿Qué fuerzas se estarían moviendo detrás de la obvia intervención de las fuerzas militares de la Subzona14 señalada en los cables? ¿A qué se refiere La Nueva Provincia cuando habla de una larga investigación? ¿Qué relevancia podría tener el hecho de que algunos de los detenidos provinieran de Bahía Blanca, como señala La Nación? ¿Fue el Operativo Aráuz una consecuencia del golpe militar del 24 de marzo de 1976, que, de no haber ocurrido éste, se podría haber resuelto de otra manera? Y no menos importante, ¿cuál serían las verdaderas razones que se ocultaban detrás de las denuncias de algunos de los vecinos? Comencemos por intentar despejar esta última interrogante.
La micro corporación facho-capitalista de una aislada comunidad rural
Cada fascismo se define por un microagujero negro,
que vale por sí mismo y comunica con los otros
antes de resonar en un gran agujero negro central generalizado.
(Mil Mesetas, Deleuze & Guattari, Pre-Textos, 2002, p. 219)
En 1975, Jacinto Aráuz contaba con una población de alrededor de dos mil almas. El núcleo duro de su economía, como había sido desde la fundación del pueblo, en 1901, se basada en el campo: cría de ganado, cultivo de cereales, acopio de granos y molino harinero. En 1975, una cooperativa (Nuestra Casa) aglutinaba a los productores rurales, entre los cuales había jerarquías, de acuerdo con la magnitud de la riqueza. Ricardo Rostán era uno de estos barones semifeudales, la cara visible y voz cantante de un grupo de chacareros influyentes que controlaban, además de la economía, el poder político del pueblo, o sea, el municipio, desde siempre y con contadas excepciones (Yolanda Miguel, por ejemplo, la intendenta peronista destituida por el Golpe), en manos de una persona sumisa y carente de iniciativa. El poder espiritual se repartía entre la iglesia católica y la iglesia valdense prácticamente por partes iguales. La comunidad valdense estaba dividida en dos facciones: la conservadora (mayoritaria) y la progresista. Entre los conservadores se encontraba Ricardo Rostán, el barón mencionado, dueño de considerable extensión de tierra y miembro del Consistorio, concejo de ancianos que rige esa comunidad religiosa. Los valdenses progresistas, con el pastor Carlos Delmonte a la cabeza -secundado por un mecánico de amplia cultura e inquietudes sociales (Samuel Bertón)-, fueron el motor que dio impulso a la creación, en 1970, del colegio secundario al que denominaron con cierta pretensión “Instituto” y bautizaron como “José Ingenieros”, en honor del insigne pensador argentino. De igual manera, los católicos estaban divididos en tradicionalistas y progresistas (minoritarios), estos últimos guiados por el padre Valentín Bosch, cura de la zona.
El diseño del pueblo se había adaptado a estas dos confesiones: los lugares de culto de católicos y valdenses se encontraban separados por las vías del ferrocarril con destino a Bahía Blanca que dividían al pueblo; también había dos plazas y dos clubes deportivos, que se ubicaban, como los edificios religiosos, a ambos lados del ferrocarril. Nunca habían cesado totalmente los roces provocados por semejante estructura, pero a partir de 1973, con el regreso de la democracia, esa rivalidad parecía estar quedando atrás. Es decir, a partir de la brevísima primavera de Cámpora y su prodigiosa liberación de energía, después de lustros de gobiernos autoritarios de facto, se empezaron a observar síntomas de que las cosas estaban empezando a cambiar, aun en el aletargado Jacinto Aráuz: la iglesia valdense y la iglesia católica habían reflotado el diálogo, amparadas en el concepto de “ecumenismo” que se instaló por esos días. De un lado estaba el pastor valdense Carlos Delmonte y del otro el padre Valentín Bosch, ambos cultores de la Teologíade la Liberación.Estasituación condujo a que la liturgia navideña se celebrara conjuntamente al aire libre, los coros religiosos estuvieran integrados por chicos y chicas de ambas confesiones, y que también los grupos de scouts fueran mixtos. Ésta fue primera señal de alarma para quienes veían en este intercambio de ideas y proyectos compartidos un peligro para sus intereses económico-políticos, favorecidos por una división de décadas, los mismos intereses que habían estado en el centro de la Masacre de 1921 perpetrada contra los bolseros anarquistas, en complicidad con los poderes conservadores instalados en Bahía Blanca.[3]
Otro factor que desvelaba a la pirámide corporativa local era el Instituto José Ingenieros, que, con la incorporación de Carlos Samprón como director, conjuntamente con los vecinos que apoyaban su gestión, comenzó a echar a andar modestos proyectos de procesamiento de la producción agrícola, con miras a evitar que en el futuro los jóvenes no vinculados a la propiedad de la tierra siguieran emigrando en busca de mejores horizontes, impulsando de esta manera la diversificación de la economía local. Así, para el poder establecido, el colegio secundario se transformó en un factor más de irritación ante lo que consideraba una amenaza para sus consuetudinarios privilegios. Poco antes de fallecer, Samuel Bertón recordaría: “Nunca nos perdonaron que quisiéramos hacer posible que todo el mundo estudiara y progresara”, a lo que Rostán habría replicado: “Si todos van a estudiar, ¿quien va a trabajar [para nosotros, habría que agregar]?”.
Eran, pues, diversos factores los que encendieron la luz roja de la corporación de vecinos, alineada detrás del poder económico de Rostán y los chacareros más ricos: el que sería intendente de facto Adolfo Forestier, a partir de marzo de 1976; la directora de la escuela primaria número 33, junto con su esposo; un farmacéutico del MID; un contador público; un veterinario, y una variopinta fauna de personas con intereses en la pirámide corporativa. Cabría agregar, como dato significativo, que “al final del Operativo, el intendente de la localidad [Adolfo Forestier] invitó al personal militar a un asado, a pedido de la mayoría de los vecinos, en agradecimiento porque habían hecho retornar la tranquilidad al pueblo”. [4]
Otro obstáculo a derribar lo constituiría la jefatura de policía local -tradicionalmente alineada con el poder- que había caído en manos de un individuo (Vito Constantino Maccarini) a quienes los vecinos miraban con recelo porque mantenía una cordial relación con los profesores del Instituto llegados de Bahía Blanca y con un ex preso político, Pedro Schimpfle, instalado en el medio, que había recuperado la libertad tras la amnistía de Cámpora. Después del golpe, puntualmente denunciado por los vecinos ante el poderoso jefe dela PolicíaPampeana, Luis Enrique Baraldini, cuando el Operativo estaba por consumarse, Maccarini fue sustituido por el comisario Miguel Gauna, quien colaboró de manera muy entusiasta en la represión de los días 14, 15 y 16 de julio de 1976.
Como se ve, son varios los factores que impulsaron al establishment local, afectado con la paranoia de que su poder se veía seriamente amenazado, a denunciar a los subversivos. Es a este grupo de personas y a este cuadro de situación a a los que se refieren los cables publicados en La Nueva Provincia y La Nación cuando hablan de “diversas denuncias y hechos”.
La conexión bahiense
Carlos José Samprón, el primero de la lista de detenidos, según La Nueva Provincia y La Nación, era, como ya se dijo, el rector del Instituto José Ingenieros. Nativo de Necochea, había estudiado en la Universidad Nacional del Sur (UNS), en Bahía Blanca, donde se graduó con el título de Ingeniero Agrónomo. Durante 1974 había sido director dela Escuela de Agricultura y Ganadería, dependiente dela UNS, pero la llegada de Remus Tetu como rector-interventor, en 1975, que significó la destitución de decenas de docentes y personal administrativo -amén de los actos de violencia, pillaje y asesinatos que se sucedieron en su ámbito durante su breve, pero no por ello menos criminal administración-, también alcanzó a Samprón, que de pronto se encontró en la calle con una familia recién formada a su cargo. Fue entonces que surgió la posibilidad de ir a trabajar a la localidad pampeana de Jacinto Aráuz, donde fue nombrado rector del colegio secundario. Con él llegaron María Antonieta Lebed, su entonces esposa, con estudios de filosofía y pedagogía, y Ángel Julián Álvarez, originario de Punta Alta, ingeniero agrónomo, compañero de carrera de Samprón, quienes también se incorporaron al plantel docente del Instituto José Ingenieros. Stella Maris Barraza, quien no gozaba de la simpatía de los padres de los alumnos, también proveniente de Punta Alta y egresada del Instituto Juan XXIII de Bahía Blanca, ya se encontraba en el colegio, teniendo a cargo la materia Estudio dela Realidad Social Argentina (ERSA), que entonces formaba parte de los programas.
Como en toda comunidad pequeña y apartada, no acostumbrada a la diversidad cultural que se observa en las ciudades, mirando con suma desconfianza todo lo que proviniera de afuera, las fuerzas vivas del pueblo no vieron con buenos ojos, desde un primer momento, a los que habían llegado de Bahía Blanca y Punta Alta.
A comienzos de octubre de 1975 se produjo un hecho que hizo sonar la alarma entre los padres de los alumnos del Instituto: la profesora de ERSA había encargado como tarea la redacción de una monografía sobre Manuel Negrín, miembro del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), oriundo de Jacinto Aráuz, que por esos días había sido abatido en Tucumán, en el Operativo Independencia comandado por el sanguinario general Adel Vilas que después pasaría a desempeñarse como segundo comandante en jefe del Regimiento V de Ejército de Bahía Blanca y cabeza máxima de la Subzona5. Para que los alumnos se informaran, Barraza había recomendado como lectura una nota referida al abatimiento de Negrín publicada en la revista Gente de Buenos Aires. Ante este hecho, y otros[5] que se venían sucediendo en un pueblo que parecía despertar de un prolongadísimo letargo provinciano, a partir del regreso a la democracia, en 1973, la irritación de los que se sentían custodios de la tradición fue aumentando de temperatura: reuniéndose en esa especie de Jabonería de Vieytes al revés que era la farmacia de Munuce, el grupo de notables conspiraba para encontrar el camino más expedito para sacarse de encima a los revoltosos que habían llegado para alterar la armonía de la comunidad.
Mediante la intercesión de una persona de Aráuz que tenía vínculos familiares en Bahía Blanca relacionados con Marina,[6] Ricardo Rostán –a quien los informes de inteligencia dela Subzona 14 que recogen sus denuncias denominan “persona de reconocida solvencia y hombre de bien”-, se dirigió a la ciudad portuaria para solicitar que se investigara a los que provenían de afuera, particularmente de Bahía Blanca y Punta Alta, al tiempo que instrumentaran los medios para acabar con los problemas planteados por estos forasteros. Es así como el aparato de inteligencia dela Armada, el poderoso SIN (Servicio de Inteligencia Naval), comenzó a reunir información sobre los denunciados a los efectos de elaborar una lista que eventualmente, una vez producido el golpe, se usaría para reprimirlos.
La Subzona 14
Jacinto Aráuz, si bien pertenece administrativamente a la provincia de La Pampa, desde sus comienzos, a principios del siglo XX, ha estado gravitando en la órbita de Bahía Blanca, por su mayor cercanía (Santa Rosa está a 190 kilómetros) y por contar con una mejor infraestructura comercial y de servicios.[7] Era natural, entonces, que los notables de Aráuz recurrieran a Bahía Blanca en busca de ayuda para dar solución a la grave situación que se presentaba. Por otro lado,la Subzona 14 apenas estaba dando sus primeros balbuceos: creada el 28 de octubre de 1975 por la directiva del Ejército número 404/75, quedó bajo órbita operacional del Primer Cuerpo de Ejército con asiento en Capital Federal, con las fuerzas policiales y de seguridad provinciales subordinadas a los militares de la jurisdicción. En el Regimiento 101 de Toay estaba ubicada la sede de la inteligencia militar, donde se procesaba la información recibida de diversas fuentes y se la incorporaba a los archivos. El mayor Luis Enrique Baraldini, hasta su nombramiento como jefe dela Policía deLa Pampa, no bien ocurrido el golpe del 24 de marzo, servía de enlace entre esta entidad y el “área reservada” instalada en el primer piso dela Seccional Primera de la policía provincial, en Santa Rosa, también encargada de tareas de inteligencia. A las oficinas de Toay llegaban asimismo los informes del SIDE y del SIN de la Armada, como se verá más adelante.
Esta nueva estructura de inteligencia, ni lerda ni perezosa se pone inmediatamente manos a la obra y en lo que se refiere a los hechos que nos interesan, la primera visita de los agentes de inteligencia a Jacinto Aráuz se produce entre el 12 y el 15 de enero de 1976. En la Causa 482/76, caratulada “Samprón, Carlos; Álvarez, Ángel; Pozo Grados; Víctor, Carlino, Luis s/ supuesta infracción ley 20840”, depositada en el Juzgado Federal de Santa Rosa, están documentadas las pericias de inteligencia de esta primera misión realizadas en Villa Iris, Jacinto Aráuz y General San Martín con el título “Informe relacionado con la comisión ordenada por el comandante dela Subzona14 región sudeste provincia deLa Pampay Buenos Aires”. En este informe, se recogen las entrevistas a personas del lugar, en especial de Jacinto Aráuz y General San Martín, que se refieren a las supuestas actividades subversivas que tendrían como centro el Instituto José Ingenieros, con un grupo de docentes como activos protagonistas, alrededor de los cuales se mueven otras personas sospechadas de extremistas.
Este misión de inteligencia, sin embargo, no se habría producido por iniciativa dela Subzona14, ni porque las denuncias de los vecinos de Jacinto Aráuz hubieran sido dirigidas a ella, sino que más bien respondería a las directivas llegadas de Bahía Blanca, concretamente del SIN, que desde hacía tres meses había empezado a acopiar información a solicitud de los vecinos de Aráuz.
En la misma Causa 482/76 hay otro documento que muestra con claridad el papel central que la inteligencia naval estaba jugando en las etapas previas al Operativo. El 24 de mayo de 1976, un informe secreto proveniente de Buenos Aires, con información suministrada por el SIN, recala en el Destacamento de Exploración Caballería Blindada 101 (Toay), Subzona 14. Este informe consta de tres puntos, que aquí se reproducen de manera textual:
1. En la escuela secundaria de la localidad de Jacinto Aráuz, durante el año 1975, la profesora de ERSA hizo redactar a sus alumnos una monografía sobre el guerrillero muerto Negrín, nacido en Jacinto Aráuz, lo cual provocó descontento entre los padres al punto de que algunos dudaban en seguir mandando a sus hijos al colegio. 2. El rector del Instituto José Ingenieros no hizo nada al respecto. 3. El cura párroco efectuaría reuniones en las afueras de Jacinto Aráuz con integrantes de la denominada Iglesia Valdense.
¿De dónde provendría esta información si no de las primeras denuncias que la comunidad de notables de Aráuz habría formulado en Bahía Blanca, cuando todavía no se había materializadola Subzona14?
Como respuesta a este llamado de atención del SIN a la inteligencia deLa Pampa,la Subzona14 reacciona con presteza, y una de sus primeras acciones, con la intervención de Baraldini, el artífice del entramado urdido en Santa Rosa, es sustituir, en junio de 1976, al comisario de policía de Jacinto Aráuz, Vito Ángel Constantino Maccarini -a quien consideraba no sólo un inepto, si no algo más grave, un “amigo” de los revoltosos-, por Miguel Gauna, personaje muy cercano a Baraldini y el grupo de tareas.
La otra reacción inmediata de Baraldini es enviar una nueva misión de inteligencia, entre el 10 y el 12 de junio de 1976. En esta ocasión, los vecinos del pueblo que se reunían en la farmacia de Munuce para conspirar y hasta entonces no habían manifestado, sino por lo bajo, sus juicios acerca de lo que estaba ocurriendo en el Instituto José Ingenieros, hablan abiertamente con los enviados de la inteligencia pampeana. En las Causa 482/76 están mencionados los nombres y apellidos de estas personas, así como lo que manifestaron a sus entrevistadores. Ricardo Rostán, el cabecilla, después de denunciar como “zurdos” a varias personas del pueblo (el pastor valdense Delmonte, que ya no estaba; un joven médico paraguayo de apellido Bogado que ya tampoco estaba; los integrantes de la comisión administrativa del Instituto, en especial Samuel Bertón) afirma lo siguiente: “Logramos establecer que ambos [Samprón y Álvarez] habían tenido militancia izquierdista dentro de la universidad [del Sur]. […] Se tiene conocimiento de que el rector del Instituto anteriormente se había desempeñado como director de la Escuela de Agricultura y Ganadería de Bahía Blanca y habría sido expulsado por marxista. Se tiene conocimiento de que Pedro Schimpfle se habría ausentado definitivamente hacia Bahía Blanca y trabajaría de camionero”. ¿De dónde logra establecer Rostán (no es muy factible que haya sido una investigación propia) esta información de gente ajena al medio sino de la inteligencia de la Marina? ¿No enmascara la expresión se tiene conocimiento que la información habría sido proporcionada por el SIN vía el contacto local en Aráuz?
Con estas acciones, el terreno para el Operativo del 14 de julio estaba casi allanado, aunque todavía faltaban dos hechos por demás significativos: la llegada a Jacinto Aráuz de un par de supervisores/inspectores procedentes de Buenos Aires, cuya misión era efectuar un diagnóstico de lo que estaba pasando en la escuela. Los enviaba la Superintendencia Nacionalde Educación Privada (SNEP), dependiente del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación, controlado por la Armada.[8] Dentro de este ministerio, después del golpe, se habían creado dos nuevas dependencias: el área de Recursos Humanos yla Asesoría de Comunicación Social, que fueron las que diseñaron y ejecutaron el plan de control ideológico en el ámbito educativo durante la dictadura. En estas dependencias, subvencionadas con fondos reservados, laboraban agentes de inteligencia cuya misión era infiltrarse en escuelas y universidades, públicas y privadas, para detectar “subversivos”. De 1976 a 1978, el control de estas operaciones estuvo a cargo de un representante dela Armada, el contralmirante Enrique Carranza.
Es este contralmirante el que envía a Jacinto Aráuz a los dos “supervisores” arriba mencionados. El primero, Francisco Olmedo, lleva a cabo su labor de espionaje, sin mayor disimulo, entre los días 5 y 7 de julio, durante los cuales, además del colegio, irrumpió de manera descarada, con la anuencia de la policía local comandada por el comisario Miguel Gauna y del intendente de facto Adolfo Forestier, en los domicilios del rector Samprón y algunos de sus colaboradores para inspeccionar sus bibliotecas privadas.
Cumplida esta misión de inteligencia, el 12 de julio, dos días antes del Operativo, llega el segundo supervisor, Jacinto Salvador Cossy Isasi, quien se limita a visitar el colegio, mantener entrevistas con los alumnos, revisar la pequeña biblioteca escolar y analizar los programas de estudio, en especial el de literatura que impartía la profesora Estela Estévez, también proveniente de Bahía Blanca, y en el que señala a autores a quienes considera de extrema peligrosidad, como Cortázar, o sospechados de extranjerizantes (sic), como Borges, etc.
Como resultado de estas visitas, los informes elaborados por ambos supervisores son enviados a las autoridades del SIM, la Subzona14 y el SIDE.,[9] para ser incorporados a la investigación por infiltración ideológica que se venía haciendo desde octubre de 1975 con los resultados previstos de antemano: dicha infiltración ideológica es avalada por una serie de evidencias imposibles de soslayar -que aquí se omitirán porque escapan al objetivo de este trabajo- cual es demostrar que el Operativo Aráuz fue la culminación del trabajo de inteligencia iniciado porla Armada antes de la creación dela Subzona 14.
La misma semana de la llegada de los supervisores, el intendente de facto de Jacinto Aráuz, Adolfo Forestier, se reunió con el Subsecretario de Gobierno de La Pampa, coronel Olascoaga, y con el Director de Educación de la provincia, Juan J. E. Zamudio, quienes le informaron de un operativo importante que se iba a llevar a cabo relacionado con las actividades subversivas que se habían detectado en el pueblo, en especial en el colegio secundario.[10]
Producido el Operativo el 14 de julio de 1976, con las consecuencias conocidas, hacia fines de septiembre de ese año, los profesores que habían sido secuestrados,[11] algunos liberadas al cabo de algunas horas; la esposa del rector aislada varios días en su domicilio con sus hijos (el segundo recién nacido); los tres docentes alojados en penales de Santa Rosa, además de uno que se había fugado,[12] estos profesores reciben una resolución del Ministerio de Cultura y Educación de fecha 14 de septiembre de 1976, donde se les informa lo siguiente:
Mediante Resolución No. 3202 del Ministerio de Cultura y Ecuación, visto lo dispuesto porla LeyNo.21.381, y considerando que existen razones de seguridad para ello, el Delegado de la Junta Militara nte el Ministerio de Cultura y Ecuación, resuelve: Declarar inhabilitado/a para desempeñarse en establecimientos enseñanza privada, a [nombre], profesor/a del Instituto “José Ingenieros”.
La baja, dispuesta por el apartado 1º de la presente Resolución, no dará derecho a indemnización, por ser considerada causa de legítimo despido, de acuerdo a lo establecido en el Art. 2º. De la LeyNo.21.381.[13]
Para que no quepan dudas acerca del papel de la Armada, la resolución está firmada por el contralmirante Enrique Carranza, delegado de la Junta Militar ante el Ministerio de Cultura y Educación, y fue comunicada a los docentes despedidos por la ley llamada de prescindibilidad” el 24 de septiembre de 1976, por carta firmada por el representante legal del Instituto “José Ingenieros” P-34 de Jacinto Aráuz, Aldo Idoeta.
Pero el más importante indicio de la conexión entre el Operativo Aráuz con Bahía Blanca se revelaría años más tarde, con la desclasificación de los documentos quela Embajadade Estados Unidos enviaba al Departamento de Estado en Washington entre los años 1975 y 1984, relacionados con el terrorismo de estado instaurado por la dictadura.
El Operativo Aráuz y los documentos desclasificados del Departamento de Estado
El archivo desclasificado del Departamento de Estado consta de 4677 documentos que recogen toda la información que la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires enviaba a Washington entre los años 1975 y 1984, referidos a la época más sombría de Argentina: involucran a la TripleA, el Plan Cóndor, el Mundial de Fútbol, el amago de guerra con Chile,la Guerrade Malvinas y aun el inicio de la democracia recuperada, etc., aunque no incluyen los documentos relacionados conla Centralde Inteligencia (CIA). El archivo fue entregado al canciller argentino de entonces (Carlos Ruckauf) el 20 de agosto de 2002 por Colin Powell, secretario de Estado de la administración Bush, pero la tarea de desclasificación había comenzado con la secretaria de Estado de Bill Clinton, Madeleine Albright, en el año 2000.
Estos documentos demuestran que la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires y el Departamento de Estado en Washington mantenían una comunicación fluida con los militares antes del golpe, y que estaban al tanto de que las violaciones a los derechos humanos se incrementaron con la llegada de los militares al poder en marzo de 1976, como lo revelan las conversaciones que los funcionarios de la embajada mantenían con altos cargos de la dictadura que justificaban la represión ilegal. Asimismo, los documentos revelan que la embajada norteamericana contaba con informantes locales en casi todala Argentina, en verdaderas operaciones de inteligencia que pasaban desapercibidas a casi todos los involucrados en los hechos.
En lo referente al Operativo Aráuz del 14 de julio de 1976 hay un documento desclasificado muy significativo, referido a la operación de limpieza ideológica llevada a cabo por Adel Vilas enla UniversidadNacionaldel Sur de Bahía Blanca, comunicada ampliamente por la prensa de la época y en especial porLa NuevaProvinciadel 6 de agosto de 1976. Después de hacer una reseña de la conferencia de prensa de Vilas y de lo informado por los medios, el documento pasa a ocuparse de los hechos acaecidos en Jacinto Aráuz y lo hace de la siguiente manera:
Ramificaciones del juicio en Bahía Blanca:
En julio de 1976, simultáneamente con los arrestos en Bahía Blanca, el rector y seis o siete profesores de una secundaria estatal en el pueblo de Jacinto Aráuz, en la provincia de La Pampa, a unos 300 kilómetros de Bahía Blanca, fueron arrestados y acusados de “infiltración ideológica” (La NuevaProvincia, Bahía Blanca, 19/07/1076). Carlos Zamprón, rector de la secundaria, estaba en su cargo desde octubre de 1975, después de ser despedido de un cargo similar en una escuela administrada por la Universidad Nacional del Sur. Él y otros tres profesores de la escuela todavía están presos en la cárcel de Santa Rosa (Penal de Santa Rosa) en la provincia de La Pampa.[14]
Como puede observarse, hay varios errores: el apellido Samprón con Z; la distancia entre Jacinto Aráuz y Bahía Blanca, que es de 130 km.; la secundaria “estatal”, que era en realidad “privada”; la fecha de inicio de Samprón como rector del Instituto José Ingenieros, que se produjo a partir de marzo de 1975; la fecha de publicación de la noticia en La Nueva Provincia, que como se vio arriba fue el 21 de julio de 1976, errores menores que no cambian significativamente el sentido del texto. Lo que sí resulta por demás significativo es lo que el documento informa y que no había sido publicado ni por La Nueva Provincia ni por La Nación acerca del operativo: que lo sucedido en Aráuz fuera una “ramificación del juicio en Bahía Blanca que siguió a las denuncias de Vilas; que Samprón hubiera sido “despedido de un cargo similar en una escuela administrada por la Universidad Nacional del Sur”; que los detenidos de Aráuz hubieran sido acusados de “infiltración ideológica”, expresión usada por Adel Vilas para referirse a decenas de docentes de la Universidad del Sur en su conferencia de prensa del 4 de agosto de 1976, ampliamente recogida por La Nueva Provincia en su edición del día siguiente y por todos los medios nacionales, sin excepción.
Sin lugar a dudas, además de lo que publicaban los diarios, la inteligencia de la embajada norteamericana tenía sus propios informantes, como es lógico suponer en una superpotencia imperial que durante décadas se ha destacado en ese terreno a nivel planetario. ¿Quién informaba en Bahía Blanca? En un documento desclasificado del 8 de agosto de 1978,[15] hay una referencia sintomática: después de referirse a hechos acaecidos en Bahía Blanca que ahora no vienen al caso, el último párrafo dice textualmente: “La información de este reporte es corroborada por el reporte de otro contacto de le embajada que era un estudiante en Bahía Blanca en 1976”.[16] Esto confirma que la embajada tenía informantes y que en 1976, cuando se produce el Operativo Aráuz, el que informaba era un estudiante. Lo que difícilmente lleguemos a saber algún día es de quién se trataba.
Así, como muestra el documento desclasificado referido a los hechos del 14 de julio de 1976, a la inteligencia de la embajada de Estados Unidos en esos años no le cabía ninguna duda de que el Operativo Aráuz formaba parte de las acciones represivas llevadas a cabo en la esfera de influencia de Bahía Blanca.
Habrá pues que seguir investigando para llegar al fondo de este penoso acontecimiento que cubrió de ignominia, no sólo a la provincia de La Pampa y a Bahía Blanca, sino, y por sobre todas las cosas, al pueblo de Jacinto Aráuz, que al cabo de 36 años se sigue negando a contar la verdadera historia de lo ocurrido en aquella fría mañana de invierno de un miércoles 14 de julio de 1976. ¡Memoria, Verdad y Justicia!
Ciudad de México, Julio de 2012.
[1] Norberto G. Asquini y Juan Carlos Pumilla, En informe 14. La represión ilegal en la Pampa, 1975-1983, Santa Rosa (La Pampa), Editorial Voces, 2008.
[2] En realidad, los días 14, 15 y 16 de julio, 72 horas en que la población de Jacinto Aráuz fue sometida en su casi totalidad al terrorismo de estado.
[3] Véase La masacre de Jacinto Aráuz, en Osvaldo Bayer, Los anarquistas expropiadores y otros ensayos, Buenos Aires, Río deLa Plata, 2008, pp. 67-84.
[4] Palabras del represor Roberto Esteban Constantino durante la declaración indagatoria en su defensa en el juicio oral Subzona 14-I, Santa Rosa, 18/10/2010.
[5] En 1973, jornadas de reflexión y tareas comunitarias compartidas por alumnos del Instituto José Ingenieros y alumnos provenientes de Buenos Aires auspiciadas por la iglesia valdense; los sermones y boletines del padre Bosch en los que se refería a los vientos de cambio que soplaban y al compromiso social que traían aparejados; la presencia en Jacinto Aráuz de un ex combatiente de izquierda que había salido de la cárcel en 1973 gracias a la amnistía de Cámpora; la presencia asimismo de algunos jóvenes de la zona que estudiaban o habían estudiado en Bahía Blanca, Rosario oLa Plata, y que despertaban comentarios por su aspecto (barba y pelo largo, por entonces sinónimo de “subversivo”) y las ideas políticas que se suponían asociadas a esta moda; la buena recepción que todo esto tenía en los “zurdos” del pueblo; las supuestas reuniones políticas que todos ellos mantendrían en la quinta de Nesprías, en las afueras del pueblo, entre otros hechos.
[6] María Antonieta Lebed, en el Juicio por Delitos de Lesa Humanidad, el 21 de septiembre de 2010, mencionó un nombre que ningún medio recogió: claramente expresó fue “Méndez quien inició todo”. ¿Quién es Méndez?, cabría muy bien preguntarse Ésta es una línea de investigación que habría que seguir si se quisiera realmente reconstruir la historia completa del Operativo Aráuz.
[7] Hasta el día de hoy, La Nueva Provincia publica puntualmente notas y noticias de Jacinto Aráuz enviadas por su corresponsal en esta población.
[8] El otro ministerio que le había tocado ala Marina después del golpe del 24 de marzo era el de Relaciones Exteriores y Culto.
[9] Ambos informes fueron integrados posteriormente ala Causa 482/76 que se les inició a Samprón y los otros tres secuestrados en octubre de 1976 sobre supuesta infracción ala Ley 20.840. También pueden consultarse en el archivo dela DIPPBA (hoy Archivo Provincial dela Memoria), localizado enLa Plata.
[10] Declaración del testigo Jorge Malán integrada a la causa sobre crímenes de lesa humanidad enla Subzona 14, reabierta en 2003, que culminó con el juicio oral de agosto-diciembre de 2010.
[11] Samuel Bertón y Luis Carlino, este último una víctima colateral del Operativo, no eran docentes del Instituto.
[12] Estela Estévez, Gustavo Brower de Konning, Gerardo Nansen, María Antonieta Lebed, Carlos Samprón, Ángel Julián Álvarez, Víctor Aldo Pozo Grados y Guillermo Quartucci.
[13] Ley 21.380: se aplicaba al personal docente de educación privada vinculado a actividades subversivas o disociadoras, sea preconizándolas o fomentándolas, con base en una información emanada de los organismos de seguridad, que revestía el carácter de “secreto militar”.
[14] Ramifications of the Bahía Blanca trial:
In July 1976, simultaneously with the arrests in Bahia Blanca, the principal and six or seven teachers of a state high school in the town of Jacinto Aráuz, in La Pampa province, some 300 kilometers from Bahia Blanca, were arrested and charged with “ideological infiltration” (“La Nueva Provincia”, Bahia Blanca, 7.19.76). Carlos Zamprón, principal of the high school, had held the job since October 1975, after having been fired from a similar job in a high school operated by the Universidad Nacional del Sur. He and three other high school teachers are still imprisoned in the Santa Rosa jail (Penal de Santa Rosa) in La Pampa province. (en http://foia.state.gov, Documento AR038B)
[15] Documento AR169.
[16] The information in this report is corroborated by a report from another Embassy contact who was a student inBahia Blanca in 1976.