“Castelli Inca”: Guillermo Herzel participó de la lectura escénica del nuevo libro de Edgar Morisoli.


Edgar Morisoli presentó anoche en el Teatro Español la puesta en escena de “El Mito en Armas o Anunciación de Castelli Inca”, el último libro del escritor, aún no editado. El espectáculo que contó con el aporte del escritor guatrachense Guillermo Herzel consistió en la lectura escénica de la obra además de la participación de músicos, bailarines y proyecciones de trabajos audiovisuales. 

Los músicos que participaron fueron Carlos Schulz en vientos, José Gabriel Santamarina en percusión, José Gerardo “Lalo” Molina en guitarra y Jorge “Mono” Fraile. Además, participó la bailarina Cintia Pérez y el artista visual Alejandro Urioste. La dirección y puesta en escena estuvo a cargo de Nadia Grandón, aunque para el último rubro colaboraron los artistas plásticos Juan Jorge Harb, Dini Calderón y Martha Arangoa. Los textos que anticipan “El Mito en Armas o Anunciación de Castelli Inca” fueron leídos por Hilda Alvarado, Armando Lagarejo , Guillermo Herzel y el propio Edgar Morisoli.

El escrito narra poéticamente una revolución aborigen gestada en el Alto Perú en 1812, uno de los movimientos emancipatorios más singulares, ya que fue protagonizado casi en su totalidad por indígenas y porque esos hombres, movilizados tras la idea de la liberación, estaban convocados por una consigna insólita y casi inexplicable: vuelve Castelli Inca.
El evento fue auspiciado por la Secretaría de Cultura y Extensión Universitaria de la Unlpam; la Facultad de Ciencias Humanas y el Instituto de Estudios Socio Históricos de esa Unidad Académica; la Subsecretaría de Cultura del Gobierno de La Pampa; la Secretaría de Cultura, Educación y Gestión Cultural de la Municipalidad de Santa Rosa; el Fondo Editorial Cooperativo “Editorial Voces” y la Cooperativa Popular de Electricidad; la Asociación de Escritores de La Pampa y la Asociación de Trabajadores del Estado.
(La Arena) 

Bicentenario de la Revolución de Huánuco (1812-2012) 
En el año 1812, en Huánuco, Perú, en plena comarca andina y al Noreste de Lima, estalla una de las revoluciones independentistas más singulares y profundas de todo el proceso de emancipación de América del Sur.

Hoy, con la puesta en escena del poema: “El mito en armas o Anunciación de Castelli Inca” (Rapsodia para un imaginario americano), de Edgar Morisoli, queremos celebrar el bicentenario de aquel estallido insurgente y justiciero, y rendir homenaje a sus protagonistas y conductores, los revolucionarios inmolados por la represión del Imperio Español, y sobre todo al pueblo alzado en armas, a las decenas de miles de indígenas que participaron en esa lucha a partir de Febrero de 1812, en un enfrentamiento más que desigual con el poder colonial y su formidable aparato bélico, dispuesto por el virrey Abascal.

¿Y por qué calificamos de singular a la revolución de Huánuco, entre todos los movimientos emancipatorios de nuestro continente?

Si exteriormente los preliminares se asemejan a otros procesos independentistas americanos (los criollos –allí mestizos– constituyen una Junta; desconocen la autoridad del virrey de Lima; proclaman la libertad, la igualdad, la abolición de los tributos y de la servidumbres), dos factores acen-túan los rasgos propios: la masiva participación de indígenas quechuas y aymaras en número que, según las fuentes, estuvo entre 10.000 y 15.000 hombres, y la movilización de esos contingentes tras una consigna inaudita hasta entonces, sorprendente e insólita: “¡Vuelve Castelli Inca! ¡Llega el Inca Castelli! ¡Regresa el Rey Castel, la tierra, el agua vuelven a ser nuestros!”

Es decir que el lema, la divisa oral, era un mito, una creación formidable del imaginario popular andino, porque al tiempo de la rebelión el verdadero Juan José Castelli, el miembro de la Primera Junta de Mayo, vencedor en Suipacha y derrotado en Huaqui, estaba en Buenos Aires, preso en la celda de un cuartel, sometido a un inicuo Juicio de Residencia, y ya enfermo del cáncer de lengua que, previa amputación (¡justo a él, que había sido el “orador de la Revolución”, con su célebre intervención en el Cabildo Abierto de Mayo!), lo llevaría a la muerte antes de finalizar el mismo año.

¿Cómo surgió, cómo se forjó ese mito de arrolladora potencia que galvanizó las conciencias y la acción de miles de hombres? ¿Qué factores, qué elementos y circunstancias históricas, venidos desde el fondo de una lucha de tres siglos contra el opresor español, cuajaron en el mito del Rey Castel, de Castelli Inca? Porque tan fuerte fue su presencia que devino certeza y los pueblos en armas, tras la toma de Huánuco y de Ambo, se aprestaron a recibir al Inca Castelli, a celebrarlo, a agasajarlo como símbolo y brazo ejecutor de una revolución no sólo independentista, sino liberadora en lo social, en lo económico, en lo cultural y en lo espiritual: lo que el pensamiento andino llama un PACHAKUTI.

El esperado Rey Castel no llegó nunca y acaso ni siquiera supo de los hechos de Huánuco, luchando como estaba contra la muerte y contra un juicio amañado por quienes habían detentado el poder tras el asesinato de Mariano Moreno.

La represión del virrey Abascal fue inmisericorde. Ganó Goliat y más de mil patriotas huanuqueños cayeron en los diversos combates. Los integrantes de la Junta fueron ajusticiados (horca, arcabuces, garrote vil) y por más de un siglo y medio se cerró el silencio y el olvido sobre la Revolución que un Mito puso en marcha.

¿Qué raíces nutrieron ese mito de Castelli Inca? El poema menciona la portentosa red de “agentes confidenciales” o secretos creada por Castelli y Monteagudo; la prensa revolucionaria que impresa en español, quechua o aymara era distribuida por esos mismos agentes o por algunos sacerdotes de distintas órdenes (agustinos, franciscanos) sumados al proyecto insurgente; y finalmente el monumental acto celebratorio del primer aniversario de la Revolución de Mayo (25/5/1811), que Castelli decidió realizar en el ámbito de mayor poder simbólico y resonancia espiritual de todo el espinazo andino: TIAHUANACO, con participación multitudinaria de los pueblos indígenas. Una gesta no sólo de próceres. Una gesta de pueblos. Un rescate. Una elegía. Una convocatoria porque “Cuando América despierta/difícil se vuelva a echar”. E. M.

Presentación: Hugo Francisco Rivella

Las voces: Hilda Alvarado, Armando Lagarejo, Guillermo Herzel y Edgar Morisoli.

Los músicos: José Gerardo “Lalo” Molina, Silvano Fuentes, Damián Gigena, “Mono” Fraile y José Gabriel Santamarina.

Videoarte: Alejandro Urioste

Plástica/escenografía: Marta Arangoa, Dini Calderón y Juan Jorge Harb

Danza: Cintia Pérez

Dirección y puesta en escena: Nadia Grandón

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1 Comentario

  1. comment-avatar
    sonia19 octubre, 2012 - 13:50

    muy bueno sigan así los felicito. un anecdota pasábamos noches enteras tomando mate en Alberti mate va mate viene con Guillermo y el negro un abraso a esos pioneros………..