El arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, presidió la primera misa central en las puertas del santuario de San Cayetano en el barrio porteño de Liniers, donde participaron cientos de personas que sostenían espigas, estampitas y sus imágenes del Santo, compradas en alguno de los puestos instalados en los alrededores.
“El sacrificio de la vigilia, el madrugón y la distancia valen la pena porque la fe nos mantiene vivos, nos devuelve la vida”, sostuvo monseñor Poli durante la misa. “San Cayetano nos dice una vez más que tengan confianza y vuelvan a Jesús, el amigo fiel que soportó la cruz”, manifestó.
El arzobispo recordó además el mensaje del papa: “Francisco dice que busquen al que más lo necesita, que vayamos al encuentro de los más pobres sin preguntarles la religión” y pidió a los fieles que recen por el sumo pontífice.