Legislatura pampeana: de Verna a Jorge, de la ruptura a la tregua

Por Norberto G. Asquini

Desde 2003 se sancionan cada vez menos leyes. Las causas de esta “tendencia a la baja” se pueden encontrar en el “achatamiento” de los debates, en el perfil administrativo del Ejecutivo y en la disputa interna del PJ.

La Legislatura pampeana parece moverse, en los últimos años, al ritmo de la interna del Partido Justicialista. Si durante el primer mandato del gobernador Oscar Mario Jorge (2007-2011), cuando el mandatario estaba dentro de la Línea Plural, las voces de la oposición consideraban a la Cámara de Diputados como una mera “escribanía”, en su segundo mandato, a partir de 2011, la ruptura con el senador Carlos Verna convirtió a ese poder, en el que el vernismo es mayoría, desde un espacio de desestabilización del Ejecutivo -como lo consideran los jorgistas- o una institución que ha condicionado a la gestión provincial.

Confrontación y tregua.

¿Cuál es hoy la realidad de la Legislatura? En 2014, la tregua política entre las líneas internas del Partido Justicialista incide en el funcionamiento de la Cámara y moldea su accionar. El acuerdo entre los tres dirigentes centrales del peronismo pampeano, Jorge, Verna y Rubén Marín, ha aplacado los ánimos a través de la lista de unidad para los cargos partidarios y menguado, por ahora, la interna de cara a la sucesión de 2015. El vernismo frenó su ofensiva sobre el Ejecutivo y el bloque del Frepam, prendido en la estrategia de los plurales desde 2012, ha quedado en suspenso ante la nueva postura del bloque justicialista.

Hoy la actividad del Legislativo parece haberse calmado. Un escenario muy diferente al papel que jugó ese cuerpo durante los últimos años en el marco de la confrontación interna entre los vernistas y el gobernador Jorge. No hace mucho, la norma eran los cruces de declaraciones altisonantes, las acusaciones mutuas, los proyectos incómodos y cuasi opositores y las imposiciones de los plurales por un lado, y los vetos del mandatario por otro. La interna pareció darle una nueva dinámica al proceso legislativo en la provincia. Pero, ¿fue tan así?

 Dos dinámicas.

La dos veces vicegobernadora de la Provincia, Norma Durango, ha asistido en la última década como presidenta de la Cámara a dos tonos muy distintos de la vida legislativa pampeana. Durante el gobierno de Carlos Verna, ese cuerpo tuvo una dinámica muy diferente a la actual. Más allá de la feroz interna del PJ, durante el jorgismo, de 2007 a la actualidad, ha ido decayendo la actividad de ese cuerpo -medida en leyes sancionadas- y hasta los debates internos. De hecho, la función de la Cámara durante el mandato de Durango tomó otro cariz, siendo más protagonista a través de actividades de extensión, dándole un nuevo perfil a ese espacio. Y hasta su investidura tuvo que tomar otro rol: convertirse, por debajo, en mediadora entre las partes para que no se cortara el diálogo.

¿Cómo analizar esos dos momentos? Podemos medir el desempeño de las cuatro últimas legislaturas para dar cuenta de este fenómeno.

 La “refundación”.

En el último gobierno de Marín (1999-2003) ese poder mostró los rastros del desgaste de una década de gestión marinista, y de una administración que tuvo que afrontar la crisis de 2001-2002 afrontando las urgencias diarias. En ese período, se sancionaron 210 proyectos de ley, un promedio de 52 por año.

En 2003 asumió Verna como gobernador, lo que significó el cambio de administración dentro de la continuidad del gobierno justicialista. El nuevo mandatario se dio a la tarea de construir una nueva gestión con perfil propio, casi como una “refundación”. La Legislatura tuvo un bloque del PJ integrado por marinistas, pero que no obstaculizaron el desempeño del Ejecutivo -si bien no se produciría la ruptura hasta 2007-, dando cuenta del “verticalismo” que animó siempre a esa línea y hubo una relación de complementación entre el gobernador y la vice. Durante el mandato de Verna se aprobaron 314 leyes en cuatro años, un media de 78 por período parlamentario. De estas, 208 iniciativas, el 66 por ciento, fueron autoría del Ejecutivo. El período más prolífico en cuanto a proyectos.

El período jorgista.

¿Qué ocurrió durante el gobierno de Jorge? La diferencia ha sido notoria con respecto al gobierno de Verna. Los números estadísticos de la Legislatura indican que durante el primer mandato de Jorge se sancionaron 249 leyes, unas 62 iniciativas por año. De ese total, 139 fueron del Ejecutivo, el 55 por ciento. Mientras que en los dos primeros años de su segundo gobierno (2012-2013) se aprobaron 105, un promedio de 52 anuales. Y de éstas, apenas 47 fueron del Ejecutivo, el 44 por ciento.

Se puede analizar esta tendencia a la baja en la actividad legislativa desde distintas ópticas: pudo ser por la capacidad legislativa de los nuevos diputados, por el perfil administrativista de la gestión de Jorge en comparación con su antecesor, o un producto directo de la interna entre vernistas y jorgistas.

Menos debates.

Sobre el “achatamiento” legislativo algunos dirigentes con años en la función hablan de que ha decaído el nivel del debate. Las discusiones de las iniciativas se dan sobre todo en las reuniones de cada bloque antes que en las comisiones entre los representantes de los diferentes partidos. Las decisiones llegan a las comisiones, y a las sesiones, ya acordadas de antemano. También ha variado el nivel de politización, y hasta de confrontación ideológica, que era mucho más marcado en los años 90. Lo que sí varió fuertemente durante 2012-2013, fueron los alineamientos, pasándose de la dicotomía gobierno-oposición a la de vernismo-jorgismo.

Cabe preguntarse en este escenario si la fragmentación parlamentaria ha contribuido. No solo por la cantidad de bloques -cinco-, sino por la división al interior de cada fuerza (vernistas, marinistas y kirchneristas en el PJ; radicales, socialistas y fregenistas en el Frepam; y la ruptura del bloque de Comunidad Organizada en tres bancadas). Pero salvo en el período 2007-2011, la dispersión en la composición de la cámara ha sido la norma desde mediados de los 90.

El perfil “administrativista” de Jorge no parece haberle dado a la Legislatura un papel central en sus lineamientos políticos. Para abonar este párrafo, se puede observar que fue marcada la diferencia de producción de leyes entre Verna y el actual gobernador. Las iniciativas nacidas del Ejecutivo cayeron de 208 durante la gestión vernista, que fueron el 66 por ciento del total de proyectos sancionados entre 2003 y 2007, a 139 durante la jorgista, bajando al 55 por ciento de las aprobadas entre 2007 y 2011.

Otra vez, la interna.

Finalmente, hay que considerar en esta dinámica la relación Legislatura-Ejecutivo, y la división interna en el PJ que llevó a la pérdida de control legislativo por parte de Casa de Gobierno en los últimos años. En su momento, durante el gobierno de Verna, la disciplina parlamentaria del marinismo -una creación de Marín durante los 90- posibilitó la sanción de leyes sin mayores problemas. Por lo que se puede considerar que la baja en la cantidad de proyectos aprobados que se observa en los dos gobiernos jorgistas ha sido producto del progresivo deterioro de la relación con el vernismo, ya anunciada en el primer mandato con algunas resistencias por parte de determinados diputados y que se profundizó con la ruptura de 2012. Sin embargo, si bien el vernismo condicionó iniciativas del Ejecutivo entre 2012 y 2013, esto no significó la desestabilización lisa y llana. De hecho, el 44 por ciento de las leyes aprobadas fueron iniciativas enviadas por el Ejecutivo. Aunque lejos del 55 por ciento del período anterior.

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