Una rica experiencia con los menonitas


Una rica experiencia con los menonitas

Alumnos de la Escuela de Educación Superior Nº 12 participaron de un intercambio cerca de Guatraché.

“Es fácil y accesible poder conocer otras culturas, lo difícil es ser competente”.

La frase, casi a modo de conclusión, corresponde a un informe elaborado por 37 alumnos de 5º “B” y 6º “A” (turno mañana) de la Escuela de Educación Superior Nº 12, con sede en Sarmiento 1450, quienes participaron de un intercambio cultural en la colonia menonita Nueva Esperanza, ubicada a 35 kilómetros de Guatraché, al Este de la provincia de La Pampa.

La comunidad religiosa, liderada por Menno Simons allá por el año 1500, fue constantemente hostigada por su ideología y por ese motivo, según hacen constar en la evaluación los estudiantes, “su vida fue similar a la de un pueblo nómade”.

“Sufrieron persecuciones agravadas en Europa y fueron obligados a emigrar hacia países o lugares donde fueran aceptados. Algunos llegaron a América, instalándose en Canadá, para luego descender hacia América Latina (Méjico, Bolivia, Paraguay y Argentina)”, indica.

En nuestro país dieron muestra de sus primeros asentamientos en 1980 y dos años después adquirieron 10 mil hectáreas en los campos pampeanos que actualmente ocupan. Su autoridad máxima es el obispo quien, junto a los ministros, dictamina cambios, juicios o castigos.

El contingente local viajó en compañía de las profesoras Graciela Larrosa (Estudios Interculturales), Karina Brini (vicedirectora), Irene Seles (Portugués) y Lila Serfa (Historia).

Familia y trabajo

La experiencia de los alumnos bahienses fue tanto educativa como intercultural en una comunidad que le abrió sus puertas al turismo hace 9 años.

“Acostumbrados como estamos a la tecnología, fue todo un desafío enfrentarnos a una realidad completamente diferente, donde Internet y las redes sociales no se conocen. La sorpresa fue de gran magnitud al comienzo. Tienen muy instaurados dos pilares fundamentales: la familia y el trabajo”, explica el informe.

Los jóvenes, dependiendo del sexo, terminan sus estudios a los 12 o 14 años de edad y se inician en “el sacrificio más honrado: el trabajo, ya sea en las empresas o en la casa”.

“Al principio pensamos que aquella colonia se había quedado en el tiempo, pero lo cierto es que las industrias que ellos mismos construyeron son de buen rinde, tanto dentro como fuera de la comunidad”, señala.

La interacción de los chicos y los menonitas, en principio, fue aislada, aunque a mitad del viaje creció a partir de distintas entrevistas realizadas a los trabajadores y los dueños de metalúrgicas, queserías, zapaterías y carpinterías.

 

Fuente La Nueva Provincia

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